lunes, 25 de abril de 2022

Piensen (Colaboración)


 

Nota Inicial:

La presente publicación fue escrita y elaborada por un colaborador y amable lector de este Blog. Este artículo NO fue escrito por el habitual escritor y responsable de este sitio Noé Molina. (*)

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Piensen

 

Algún día,

en cualquier parte,

indefectiblemente,

habrás de encontrarte contigo mismo.

Y solo de ti depende

que sea tu momento mejor,

o la más amarga de tus horas

M. de Combi


Amigos cristianos, dejen de lado aunque sea por breves momentos, lo que les inculcaron de niños, cuando no tenían el raciocinio y la capacidad de entender por ustedes mismos, cuando la palabra de los padres era verdad absoluta e incuestionable, cuando los sacerdotes y catequistas les mostraban verdades a medias, inventadas, tergiversadas, tal vez con las mejores intenciones, lavándoles el cerebro como se los habían lavado a ellos.

Ahora de adultos, dueños de sus convicciones, liberados de toda tutela, paternal, eclesiástica o social, proyectados en la búsqueda de un mundo mejor... piensen, por favor, piensen y razonen por ustedes mismos. Siéntanse libres. Por suerte vivimos en este pequeño paisito y en el mundo occidental, donde la obligación de creer y de obedecer las normas religiosas no está sometida a un estado teocrático, con plenos poderes para anularte como persona, destruirte, incluso matarte, si no aceptas y obedeces ciegamente las reglas y preceptos provenientes de deidades inexistentes, inventadas para sojuzgar a los pueblos y generadores de guerras y atrocidades.

Lean textos de pensadores ateos, agnósticos y creyentes. Y comparen sin prejuicios. Lean TODA la Biblia, Antiguo y Nuevo Testamento, razonen en base a lo que la ciencia ha demostrado, procesen los conocimientos adquiridos en el siglo XXI, olvídense de lo que se predicaba en el mundo antiguo y durante los mil años del medioevo y bastante más, cuando campeaba la ignorancia de los fenómenos naturales, la omnipotencia de los líderes religiosos que buscaban solo poder y dominación. Y cuya perversa herencia sigue vigente hasta los tiempos actuales.

No olviden, y esto no es cuestión de fe, que a lo largo de la historia y en cualquier sistema político, quienes están a cargo del poder temporal utilizan la religión para investirse de autoridad. La figura de Cristo, hijo de Dios y Dios él mismo, es usada como justificación para manipular y reprimir a las sociedades. Al cristiano le han inoculado la obsesión del pecado, no para que se mantenga libre de él, cosa imposible, sino para que se sienta siempre en conflicto, para que peque siempre, porque solo como pecador, culpable, angustiado, se pondrá en manos de la Iglesia para recibir su ayuda. Y el poder político se aliará con esa Iglesia y viceversa.

Si analizamos objetivamente la realidad histórica y, en buena medida, la actual, constataremos que las enseñanzas de las religiones monoteístas son, en su enorme mayoría, formas de manipulación que quitan a sus creyentes parte de sus posibilidades de ser feliz. Y esto en aras de la promesa de una felicidad posterior que nadie sabe si va a llegar o ser cierta. Busquemos la felicidad en nuestra vida, y actuemos libres de los mandatos opresivos de las creencias en supersticiones absurdas y sin bases.

Cuando el sacerdote en su homilía de la misa dominical, les lea pasajes de los evangelios, elogiando dichos y anécdotas ejemplarizantes de un Jesús que no es seguro que haya existido, y ensalce su accionar como hijo de Dios, pídanle que lea y comente pasajes del Antiguo Testamento, donde ese mismo Dios comete crímenes abominables, que harían avergonzar hasta al mismo Hitler. Seguramente el sacerdote no lo hará. La Iglesia se ha especializado en mostrar a los fieles solo el lado bondadoso de su prédica, ocultando las atrocidades que su propio Dios se atribuye, y que lamentablemente se toman como "ejemplo" para muchas de las acciones genocidas con base religiosa a las que hemos asistido en el último siglo.

Y entérense o recuerden que las Iglesias cristianas, en distintos momentos de la historia y hasta hoy en día, reconocen que el Antiguo Testamento es palabra de Dios, verdad absoluta e incuestionable, inmodificable, revelada por él a los escribas de los textos. Afirmado por Papas y Concilios, el Antiguo Testamento es tan válido y cierto como el Nuevo Testamento, y este último no revoca ni modifica a aquél, incluso dicho por el propio Jesucristo si creemos, claro está, en la legitimidad de los evangelios.

Pregúntenle, discutan, cuestionen las ideas de su interlocutor creyente, ya sea sacerdote, pastor, familiar o amigo. Verán que cuando no puedan contrarrestar lo que se les demuestra,  se refugiarán en un último reducto: todo es cuestión de FE. Es decir, creer en lo que no se puede demostrar, en lo inexistente, creer sin ver o, mejor dicho, creer aunque se vea lo que uno no quisiera ver. Como expresó John Loftus: 

"La fe impide que el cerebro funcione correctamente. La fe es un sesgo cognitivo que hace que los creyentes sobreestimen cualquier evidencia de confirmación y subestimen o no consideren cualquier evidencia que no lo confirme".

Piensen, permítanse un momento de reflexión sin la máscara de su adoctrinamiento, si todos los hechos y milagros del Antiguo y del Nuevo Testamento son creíbles. Si hay pruebas reales de que sucedieron. Jonás viviendo en el vientre de una ballena, aguas del Mar Rojo que se separan formando paredes líquidas, el agua que se transforma en vino, unos pocos panes que alimentan y sacian a una multitud, Lázaro resucitando después de días de muerto y ya descompuesto, el propio Jesucristo resucitando, la transubstanciación de la hostia de pan a cuerpo humano, apariciones de la virgen y tantos otros hechos inverosímiles, cuya única prueba son los escritos surgidos de la pluma de unos cuantos escritores de la época antigua, cegados por sus creencias e intentando transformar en Dios a un simple mortal. Que hoy en día hasta se duda que haya existido. Y entiendo y respeto que ustedes necesiten creer en eso, ya que la Biblia y Jesús lo dejan muy en claro, pero estoy convencido que buena parte de los cristianos, en su subconsciente, saben que no es posible.

Reflexionen y háganse preguntas sobre el "espíritu inmortal", base de las concepciones religiosas y tentadora promesa de eternidad. Según las enseñanzas cristianas, el Homo Sapiens tiene espíritu con vida eterna. Los animales no. ¿Y nuestros predecesores primates, animales ellos, que fueron evolucionando hasta los primeros homínidos? ¿Australopithecus? ¿El hombre de Java y tantos otros? ¿Tenían o no espíritu? ¿O solo un cachito? En la evolución hasta el hombre actual, ¿se fueron agregando pedacitos de espíritu en las diferentes etapas? ¿En qué momento la Iglesia considera que el hombre tiene el espíritu completo?

Otra inconsistencia de los relatos bíblicos fue planteada por Christopher Hitchens:

"Si suscribimos una religión monoteísta, hay que creer que durante alrededor de 150.000 años (o 6000 si aceptamos literalmente la Biblia), nacieron, vivieron y murieron seres humanos, muchos durante el parto, muchos por desnutrición, por guerras intestinas entre tribus, por epidemias de magnitud alarmante y por toda una serie desastres naturales, todas causas que dejaron un reguero de tragedias humanas. Pues bien, durante todos esos milenios nuestro buen Dios observaba desde el cielo con indiferencia, hasta que decidió que era hora de intervenir. Pero solo quiso intervenir en zonas apartadas de Oriente Próximo, dejando así que perecieran muchas más generaciones antes que pudiera difundirse la nueva. Voy a dar voces por el Sinaí y a hacer un pacto con una sola tribu de paletos tozudos y codiciosos..."


Amigo cristiano, permítame sugerirle que se haga usted algunas de las preguntas que propone Charles Templeton (1915-2001, predicador evangelista canadiense devenido agnóstico y luego ateo), y algunas complementarias mías. Y le pido que, en la soledad de su pieza, en esos infaltables momentos en que esté usted dialogando consigo mismo, las conteste para sus adentros, con total sinceridad y sin ideas preconcebidas. Nadie se va a enterar de sus respuestas. Solo usted. Y para mí, eso basta.

- ¿No es probable que si hubiera nacido en El Cairo yo fuese musulmán y como 840 millones de personas creyera que Alá es el único Dios y Mahoma su profeta, con el Corán (y no la Biblia) como libro revelado?

- Si hubiera nacido en Calcuta, ¿no sería yo hinduísta y como 650 millones de personas aceptaría los Vedas y los Upanishads como sagradas escrituras?

- ¿No es probable que de haber nacido en Jerusalén yo fuera judío y creyera, como 13 millones de personas, que Yahvé es Dios y la Torá su Palabra?

- Y si yo hubiera nacido en Pekín, ¿no seguiría como millones de personas las enseñanzas de Buda, Confucio o Lao-tsé?

- ¿No es probable que yo sea cristiano porque mis padres lo fueron antes y la sociedad occidental me cobijó y alentó?

- ¿Creo que Dios hizo al universo en 6 días? ¿Y creo realmente que Dios creó al primer varón del polvo de la tierra y de una de sus costillas originó a la primer mujer?

- ¿Qué sentido tiene que el Creador y Padre de TODA la humanidad adoptase un grupito de seres humanos, el Pueblo Elegido, a los que favoreciese por encima de otros pueblos del mundo, ordenando incluso masacrar a estos?

- ¿Es posible que esté convencido que el Creador del universo fecundó directamente, a través de una paloma, a una campesina de un ignoto rincón de Palestina en la edad antigua, para que su hijo (que es él mismo) llegase al mundo como hombre?

- ¿Acepto como absolutamente segura y cierta la resurrección de Jesucristo?

- ¿No es disparatado decir que una entidad llamada Dios es capaz de escuchar y conocer simultáneamente los pensamientos de cada ser humano que hay en el mundo?

- ¿Es racionalmente concebible que ese Dios vea todo lo que hacemos, bueno o malo, y en función de ello seamos premiados o castigados eternamente después de morir?

- ¿Cómo permite un Dios todopoderoso y bueno que convivamos con la maldad, el odio, la venganza, el sadismo, los asesinatos, las torturas, las guerras y tantas otras lacras de la condición humana? Mis consejeros espirituales me dicen que es porque Dios permite el "libre albedrío".

- ¿Creo yo realmente que el "libre albedrío" es una concesión de Dios?

- Si Dios existe y es amor, ¿por qué crea y/o permite terremotos, inundaciones, tornados, erupciones volcánicas y otras catástrofes naturales que matan y destrozan la vida de innumerables hombres, mujeres y niños inocentes, todos los años? ¿Por qué un Dios omnipotente, sabiendo que hay cientos de miles de hombres, mujeres y niños que agonizan de hambre en una tierra reseca, permite que mueran cuando lo único que se necesita es la lluvia? ¿Cómo puede un Dios que es todo amor por sus criaturas, permitir que decenas de enfermedades incurables, generadoras de enormes sufrimientos, golpeen a millones de seres humanos, buenas personas en su mayoría? Aquí no corre lo del "libre albedrío", el ser humano no tiene nada que ver en esto. Aquí corre más bien lo de los "inescrutables, insondables e impenetrables designios y voluntades de Dios".

- ¿Creo yo realmente en los "inescrutables, insondables e impenetrables designios y voluntades de Dios"?

- Si Dios es un Padre amantísimo, ¿por qué responde con tan poca frecuencia, por no decir desaprensivamente, a mis rezos y a los rezos de sus hijos que lo están pasando mal?

- Y por último, ¿no estaré equivocado en mis creencias? Pero hay muchas personas a mi alrededor que comparten mis mismas convicciones. Aunque es cierto que la historia ha dado muchos ejemplos en los que grandes multitudes se han incitado mutuamente para tomar un camino, apoyar una ideología o seguir a un líder, que finalmente los lleva directamente al desengaño y la perdición.

Es cierto que quien se guió siempre por la fe y decide pasar a la razón, se sentirá inicialmente desorientado, confundido, desilusionado, al irse dando cuenta que todo aquello por lo que se había jugado se derrumba. Pero poco a poco tomará conciencia de que ha derribado barreras, ha escapado de una opresión y un yugo absurdos, se sentirá maduro, racional, sensato y libre, digno y orgulloso de pensar por sí mismo, de no creer más en mentiras e inventos, de ser dueño de sí mismo. Verás, amigo creyente, que una nueva vida, más sana y auténtica, se abre ante ti...

Y para concluir este capítulo, les dejo el pensamiento de Alhazen (965-1040), matemático, físico y astrónomo árabe musulmán, considerado el creador del método científico:

"Encontrar la verdad es difícil, y el camino hacia ella es arduo. Como buscadores de la verdad sería sabio no emitir juicios ni confiar en lo que está escrito. Uno debe cuestionar y examinar críticamente, desde todas las posturas posibles. Uno debe someterse solo a los argumentos y a los resultados de la experimentación, y no a lo que dice cualquier persona, por más calificada que sea; porque todos los seres humanos son vulnerables a la imperfección. Como buscadores de la verdad, también debemos sospechar y cuestionar incluso nuestras propias ideas, para evitar caer en prejuicios o en pensamientos descuidados. Tomen este camino y la verdad comenzará a ser revelada".

Por favor, piensen... Siémbrense, por lo menos, una semillita de duda. Sin pensamiento crítico, razonamiento lógico, causalidad y método científico seguiríamos viviendo en la Edad Media.


Alberto Cirio

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(*) Nota Final:

El autor de esta publicación es "Alberto Cirio", fiel seguidor y colaborador de este Blog; quien amablemente me solicitó el compartir este artículo con el resto de los lectores; y al no estar en contra de la filosofía del Blog, es un honor para mí el poder publicarlo. El mismo "Alberto" se encargará de responder las dudas de los lectores a través de los comentarios.

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"Los seres humanos nunca hacen el mal de manera tan completa y feliz como cuando lo hacen por una convicción religiosa"

Blaise Pascal


lunes, 18 de abril de 2022

La Biblia cristiana es una pobre base de la moralidad




La Biblia cristiana es una base pobre de la moralidad

 

23.2.2019

Muchos cristianos contemporáneos afirman que su Biblia es la fuente de toda moralidad y que les sirve como una guía para determinar cómo vivir sus vidas. Si aceptamos que creen que este es el caso (lo que puede no estar justificado), las implicaciones son aterradoras.

 

Por supuesto, hay algunas cosas buenas en su Biblia, e incluso si se pueden rastrear hasta sistemas morales anteriores al cristianismo, esto no necesariamente disminuye su valor. Pero también hay muchas cosas terribles en su Biblia, lo que me hace sentir extremadamente incómodo con la idea de que alguien pueda sugerir que la biblia debería guiar el comportamiento de mis vecinos cristianos hoy.

 

Puede ser útil considerar un ejemplo, y hay muchos para elegir. Lo siguiente proviene de Éxodo 34:13-17 y proporciona uno de los muchos ejemplos decentes de por qué tengo dificultades con la afirmación de que este libro puede considerarse como una especie de guía para el comportamiento moral:

 

13 Derribaréis sus altares, y quebraréis sus estatuas, y cortaréis sus imágenes de Asera. 14 Porque no te has de inclinar a ningún otro dios, pues Jehová, cuyo nombre es Celoso, Dios celoso es. 15 Por tanto, no harás alianza con los moradores de aquella tierra; porque fornicarán en pos de sus dioses, y ofrecerán sacrificios a sus dioses, y te invitarán, y comerás de sus sacrificios; 16 o tomando de sus hijas para tus hijos, y fornicando sus hijas en pos de sus dioses, harán fornicar también a tus hijos en pos de los dioses de ellas. 17 No te harás dioses de fundición.

 



Incluso si puedes ignorar la obsesión con la "prostitución" evidente aquí, ¿qué piensas sobre los méritos del dios celoso descrito? Veo poco digno de admiración y aún menos digno de emulación aquí.

 

El cristiano moderno que confronta este pasaje tiene algunas opciones, ninguna de las cuales me parece satisfactoria.

 

Primero, el cristiano puede afirmar que este pasaje no tiene nada que ver con la moralidad y que nunca debe ser considerado como tal. Está bien, pero ¿qué vamos a hacer con la parte "deberás" que ciertamente suena como una instrucción? ¿Quiénes somos nosotros para ignorar lo que este dios nos dice que hagamos?

 

Segundo, el cristiano puede decir que estoy malinterpretando este pasaje y que entender la Biblia requiere alguna forma de estudio bíblico guiado. Una vez más, ¿quién soy yo para decir que el significado transmitido por estas palabras no es el significado previsto por dios? ¿Puedo ser tan arrogante? ¿Es realmente más sabio concluir que necesito un clero capacitado para descifrar este texto por mí porque este dios no puede comunicarse bien?

 

Tercero, el cristiano puede decir que este no es un pasaje significativo y que muchos otros son mucho más importantes. ¿Dice quién? Parece que debería leer estas palabras atribuidas a este dios para comprender lo que quiere de mí en lugar de elegir lo que seguiré y lo que rechazaré. Una vez más, ¿cómo podría ser tan arrogante como para asumir que tengo derecho a seguir lo que me gusta e ignorar el resto?

 

Una conclusión mucho más razonable es darse cuenta de que este libro tenía poco que ver con la moralidad cuando fue escrito y mucho menos ahora. Por otra parte, no creo que sea justo acusar a alguien que dice tener una relación personal con una persona muerta (que puede que nunca haya existido) de ser razonable. Tan bueno como podría ser tener un manual de instrucciones para toda la vida, esto no lo es.

 

Así expresó Richard Dawkins el problema al que me refiero en The God Delusion:

 

“Una vez más, los teólogos modernos protestarán que la historia de Abraham sacrificando a Isaac no debe tomarse como un hecho literal. y una vez más, la respuesta apropiada es doble. Primero, muchas personas, incluso hasta el día de hoy, toman la totalidad de sus escrituras como un hecho literal, y tienen mucho poder político sobre el resto de nosotros, especialmente en los Estados Unidos y en el mundo islámico. Segundo, si no es un hecho literal, ¿cómo debemos tomar la historia? ¿Como una alegoría? ¿Entonces una alegoría de qué? Seguramente nada digno de elogio. ¿Como una lección moral? Pero, ¿qué tipo de moral podría derivarse de esta espantosa historia?”

 


Esto se aplica a cualquier pasaje bíblico seleccionado por un crítico del cristianismo. Un ateo podría seleccionar cualquier pasaje y presentárselo a un cristiano como un ejemplo de cómo su Biblia no brinda un mensaje moral consistente y valioso. El cristiano descartará la crítica, generalmente explicándola como señalé anteriormente. Como sugiere Dawkins, el cristiano que hace esto debe recordar dos puntos cruciales.

 

Primero, algunos cristianos no solo son literalistas bíblicos, sino que cuestionan si los que no lo son, son "cristianos reales". El fundamentalismo cristiano no es un mito; es demasiado real, y los fundamentalistas cristianos tienen un gran poder político en los Estados Unidos. Cada vez que un cristiano quiera decir: "Sí, pero no lo tomamos literalmente", se le debe recordar a los muchos cristianos que lo hacen. A esto, agregaría que se les debe preguntar sobre sus motivos para decidir que este pasaje en particular no debe tomarse literalmente. ¿Cómo llegaron a esa decisión y qué significa para ellos que otros cristianos la tomen literalmente?

 

Segundo, si acordamos no tomar esta porción literalmente, ¿cómo la tomaremos? Este libro está lleno de historias admirables (aunque a menudo muy poco realistas) y crueldad. Cuando examinamos los pasajes que destacan la intolerancia, el odio y la crueldad, ¿qué interpretación simbólica evocamos? ¿Qué interpretación adecuada podemos inventar? Y a esto, agregaría nuevamente la pregunta de cómo sabemos que nuestra forma elegida de interpretar (cualquiera que sea) es correcta. ¿Cómo juzgamos los méritos de una interpretación frente a otra?




Traducido del original.
https://www.atheistrev.com/2007/04/christian-bible-is-poor-basis-of.html

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“Leer correctamente, la Biblia es la fuerza más potente para el ateísmo jamás concebida”

Isaac Asimov 





lunes, 11 de abril de 2022

Dilo en voz alta, dilo con orgullo: No existe Dios

 


Dilo en voz alta, dilo con orgullo: No existe Dios

 

¿Probablemente? ¡No!

Los ateos no deberían tener miedo de estar seguros

 

10/07/2009

Por:Michael Neumann


El ateísmo proclama que dios no existe. No dice nada sobre la utilidad de la religión o incluso de la utilidad de creer que dios existe. Usted puede ser un(a) ateo(a) y creer que la religión debería ser valorada por sus beneficios sociales. Puede sentirse de igual manera acerca de la mera creencia en la existencia de dios. Existen ateos así. Puede creer en dios y odiar apasionadamente la religión. Algunos creyentes lo hacen. Y, se da por sabido, los creyentes más inteligentes son más inteligentes que los ateos más bobos. Irrelevancias al margen, ¿hay razones para el ateísmo?

El ateísmo surge de un razonamiento en dos etapas. La primera establece que creer en dios está injustificado. La segunda establece que la negación de dios está justificada: aunque la primera etapa no prueba que dios no exista, resulta suficiente para justificar la afirmación de que no existe.

Creer en dios está injustificado porque no hay razón para creer en dios. Hay presuntas pruebas de la existencia de dios: las pruebas ontológica y cosmológica. La ontológica es demasiado abstrusa para que merezca aquí una discusión; tiene poco predicamento entre los creyentes. La prueba cosmológica dice que debe haber una primera causa, a saber, dios. Pero no hay razón alguna de por qué una primera causa debería ser algo parecido a dios, ni por qué debe ser asumida.

Ser una causa es explicar un evento, y explicar un evento es dar cuenta de cómo se produjo. Pero postular cualquier guisa de primera causa no explica nada; simplemente coloca una entidad para la que no hay explicación al comienzo de la cadena causal. Así que la prueba cosmológica no tiene fuerza.

Las otras razones aducidas para creer en dios son la fe y el orden del universo. La fe no solamente es una sinrazón, ni tampoco es una razón para creer en algo. La fe de que hay dios puede sentirse de forma diferente a la fe de que mi equipo ganará, pero ningún sentimiento, sea de la intensidad o calidad que sea, puede hacer de la no prueba una prueba. Sabemos que la fe más intensa puede estar equivocada acerca de cuestiones mundanas. ¿Por qué debería ser más fiable sobre cuestiones mucho más peliagudas?

El único motivo remotamente plausible para creer en dios es también el más popular: el de que hay algún tipo de diseño en el universo. Esto no prueba que un dios diseñó la naturaleza, pero no tiene que hacerlo, porque si la naturaleza tiene un diseñador, dios es una suposición bastante buena.

Los ateos responden argumentando que el orden biológico en la naturaleza está mejor explicado por la adaptación selectiva que por el diseño. Esto parece correcto, pero no justifica el ateísmo. Por un lado, durante los últimos 300 años ha habido teístas –"deístas"— que sostienen que dios opera a través de las leyes de la naturaleza; quizás dios diseñó a través de la selección natural. Por otro lado, incluso una buena apuesta por la mejor explicación no elimina a todas las finalistas. Que deberíamos preferir la mejor explicación es una regla empírica de la metodología, no una certeza matemática ni un inquebrantable dictado de la experiencia. Lo que es peor, los filósofos de la ciencia tienen dificultades para explicar exactamente lo que hace una explicación "mejor": el criterio abarca conceptos resbaladizos como "elegancia", "potencia sistemática" e "informatividad" que hasta el momento han eludido una definición precisa. Quizás es por ello que Dawkins, por ejemplo, defiende algo menos que el ateísmo. Como los anuncios del autobús, dice "probablemente dios no existe", pone en duda más que niega la existencia de dios.


Si somos más cautelosos en nuestros argumentos, podemos serlo menos en nuestras conclusiones. Antes de razonar sobre el diseño en la naturaleza, necesitamos conocer lo que cuenta como evidencia para el diseño. La naturaleza, como veremos, no nos ofrece tal evidencia. Ello no solamente refuta el argumento del diseño; nos da razón suficiente para profesar el ateísmo.

Cuando nos preguntamos por la evidencia, ésta debe ser del tipo accesible para nosotros, no, por ejemplo, apelando a los viajeros del tiempo o alienígenas que pueden detectar radiaciones que nosotros no podemos. Que nosotros sepamos, hay seres que han encontrado evidencia del diseño en la naturaleza, pero lo que cuenta es si hay evidencia disponible para nosotros. Y no hay.

¿Qué podemos tomar como evidencia del diseño? Debemos empezar con cosas de las que estamos muy seguros que han sido diseñadas. Otras cosas ofrecen evidencias de diseño en la medida que se asemejan a otras. Ninguna de las evidencias es absolutamente concluyente: incluso si vemos a alguien hacer un vestido utilizando un patrón es posible, sí, que estemos alucinando. Pero cualquiera que sea su certeza, la evidencia caerá en una de estas dos categorías: la de la procedencia y la del patrón.

Si nos ponemos a rastrear la procedencia de un objeto desde un proceso de producción conocido, entonces sabemos que está diseñado. No importa a lo que se asemeje el objeto. Si encontramos una pieza de arcilla de forma irregular, y oímos de amigos de confianza que se trata del trabajo de un artista, y preguntamos al artista por ello que a su vez nos dice que lo hizo pero lo desechó, tendremos una potente evidencia de que la pieza de barro fue diseñada.

En la naturaleza no tenemos evidencias de la procedencia. No vemos a dios creando erizos de mar; no tenemos aún informes suyos haciendo tal cosa. El erizo no dispone de una etiqueta que diga "hecho con orgullo por dios". Los que afirman que ven la mano de dios en las cosas están haciendo una metáfora, no una aserción literal. Así que si queremos una prueba del diseño en la naturaleza, debe ser la evidencia del patrón. Pero aquí está el problema que supone la diferencia entre el éxito o el fracaso: la naturaleza no ofrece ninguna evidencia de tal guisa.

La evidencia del patrón consiste enteramente en las semejanzas con las cosas que, a través de la evidencia de la procedencia, ya sabemos que han sido diseñadas. Con el orden o la función no basta. Si tuviéramos una lengua escrita o hablada de forma muy diferente, si nada de lo que hiciéramos fuera formado como las letras de nuestro alfabeto, no tendríamos razón alguna para ver diseño en un patrón como "SALIDA". Las bicicletas, los relojes y las tijeras, a diferencia de los globos oculares, nos proporcionan evidencia de patrones de diseño porque sabemos, mediante la evidencia o la procedencia, que la gente diseña y fabrica tales cosas. Cuanto más general es el patrón, más débil es la evidencia: los cubos, por ejemplo, también se encuentran en algunos minerales, así como muchas otras formas regulares. Pero un cubo de tamaño mineral con alguna procedencia, con algún indicio de prácticas humanas, sí que ofrece evidencia: no el cubo desnudo, sino los bloques con letras para niños o los símbolos o números en los dados de póker.


Los patrones de la naturaleza muestran orden y complejidad, pero no tienen trazas de procedencia  ni ninguna semejanza con las cosas que sabemos han sido diseñadas. Si encontrásemos mamíferos con forma de BMW o flores parecidas a tijeras, ello podría ser una evidencia del diseño.  No encontramos nada parecido, así que no tenemos tal evidencia. Incluso si miles de fábricas comenzaran a fabricar enormes cantidades de piedras normales y corrientes, no nos ayudaría. Entonces no podríamos conocer si una piedra normal o corriente había sido diseñada o no. No saber que algo está diseñado no es una buena razón para suponer que ha sido diseñado. Ya que nada en la naturaleza nos proporciona evidencia de diseño, el argumento del diseño no puede siquiera ser tenido en cuenta.

Esta falta de evidencia no prueba la no existencia de dios. A pesar de ello, hace mucho más que refutar un argumento: nos da razones para abrazar el ateísmo. Tiene más sentido que decir "no sé si dios existe" o incluso "probablemente dios no existe", afirmar que dios no existe. Esto tiene que ver con las condiciones bajo las cuales nos sentimos autorizados a afirmar algo. Siempre que decimos cualquier cosa damos por sentado que puede menoscabar nuestra afirmación el escepticismo extremo. Tenemos derecho a negar que duendes indetectables cabalgan en las gotas de lluvia o que las estatuas del monte Rushmore recitan frecuentemente poesía francesa, o que Mickey Mouse tiene un reino oculto en la Amazonia. Podemos negar estas cosas aunque sabemos que, hablando estrictamente, podríamos estar equivocados. Todos podríamos estar alucinando o haber pasado por alto algunas evidencias decisivas. Pero estas incertidumbres "metafísicas" ya son siempre asumidas cuando afirmamos que algo no ocurre o no existe.

Es engañoso llevar esta incertidumbre metafísica de fondo al primer plano hablando de probabilidades. Cuando en realidad afirmamos probabilidades –"probablemente lloverá esta semana"— basamos nuestra afirmación en observaciones del mundo real. Podemos citar, por ejemplo, la frecuencia observada en que determinadas condiciones de la meteorología producen lluvia. Las afirmaciones de probabilidad, en otras palabras, están ellas mismas basadas en la evidencia. No son movimientos neuróticamente prudentes para protegernos de resultados que no podemos esperar de ninguna manera a base de las observaciones. No decimos: "probablemente nosotros no tenemos tentáculos". Decimos que no los tenemos. No sentimos alguna necesidad de cubrirnos el culo por si acaso hemos estado alucinando todas estas décadas. Así debe ser con la existencia de dios. Si omitimos el "probablemente" de "probablemente nosotros no tenemos tentáculos", deberíamos omitirlo de "probablemente dios no existe".

¿Tenemos aquí demasiada cientificidad? ¿Es demasiado racionalista? Stanley Fish nos advierte contra el exceso de confianza en "las afirmaciones del ateísmo basadas científicamente": "que se encuentran delante de la necesidad de elegir, de un lado, entre una fe imperfecta religiosa que mira alto y, por el otro lado, una fe espectacularmente orgullosa en el poder de la razón por sí sola y un progreso sin contenido, pero que, como el capitalismo que refleja y extiende, sabe entrar sin ofrecer valor alguno en cada recoveco."

Fish está rajando a un hombre de paja: el pensamiento científico se basa en mucho más que "el poder de la razón por sí sola". La observación no es la razón, pero es una parte muy grande de la ciencia. También lo es la imaginación, que se extiende profundamente no solamente en la teoría y en la construcción experimental sino también en las matemáticas, de las cuales no podemos pensar que implican exclusivamente la lógica o el pensamiento "lineal". Por otra parte, la elección de una teoría respecto de otra supone, como es ampliamente entendido, consideraciones casi estéticas como potencia y elegancia, que son invocadas para decidir entre hipótesis igualmente bien confirmadas. Estas consideraciones y otras normas epistemológicas se adaptan fácilmente bajo la rúbrica de "valores". Y si la emoción no tiene lugar en el argumento científico, evidentemente tiene mucho que ver con lo que motiva a los científicos para emprender un proyecto en lugar de otro. Por último pero no menos importante, la ciencia no tiene ninguna prueba de sus supuestos más básicos. Los científicos a menudo necesitan tener fe en la ciencia, en sus conocimientos, habilidades, objetivos y métodos. En otras palabras, la ciencia abarca una gama completa de actividad mental humana. La diferencia es que la ciencia despliega imaginación, emoción y fe al servicio del descubrimiento, no de delirios. Lo que se ha descubierto nos da derecho a negar muchas cosas, incluida la existencia de dios.

 


Michael Neumann  es catedrático de filosofía en la Universidad de Trent, Canadá. Hijo del gran jurista socialista alemán, exiliado en los EEUU, Franz Leopold Neumann, las publicaciones de Michael incluyen artículos sobre filosofía moral, comportamiento racional y el imperio de la ley. Recientemente ha publicado The Case Against Israel.

Traducido del original:

https://www.counterpunch.org/2009/07/10/say-it-loud-say-it-proud-there-is-no-god/


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