Nota Inicial:
La presente publicación fue escrita y elaborada por un colaborador y amable lector de este Blog. Este artículo NO fue escrito por el habitual escritor y responsable de este sitio Noé Molina. (*)
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Señores creyentes, sí, nosotros hemos escogidos ser ateos en el uso de la razón como homo sapiens que somos. En cambio en un primer momento nos impusieron el denominado dogma del catolicismo y su machacona fe. Hoy queremos apostatar y no es posible porque unos señores dicen que NO (o aquello de “tú te callas”), pues resulta que las leyes les amparan por ser ellos lo que son, etc., pero tampoco nos pueden obligar a ser católicos como en el pasado a pesar de que no nos dejen apostatar. En relación con este tema e insistiendo por haber querido apostatar y habiéndome puesto tantas trabas lo comento. Pensando sobre el tema llego a la conclusión de que sí, son ya muchas las personas que lo han conseguido, ¿pero de verdad creen que han apostatado? Veamos. Dicen que ponen en el margen del libro en cuestión un aviso de “apostatado” o algo así, ¿pero el interesado ha podido constatar esa observación en el tal libro? NO, ha recibido un papel y ahí queda todo encerrado. En realidad tendrían que el interesado ver la página en cuestión y después ver borrado su nombre, los de los padres e igualmente los de los padrinos con rotulador negro. Pero aún recibiendo ese papel comunicando de que ha sido dado de baja, nos salen los asiduos creyentes diciéndonos que por mucho que queríamos apostatar el acto de haber recibido el bautismo (obligatoriamente y sin nuestro consentimiento) es indisoluble, es un dogma o sea, para siempre. Pero le respondemos que desde entonces nos hemos lavado la cabeza miles de veces con lo cual ha perdido los efectos. Bien, ellos no quieren entenderlo, pero es ahí que les decimos. Los primates, chimpancés, gorilas, etc. tienen el mismo DNA, equivalente a un 97, 98 % igual que nosotros los humanos por lo que son nuestros primos no tan lejanos, y eso no se puede borrar y el bautismo sí lavándose la cabeza, o borandonos de los libros en todo caso…, con lo cual tú amigo creyente eres una evolución como toda la raza humana y resulta que eso no lo entendéis y no es correctos, por lo que de todas las maneras no dejáis de ser descendientes de primates. Bueno allá vosotros.
No creemos en nada de esas cosas que vosotros los creyentes dicen que traen la paz y la alegría. Ni siquiera concebimos que el ser feliz y vivir en paz se tenga que adquirir en esos absurdos en que vosotros llegáis a creer, e imponer, que es lo peor, pues toda persona tiene derecho a tener sus propios conceptos y opiniones.
Cuando nos levantamos por las mañanas no damos gracias a la ley de la atracción de los cuerpos, pero sí que una vez más esa misma ley garantiza que nuestras babuchas se mantengan en el suelo, al lado de la cama.
Tampoco oramos ni damos gracias al supuesto dios para que el agua se caliente por convención, dejando nuestro café calentito por igual. Al entrar en el ordenador tampoco oramos por la atracción de los apuestos y repulsión de los iguales que permite que la electricidad de vida a esa u otras máquinas.
Cuando salimos de casa, no nos admiramos con la maravilla de la fricción del rodamiento al ser menor que el deslizamiento. Ese mismo que garantiza que nuestro coche o autobús consiga hacer la curva por las calles de la ciudad.
Durante el día no damos nuestros testimonios a los amigos de cual perfecta fue la irradiación durante el trayecto en el transporte, que permitió que la luz del sol iluminase todo nuestro camino hasta llegar al trabajo.
Obviamente, cuando vamos a dormir no oramos para que la situación de la Tierra permita que el sol solamente nazca por la mañana, cuando ya estemos descansados.
Por supuesto, los domingos y “festivos de guardar” no vamos a la iglesia a repetir decenas de veces lo que la Naturaleza ha sido con nosotros y ¡no nos abandona nunca!
¿Por qué no hacemos con nuestras creencias lo mismo que ustedes hacen con las vuestras? ¿O va a resultar que nuestra determinada “fe” es tan grande que nosotros no tenemos la necesidad de estar constantemente repitiendo aquellas cosas en las cuales creemos? ¿O será que no tenemos que con-vencernos de que ellas no son fantasías absurdas como son las vuestras?
¿Qué os parece a vosotros estas simples preguntas que exponemos y pudieran ser muchas más, pero que al buen entendedor…, aunque dudamos que todos los seáis?
Posiblemente responderéis sobre algunos de esos dogmas, misterios, fe, que siempre tenéis a mano y con los cuales acostumbráis a “impresionarnos” o salís por “peteneras”. Ya que no es posible echar mano de las amenazas de tiempos pretéritos, aunque sí de que iremos al “infierno” como han testificado y continúan testificando los dictadores del Vaticano.
Los razonamientos nos confirman que es totalmente correcto que la mayor parte de los creyentes hacéis esos tipos de cosas para engañaros vosotros mismos, y consecuentemente refuerza vuestra fe. Es eso lo que exactamente hacéis. Algunos vais a las iglesias semanalmente y os ponéis a adorar un muñeco de yeso, madrea, hasta de plástico y papel, como son las estampitas… Ahí si habéis conquistado algo propio, lo atribuís a aquellos que llamáis “milagros” por intermedio de ese determinado dios o algunos de otros miembros de la extensa corte celestial. Ya hemos escuchado a muchos creyentes decir que “su dios” ha hablado con él, o ella… Esa es la prueba contundente de que la mentira ya se ha vuelto “verdad” para los ciudadanos que lo han manifestado. Ellos se les ponen entre ceja y ceja de que “dios” existe, lo repite hasta la saciedad, hacen fuerzas supremas para creer en aquello que son sus verdades… ¡y ya está! Después de un tiempo para ellos su “dios” es tan real, auténtico como el darle al interruptor de la luz.
Es pues cierto que vosotros los creyentes al hacer esas cosas, el de repetir siempre lo mismo de que vuestro “dios” existe ya que cuanto más rezáis y vayáis a las iglesias, más y más ese “dios” se vuelve una “auténtica realidad”.
Los seres humanos al ser todos iguales en relación a la evolución que hemos tenido a lo largo de millones de años en este sentido somos muy diferentes. Podríamos empezar diciendo que nosotros creemos en la evolución mientras ellos creen en la creación o en ese “diseño” que hace ya un tiempo se han sacado del bolsillo, la biblia o algún libro desenterrado en algún remoto convento.
Somos los ateos unos hombres y mujeres bastante felices dentro de ese “valle de lágrimas” que tanto gustan predicar, pero que la realidad es el sistema que nos ha tocado vivir. No nos pasa por la imaginación de que alguien pueda ser más dichoso (o normal) que nosotros solo por el hecho de ser “protegido” por esa abstracción que denominan fe. Pero, ¿fe de qué? ¿En lo desconocido? ¿En lo incognito? ¿En lo misterioso y absurdo? No se entiende…, por eso es un auténtico “¡misterio!”, a empezar por la denominada “trinidad”.
Al final, ¿qué especie de confort es ese dado por la duda? Sí, rotundamente por la duda, al final, según dicen, ¡hasta el propio personaje de Jesús, dudó! ¿Os creéis más perfecto que él que era el “propio dios”? Admítanlo, en cierto momento de “flaqueza” no hay sistema religioso ni ninguna fe que os pueda aguantar hacer al menos en un momento de lucidez una critica, aunque para vosotros eso equivale a “un pecado de pensamiento…”
¿Y esa historia de la vida eterna…? ¿Vosotros lo creéis o apenas os gusta que eso fuese verdad? ¡Déjense de ilusiones, coño! Vivan la vida, esa es la única que todo ser humano tiene, y de la mejor manera posible sin perjudicar ni engañar al prójimo. No seáis rehenes de “promesas confortables” dichas por antepasados de hace 2, 4, o 5 mil años. Y sobre las historias bíblicas, ¿vosotros igual-mente las creeríais si estas hubiesen sido insertadas en algunas otras obras literarias?
Para encerrar esta misiva, aún deciros que seáis felices siendo vosotros mismos. Dejen de evaluar a las personas, empezando por los libres pensadores y ateos, por los padrones morales fosilizados y prescritos en esos libros sagrados. Actúen con vuestras propias nociones de justicia y libertades en el respeto a las leyes y por la libertad de los ciudadanos.
La vida no será ni más ni menos bella. Será, eso sí, más real, más vuestras… Será la nueva vida, la única, y esperemos que consigáis ser tan felices como nosotros, a pesar de cómo predicáis: “esto es un valle de lágrimas”, por eso mismo, no hagáis que los pueblos lloren.
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(*) Nota Final:
El autor de esta publicación es "Zerimar Ilosit", fiel seguidor y colaborador de este Blog; quien amablemente me solicitó el compartir este artículo con el resto de los lectores; y al no estar en contra de la filosofía del Blog, es un honor para mí el poder publicarlo.
Ver:
Buenas Razones para No Creer
(Colaboración)
Ver:
Los "Milagros" de Jesús
(Colaboración)
El Misterio de la Trinidad
(Colaboración)
Ver:
Ateísmo… ¿Eso qué es?
(Colaboración)
Ver:
Quien es Dios?
Ver:
¿Existió Jesús?
¡Claro, existieron muchos!
Ver:
Top 10 “Metidas de Pata” de la Biblia.
Ver:
Top 10 Características Indeseables de Dios.
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"Yo no creo en nada. Para mí la fe es algo tan odioso como lo es pecado para los creyentes. El que sabe, no puede creer. El que cree, no puede saber. El término "fe ciega" es una redundancia, pues la fe es siempre ciega"
Ernest Bornemann