Siempre es interesante notar como Simon-Pedro es un personaje muy importante en los evangelios (hasta tal punto que parece ser la mano derecha de Jesús) y de repente desaparece tanto su figura como su influencia en la inmediata vida Cristiana post-Jesús.
El lugar de Pedro como líder y máxima figura de los seguidores de Cristo, parece ser sustituida por en no menos polémico Pablo de Tarso.
Pero este “anonimato” de Pedro desaparece con el inicio del “Cristianismo Católico” y Pedro es “resucitado” pasando a ser el primer sumo pontífice de Roma y la “piedra” angular de la iglesia.
Veremos algunos artículos sobre este esquivo Pedro los cuales no serán tan abundantes como los de su colega (y casi archienemigo) Pablo debido a una probable manipulación de su figura por los copistas bíblicos posteriores.
Inclusive veremos en el enorme misterio y manipulación que existe sobre su nombre (del cual muy pocos creyentes conocen) e investigando un poquitín al respecto, podríamos llegar a conclusiones muy interesantes y reveladoras.
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El Nuevo Testamento cita a seis personajes que llevan el nombre de Simón (en hebreo Simeón); éstos son mencionados a lo largo de los Evangelios y son diferentes a aquellos que llevan el mismo patronímico y que se pueden encontrar en el curso de la lectura del conjunto. Son seis nombres que aparecen en el seno de la larga lista de los vocablos usados por los apóstoles, unas veces como nombre real, otras como sobrenombre. Esto es muy común entre los judíos de esa época.
Descartaremos en primer lugar a Simón el Leproso, cuya morada está en Betania (Marcos 14,3 y Mateo 26,6). Es, probablemente, el padre de Lázaro (en realidad llamado Eleazar), de Marta y de María (probablemente primas de Jesús), y fue en su casa donde tuvo lugar la célebre escena de la unción misteriosa. Es asimismo en su casa donde Jesús se oculta cuando no reside en Jerusalén. Recordemos que Jesús nunca pasó una noche en Jerusalén, según lo que nos dicen los Evangelios.
A continuación tenemos al apóstol Simón, al que encontraremos con sobrenombres muy diversos, y al que actualmente se le conoce como Simón-Pedro. Es el Simón Cefas, o más exactamente, en hebreo correcto, Képha. Esta palabra significa roca, aguja de piedra (Sander, Diccionario rabínico). De donde sale piedra (Pedro).
Hay asimismo un nombre que se le aproxima mucho, que ha podido permitir establecer un juego de palabras fácil, y que le sigue de muy cerca en los diversos diccionarios hebreos. Es la palabra kipahá, que designa a una rama de palmera. En el simbolismo mesiánico antiguo, éste era el símbolo mismo del movimiento: es la célebre rama de Isaí (algunas Biblias utilizan el nombre de Jessé).
Isaías, 11,1
1 Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces.
Levítico, 23, 40
40 Y tomaréis el primer día ramas con fruto de árbol hermoso, ramas de palmeras, ramas de árboles frondosos, y sauces de los arroyos, y os regocijaréis delante de Jehová vuestro Dios por siete días.
Así pues, el célebre juego de palabras:
“que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia…” (Mateo 16,18) no es una traducción correcta del pensamiento que presidió el enunciado primitivo. Hay que leer:
“Tú eres képha (roca), y de ti haré kipahá (la rama de palmera, símbolo de victoria)...”
Pero de la tradición oral hebraica, al pasar a la versión griega escrita, luego de la griega al latín, después a las lenguas vulgares, el sentido esotérico primitivo se ha alterado considerablemente.
Observaremos, por otra parte, que no es Jesús quien da a Simón el sobrenombre de piedra (Képha). Éste lo tenía ya:
Mateo, 4, 18
18 Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores.
Podemos asumir que el sobrenombre de “roca” no es Jesús quien se lo asigna por primera vez a “Pedro”, como pueden creer equivocadamente muchos Creyentes Cristianos.
Este mismo Simón Képha era de Betsaida (Juan 1,44), pero tenía su casa en Cafamaúm (Marcos 1,21; 29). No hay en ello, necesariamente, una contradicción. Es el hermano de Andrés (Juan 1,40).
Pero lo más impactante para el Cristiano común es que Pedro es hijo de María, y el hermano de Jesús, de Santiago, de José y de Judas:
Mateo 13,55
55 ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas?
¿Simon-Pedro hermano de Jesús?... es bastante probable. Pero es muy importante también establecer que según ese versículo es hermano de Jacobo (también llamado Santiago).
Es un gran pecador, y no un pescador que maneja la red y captura peces en el lago de Genezaret. Es un pecador, con todo el sentido moral del término:
Lucas 5,8
8 Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador.
Le llaman “hijo de Jonás”:
Juan 21,15
15 Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos?...
Ya veremos que todos estos calificativos para con Simón-Pedro no son más que sobrenombres.
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Los escribas anónimos de lengua griega que, basándose en una tradición oral, transcribieron los textos evangélicos en el siglo IV, no entendían (ni leían) el hebreo. Es fácil constatarlo. Olvidaron (o ignoraron) que una lengua, en una época dada, se compone de las aportaciones de lenguajes más antiguos. En el inglés moderno hay palabras que proceden directamente del francés antiguo, que han llegado a él canalizadas por la invasión normanda. Y en el francés moderno hay palabras que le fueron legadas por los mercenarios ingleses de la guerra de los Cien Años, y que provienen directamente del viejo sustrato germano-sajón. Lo mismo sucedió con el hebreo. El sumerio, el asirio y el arameo, e incluso el antiguo acadio, dejaron numerosas aportaciones en el hebreo clásico.
Nuestros escribas griegos del siglo IV hicieron, de una vieja palabra acadia, barjonna, un calificativo familiar, y transcribieron: “Simón-bar-Jonás”, es decir. Simón, hijo de Jonás, lo cual contradice a todos los otros pasajes evangélicos, donde se le llama hijo de Zebedeo. Véase Mateo 10,2; 26,37; Marcos 1,19-20; 3,17; 10,35; Lucas 5,10; Juan 21,2. (Recordemos que Simon-Pedro es hermano de Jacobo: Mateo 13,55)
Ahora bien, en acadio y arameo barjonna significa fuera de la ley, anarquista. Este calificativo viene subrayado por la confesión de Simón-Pedro: “Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador…” (Lucas 5,8) Pero todavía lo es más por las otras denominaciones que acompañan a este nombre de Simón a lo largo de los Evangelios.
No ignoramos que algunos comentaristas han querido ver en Joná una abreviatura de Johannes. Pero, si buscamos con cuidado, jamás se encontrará Jona o Jonás como abreviatura de Johannes.
En cambio, la fuente de barjonna (en acadio y en arameo: “fuera de la ley, anarquista”) posee sólidos fundamentos. Robert Eisler, en su libro Jésous bassileus ou basileusas (1929), pág. 67, nos dice que, según Elieser-ben-Jehuda, en su obra Thesaurus totius habraitatis, tomo II, pág. 623, ése es exactamente el significado de dicha palabra. En su Aramaisch neuhebraisches Wórterbuch (1922, pág. 65a, 2.a edición), G. Dalman nos dice lo mismo.
Probablemente el texto copto del Evangelio de los Doce Apóstoles, en su segundo fragmento, transcribe Bariona, y no Bar-Jonás.
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Y ahora veamos las diversas confirmaciones, en los mismos Evangelios canónicos.
Hay, entre los Doce, un tal Simón el Zelota. Ese término es griego, y, en efecto, zelotes significa celoso, fanático, celador. Sabemos por Flavio Josefo, tanto en sus Guerras de Judea como en sus Antigüedades judaicas, que la palabra zelotés era utilizada para designar a los sicarios, terroristas judíos armados con la sica, puñal curvo con el que destripaban a sus adversarios.
Ahora bien, Simón el Zelota es hermano de Jesús, como Simón Képha. Lo citan Lucas y los Hechos:
Lucas 6,15
15 Mateo, Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, Simón llamado Zelote,
Hechos 1,13
13 Y entrados, subieron al aposento alto, donde moraban Pedro y Jacobo, Juan, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas hermano de Jacobo.
Sin duda en esas dos citas se habla de dos hombres que responden al nombre de Simón. Se demostrará que ambos no eran sino un único y mismo individuo. Porque sería muy sorprendente que Simón el anarquista, la roca, el “fuera-de-la-ley”, fuese un hombre distinto a Simón, el sicario, el zelota. Y si esto fuera así, sería todavía más grave, ya que nos hallaríamos en presencia de la prueba absoluta de que Jesús no reclutaba a sus gentes sino en dichos ambientes y de muy baja calaña.
Tenemos a continuación a un cierto Simón el Cananeo (también llamado Cananita o Cananista). Simón el Cananeo aparece citado en Marcos:
Marcos 3,18
18 a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el cananista,
Según observa Osear Cullmann en su libro Saint Fierre, apotre, disciple el martyr, (Neuchátel, 1952), es el mismo que el Zelota, y esto no tiene nada que ver con la tierra de Canaán. En efecto, en hebreo la palabra kana significa celoso, fanático, apasionado. Es el equivalente al zelotés griego.
Simón el Cananista aparece citado en Marcos (3,18); pero en el pueblo de Cana (o, más exactamente, Kaná) es donde se reunían los zelotas o sicarios (Juan 2,1; 4,46; 21,2). Era también la patria de Natanael (Juan 21,1 y 1,46.)
Ahora nos encontramos con un tal Simón Iscariote. Lo cita Juan (6,70) como el padre de Judas Iscariote:
Juan 6,71
71 Hablaba de Judas Iscariote, hijo de Simón; porque éste era el que le iba a entregar, y era uno de los doce.
(Muchas otras versiones Bíblicas dicen: “…Judas, hijo de Simón Iscariote…”; e inclusive la versión griega: “…τον ιουδαν σιμωνος ισκαριωτην…”
Juan 12,4
4 Y dijo uno de sus discípulos, Judas Iscariote hijo de Simón, el que le había de entregar
En ciertos manuscritos se habla también de Simón Iscariote. Por ejemplo, en el utilizado por san Jerónimo para su Vulgata latina, versión oficial de la Iglesia católica:
lohanem, 6, 72
“dicebat autem Iudam Simonis Scariotis hic enim erat traditurus eum cum esset unus ex duodecim”
La versión protestante sinodal de 1926 traduce asimismo Simón Iscariote.
Se ha pretendido hacer derivar el nombre de Iscariote de una aldea denominada Karioth. Judas y Simón serían “hombres (en hebreo: ish) de Karioth”. Pero esa traducción es muy “discutible. En efecto, en la época mesianista no aparece citado entre los autores antiguos ningún pueblo que se llame así. De hecho, Judas y su padre Simón son los hombres (en hebreo: ish) de la sica, el terrible puñal de los sicarios, y que les dio su nombre: ishi-karioth.
Y, por otra parte, ¿cómo sostener que Simón y Judas, su hijo, podían ser de un pueblo llamado Karioth, cuando se nos había precisado en otro lugar que la morada de Simón y de Andrés (su hermano), morada común, y por lo tanto familiar, se hallaba en Cafarnaúm?
“Llegaron a Cafamaúm...” (Marcos 1,21) [y] “Al salir de la sinagoga fueron con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama...” (Marcos 29-30.)
Por último, ese Judas, hijo de Simón el Zelota, es también calificado así en un apócrifo etíope, el Testamento en Galilea de Nuestro Señor Jesucristo, en el capítulo II, versículo 12:
“Nosotros, Juan, Tomás, Pedro, Andrés, Santiago, Felipe, Bartolomé, Mateo, Natanael, y Judas Zelota...”.
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Por todas estas razones Amigos Creyentes Cristianos Lectores, basándonos en los versículos que se han citado cuidadosamente. Simón “la Piedra”, Simón “el Zelota”, Simón “el Cananeo”, Simón Iscariote, son una sola y única persona, que es Simón el Anarquista, Simón el fuera de la ley (barjonna).
Podemos verificar que es el hermano de Jesús, de lo que dan fe los versículos citados. Es el padre de Judas Iscariote, y es uno de los hijos de María, como lo dicen los mismos pasajes. Y a este título, es el sucesor de ese mismo Jesús en la estirpe davídica, y a ese mismo título se convertirá, de kepha (hombre de las rocas, fuera de la ley), en kipahu, o sea, en “vástago” de Jessé, en su puesto y su cargo, a su muerte.
Amigo lector Creyente… ¿Cómo concluir otra cosa si esto es lo que señalan inequívocamente las mismas escrituras cristianas?
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Fuentes:
- M. Grant, Saint Peter (Weidenfeld & Nicolson,1994)
- Robert Eisler, Jésous bassileus ou basileusas (1929),
- Karen Armstrong, A History of Jerusalem (Harper Collins, 1999)
- G. Dalman, Aramaisch neuhebraisches Wórterbuch (1922)
- R. Ambelain, Jésus ou le Mortel secret des Templiers, 1970
- Cullmann, Oscar (1962). Peter: Disciple, Apostle, Martyr
- Elieser-ben-Jehuda, Thesaurus totius habraitatis, II
- Alan Hall, The History of the Papacy (PRC, 1998)
- Osear Cullmann, Saint Fierre, apotre, disciple el martyr, (1952)
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Ver: Jesús no Existió. Introducción.
Ver Artículos sobre: Jesús
Ver Sección: Análisis Bíblico.
“La verdad no tiene hora, es de todos los tiempos, precisamente cuando nos parece inoportuna” A. Schweitzer