El presente artículo fue escrito por un colaborador y amable lector de este Blog. Este artículo NO fue escrito por el habitual escritor y responsable de este sitio Noé Molina. (1)
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La Palabra
¿Y si religión y ciencia en realidad se complementan?
Existe una condición humana que nadie puede negar y es la búsqueda del conocimiento; una vez que un niño aprende a hablar comienza una interminable cadena de “¿por qué…?” que abarca desde asuntos sencillos hasta los más complicados o incómodos. Pero el niño entiende también el poder de las palabras y en consecuencia la forma de usarlas –y manipularlas- a su conveniencia; se da cuenta de que con las palabras adecuadas puede evadir una responsabilidad o bien convertirse en el centro de atención. Las palabras se convierten en poder. Sucede entonces que quien tiene las palabras adecuadas tiene la razón.
Es entonces cuando esa búsqueda del conocimiento se convierte en un arma de doble filo pues al encontrar quien tiene respuestas nos reunimos en torno a quien las tiene para aprender de él pero si no las tiene o nos convence vamos a buscarlas a otro lado y es ahí donde se manifiesta otra condición humana: LA RESPUESTA SOLO SERÁ VALIDA SI NOS CONVENCE Y POR LO TANTO CREEREMOS EN ÉSTA HASTA QUE NOS CONVENZAN DE LO CONTRARIO. Hasta aquí parecería que todo esta muy claro y no habría razones para discutir pero ¿Qué creen? ¡¡¡si las hay!!! Y es que “la letras chiquitas” están precisamente en que solo creemos en lo que nos convence, o sea lo que nos conviene o se adapta a nuestra realidad.
A Henry Lacordaire se le atribuye una frase:
“Después de la palabra, el silencio es el segundo poder del mundo”
Pero aceptémoslo, pocos o nadie le pone atención a quien esta callado y mucho menos se le concede poder a menos que demuestre que tiene una respuesta pero ésta debe ser acorde a lo que esperamos.
Francis Bacon, uno de los padres del pensamiento científico moderno, se le atribuye la frase:
“El conocimiento es poder”
Poder según la Real Academia de la Lengua Española es:
“Tener expedita la facultad o potencia de hacer algo”
Pero ¿para que sirve el poder si no se ejerce? Y es cuando aparece otra innegable condición humana:
“SI ALGO ES BUENO Y MUCHO LO QUIERO PARA QUIENES SON CERCANOS A MI PERO SI ES BUENO Y ES POCO LO QUIERO SOLO PARA MI”
Con lo anterior en mente, dejemos por un momento este mundo de tecnología y tratemos de ubicarnos en uno donde no estábamos en la cima de la cadena alimenticia. No tenemos las herramientas que otras especies tiene para sobrevivir ¿garras, colmillos, pelaje abrigador? ¿Velocidad, agilidad, extremidades fuertes? Nada que esté al nivel de otros habitantes de ese mundo. Tampoco somos una especie que se reproduce y puede ser independiente muy rápido así que parecería que la única opción que hay es mantenerse unidos o la extinción. Es ahí, creo, donde los primeros hombres modernos –ya sea por creación o evolución- descubren una pequeña capacidad que los puede hacer sobrevivir en ese mundo donde tienen tantas desventajas. LA CAPACIDAD DE RAZONAR Y APRENDER. Pero el mundo del que hablamos sigue siendo el mismo, seguimos en las mismas desventajas pero ahora la supervivencia no depende solo de estar en grupo sino estar en el grupo indicado, en ese que tengan las respuestas y el conocimiento.
Seguimos hablando de un mundo en el que si bien el proceso de nacimiento es el mismo que hoy tenemos pero que ni remotamente se tenían las instalaciones, equipos, conocimientos, medicamentos, etc para asistir a una mujer embarazada desde la gestación hasta el parto –quizá aunque el método de procreación es el mismo no se tenía una idea de ello entonces- solo como referencia de 1990 a 2015 la mortalidad materna se redujo un 44% para tener, en promedio, 216 defunciones maternas por 100,000 nacimientos vivos ¿cuál sería la mortalidad en ese entonces?
“Los dichos de los viejitos son evangelios chiquitos” –dice un dicho popular- Seguimos en ese mundo en el que todo son preguntas y ninguna la respuesta; mundo en el que la única fuente de conocimiento es la persona de mayor edad y por consiguiente mayor experiencia ¿Por qué sale el sol? ¿Por qué llueve? ¿Dónde hay que pegarle a una bestia para que muera? ¿Por qué al regresar hay otras vez plantas y frutos?... imaginemos todas las preguntas de cosas que hoy tienen sustento en un mundo en el que ni siquiera el lenguaje como tal estaba formado. Mundo en el que ni siquiera el concepto del tiempo esta definido quizá porque era un medio en el que llegar al fin del día ya era un logro.
El libro del Génesis habla de una creación del mundo en 7 días pero ni los más férreos defensores se han puesto de acuerdo en “cuanto duraban esos días” ¿qué concepción del tiempo –si es que la tenían- era la de esos primeros hombres?
Hoy tenemos las Ciencias Sociales y otras ramas del conocimiento que explican el comportamiento humano pero en ese entonces nada de eso había, salvo el “entender” que en grupo se tienen más oportunidades de vivir. ¿Qué le sucedería a quien entonces no estuviese de acuerdo? básicamente lo mismo que le sucedería hoy:
1.- Impone su punto de vista y con ello se convertía en líder.
2.- Impone su punto de vista parcialmente, convence algunos y se divide el grupo.
3.- No impone su punto de vista y tiene que abandonar el grupo.
4.- Tiene que “aceptar” el punto de vista, aunque sea contrario a lo que crea pero con ello se mantiene dentro del grupo.
Solo que entonces no había razones ni argumentos; hoy el “PORQUE LO DIGO YO” sigue siendo muy efectivo cuando a las preguntas de un niño no se tienen la respuesta o no –creemos- que sea adecuada para ese momento sigamos imaginando ese mundo sin conocimiento. En un escenario así, cuando lo que sobran son dudas y temor, un “PODER SUPERIOR” es la respuesta ideal para todo y por todo, al menos mientras aparece otra.
- ¿Por qué llueve?
- ¡¡¡POR QUE ÉL QUIERE!!!
- ¿Por qué no ha llovido?
- ¡¡¡PORQUE ÉL NO QUIERE!!! Esta molesto con nosotros y hay que contentarlo.
Ahí también aparece otra de las muchas condiciones humanas que tenemos. Si la palabra es poder y el conocimiento es poder resulta que el poder no es para todos es solo para algunos que son ELEGIDOS y quien mejor para hacerlo que un Poder Superior al que no se puede cuestionar. Resulta también que esos “elegidos” a través de la sangre pueden ceder a sus hijos ese poder. Una frase en latín dice:
«A Deo rex, a rege lex» ("De Dios el rey, del rey la ley")
Es una frase del absolutismo monárquico donde se decía que el poder procedía directamente de Dios y si no somos quien para cuestionar a Dios pues menos a quien Él les concedió el poder. ¿cómo se los concedió? Muy fácil hablando, desde luego en privado, con ellos. No es de extrañarnos que una frase como: “Y Dios dijo…” aparezca en la mayoría de las religiones –si es que no en todas- pero en cosas más terrenales seguramente todos hemos escuchado cuando alguien “da su palabra” para sustentar un trato o un dicho; a nivel legal existe lo que se llama un “CONTRATO VERBAL” que no es más que un acuerdo al que se llegó “de palabra” entre dos o mas partes. La palabra –y el conocimiento- hoy y siempre esta ligada al poder y como ya hemos visto éste no es para todos.
Casualmente, la ciencia y la religión han tenido que marchar si no de la mano, sí en un sentido similar; y sobre ese camino han tenido que adaptarse para vivir en armonía completa o en una sana convivencia. Quienes usaron como respuesta al PODER SUPERIOR, quizá, tuvieron el tiempo suficiente para que con base a la experiencia propia y ajena comenzar a descubrir los secretos de un mundo en donde no había más que preguntas y nada de respuestas; en el último de los casos sabían que podían volver a mencionar al PODER SUPERIOR y todos quedarían, al menos por un tiempo, sin dudas.
En cada gran paso de la humanidad, religión y ciencia han tenido que completar la versión conforme se adquirían conocimientos. Hoy todo niño sabe que de una semilla en condiciones determinadas surge una planta –en México es clásico ver a los niños de primaria con el frasco de vidrio con algodón y una semilla de frijol que ya germinó como ejercicio académico- pero en el neolítico, al entender el paso de semilla a fruto fue determinante para que el hombre pudiese establecerse y comenzar lo que hoy conocemos como civilización.
No es de extrañarnos tampoco que la mancuerna hecha en religión y poder controlase el acceso a la información.
Muchos de los grandes científicos de la historia pertenecieron a órdenes religiosas; solo por citar algunos:
1. Thierry de Chartres, clérigo francés, autor del Heptateuchon, gran enciclopedia sobre las siete artes liberales (aritmética, geometría, música, astronomía, gramática, retórica y lógica).
2. Roberto Grosseteste, obispo y franciscano inglés, erudito en casi todos los ámbitos del saber de su época.
3. San Alberto Magno, dominico alemán, teólogo, filósofo, geógrafo, químico, etc.; descubridor del arsénico.
4. Roger Bacon, franciscano inglés, precursor del moderno método científico.
5. Jean Buridan, clérigo francés, precursor de la mecánica de Newton por medio de su noción del impulso
6. Nicolás Oresme también clérigo francés, matemático, físico, astrónomo, filósofo, teólogo, economista; descubridor de la refracción atmosférica de la luz.
7. Nicolás Copérnico, canónigo polaco, padre de la astronomía moderna por medio de su teoría heliocéntrica.
8. Francesco Maria Grimaldi, jesuita italiano, descubridor de la difracción de la luz.
9. Giovanni Battista Riccioli otro jesuita italiano, autor del Almagestum novum, una muy influyente enciclopedia científica; primero en medir la aceleración de los cuerpos en caída libre.
10. Athanasius Kircher, jesuita alemán, “maestro de cien artes”, padre de la egiptología, refutador de la alquimia.
11. Beato Nicolás Steno (1638-1686), obispo misionero danés, padre de la geología y anatomista.
12. Ruder Boskovic, jesuita croata, padre de la física atómica; influyó en las obras de Faraday, Kelvin, Einstein, etc.
13. Gregor Mendel (1822-1884), agustino austríaco, padre de la genética por su descubrimiento de las leyes de la herencia (hoy conocidas como “leyes de Mendel”).
14. Georges Lemaitre (1894-1966), sacerdote belga, padre de la cosmología moderna por medio de su teoría del “huevo cósmico” (hoy conocida como Big Bang).
Paradójicamente donde parecería que el único libro que hay es La Biblia, fue ella el centro donde se desarrollaron no solo las artes sino también la ciencia. Incluso en la ficción pareja parece complementarse más que distanciarse. En “El Conde de Montecristo” (Alejandro Dumas, 1844) se forma un fuerte lazo de amistad que se convierte en una relación de maestro y alumno en la que ambos salen beneficiados: el “Abate Faria” (sacerdote y erudito italiano) enseña a “Edmundo Dantes” (un brillante marinero pero completamente ignorante en otras ramas del conocimiento) todo lo que sabe a cambio de que lo ayude a excavar un túnel con el que espera escapar.
En el mundo real las cosas no han cambiado mucho, al final todo se trata de sobrevivir y los científicos que mencioné debieron buscar un punto de equilibrio entre lo que creían y lo que debían creer para mantenerse en los sitios donde pudieran desarrollarse.
¿Qué hubiese sucedido si Gutemberg hubiese decidido imprimir un libro distinto a La Biblia? Recordemos que hasta entonces los libros eran reproducidos a mano por –una vez más la religión esta presente- monjes copistas y a partir de ahí se abre, si no una puerta al menos una “rendijita” por la cual el conocimiento puede ser más accesible a todos. Seguramente en 1449 ya había muchos libros que podrían haber sido el primero pero había que estar bien con la Iglesia si se quería tener acceso al conocimiento.
Quisiera dejar estas preguntas para que me hagan favor de analizar y responder en un ejercicio de honestidad personal:
¿Podríamos vivir en un mundo sin esperanza en el que todo tuviese una explicación irrefutable en el que todas las PALABRAS ya estuvieran dichas?
¿Valdría la pena un mundo donde la respuesta a todo es dada por un ser a quien no podemos cuestionar y que sus PALABRAS las guarda solo para los elegidos?
Quizá mientras estamos en una férrea defensa de nuestras creencias, donde a veces nos faltan palabras, un PODER SUPERIOR y Charles Darwin están juntos disfrutando del espectaculo.
Con gusto responderé los comentarios que de antemano les agradezco.
(1) Nota Final:
El autor de este artículo es: Manuel C.(mckm1160@gmail.com), fiel seguidor y colaborador de este Blog; quien amablemente me solicitó el compartir este artículo con el resto de los lectores; y al no estar en contra de la filosofía del Blog, es un honor para mí el poder publicarlo. El mismo Manuel se encargará de responder las dudas de los lectores a través de los comentarios o por su correo electrónico.
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(Revisión de publicaciones Parte I)
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15 Respuestas a las tonterías Creacionistas
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“Fe y duda no son dos géneros de conocimiento: son pasiones contrarias”
Sören Kierkegaard
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(Teólogo y filósofo danés del siglo XIX)