Contraargumentos del Argumento ontológico
La isla de Gaunilo
Una de las primeras refutaciones del argumento de Anselmo fue planteada por uno de sus contemporáneos, Gaunilo de Marmoutiers, quien invitó a sus lectores a concebir la mayor y más perfecta isla. Dicha isla, según Gaunilo, es muy probable que no exista. Sin embargo, de acuerdo con el argumento de Anselmo, en tal caso no estaríamos concibiendo la mayor y más perfecta isla concebible, ya que la mayor isla existiría en la realidad, y además debería tener todos los demás atributos de perfección y grandeza que se puedan concebir. Aun así, el Universo insiste en no albergar tal isla. Y aunque, según Gaunilo, este argumento pueda parecer absurdo y contrario a la realidad, no lo es más que el de Anselmo.
Este argumento se engloba en las llamadas objeciones por saturación: no pretenden mostrar dónde o cómo falla el argumento, sino que simplemente razonan que si se acepta como válida la forma de razonar del argumento ontológico, entonces se habrán de aceptar las conclusiones de todos aquellos razonamientos que siendo formalmente análogos a aquel llevan a conclusiones absurdas e incluso contrarias a la más directa experiencia; tales argumentos, en efecto, saturarían al universo con un número indefinidamente grande de islas perfectas necesariamente existentes, lagartijas perfectas, lapiceros perfectos, etcétera. Además, el contraarguumento de Gaunilo viene a señalar la que se ha visto como principal debilidad del argumento ontológico, el que algo sea más perfecto existiendo que no existiendo, lo cual se ha señalado como escurridizo y carente de sentido, ya que supone comparar algo que existe con algo que no es.
Objeción de Tomás de Aquino
Santo Tomás de Aquino fue uno de los primeros teólogos en rechazar el argumento ontológico.
Tomás de Aquino, en su Summa Theologica, acepta que Dios es a lo que se denomina como el fundamento de lo que es, luego la proposición "Dios existe" es necesariamente verdadera, porque en ella el sujeto y el predicado son lo mismo (como se lee en el Éxodo, capítulo 3, versículo 14, Dios le dice a Moisés: "Yo soy el que soy". Esto es a lo que el filósofo Brian Davies llama "el argumento de la existencia".6
"Pues si las cosas, entre sí diversas, coinciden en algo, es necesario que haya alguna causa de tal coincidencia, ya que las cosas diversas no coinciden entre sí por sí mismas. Por eso, cuando entre cosas diversas se encuentra algo común, es necesario que este algo tenga alguna causa. [...] Por lo tanto, es necesario que haya un principio del ser por el que tengan ser las cosas, incluso las más diversas, tanto si son invisibles y espirituales como si son visibles y corporales."
Suma teológica, Parte I, Cuestión 65, Artículo 1
No obstante, se opuso al argumento de Anselmo. Sugirió que las personas no pueden conocer la naturaleza de Dios y, por lo tanto, no pueden concebir a Dios de la manera que Anselmo propuso.
«Por consiguiente, digo: La proposición Dios existe, considerada en sí misma, es evidente por sí misma, ya que en ella sujeto y predicado son lo mismo, pues Dios es su mismo ser, como veremos (q.3 a.4). Pero, puesto que no sabemos en qué consiste Dios, para nosotros no es evidente, sino que necesitamos demostrarlo a través de aquello que es más evidente para nosotros y menos por su naturaleza, esto es, por los efectos.»
Suma teológica, Parte I, Cuestión 2, Artículo 1
La prueba de Anselmo parte de que Dios es concebible. Santo Tomás razonó que Dios es evidente en sí (quoad se), pero no para nosotros (quoad nos). Solo se puede conocer a Dios mediante su esencia, y como solo Dios puede conocer completamente su esencia, solo Él podría usar el argumento. Hasta el mismo Albert Einstein explica esta situación sobre la incomprensión de los atributos de Dios:
«La mente humana es incapaz de concebir las cuatro dimensiones. ¿Cómo puede concebir un Dios, ante quien mil años y mil dimensiones son como una? »
Albert Einstein, Cosmic Religion
Según Tomás, se deduce que la existencia de Dios, aun cuando en sí misma no se nos presenta como evidente (a priori), es demostrable por los efectos (a posteriori) con que nos encontramos. Tomás concluye que aun si la palabra Dios se entiende como el ser más perfecto, no se sigue que este se dé en la realidad, sino tan solo en la comprensión del entendimiento. Tampoco se puede deducir que exista en la realidad sin que se presuponga que en la realidad exista tal ser. Su rechazo del argumento ontológico causó que otros teólogos católicos también rechazaran el argumento. No obstante, la posición de Tomás ha sido vista como contradictoria porque si el argumento ontológico se rechaza, partiendo de la idea de Dios como un ser posible no se podría concluir que es un ser necesario, cosa que afirma desde su tercera vía, volviendo absurdo la identificación de la esencia de Dios con su existencia. Leibniz sostendrá la armonía del argumento ontológico con la tercera vía.
Respuesta de Ockham
Guillermo de Ockham rechazó tanto la prueba ontológica de Anselmo y la cosmológica de Aquino, cada una con sus versiones diferentes. Ockham cree que cada uno se reduce a un argumento acerca de la imposibilidad de una regresión infinita. Es decir, si la inexistencia de Dios implica una regresión infinita, entonces se aceptaría la conclusión de su existencia. Sin embargo, Ockham niega que la inexistencia de Dios implica algo así según la distinción aristotélica entre infinito extensivo e intensivo:
- Un infinito extenso es una cantidad incontable de cosas existentes. Los platonistas matemáticos creen que el conjunto de números como es un infinito extenso. Ockham considera contradictoria la idea de una cantidad incontable ya que Dios podría contarlos. Con esto también niega las regresiones infinitas.
- Un infinito intensivo, por otro lado, es solo una falta de limitación. Como nominalista, Ockham entiende que el conjunto de los números enteros es un infinito intensivo en el sentido de que no existe un límite alcista sobre cuán lejos puede contar alguien. Esto no significa que el conjunto de números enteros sea una cantidad incontable de cosas realmente existentes.
La respuesta de Ockham al argumento es que no prueba que haya una sola entidad más grande. Ockham adopta la doctrina medieval Gran Cadena del Ser, en la que la naturaleza puede clasificarse en una jerarquía de seres en la que implica que la grandeza es una cualidad objetivamente existente. Teniendo en cuenta la Gran Cadena del Ser si Dios y los ángeles no existen, los seres humanos serían las entidades más grandes, y si hubiera un solo mejor ente entre los seres humanos, él o ella sería un "dios".
Críticas de John Locke
Uno de los primeros filósofos modernos en criticar el argumento ontológico es el fundador del empirismo, John Locke. Luego de refutar la teoría de las ideas innatas de Descartes en su Ensayo sobre el entendimiento humano, donde afirma que todas las ideas derivan de la experiencia. Locke considera que:74
"Si se formara una comunidad de niños en una isla en la que no hubiera fuego, no tendría ni la noción ni el nombre para tal cosa a pesar de que fuera conocida y recibida en el resto del mundo de manera universal. Y también, quizá, estarían lejos de tener un nombre o una noción de Dios hasta que alguno de ellos reflexionara sobre el origen y las causas de las cosas, lo cual le llevaría fácilmente a la noción de Dios. Una vez enseñada esa noción, la razón y la tendencia natural de los pensamientos la extenderían después y la conservarían entre ellos."
Ensayo sobre el entendimiento humano. Capítulo III , 11. La idea de Dios no es innata
En un opúsculo posterior, Locke analiza la versión cartesiana del argumento, centrándose en la idea de existencia necesaria. Esta idea, según Locke, favorece tanto a quien quiera probar la existencia de un Dios inmaterial y creador (que llama el Dios teísta) como a la de una materia primigenia y sin conocimiento (que llama la materia de los ateos), ya que si se puede agregar la idea de existencia necesaria a Dios, también se la puede agregar a la materia de los ateos.
Hacia el final del opúsculo, Locke concluye que no se puede pasar del plano de las ideas al de la existencia en una argumentación que pretenda ser válida:
“...agregar en nuestros pensamientos la idea de existencia necesaria a una idea de una sustancia material sin sentido, o a la idea de un espíritu de conocimiento inmaterial, no hace que ninguno de ellos exista, ni altera nada en la realidad de su existencia. [...] Por las ideas del espíritu discernimos el acuerdo o desacuerdo de las ideas que tienen una existencia ideal semejante en nuestros espíritus […] Pero cualquier idea, simple o compleja, por el mero hecho de estar en nuestros espíritus, no es evidencia de la existencia real de una cosa exterior a nuestros espíritus que corresponde a aquella idea. La existencia real sólo puede probarse por la existencia real; y, por tanto, la existencia real de Dios sólo puede probarse por la existencia real de otras cosas”
The life of John Locke, with extracts from his correspondence, journals, and common-place books, pag 137-138
Contraargumento de Hume
Para Hume, todas las proposiciones existenciales son contingentes.
Uno de los principales ataques contra el argumento ontológico es su apriorismo: al contrario de, por ejemplo, las cinco vías de Santo Tomás, el argumento ontológico parte de la existencia de Dios a priori para demostrarla. El filósofo escocés David Hume produjo, en ese sentido, una refutación del argumento bajo un empirismo extremo de Locke, en virtud de la cual trataba de demostrar que nada puede probarse como existente a partir de un argumento racional a priori. En sus Dialogues concerning Natural Religion (Diálogos sobre la religión natural) escribió:
Es un absurdo evidente pretender demostrar un hecho como necesario, o pretender demostrarlo con cualesquiera argumentos a priori. Nada es demostrable salvo si su contrario implica una contradicción. Nada que sea distintivamente concebible implica una contradicción. Cualquier cosa que concebimos como existente igualmente la podemos concebir como inexistente. No hay, por tanto, ser alguno cuya inexistencia implique una contradicción. En consecuencia, no hay ser alguno cuya existencia sea demostrable a priori.
Este razonamiento podría resumirse en:
1- La única manera de probar algo a priori es si su opuesto implica una contradicción.
2- Si algo implica una contradicción, entonces es inconcebible.
3- Todo puede ser concebido como inexistente.
4- Por tanto, nada puede ser demostrado como existente a priori.
Razonamiento de Kant
Immanuel Kant planteó que "la existencia de la cosa está en conexión con nuestras percepciones".
Existe un cierto consenso en que fue Immanuel Kant el que vino a clarificar la polémica que rodea al argumento ontológico. A lo largo de su Crítica de la razón pura, distinguió tres tipos de argumentos para la existencia de Dios: ontológico, cosmológico y teleológico. Kant intentó demostrar la inconsistencia de una prueba ontológica, tratándola en la dialéctica trascendental.
Ofreció una serie de argumentos separados pero interconectados en contra del argumento ontológico, apoyándose en los conceptos de juicios sintéticos y analíticos. En un juicio analítico, el predicado expresa de un concepto algo que ya está contenido en el concepto, y por tanto es una tautología (ej: un triángulo tiene tres lados); en un juicio sintético, el predicado liga el concepto con algo externo a él que no se colegía lógicamente del mismo (ej: la Tierra es un esferoide): el conocimiento nuevo se construye a partir de juicios sintéticos.
1- Primeramente, Kant razona que no está nada claro que la idea de un ser absolutamente necesario signifique algo en realidad: señala como escurridiza la afirmación de que la existencia es mejor que la inexistencia.
2- Segundo, Kant arguye que si incluimos la existencia en la definición de algo, entonces afirmar que ese algo existe es una tautología. Si decimos que la existencia es parte de la definición de Dios (lo cual tomamos por un juicio analítico), entonces simplemente nos estamos repitiendo al afirmar que Dios existe, sin aportar juicio sintético alguno que pudiera añadir nueva información respecto a la existencia de Dios.
3- Tercero, Kant afirma que «existir no es obviamente una afirmación real», y que no puede ser parte del concepto de algo. Esto es, que decir que algo es o existe no es decir algo de un concepto, sino que por el contrario indica que hay un objeto que se corresponde con el concepto, y que «el objeto, como realmente existe, no está analíticamente contenido en mi concepto, sino que se añade al mismo». Es decir, cualquiera que sea el concepto de un objeto, se ha de salir del concepto si se quiere atribuirle existencia al objeto. Con respecto a los objetos sensibles, decir que algo existe no implica que tiene una propiedad adicional que es parte de su concepto, sino que será encontrado fuera de nuestros pensamientos y que tenemos la percepción empírica del mismo en el espacio y el tiempo. Una cosa realmente existente carece de cualquier propiedad que pudiera predicarse de ella y que la diferenciara del concepto de la misma. De este modo, lo real no contiene más que lo posible.
"De este modo, lo real no contiene más que lo posible. Cien táleros reales no poseen en absoluto mayor contenido que cien táleros posibles. En efecto, si los primeros contuvieran más que los últimos y tenemos, además, en cuenta que los últimos significan el concepto, mientras que los primeros indican el objeto y su posición, entonces mi concepto no expresaría el objeto entero ni sería, consiguientemente, el concepto adecuado del mismo."
Crítica de la razón Pura, Ed. Alfaguara, Madrid, 1978, pp.504
Lo que distingue el objeto del concepto es que los experimentamos: tendrá, por ejemplo, una forma, una situación determinada, y una duración. Como ejemplo de esto, propone: la razón por la que decimos que los caballos existen y los unicornios no, no es que el concepto de caballo tenga la propiedad de la existencia y el de unicornio no; no hay diferencia entre ambos conceptos en este sentido, y tampoco la hay entre el concepto de un caballo y de un caballo realmente existente: ambos conceptos son iguales. La razón por la que decimos que los caballos existen es que tenemos una experiencia espacio-temporal de los mismos: son objetos que se corresponden al concepto. Así, cualquier demostración de la existencia de algo, incluyendo a Dios, que se base en afirmar (predicar) una propiedad (en este caso la existencia) de ese algo es falaz: la definición de algo no implica su existencia.
Charles Hartshorne dijo que, para Anselmo, "la existencia necesaria es una forma de existencia superior a la existencia ordinaria y contingente, y que la existencia ordinaria y contingente es un defecto". Para Hartshorne, tanto Hume como Kant se centraron solo en si lo que existe es mayor que lo que no existe. Sin embargo, "el punto de Anselmo es que lo que existe y no puede no existir es mayor que lo que existe y no puede existir". Esto evitaría la pregunta de si la existencia es o no un predicado.
Burlas de Schopenhauer
Arthur Schopenhauer declara que «examinado con claridad y despreocupadamente, este célebre argumento ontológico, es un delicioso cuento».
El filósofo alemán Arthur Schopenhauer, muy influenciado por la filosofía kantiana, criticó paródicamente el argumento ontológico.
Según él, este argumento es comparable a un truco de magia. Similarmente cuando un mago oculta en lugar conveniente de su sombrero un conejo, San Anselmo y Descartes ocultan dentro de las premisas la conclusión del argumento (que Dios existe), volviéndolo en una falacia de petición de principio. Schopenhauer dice lo mismo diciendo que el argumento ontológico hace lo mismo que "el pollo dentro del huevo que ha sido largamente empollado". Al salir el pollo del cascarón, no surge milagrosamente de un huevo vacío, sino que ya estaba dentro desde el principio.
Para Schopenhauer, la respuesta más simple a tal demostración ontológica (de que un objeto correspondiente al concepto debe existir en la realidad, independiente del concepto mismo) es la siguiente:
«Todo estriba en saber de dónde te viene tu concepto: ¿le has tomado de la experiencia? A la bonne heure! Entonces en ella existirá su correspondiente objeto, y no necesita de más demostración. Por el contrario, ¿le has fraguado en tu mollera? Entonces no le sirven de nada todos sus predicados: es una ficción»
Sobre la cuádruple raíz del principio de razón suficiente (1813) CAPÍTULO II. 7.
Descartes
Schopenhauer cita a Aristóteles en el capítulo 7 del libro II de Analytica Posteriora. En este fragmento Schopenhauer señala que la definición de una cosa y la prueba de su existencia son dos materias distintas y que nunca deben confundirse, pues por la primera de ellas sabemos lo que se menciona, y por la otra que esta cosa existe. Es decir, "la existencia no forma parte de la esencia: el existir de las cosas no pertenece a su quididad.»
Ahora bien, el ser no es la entidad de nada: pues lo que es no es un género.
Segundos analíticos, II, VII, 92b, 10 - 1481
Con esto, Schopenhauer se burla y critica duramente a los filósofos Schelling y Hegel por defender tal argumento.
Pensamientos de Bertrand Russell
Russell afirma que no se puede aplicar las mismas reglas lógicas a cosas cuya existencia es incierta.
Bertrand Russell, durante su primera fase hegeliana, aceptó el argumento; confiesa en su autobiografía que una vez exclamó: «¡Cáspita, el argumento ontológico es sólido!». Sin embargo, más tarde criticó el argumento, afirmando que "el argumento, para una mente moderna, no parece muy convincente, pero es más fácil sentirse convencido de que debe ser falaz que descubrir precisamente dónde está la falacia."
Russell hizo una distinción entre la existencia y la esencia, argumentando que la esencia de una persona puede describirse y su existencia aún permanece en cuestión.
La verdadera pregunta es: ¿hay algo que podamos pensar que, por el mero hecho de que podemos pensar en ello, parezca posible existir fuera de nuestro pensamiento? A los filósofo les gustaría decir que sí, porque el trabajo de un filósofo es averiguar cosas sobre el mundo mediante el pensamiento en lugar de la observación. Si la respuesta correcta es "sí", existe un puente desde el pensamiento puro a las cosas. Si no, no.
Bertrand Russell: Historia de la filosofía occidental (1946)
Russell rechaza el argumento ontológico, siguiendo la misma crítica propuesta por Kant, argumentando que la existencia no es un predicado. Russell lo resume diciendo que todos los argumentos ontológicos son " casos de mala gramática ". Si la existencia se considerase como una propiedad, el siguiente silogismo sería válido.
1- Los hombres existen.
2- Papá Noel es un hombre.
3- Papá Noel existe.
Al ser padre de la filosofía del lenguaje, Russell en su teoría descriptiva distingue dos tipos de declaración:
- Predicativa, que se agrega a una descripción de algo;
- y existencial, que muestra que algo existe.
Es posible usar declaraciones predicativas para describir algo, pero ese algo no tiene que ser una declaración existencial. Russell argumentó que el uso cotidiano del lenguaje hace posible hablar de cosas inexistentes con un significado aparente. Por ejemplo, al hablar de unicornios, se habla de la misma manera que con vacas. En silogismo anterior, Papá Noel pertenece a un grupo distinto al del hombre de la primera premisa.
Russell distingue lo que es o esencia (transmitido por lo que "hay") y la existencia (transmitida por "existe"). En otras palabra, Russell piensa que: Algunas cosas son y existen (un hombre); y otras son y no existen (Papá Noel). Él lo ejemplifica con la frase "el actual rey de Francia es calvo", ya que Francia es una república y no tiene rey. Las descripción puede ser comprensible, pero no corresponden a un estado real de las cosas. Por lo tanto, no tienen un significado real. Russell era un realista respecto al lenguaje, y este debe corresponder a estados reales para ser verdadero o falso. El lenguaje que no corresponde a la realidad es un sin sentido. El argumento ontológico cae en esta categoría.
Él está de acuerdo con Anselmo al definir Dios como "un ser tal que no se puede imaginar algo más grande", sin embargo no está de acuerdo que esto prueba su existencia en la realidad. Por supuesto, en la vista de Russell en su Principia, no hay una propiedad de existencia y de no existencia, pero aún si lo son, el argumento también fallaría. Russell fue más lejos al sugerir que la "existencia", en lugar de ser un predicado, indica que algo está instanciado si hay ejemplos de este en el espacio y tiempo. Otra forma de expresarlo es que la existencia es la extensión de la intención (concepto de un término) buscando dentro de las cosas reales pragmáticamente. La intención de "un ser tal que no se puede imaginar algo más grande" posee una extensión en cuanto a una idea, pero no físicamente. El punto de vista de Russell se refleja en el tratamiento lógico moderno estándar de la existencia. Según Mario Bunge, la concepción actualmente aceptada es que la existencia no es un predicado sino un cuantificador llamado "cuantificador existencial" en lugar de un predicado.
También Russell propuso una refutación del argumento ontológico. Muestra que la existencia de Dios se supone implícitamente como una premisa inicial del argumento. En su libro "Sobre la denotación", Russel reformula la primera premisa del argumento ontológico con: "Hay una y única entidad x que es la más perfecta, esa tiene todas las perfecciones", pero esto es exactamente lo que se intenta probar y el argumento no prueba nada. Si se reformulase el argumento usando la forma "Si el Ser más perfecto existe, entonces ese Ser tiene todas las perfecciones, la existencia es una perfección, por lo tanto ...". A partir de aquí, la única conclusión que podemos extraer es: Si existe el Ser más perfecto, entonces existe el Ser más perfecto.
Además, Russell considera el concepto de un "Ser Necesario" como un sin sentido en su debate de radio con Frederick Copleston. Reconoce que las definiciones y las pruebas lógicas pueden ser necesariamente ciertas, pero no que existan necesariamente.
Suponga que usted toma como su sujeto "el existente cuadrado redondo", se vería como una propuesta analítica que "el existente cuadrado redondo existe", pero no existe.
Bertrand Russell
Para él, una propuesta necesaria debe ser analítica (verdaderas por definición) pero según él, un "ser necesario" es una noción contradictoria, como un "cuadrado redondo". Este contra-argumento lo usó contra la teoría de los objetos de Alexius Meinong, y por consiguiente, contra los argumento ontológicos meinongianos.
Parodias del argumento
Desde los tiempos de Gaunilón, se han presentado varias parodias del argumento basadas en la reducción al absurdo de Gaunilón que ejemplificó con su Gran Isla. Michael Martin propuso parodias del argumento, sugiriendo que la existencia de cualquier cosa se puede demostrar con el argumento de Plantinga o Kordig, siempre que se defina como perfecto o especial en todos los mundos posibles. El objetivo es construir argumentos con la misma estructura lógica que los no teístas puedan razonablemente negar y por consiguiente afirmar que estos argumentos no tienen más razones para ser aceptados que los argumentos ontológicos originales. La principal defensa de los teístas es sostener que los argumentos originales son sólidos y las parodias no.
Perfecta inexistencia
Una parodia popular del argumento ontológico es la de Richard Dawkins, en su best-seller "The God Delusion". Su parodia es una versión del argumento que intenta demostrar que Dios no existe. Es similar en el enfoque de Gaunilo, ya que también requiere un Dios que puede hacer lo lógicamente imposible, llegando a conclusiones absurdas. En la versión de Dawkins, tomada del filósofo australiano Douglas Gasking, la grandeza de Dios queda demostrada por su creación del mundo. Un ser que de alguna manera supera la gran desventaja de no existir y continúa creando el mundo sin duda será más grande que un ser que existe y crea el mundo. Por lo tanto, Dios, quien por definición es "aquello de lo que nada más grande puede ser concebido", no debe existir.
Gasking afirmó que la creación del mundo es el logro más maravilloso que se pueda imaginar. El mérito de tal logro es el producto de su calidad y la discapacidad del creador: cuanto mayor sea la discapacidad del creador, más impresionante es el logro. La inexistencia, afirma Gasking, sería la mayor desventaja. Por lo tanto, si el universo es el producto de un creador existente, podríamos concebir un ser mayor, uno que no existe. Un creador inexistente es mayor que uno que existe, entonces Dios no existe. La proposición de Gasking de que la mayor discapacidad sería la no existencia es una respuesta a la suposición de Anselmo de que la existencia es un predicado y la perfección. Gasking usa esta lógica para suponer que la no existencia debe ser una discapacidad.
Oppy criticó el argumento, viéndolo como una parodia débil. Afirmó que, aunque puede aceptarse que sería un mayor logro para un creador inexistente crear algo que un creador que existe, no hay ninguna razón para suponer que un creador inexistente sea un ser superior, que no hay razón para ver la creación del mundo "el logro más maravilloso que se pueda imaginar" y que puede ser inconcebible que un ser inexistente cree algo en absoluto.
Argumento ontológico invertido
J. L. Mackie argumentó que si Dios tiene una necesidad metafísica, la existencia de Dios es lógicamente contingente. Es decir, si Dios existe necesariamente en el sentido de que si existe, entonces existe en todos los mundos posibles, lógicamente sigue siendo posible que Dios no exista en alguno de los mundos posibles (y por consiguiente, en todos). Varias parodias han intentado usar el mismo argumento invirtiendo las premisas para demostrar la inexistencia de Dios.
Ejemplificado en el argumento modal:
1- Es posible que no exista un gran ser máximo.
2- Si es posible que no exista un ser máximo, entonces no existe un ser máximo en algún mundo posible.
3- Si no existe un ser máximo en algún mundo posible, entonces no existe en todos los mundos posibles.
4- Si no existe un ser máximo en todos los mundos posibles, entonces no existe en el mundo real.
5- Si no existe un ser máximo en el mundo real, entonces no existe un ser máximo.
6- Por lo tanto, no existe un gran ser máximo.
La principal objeción es la negación de la primera premisa, argumentando que es más probable la solidez del argumento original apelando a otros argumentos a posteriori de la existencia de Dios. William Lane Craig señala que el argumento ontológico puede servir para un caso acumulativo para la existencia de Dios. No obstante, basarse en evidencia a posteriori es admitir que el argumento ontológico no es en sí suficiente a priori, es decir, no se puede inferir a Dios solo mediante la razón o su concepto, por lo que Craig dice que Anselmo se equivocó al pensar que encontró un argumento que pudo demostrar a Dios por si solo.95 Por otro lado, también se puede defender el argumento invertido apelando a argumentos en contra de la existencia de Dios.
Argumento del Gran demonio
La parodia clásica de la Gran Isla se podría objetar apelando que las cosas materiales no pueden ser "necesarias". Luego la parodia se ha cambiado por la de un "gran demonio" de necesaria maldad:
1- Un ser tiene la máxima depravación en un mundo posible dado W si y solo si es omnipotente, omnisciente y completamente malo en W; y
2- Un ser tiene una maldad máxima si tiene una depravación máxima en cada mundo posible.
3- Es posible que haya un ser que tenga la maldad máxima. (Premisa)
4- Por lo tanto, posiblemente, es necesariamente cierto que existe un ser omnisciente, omnipotente y perfectamente malo.
5- Por lo tanto, (por el axioma S5) es necesariamente cierto que existe un ser omnisciente, omnipotente y perfectamente malo.
6- Por lo tanto, existe un ser omnisciente, omnipotente y perfectamente malo.
Argumento de la conjetura de Goldbach
Unas parodias intentan mostrar que es absurdo otorgar la posibilidad de algo que es metafísicamente necesario bajo la lógica modal S5. Por ejemplo, el plantonismo matemático y realismo modal sostiene que las objetos matemáticos (números, figuras geométricas, funciones, etc.) son metafísicamente necesarias. Por ejemplo, si 2+2=4 es posible en este mundo actual, tiene que serlo en todos los mundos posibles necesariamente.
La "Conjetura de Goldbach" en matemáticas es un problema no resuelto en la teoría de números que indica que "Cada entero par mayor que 2 se puede expresar como la suma de dos números primos". Entonces:
1- Si la conjetura de Goldbach es correcta, entonces es necesariamente cierta.
2- Es posible que la conjetura de Goldbach sea correcta.
3- Por lo tanto, es posible que sea necesariamente cierto que la conjetura de Goldbach es correcta.
4- Por lo tanto (por el axioma S5) es necesariamente cierto que la conjetura de Goldbach es correcta.
5- Por lo tanto, la conjetura de Goldbach es correcta.
Esto convertiría cualquier área "no probada" de las matemáticas que "podría ser verdad" en algo que "debe ser verdad". Este argumento no solo no prueba la conjetura de Goldbach, sino que no proporciona ninguna demostración para pensar que la conjetura sea necesariamente cierta, ya que no hay razón para pensar que la conjetura de Goldbach sea posiblemente cierta desde el principio, a no ser que ya se presuponga que lo es. El filósofo Timothy O'Connor está de acuerdo con el áxioma S5, pero niega que esto invoque el argumento ontológico, ya que "no da ninguna razón para pensar que la naturaleza de este ser en cuestión es realmente posible y no aparentemente lógico".
Problemas con el concepto de Dios
Muchos filósofos intentaron demostrar la coherencia de un ser supremamente perfecto bajo la definición de Dios pretendida por el teísmo clásico: Dios es omnipotente, omnisciente y moralmente perfecto, sin embargo, uno de los principales contra-argumentos, es demostrar que la existencia de Dios implique una contradicción y por consiguiente sea lógicamente imposible (como un soltero casado o un círculo cuadrado). Michael Martin argumentó que, si ciertos componentes de la perfección son contradictorios, como la omnipotencia y la omnisciencia, entonces la primera premisa del argumento no es razonable.
Esta definición trae varios problemas como planteados desde hace siglos como: El problema del mal, atribuido a Epicuro, que establece que una deidad omnipotente y omnibelevolente no puede existir en un mundo con mal, y la paradoja de la omnipotencia, atribuida a Averroes, planteando si un ser omnipotente podría realizar una acción que limitara su propia habilidad para realizar acciones.
C.D. Broad lo expresa diciendo con el ejemplo que si solo hubiese tres propiedades positivas X, Y y Z, pero dos de ellas son compatibles entre las dos, y la presencia de las dos excluye a la restante. Entonces habría tres seres posibles:
1- Uno que combine X e Y,
2- uno que combine Y y Z,
3- y uno que combine Z y X.
El único tipo de ser superior a cualquiera de estos sería uno que tuviera las tres propiedades, X, Y y Z; y, por hipótesis, esta combinación es lógicamente imposible volviendo a la frase "un ser que no puede ser imaginado ninguno más grande" es simplemente un sin sentido, como la frase "el mayor número posible". El problema del mal serviría como argumento un "ontológico contra la existencia de Dios", ya que si Dios existe necesariamente, la mera posibilidad de un mundo incompatible con las cualidades esenciales de Dios hace que Dios sea imposible.
Kenneth Einar Himma afirmó que la omnisciencia y la omnipotencia son incompatibles con el concepto del libre albedrío:
1- Si Dios es omnisciente, entonces Dios sabe lo que cada persona va a hacer en cada momento t.
2- Una persona p tiene libre albedrío
3- Una persona tiene libre albedrío si hay al menos un momento t en el que p hace una acción A pero podría haber hecho otra que A.
4- Si una persona p que hace A en t , tiene la capacidad de hacer otra cosa A en t.
5- Entonces p tiene la capacidad de lograr que un Dios omnisciente tenga una creencia falsa, y esto es claramente imposible.
Esto cae en contradicción. La omnipotencia implica el poder de crear seres libres, pero la omnisciencia excluye la posibilidad de que tales seres existan. Por lo tanto, un ser que es omnisciente carece de la capacidad de crear seres libres y, por lo tanto, no es omnipotente. Por el contrario, un ser que es omnipotente tiene el poder de crear seres libres y, por lo tanto, no sabe lo que esos seres harían si existieran. Esta paradoja, llamada argumento del libre albedrío, haría que el argumento ontológico fuera incoherente, ya que las características requeridas de un ser máximo no pueden coexistir en un solo ser, y por lo que tal ser no podría existir.
El filósofo John Niemeyer Findlay, después de que Gödel defendiera el argumento ontológico, publicó en 1948 en la revista Mind un artículo llamado Can God´s existence be disproved? (¿Puede la existencia de Dios ser demostrada?). Findlay sostiene que Dios debe poseer sus perfecciones y su existencia necesariamente, pero como a partir de la crítica kantiana, la existencia no es un predicado de la esencia, la idea de Dios es en sí misma contradictoria ya que pretende implicar a la existencia como una característica más de su esencia. Dado que la noción de Dios es contradictoria, su existencia es imposible. Esta crítica se le llama la "refutación ontológica", la cual argumenta que Dios debe existir necesariamente y la existencia necesaria es imposible. Findlay declaró:
“Fue de veras un mal día para Anselmo cuando dio con su famosa prueba. Porque en ese día no sólo descubrió algo que es de la esencia de un adecuado objeto religioso, sino también algo que supone su necesaria no existencia”.
Findman desarrolló lo que Hartshorne llamaría más tarde "la paradoja de Findlay":
1- Un ser contingente no merecería culto.
2- Un ser necesario es una contradicción lógica.
Charles Hartshorne criticó a Findlay por si tiene sentido hablar de inexistencia necesaria, tiene sentido hablar de existencia necesaria; y que todas las proposiciones existenciales son contingentes no es una suposición universalmente aceptada.
El controversial artículo puso de relieve nuevamente la cuestión de la existencia de Dios sepultada por la crítica kantiana. Entre las primeras reacciones se encuentra Faith and Logic de 1958, y Faith and Philosophers de 1966 que contó con la participación de los más importantes exponentes del teísmo norteamericanos: Hartshorne, Malcolm y Plantinga, todos defensores del argumento ontológico.
Otras opiniones
El filósofo y político teórico Robert Nozick llamó al argumento ontológico como "el más famoso de todos los argumentos filosóficos sospechosos ". Nozick jugó con la idea de que Dios lo necesitaría para probar su propia existencia a sí mismo en su libro Invariances: The Structure of the Objective World y también usó la idea de un meta-argumento ontológico para mostrar la existencia de tal argumento.
El filósofo de la religión Theodore Drange fue más crítico declarando que:
"La mayoría de filósofos se le refieren [al argumento ontológico] ya sea como un sin sentido absurdo cognitivo o un juego de palabras, un puzzle semántico para resolver si alguien tiene tiempo libre. Apenas hay alguien que sea teísta teniendo como base el argumento ontológico. Enseño filosofía a miles de estudiantes, y ni siquiera uno de ellos ha puesto algún valor en él".
Drange (2006)
Peter Millican ofreció una objeción nueva y elaborada al argumento ontológico de Anselmo. Millican, piensa que su objeción es más poderosa que cualquier otra porque no disputa las "profundas teorías filosóficas" contenciosas que subyacen al argumento. Peter Millican escribe sobre la doctrina kantiana que "la existencia es no es un predicado'':
"Esta objeción más popular para el argumento no se ha mantenido del todo convincente bajo escrutinio crítico, en parte debido a que nunca se ha sido totalmente satisfactoria y defendida, pero también en parte debido a sus implicaciones para el argumento son de todos modos bastante oscuras: supongamos que aceptamos que 'existe' no es 'lógicamente' un predicado, ¿cómo es que esto socava el razonamiento de Anselmo: qué paso en particular no puede pasar [...]?"
En cambio, trata de revelar el "defecto fatal" del argumento al considerar sus "detalles lógicos poco profundos". La objeción de Millican se basa en su interpretación del argumento, según el cual Anselmo se basa en lo que llamó el “principio de la superioridad de la existencia”. En resumen, según Millican, el argumento ontológico no establece la existencia de Dios, pero en la versión de Anselmo, al menos, sigue siendo un enigma lógico fascinante.
El empirista del siglo XVII Pierre Gassendi confrontó a Descartes con esta crítica en un conjunto de objeciones (y merece crédito por ser el primero en enunciarlo): “la existencia no es una perfección ni en Dios ni en ninguna otra cosa; es aquello sin lo cual no puede haber perfecciones”.
En cuanto a la afirmación que incluso si concediéramos que la existencia necesaria es inseparable de la idea de Dios (en los términos de Kant, incluso si la existencia necesaria fuera analítica del concepto "Dios"), nada se deduce de esto sobre lo que existe o no existe. Johannes Caterus, el autor del primer conjunto de objeciones a las meditaciones, expresa el siguiente punto:
"Incluso si se concede que un ser supremamente perfecto conlleva la implicación de la existencia en virtud de su propio título, todavía no se sigue que la existencia en cuestión sea algo real en el mundo real; todo lo que sigue es que el concepto de existencia está inseparablemente vinculado al concepto de un ser supremo. Así que no puedes inferir que la existencia de Dios es algo real a menos que supongas que el ser supremo existe realmente; para entonces, en realidad contendrá todas las perfecciones, incluida la perfección de la existencia real".
En Sobre la existencia de Dios y la existencia de los unicornios, el filósofo y científico informático Gilles Dowek objetó al argumento ontológico utilizando el teorema de corrección (recíproco del Teorema de completitud de Gödel). Expresó que "Definir a Dios como existente no es suficiente para demostrar que Él existe. Por otro lado, definir unicornios como imaginarios es suficiente para mostrar que no existen".
Richard Swinburne, siguiendo a J. L. Mackie, señala que Dios es un ser lógicamente contingente, por lo que podría no haber existido y la necesidad de Dios no es lógica, no habiendo así contradicción en negar que tal ser existe. Swinburne cree que los argumentos ontológicos no dan ninguna razón para creer en Dios, ya que los argumentos deductivos si bien sus premisas pueden ser verdaderas, no se sabe que estas premisas sean ciertas por quienes discuten sobre ellas, y por consiguiente, son rechazadas. Sin embargo, para Swinburne, la existencia de Dios si es metafísicamente necesaria.
El filósofo Brian Davies criticó el argumento ontológico de Anselmo señalando que la comparación de "un ser tal que no se puede imaginar algo más grande" existiendo en la mente y en la realidad no es válida, porque no hay nada con lo que comparar. Preguntar si es algo que existe es más perfecto con algo que no existe es un sinsentido. “Si algo está en la mente (en intelecto) pero no en la realidad (en Re), ¿se puede pensar en algo más grande? "
Posteriormente también objetó al de Malcolm por su uso de la palabra "is" en inglés ("es" en español). Él indica que hay dos usos de la palabra:
1- Para definir algo: "una reina es una mujer monarca" (a queen is a female monarch).
2- Para explicar que hay algo en realidad: "existe tal cosa como un vampiro" (there is such a thing as a vampire).
Según Davies, el uso de esta palabra por parte de Malcolm se puede usar para definir el concepto de Dios, pero no para demostralo, ya que presupone su existencia sin ninguna razón lógica, es decir, Malcom no le dice al lector absolutamente nada sobre el tema y se basa en gran medida en la suposición de los lectores de la existencia de Dios. Davies dice que Malcolm está haciendo lo mismo con la "existencia necesaria". Además, Davies criticó argumento modal de Plantiga al señalar que simplemente que un Dios existiendo es posible y no implica que una que exista realidad física como algo probable.
Gottlob Frege, padre de la lógica matemática y de la filosofía analítica, critica al argumento con sus teorías del lenguaje, al igual que Russell. Él no se refiere a las propiedades que se afirman en un concepto como las características que lo constituyen. Frege define la existencia como la negación del número cero. La propiedad "rectangular" no es una propiedad del concepto "triángulo rectangular"; pero la proposición de que no existe un "triángulo rectangular" establece una propiedad ese concepto; se le asigna el número 0.
En este sentido, la existencia es análoga al número. Decir que x existe, es decir que hay un número distinto de cero de x. Debido a que la existencia es una propiedad de los conceptos, el argumento ontológico de la existencia de Dios se rompe. La unidad no es un componente característico del concepto "Dios" más de lo que lo es la existencia.
Frege diferencia predicados de primer y segundo orden. Argumentó que al hacer afirmaciones sobre la existencia, atribuimos (o negamos) la propiedad de segundo nivel, "no estar vacío", a un concepto de primer nivel. De esto se deduce que la existencia es una propiedad de segundo nivel, la propiedad "no está vacía". Por lo tanto, rechazó la prueba ontológica de la existencia de Dios porque depende de la suposición de que la existencia es una propiedad de primer nivel, y no de segundo nivel.
La mayor parte de la críticas al trabajo de Leibniz, incluso entre los defensores del argumento ontológico, fue su incapacidad de probar la compatibilidad de todos los atributos posibles de Dios. Por un lado, se rechaza la suposición de que tiene algunas cualidades son esencialmente "positiva" y otras "negativas", ya que puede ser el caso de que algunas sean de una forma en un contexto y de otra manera en otro. La segunda objeción rechaza la noción de que algunas cualidades son intrínsecamente simple, el cual fue demostrado por Ludwig Wittgenstein como siendo falso: lo simple en un sistema conceptual puede ser complejo en otro.
Fuente:
https://es.wikipedia.org/wiki/Argumento_ontol%C3%B3gico#Contraargumentos