Nota Inicial:
La presente publicación fue escrita y elaborada por un colaborador y amable lector de este Blog. Este artículo NO fue escrito por el habitual escritor y responsable de este sitio Noé Molina. (*)
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Hombre Negro, Hombre Blanco
Aunque la historia que aquí aspiramos a contar no va a alterar el árbol genealógico del Hombre, cosa que por cierto no es el cometido que pretendemos alcanzar y sí pudiera ser un otro en contra de las injusticias que han venido existiendo desde hace milenios precisamente contra ese Hombre Negro. En relación con el hombre, resulta que él mismo y por medio de las ciencias lo ha venido definiendo. Nos dicen que todo surgió de un común antepasado primate y durante miles de años y una exhaustiva evolución hasta llegar a los Homínidos, Australopitecos, Homo Habilis, Homo Erectus, Homo Sapiens.
Como es notorio todas estas cuestiones ya en su momento Darwin se ocupó de darlas a conocer por medio de sus acertadas teorías sobre “El Origen de las Especies” al comprobar la naturaleza de la evolución entre esas mismas especies. Sin embargo, como siempre ha ocurrido en la divulgación de los conocimientos científicos, no se lo pusieron fácil sus coetáneos. Recordemos por unos instantes que infelizmente el protestantismo inglés copió en su día del catolicismo romano las malas costumbres de las persecuciones religiosas, aunque ya en esa época no llevasen a los “herejes” a las purificadoras hogueras… De todas las maneras siempre ha sido una más de las muchas injusticias que se cometen contra el Genero Humano. Por otro lado, Darwin no se libró de toda clase de injurias, acosos tanto él como sus familiares por parte de los defensores del Génesis y los dudosos orígenes y principios humanos que constan en ese sagrado libro llamado Biblia.
Sin embargo, no fue hasta años posteriores y aún más en la actualidad el que se le reconociera como el principal precursor en dar a conocer las teorías científicas de que el Hombre es un primate pariente cercano de los simios más de lo que algunos puedan pensar.
Lo patente y cierto es que aquí no vamos a plantear la cuestión, ni siquiera por un asombro el encontrar o cuestionar las piezas perdidas de aquello que en su momento fueron los eslabones y rompecabezas en la evolución de los animales y en particular los relacionados con el siempre polémico Hombre.
No caben dudas, la cuestión a plantear es la que bien pudiéramos denominar una historia más por su propio contenido el mismo que en su momento nos fue contado. En definitivas, el relato en cuestión es un suceso curioso que se cuenta como una ilustración, ejemplo y entendimientos, aunque eso sí, puede que poco conocido. Por otro lado, resulta que debido a los acontecimientos que ocurren a diario puede ser muy interesante e ilustrativo en relación con los fenómenos racistas que tanto vemos en los medios audiovisuales un día sí, otro también.
Es frecuente ver y escuchar frases despreciativas por parte de algunos colectivos de hombres blancos contra sus hermanos de piel negra o de algunas otras razas, aunque concretamente esa por ser la que más destaca. Ellos, los acérrimos racistas no llegan a pensar por un instante en que, por una casualidad de sus descendencias, y aquí encaja la moraleja de la historia, pudieran descender de negros. Sin embargo, siempre quedaran las dudas, no ocurre lo mismo con las teorías del citado Darwin, ahí ya estamos mucho más seguros que descendemos de un común antepasado primate y que precisamente no tuvo el cuerpo blanco y sí lleno de pelos…, pero aún nos preguntamos, ¿será que a la caída de los pelos él era blanco o negro?
Tampoco debemos olvidar, pues es oportuno decirlo, lo que el célebre Galileo Galilei dejó constancia al ser él perseguido y se salvó de la hoguera “milagrosamente”, sobre los comportamientos de los Hombres con relación a su tiempo, no muy diferente del actual: “Si bien existe una diferencia abismal entre el hombre y los demás animales, podría decirse que ese abismo no es más profundo que el que separa un hombre de otro”.
Es evidente, conviene plantear la pregunta que nos lleva a narrar la presente historia: ¿Por qué los ciudadanos de Raza Negra tienen las plantas de las manos y pies blancos?
Cabe hacer mención que por lógica estos supuestos acontecimientos no constan en la ya tan manipulada Biblia y que para algunas personas resulta ser un pozo de sabiduría. También cabe pensar que, si ella no registra los ya citados homínidos desde el Australopitecos hasta llegar al Homo Sapiens, ni tampoco las eras geológicas y los millones de años que los Dinosaurios dominaron la Tierra, pues no nos ha de extrañar que la anecdótica historia y el contenido en cuestión tampoco consten en ese polémico libro. En todo caso y como una posible y particular sugestión de los hechos a narrar pudieron ocurrir mucho antes de aquel denominado “diluvio universal”. Resulta pues que ya tanto en la polémica “Torre de Babel” como las muchas otras narraciones, se da por sentado que había hombres blancos y por supuesto negros, aunque estos últimos no constan, con lo cual se sospecha que el racismo ya existía cuando aquellos iluminados profetas empezaron a escribir los “sagrados y misteriosos libros”.
A pesar de todo lo que se viene comentando, lo importante es la moraleja que cuestiona la historia. Que ella sea verdadera o no, eso no tiene importancia, queda a criterio de cada lector; ha habido y aún hay tantas maneras de distorsionar los hechos históricos acaecidos que uno más no va a alterar el concepto tan arraigado del engaño, que por otro lado no es ese nuestro cometido, ocurre que esas reiteradas y retóricas mentiras se les han dado y continúan dando apariencia de “auténticas y eternas verdades”.
Resulta evidente, pues no nos lo especifica el cuestionado libro. Se supone, es posible…, que cuando Dios creó a los hombres concretamente estos fueron de color NEGRO; posteriormente algunos pudieron llegar a ser BLANCOS y de ahí surgiría el hoy orgulloso, radical y dominante Raza Blanca y a partir de entonces hasta llegar a la actualidad, éstos fueron reconocidos por el Supremo Creador como justos y buenos.
No nos precipitemos, volvamos a los hechos oficiosos. Diremos que una ves creado los Hombres Negros con el paso del tiempo ocurrió que el mismo Dios detectó que su obra prima, los seres animados y racionales que había creado y moldeado con sus propias manos y dándoles el soplo de la vida, no eran todos ellos tan bondadosos y cabales como así fue su sagrada voluntad desde el momento que los creó, según versiones bíblicas. Sin embargo, de entro todos aquellos hombres de la primera y primitiva tribu, sí había algunos que eran temerosos de Dios y por lo tanto merecían su divina mirada y misericordia. Pero resulta que aquí el Supremo Hacedor se encontraba con un gran dilema, ocurría que al convivir todos juntos, buenos y malos y todos negros no podía distinguir los unos de los otros. A este respecto había que buscar una tajante resolución; no era justo enviar castigos ejemplares a todos por igual; tendría que buscar una justa resolución y separar a justos de pecadores.
Es evidente, Dios desde aquellos albores de la humanidad ya entabló con algunos hombres un dialogante contacto por medio de sueños, apariciones objetivas, etc., los que posteriormente vinieron a llamarse sumos sacerdotes. Ellos, al igual que ocurre en la actualidad, fueron los únicos intermediarios e intérprete de los designios y voluntades de la suprema divinidad, e igualmente el de distribuir y hacer comprender los misterios y consejos entre el ignorante pueblo.
Mientras tanto los portadores de la malignidad habían llegado a un estado de ultrajes, injurias y desprecios por las obras divinas hasta el momento en que esto no podía ser permitido por el Dios de los justos. Así pues, ante el temor de que los justos fuesen contaminados y corrompidos por los malévolos, resolvió convocar a aquellos que vivían según las leyes del Supremo Hacedor. Sin embargo, la reunión a convocar para aquellos que obraban dentro y según su Divina voluntad, tendría que llevarse a efecto en un total y absoluto secreto e igualmente la acción que ya el Creador tenía en mente. Para tal fin Él iluminó por medio de sueños a los fieles sacerdotes para que la primera noche sin luna, cuando los campos están más oscuros, deberían ir ellos y todos aquellos otros habitantes del poblado que estuviesen dentro de la congregación de fieles y por tanto temerosos de su divina cólera a un determinado lugar. Sería este las lagunas que estaban situadas junto a la salida de las dos montañas gemelas. Una ve allí y todos congregados tendrían que entrar en las aguas de este y bañarse enteramente, inclusive los ancianos e infantes, por lo que serían ayudados por familiares y amigos. A la salida del agua todos podrían comprobar que estarían purificados con la Blancura de la Divinidad. De esta manera entonces, Dios podría distinguirlos de aquellos otros, los Negros, que vivían en constantes arbitrariedades y pecados contra Él.
Es evidente, aquí el refrán tuvo otra interpretación que fue la de: “Dios propone y el hombre dispone…”, aunque no en su totalidad. Ocurrió que el espionaje es tan antiguo como el propio hombre, él mismo lo inventó. Resulta que había llegado a los oídos de los malévolos jefes Negros la noticia de que algo se estaba preparando entre los denominados justos. Sin embargo, no tenían posibilidades de saber en concreto de qué se trataba ni en qué consistía ni lo que pretendían hacer por el sigilo con lo que lo estaban organizando.
Llegado el momento, en la más tétrica de las oscuridades del año, el conjunto de los buenos y justos habitantes de la aldea a las órdenes de sus sacerdotes, emprendieron el camino hacia las lagunas. Al llegar allí hicieron el ritual que para aquella ocasión habían preparado los intermediarios de Dios y de esa manera a continuación entraron todos en el agua. Posteriormente a la salida del baño pudieron comprobar que se habían convertido en un pueblo de hombres blancos.
Mientras ocurrían estos acontecimientos, la otra mitad de la tribu, la conocida por los malhechores, cuando se dieron cuenta de que faltaban los “otros”, pensaron que ya era demasiado tarde para encontrarlos y saber lo que se proponían. De todas las maneras los jefes no perdían las esperanzas de saber lo que estaba ocurriendo y el por qué abandonaron la aldea con tanto misticismo. Pero ocurrió que estando los jefes en estas cavilaciones les llegaron los gritos en la lejanía de júbilos y alegrías que aquellos otros estaban formando al verse tan blancos. Así pues, guiados por aquellos desmanes y griteríos, emprendieron la marcha hasta llegar a las citadas lagunas y entonces pudieron ver en qué se habían convertido sus compañeros de tribu.
Pero ocurrió que aquí Dios no estaba dispuesto a fracasar otra vez. Sucedió que cuando los Negros, con intenciones de entrar en las aguas de las lagunas y hacer lo que habían hecho sus compañeros de tribu, al acercarse a ellas, éstas empezaron a secarse repentinamente y cuanto más avanzaban hacia dentro menos agua quedaba. Ellos en el afán de penetrar en las aguas lo único que consiguieron es poner sobre los pequeños charcos y húmeda tierra, que cada ves eran menos, fueron nada más que sus manos, lo pies ya los tenían mojados.
Es aquí la moraleja de la historia el por qué la Raza Negra tiene solamente las plantas de las manos y pies blancas y aún la desgracia de considerarlos malévolos.
Como debemos suponer esta historia que ha llegado hasta nuestros días en su momento pudo haber sido inventada por un hombre blanco y con toda seguridad, diríamos que posiblemente por un habitual racista ya que en todas las épocas de la historia universal han existido hombres que han mirado por encima del hombro a otros hombres. Es pues el principal motivo por el cual damos a conocer estos hechos que pasan de generación en generación ya que es una realidad constante de que el racismo no ha desaparecido. Se trata de hacer un homenaje a esta Raza de Hombres y Mujeres, la Negra, que tanto ha sufrido y continúa sufriendo en algunas partes del mundo y si miramos a la historia mucho más que la denominada blanca. Por supuesto, sin olvidar lo que ha padecido y también continúan padeciendo las otras Razas de Humanos inmersas en el dominado “valle de lágrimas”, y eso es una constante realidad, las mismas que de una u otra manera han sido y continúan siendo protagonistas de los destinos de toda la Humanidad a la que pertenecemos por derechos propios.
En definitivas, digan lo que digan aquellos que no obran en conciencia, la realidad es que todos juntos formamos los ciudadanos del Planeta Tierra, aunque como bien es sabido no siempre se reconoce esos derechos inalienables. Ejemplos, los ocurridos constantemente en el denominado país de la “libertad”, EE. UU. Hay que olvidar el color de cada cual, las políticas revanchistas, autócratas y todos aquellos que nos traigan guerras e intrigas, sin olvidar a las religiones y sus disfrazados conceptos inquisitoriales, los cuales hacen padecer tanto a Negros como a Blancos o cualquiera de las otras Razas Humanas. Comprendemos que dentro de los entendimientos mutuos y recíprocos seremos íntegros y entonces llegará el bienestar de todos.
La intelectualidad lleva siglos luchando con las palabras de los entendimientos usando plumas, hoy continúa con el ordenador, aún no sabemos cuando será cerrado el capítulo de las desavenencias. Hace ya mucho tiempo pusieron en marcha precisamente la denominada “Manzana de la Discordia”. ¿Cuándo la pararan? ¿Cando dejará de hacer tanto daño? “Aunque muchos así lo creen y prefieren, no es un acto humano ni factible el hacer el MAL para mayor gloria del BIEN. Por eso existe el MAL en prejuicio del BIEN”.
La manzana de la discordia es una referencia a la manzana dorada de la discordia que, según la mitología griega, la diosa Eris (Ερις,”disputa”) destinó “para la más bella” en la boda de Peleo y Tetis, encendiendo una disputa entre Hera, Atenea y Afrodita que terminaría llevándolos a la Guerra de Troya. Esa misma que a pesar de ser una mitología griega como son muchas otras, ejemplo, el judaísmo cristiano que nos ha llevado y continúa llevándonos hasta hoy en día a los mayores engaños que solo el hombre ha podido llegar al inventar las guerras…
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(*) Nota Final:
El autor de esta publicación es "Zerimar Ilosit", fiel seguidor y colaborador de este Blog; quien amablemente me solicitó el compartir este artículo con el resto de los lectores; y al no estar en contra de la filosofía del Blog, es un honor para mí el poder publicarlo.
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Carta Abierta a los Creyentes
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"Yo no creo en nada. Para mí la fe es algo tan odioso como lo es pecado para los creyentes. El que sabe, no puede creer. El que cree, no puede saber. El término "fe ciega" es una redundancia, pues la fe es siempre ciega"
Ernest Bornemann