lunes, 25 de enero de 2021

Carta a un Agnóstico (Colaboración)

 


Nota Inicial:
La presente publicación fue escrita y elaborada por un colaborador y amable lector de este Blog. Este artículo NO fue escrito por el habitual escritor y responsable de este sitio Noé Molina. (*)


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Carta a un agnóstico


En uno de mis temas que puse ya hace tiempo en ese foro, titulado: “Crítica al agnosticismo” decía, entre otras cosas, que el agnóstico era una persona que –a pesar de haber iniciado un proceso racional bien orientado- no podía sustraerse al enorme influjo que ejercía la idea de Dios en su mente. Dios es un concepto demasiado intrincado, complejo, que sugiere la existencia de un ser extraordinario hasta cotas inimaginables. Todo ello, expuesto por sacerdotes especializados en lavar cerebros, actúa en la mente de una forma alienante. El resultado es que, ante la imagen de Dios, el hombre se siente tan pequeño, tan poca cosa, que se humilla ante lo que considera el ser más grande, más perfecto y más extraordinario que uno pueda imaginarse.

No obstante, no hay ningún motivo ni la más mínima razón para someterse o humillarse ante Dios –en el caso de que existiera- ya que el hombre podrá ser todo lo inferior que se quiera respecto a Dios, pero su dignidad es intocable incluso por parte de Dios.

Dios, cuando crea al hombre, se topa de narices ante un hecho ineluctable: la dignidad humana, la cual convierte al hombre en una criatura tan respetable por parte de Dios como lo sería Dios por parte del hombre. No hay cualidad, atributo, característica o propiedad alguna que justifique ni la sumisión ni la obediencia a Dios ni que uno tenga más dignidad que otro, ya que la dignidad no depende de la cantidad ni cualidad de las características que posea un ser. 

El sometimiento a una autoridad o la obediencia a la misma, tiene el origen en la necesidad humana de organizarse, y la obediencia a la autoridad es la obediencia a la sociedad misma que delega en uno de sus miembros el poder con la finalidad de organizar la sociedad.




En la actualidad, las autoridades de gobiernos democráticos, no puede exigir de un ciudadano cualquiera que “le vayan a hacer la compra a un supermercado” ni que “le limpien los zapatos”. La negativa a eso podía suponer la pena de muerte en tiempos pasados, cuando las autoridades eran dictatoriales, perversas, absolutistas, tiránicas, etc. No obstante, el haber quitado muchos privilegios y poderes absolutos a las autoridades actuales es fruto de haberse dado cuenta de que no hay ningún ser humano que merezca tener ningún poder especial más allá de la necesidad de gobernar en nombre de todos los ciudadanos.

Digo todo eso, porque Dios es un ser al que se le exceptúa de esa “igualdad” ante el ser humano. A Dios se le permite todo y mucho más por el hecho de ser Dios. Y eso, quizás, sea una de las trampas más peligrosas a la hora de deshacerse de esa idea. Me refiero a ese influjo que ejerce una imagen tan mentalmente poderosa ante la cual, el ciudadano sucumbe entregando su dignidad y bajándose los pantalones sin tener en cuenta que no hay ningún ser, por poderoso y perfecto que sea, que pueda justificar esa indigna sumisión y obediencia de otros seres inferiores.

Es más, si Dios existiera, no tendría ningún mérito respecto de todas sus fantásticas cualidades que le adjudica el ser humano. Si Dios es perfecto, no puede equivocarse, por lo que Dios no puede elegir entre el bien y el mal, sino que está obligado –compelido- por su propia perfección a hacer el bien. De ello se infiere, también, que Dios no podría ser libre al no tener la opción de hacer el mal.

Todo ese sermón viene a cuento por la confesión que hiciste: “Me cuesta muchísimo desprenderme de algo que siempre considere real. Y aunque mi uso de razón me grita que no puede existir, una parte de mi se niega a deshacerse de la idea de Dios.”

Pensé que a alguien que no puede creer en algo tan irracional, pero no puede desprenderse del todo de esa idea, le podría venir bien una dosis de autoestima que le permita ponerse al mismo nivel que Dios en cuanto a dignidad, a la vez que erradicar la idea de un ser “maravilloso” o “extraordinario, cuando la realidad es que sus atribuciones no tendrían más mérito que las que pudieran tener cualquier fuerza física, como la gravedad o el electromagnetismo, ante las cuales no nos sometemos, ni arrodillamos, ni obedecemos por miedo a represalias. Esa nueva visión acerca de Dios quizás te ayude a despojarte de ese falso concepto de “poca cosa” que tenemos los humanos de sí mismos, sobre todo comparados con Dios. Y no olvides que el ser “poca cosa” o el ser tan imperfectos sería culpa de Dios que, al fin y al cabo, sería quien nos habría creado en contra de nuestra voluntad, la cual hubiera deseado ser como él. Tanto es así, que si realmente existiera un ser tan privilegiado como Dios, el hombre tendría el mismo derecho que él a ser Dios, por lo que la creación de un ser tan inferior y sufriente como el ser humano por parte de un ser perfecto y feliz, sería la peor injusticia y el peor ataque a la dignidad humana que se pudiera cometer.

Espero que con esa imagen haya contribuido a eliminar esa influencia que todavía ejerce en ti esa idea de Dios. Si ha sido así, dímelo, ya que me interesará saberlo.

Bernat


Nota del Autor:
Esta es una carta que envié a un agnóstico en un foro y gracias a la misma, ese agnóstico me confesó que pudo librarse del lastre que todavía le impedía pasar al Ateísmo.


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(*) Nota Final:

El autor de esta publicación es "Bernat", fiel seguidor y colaborador de este Blog; quien amablemente me solicitó el compartir este artículo con el resto de los lectores; y al no estar en contra de la filosofía del Blog, es un honor para mí el poder publicarlo.

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Ver:

Ver:
Carta Abierta a los Creyentes 
(Colaboración)

Ver:
Buenas Razones para No Creer
(Colaboración)

Ver:

Los "Milagros" de Jesús 
(Colaboración)

El Misterio de la Trinidad 
(Colaboración)

Ver:
Ateísmo… ¿Eso qué es? 
(Colaboración)

Ver:
Quien es Dios?

Ver:
¿Existió Jesús? 
¡Claro, existieron muchos!


Ver:
Top 10 “Metidas de Pata” de la Biblia.

Ver:
Top 10 Características Indeseables de Dios.



lunes, 18 de enero de 2021

Historias de Desconversión Religiosa. Yamil C. B.

 


Aún recuerdo esos días como cristiano, joven atento a las enseñanzas de dios, escuchando música de Marcos Witt , Jesús Adriana Romero y leyendo la biblia, todos estos hábitos fueron cambiando con el tiempo por una serie de situaciones que me conllevaron a pensar diferente. No fue por odio a dios, o porque me paso algo malo en la vida como muchos creyentes suelen pensar, fue un proceso lento, gradual, el razonamiento se habría paso, pausado pero firme. ¿Cómo ocurrió? Bueno, si me regalas un pedacito de tiempo, te lo cuento.


1. Mi niñez en la iglesia 

Provengo de una familia profundamente pentecostés (evangélica), desde niño siempre me enseñaron honrar a dios sobre todas las cosas y cumplir al pie de la letra las enseñanzas de la biblia. Mis padres, provenientes de una fuerte educación militar, siempre fueron severos, disciplinados y exigentes, por lo tanto, toda actividad con fines religiosos tenía que realizarse rayando la perfección. 

Si usted conoce un poco las costumbres de la iglesia pentecostés, sabrá que muchos de sus prácticas son totalmente exageradas, el simple hecho de escuchar música secular por la radio, ya era motivo suficiente para recibir condenas. 

Los días domingo, era costumbre en el hogar levantarse temprano, asearse y vestir pulcramente como era debido para atender los asuntos religiosos, mi madre por lo general era miembro activa y tenía responsabilidades directa en la iglesia, en lo que a mí respecta, siempre forme parte de ese tipo de vida, a diferencia de mi madre, no disfrutaba del todo esas actividades, desde niño siempre presente un rechazo a cualquier tipo de actividad religiosa, por el simple hecho que no me gustaba, me aburría mucho, era solo un infante y lo único que quería era hacer cosas de niños.

Mi infancia en la iglesia no fue tan placentera, porque existían creencias, tan inverosímiles que hasta el día de hoy me cuesta entender, en esos tiempos tenía prohibido la tv, la música secular, el tipo de vestimenta y hasta el tipo de amistad. Estos hechos en mi vida causaron un profundo estrés con el asunto de la religión porque mi niñez giraba en torno a la iglesia, tanto así que el contenido que consumía era solo cristiano, (música, libros y televisión). Como usted puede ver, no necesita ser un psicólogo profesional para darse cuenta que dichas costumbres pueden causar problemas a largo plazo en la psique de un niño que está en etapa de desarrollo intelectual, ignorando un mundo entero de cosas nuevas e interesantes, todo tenía que ser cristiano, si no lo era, no entraba a las puertas de la casa. 

En reiteradas ocasiones, he compartido con algunos conocidos que la iglesia eventualmente fomenta la discriminación entre sus semejantes, muchos de ellos no les gustan estos comentarios, asegurando que los caminos de dios son para todos sin menospreciar a nadie, pero veamos algo importante, los pastores evangélico enseñan, que no debe existir yugo desiguales entre los miembros de la iglesia, es decir que si usted quiere contraer algún tipo de relación con alguien, tiene que ser de esa misma iglesia, porque la mujer o el hombre de dios no puede relacionarse con personas ajenas a la fe, argumentando que las personas que no pertenecen a su iglesia, son pecadoras, impuras con malos pensamientos, un designio al fracaso, en resumidas cuentas, discriminación a las personas solo porque no pertenecen al credo pentecostés. 

En mi caso, este no era diferente, en la iglesia me inculcaron que el mundo estaba lleno de pecadores inmundo, llenos de maldad, de gente ciega que no conocía a Jesús, mis padres me exhortaban cuando conociera a una muchacha, procurara que ella fuera evangélica y si era de la iglesia mejor, este tipo de enseñanza creo en mi un carácter introvertido, defensivo y desconfiado, porque me educaron que la gente en la calle era mala, y sus acciones podía inducirme al pecado. 


2. Hipocresía en la iglesia evangélica 

Cuando cumplí mis 15 años de edad, por decisión propia me bauticé y a partir de ese momento comenzó mi vida como practicante activo de la iglesia. Debo confesar que mi bautizo fue por dos razones, primero agradar a mis padres, y segundo por las ideas del castigo eterno. Ya como miembro activo, inicié a realizar las actividades que desarrolla un evangélico dentro de la iglesia, por ende, pude conocer mejor como opera el ministerio internamente, curiosamente, aquellas actividades que no me gustaban de niño comencé a sentirle un poco de gusto y de ese momento me sentí parte de una tribu, de gente que me entendía y compartíamos las mismas ideas. Lamentablemente, con el tiempo comenzó a suceder una serie de situación que mermaron mi motivación en la iglesia y posteriormente el declive de mis creencias. 

Una de las primeras cosas que logre identificar, era la insistencia en dos temas en particular, diezmos y castigo eterno, a mi parecer, eran los temas preferidos del pastor, porque se esmeraba con tanto ahínco que toda la feligresía se desbordaba en aplausos y gritos de aleluyas. En una de sus intervenciones ´predicaba el asunto del diezmo, yo me encontraba cerca de él y por lo que dijo y escuché, me dio mucho que pensar y cuestionar esas palabras que para mí fueron desagradables, más o menos dijo:

- Queridos hermanos en cristo Jesús, muchos congregantes vienen a mí, a solicitarme ayuda financiera, en lo personal me veo en la penosa situación de negarle tal petición, puesto que el ministerio no posee el financiamiento necesario para apoyarlos, recuerden hermanos, la iglesia no es lugar para venir a pedir dinero, es un lugar para adorar a dios nuestro salvador, lo único que puedo hacer por ustedes es orar, y por su parte deben tener fe y honrar a dios con sus premisas. Malaquías 3:8 es muy claro señores, ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. ¡Hermanos en cristo, no podemos constituirnos ladrones de lo que pertenece al padre, porque los que roban a dios no heredaran el Reino de los cielos...!

Además de una penosa y lamentable predica, tuvo la desfachatez de negarle un par de centavo aquellos quienes lo necesitan, y el descaro de pedir dinero con amenazas, convirtiéndote en un ladrón si no cumples con el mandato divino.

Era obvio que él solo quería recibir y no dar. “Dios bendice al dador alegre” la frase es exenta a pastores y válida para creyentes. Con frecuencia decía, dios cuidara nuestra entrada y salida, pero era el primero en salir escoltados con tipos armados. Aseguraba que los diezmos eran destinados para sufragar los gastos básicos de la iglesia y tener una vida con las comedidas mínimas, nada de esto era verdad, dentro de la cúpula ministerial se corrían fuertes rumores sobre el despilfarro desmesurado de dinero, compra de casas lujosas, viajes, ropa costosa, liposucción, prácticamente una vida que usted y yo, muy difícil tendríamos. Todos estos rumores en el futuro fueron corroborados, por tesoreros y contadores que alguna vez trabajaron para el pastor de la iglesia la cual asistía.

En honor a la verdad, me sentía estafado. Me apena decirlo, pero yo era uno de esos creyentes que entregaba cada mes el 10% de mi salario a ese pastor, dinero que pude ocupar en la compra de un libro, comida o ropa. Además de presenciar otras situaciones que no vale la pena mencionar, existía una selección exhaustiva de chicas que iban entonar los cantos de adoración, ellas tenían que tener ciertas características atractivas: altas, elegantes y delgadas, si tenía hermosos ojos era un bonus extra, muchachas gorditas y bajitas ni de bromas. 

Pasaron los años, y no me sentía con mucho entusiasmo visitar aquella iglesia, las predicas se tornaron insulsas, hasta ofensivas. Poco a poco me fui retirando del ministerio hasta al punto que muchos congregantes comenzaron a notar mi ausencia, cuando me preguntaban por mi falta de asistencia, siempre me excusaba con mis estudios y mis obligaciones laborales. Cierto día dejé de asistir totalmente, pese a todo eso, quería siempre pertenecer a un gremio y tuve la oportunidad de visitar otra iglesia, famosa por la cantidad de jóvenes que había y cuestionada por su forma de “adorar a dios”, permitía reggaetón cristiano, las chicas vestían de pantalón ajustado, actividades todo el tiempo, hice amistades rápidamente, no me negaba del sitio, me gustaba mucho. 

Pero la ilusión no duro mucho, mi decepción se hizo evidente de lo esperado, los pastores de esa congregación guardaban la misma retórica, diezmos aquí diezmos allá, castigo eterno, más alocada en cuanto a desmayos y hablar supuestamente en lenguas, más que una experiencia religiosa, parecían ataques epilépticos a granel, como diría el buen Freud, neurosis colectiva.  

Después los evangélicos me cayeron mal, y decidí volverme un auténtico satánico ¡Buajajaja!... Mentira chicos, ¡solo bromeaba! Seriamente tome la decisión de rescindir de la iglesia, pero mi fe aún era autentica, creía en dios, creía en su voluntad, pese lo que había pasado, quería seguir adorando y vivir bajo la voluntad de Jesucristo. A solas en mi casa leía biblia, oraba, veía predicas en youtube, me sentía a bien con todo eso. 




3. Un cambio de paradigma de ver la vida

A mis 19 años de edad, había devorado mucho contenido cristiano, con eventualidad coleccionaba obras de muchos pastores famosos; Cash Luna, Guillermo Maldonado y Dante Gebel, me encantaba sintonizar los canales cristiano como Enlace canal 21 y el extinto canal JBN, para ese entonces, aun hablaban de las supuestas voces del infierno, casos de exorcismo, los famosos noches de gloria, cuando estos canales pasaban los temas del infierno, que testimonios de posesiones, causaron en mi un profundo malestar, sentía miedo sobre estas cosas, el diablo era tan real para mí que había días que no dormía por pensar tanto en eso, hasta me levantaba a orar por la madrugada, si tenia pesadillas pensaba que eran las hordas demoníacas jodiéndome la existencia, pero pronto descubrí que mi problema no eran los diablos, tenía trastornos de sueños como la noctifobia y parálisis de sueño, problemas que tienen repuesta en la ciencia no en la religión, en otra oportunidad les contare mi experiencia en estos casos y como he superado estos miedos, Continuemos.

Posteriormente, comencé a leer contenido de otras religiones cristianas quería saber que postura tenían acerca de la vida, la muerte, el infierno, los espíritus etc… Casi todas ellas tenían las mismas creencias, diferían en muchas cosas, pero sostenían lo mismo, solo en los testigos de Jehová noté que tienen una postura más razonable con los tópicos del inframundo, incluso estaba jugueteando con la idea de pertenecer a sus filas, pero cuando me di cuenta que ellos rechazan la idea de donar sangre, me abstuve totalmente, era y sigo siendo donante activo en los bancos de sangre de mi país y no iba a dejar esa noble practica por una religión. Debo confesar que la explicación de los testigos de Jehova, calmo un poco mis fobias al fuego eterno, esto me conllevo a seguir investigando más acerca de esos tópicos. 

Si podíamos cuestionar la existencia de un infierno, también podíamos cuestionar la existencia de un cielo, las preguntas saltaban a mi mente… ¿Sera que dios existe? ¿Y si solo es una invención humana? ¿Y si el dios verdadero es Alá? ¿Sera cierto el Genesis? ¿Venimos de Adán y Eva? Eran muchas preguntas, pero nunca me atrevía cuestionarlas, la semilla de la duda estaba plantada, pero mi fe aun guardaba un espacio en mi mente.

Un día normal como todos, me acomodaba en mi habitual escritorio para leer un versículo de la biblia, me acuerdo que era el proverbio del día, en lo que habría la estantería de libros, mire de reojo un libro de historia universal mal acomodado, desatendido, algunas hojas dobladas por el descuido, se encontraba en la última bandeja de la estantería lleno de polvo, como es costumbre, no me gustan los libros maltratados y sucios. Procedí a limpiarlo y arreglarlo en su lugar habitual, ese texto mi madre me lo había comprado en mis épocas de estudiante de secundaria y desde que había cursado el bachillerato, lo había dejado en el olvido hasta ese momento. 

Ese día, quise leer ese libro, me dirigí a mi espacio de lectura y comencé a leer cada línea. El primer título que me tope fue Evolución del hombre, por un momento pensé “este libro de seguro me quiere hablar que venimos del mono.” Al leer los primero párrafos me di cuenta que estaba equivocado, el texto refería que la vida humana como tal no existía, sino que esta se gestó hace millones años por formas de vidas más sencillas y que después de transcurrí muchas eras fuimos ubicados en una línea de la evolución, de ahí se ramifico el orden primate, compartimos un ancestro en común con el chimpancé, aclaro algo importante, el hecho que seamos de la familia de los primates, no nos hace monos, gorilas ni chimpancés, es un error de muchos creer que venimos de esas especies, el hecho que un gato pertenezca a la familia de los félidos, no lo hace un tigre o león, el perro por pertenecer a la familia Canis Lupus no lo hace un lobo siberiano, repito no somos monos, venimos de un ancestro en común nada más, existieron muchas especies humanas, pero nosotros los homo sapiens, fuimos los únicos en adaptarnos al entorno. Ya aclarado este punto, continuemos. 

Ese día, pase horas leyendo las diferentes civilizaciones, su cultura y sus dioses, nació en mi la necesidad de estudiar y descubrir temas que nunca había abordado con seriedad, en este proceso desarrollé un interés profundo por la filosofía, conocí en aquel tiempo a Frederic Nietzsche, Ayn Rand, Cicerón y Epicuro, esos pensadores influenciaron en mi manera de pensar, principalmente aquellos temas que refería a dios.

Mi fe, no era la misma en ese entonces, era todavía creyente, pero no practicante, mis costumbres religiosas fueron aplazadas por otras actividades. Filosofía, ajedrez, universidad y trabajo cubrieron todos esos espacios que ante la religión ocupaba. 

A mis 20 años de edad tenía un trabajo formal, las obligaciones universitarias tocaban mi puerta para ese entonces, no asistía a la iglesia ni oraba, solo balbuceaba una escueta frase todas las mañanas, “gracias dios por este día”. En el trabajo, en mis tiempos libres, investigaba uno que otro tema por internet, se me ocurrió un tema que nunca había abordado hasta ese momento, tecleando el Google mecanografié “que opinan los ateos de dios” inmediatamente los resultados no se hicieron esperar, había toda clase de opiniones, unos formales, otros educados habían otros que se limitaban al insulto, ninguna me había llamado la atención hasta que la tercera opción del motor de búsqueda me sugirió, Ateísmo para cristianos, me dirigí a la página sin ningún interés, esperando lo mismo que las otras páginas, revise y no me tarde en darme cuenta que el blog esta surtido de información detallada y ordenada, entonces me anime en leer los artículos que contenía. 

Era octubre del 2013, leía el contenido de ese blog, me sorprendía la manera tan humorística que el autor escribía sus artículos, en mis adentro suscitaban comentarios como: “Que tipo más osado para escribir estas cosas” “Jajaja que malvado” “Te vas a ir al infierno Noe, cuidadito con estos artículos”  En mi vida había cuestionado muchas cosas de la religión, pero no lo de la manera que lo presentaba Noe en su contenido, hay un artículo que me gusta mucho, en realidad es un cuento, se titula “Dios, el ateo y el creyente” creo que así era, habían otros llamativos como los asesinatos de dios articulo interesante por cierto,  me acuerdo de aquel articulo cuando asesinaron al pobre Uza, solo por sostener el arca de la alianza para que no se cayera, le mandaron un rayo fulminante, de seguro dejó hijos huérfanos. No lo voy a negar, ese año reí, analice y disfrute cada artículo, nunca había conectado tanto con una página como esta, incluso, les mostré la página a varios amigos y quedaban anodados por la información, solo me decían: “Yamil deja de leer esa mierda”, “Ese tipo está enfermo”, “De seguro es un troll”, “Uy dios mío que es eso”, “reprendo a ese diablo chancho”, “Algo malo le paso, pobrecito” “¡Jefeee, Yamil está viendo una página ateaaa, mándelo a trabajar!

Luego hice un nickname en el blog, intenté presentar argumentos a favor de dios, pero mis intentos fueron infructuosos, en ese tiempo aprendí mucho y me alenté en seguir leyendo, investigando más, en ese proceso, de forma natural en un día normal como todos, rescindí de las creencias en dioses, religión, e infiernos, experimenté una paz que la religión no me había dado nunca, sentí una libertad tan grande que cambio mi forma de ver la vida.

 Seguí siendo el mismo tipo de siempre, continúe amando a mis padres, al perrito de la casa, la vida cobro más importancia para mí porque es la única que tengo, aprovecho el tiempo al máximo y procuro ser feliz hasta donde la vida me lo permita. 

Hoy en día tengo una vida normal como cualquier mortal, con momentos buenos, otros malos, acontecimientos que a usted y a mí nos ocurre con naturalidad. No vaya a creer que estoy expectante de los cristianos, haciendo ritos satánicos o induciendo al inocente creyentes a los siete ´pecado capitales, no mi amigo nada que ver, para terminar les dejo un consejito personal, ame a su familia, no meta en miedo a sus hijos con supersticiones locas, su familia es primero antes que la religión, no tenga miedo en hacer cosas que la religión le prohíbe, invierta su dinero en usted antes que dárselo a un pastor mantenido, si quiere quedar un domingo en cama, hágalo, no irá al infierno por faltar un misero domingo a la iglesia, sobre todo amigo sea honesto con usted mismo y procure a la medida que pueda ¡Ser feliz!



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lunes, 11 de enero de 2021

Las Fallas del Argumento Ontológico de la Existencia de Dios

 



El Argumento Ontológico


Introducción

Imagina tu casa perfecta. Tal vez tenga una sala de cine incorporada o una piscina cubierta. Quizás sea en una pista de esquí en las Montañas Rocosas o en una playa del Caribe. Ciertamente, existe una combinación óptima de ubicación, cantidad de dormitorios, características del sótano y distribución de la cocina que le hará pensar: "Esa es la casa perfecta". Sin embargo, a su casa perfecta le falta una cosa: no existe. ¿No sería aún más perfecto si existiera?


La explicación

Si tu casa perfecta sería más perfecta si realmente existiera y pudieras vivir en ella, entonces debe existir. Después de todo, si no existiera, entonces no sería tu casa perfecta. Imagínese que hay dos casas de ensueño una al lado de la otra que son idénticas en todos los sentidos, desde el número de ventanas hasta el tipo de techo y el color del auto convertible estacionado afuera. Solo hay una diferencia entre ellos: "Casa de ensueño" # 1 realmente existe en la vida real, y "Casa de ensueño" # 2 está solo en tu cabeza. Esta única diferencia, la diferencia en su existencia, hace que "Casa de ensueño" # 1 sea mejor que "Casa de ensueño" # 2.

Este tipo de razonamiento motiva lo que se llama el argumento ontológico, excepto que en lugar de su casa perfecta, sirve como argumento para la existencia de Dios, o un ser perfecto. El argumento ontológico dice que si puedes imaginar un ser perfecto, sería más perfecto si existiera; por lo tanto, debe existir.


Definición del argumento ontológico

El argumento ontológico afirma que Dios existe porque si no existiera, no sería el ser más perfecto, y si no fuera el ser más perfecto, entonces no sería Dios. Lo que hace que el argumento ontológico sea único como argumento para la existencia de Dios es que es completamente a priori, o un argumento del razonamiento, y no requiere evidencia empírica sobre nuestro mundo.


La historia

San Anselmo de Canterbury planteó por primera vez el argumento ontológico en 1078. El argumento de Anselmo nos pide que imaginemos un ser superior a todos. Por lo tanto, este ser debe ser omnisciente, todopoderoso y completamente bueno. Sin embargo, si este ser solo existe en nuestra mente, entonces podemos imaginar otro ser, tan grande como el primero, que existe en la realidad. De ello se desprende que el primer ser no es, por tanto, un ser mayor que todos, ya que el mismo ser existente en la realidad sería mayor que el que solo existe en nuestra mente. Anselmo concluye que este ser más grande debe existir, y este ser es Dios.

El argumento ontológico de Anselmo ha sido objeto de críticas desde que se propuso por primera vez. Uno de sus primeros y más grandes críticos fue un compañero monje y contemporáneo llamado Gaunilo. Gaunilo negó la base misma del razonamiento de Anselmo, que es posible imaginar un ser el que no haya nada más grande. Después de todo, a diferencia del concepto de nuestra casa perfecta, donde sería posible definir la proporción perfecta de habitaciones y ventanas, las propiedades de un ser perfecto no tienen límites. No hay una cantidad perfecta de poder para tener; este ser debe tener una cantidad infinita de poder. Así como es posible que no tengamos un concepto del número más grande, es posible que tampoco tengamos un concepto del ser más perfecto. 



Además, insistió Gaunilo, el argumento ontológico prueba demasiado la existencia. Como el ejemplo de la casa perfecta, se puede utilizar para probar la existencia de cualquier cosa, incluidas islas perfectas, almas gemelas o incluso mundos. Para evitar este problema, un defensor contemporáneo del argumento ontológico debería explicar por qué debería aplicarse solo a Dios y no a otras cosas perfectas.

El filósofo alemán del siglo XVIII, Immanuel Kant, planteó otro tipo de objeción contra el argumento ontológico. Observe que al explicar un ser perfecto, las cosas que lo hacen perfecto son todos predicados o palabras que describen reflexivamente al ser. Por ejemplo, podría decir: "Dios es completamente bueno". “Completamente bueno” describe a Dios. Sin embargo, Kant argumentó que la existencia no opera como un predicado porque no hace nada para explicar o describir lo que Dios es esencialmente. Decir que Dios existe en la realidad o solo en nuestra mente no agrega ni resta valor a nuestro concepto de un ser perfecto. Así, la existencia no puede utilizarse como predicado para hacer un ser que del que nada es más grande ya que la existencia no cambia su concepto.


¿Y qué?

Los argumentos a favor de la existencia de Dios son importantes porque a lo largo de la historia se han peleado guerras y se han roto amistades en nombre de la religión. Dios es fundamental para los valores morales y políticos de muchas personas, sin embargo, la existencia o inexistencia de Dios a menudo se toma como una suposición en lugar de necesitar evidencia en sí misma. El argumento ontológico ha sido y sigue siendo uno de los argumentos más debatidos y discutidos en la historia de la filosofía. Es uno que los teístas y los ateos deben enfrentar y responder si quieren respaldar sus afirmaciones con un razonamiento y evidencia sólidos. Muchos filósofos han intentado enmendar y revisar el argumento ontológico de Anselmo a la luz de las objeciones históricas. Específicamente, el filósofo contemporáneo Alvin Plantinga ofrece un argumento ontológico que utiliza la lógica modal y el lenguaje de la posibilidad.

Si encuentra convincente el argumento ontológico, considere a qué se compromete al utilizar este razonamiento. ¿Significa esto que la casa de tus sueños existe, o el argumento ontológico se aplica exclusivamente a Dios? ¿Por qué?

Si encuentra el argumento ontológico poco convincente, esto no significa que esté comprometido con el ateísmo. Varios otros argumentos intentan probar la existencia de Dios, incluido el argumento de Tomás de Aquino a favor de Dios (el argumento cosmológico) y el argumento del diseño inteligente (el argumento teleológico). Ambos usan evidencia empírica de nuestro mundo para defender a Dios. Tenga en cuenta que cuando alguien usa un razonamiento defectuoso como evidencia de su punto de vista, esto no significa que su conclusión deba ser falsa. Puede que la prueba no sea convincente, pero puede haber un argumento sólido que lleve a la misma conclusión. Puede encontrar que incluso si rechaza el razonamiento del argumento ontológico, puede estar convencido de la existencia de Dios de otra manera.


Traducido del original:
https://academy4sc.org/topic/the-ontological-argument-existence-as-perfection/

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Refutando el Argumento Ontológico de la existencia de Dios


Por Aldo Manzotti

No trataré aquí de usar mi propia lógica y "opinión" sobre el Argumento Ontológico. Exploraré la lógica de los grandes que, a lo largo de la historia, han presentado sus propias refutaciones del Argumento. También me atreveré a presentar la opinión de otros, igualmente amplios, que se sumaron al Argumento. Tenga en cuenta que al "seleccionar" a los que refutan y apoyan, inevitablemente estoy aplicando mi propia perspectiva a la respuesta; por lo tanto, no hay mucho de qué escapar. No soy filósofo de formación, por lo que me ceñiré a lo básico, sin utilizar la terminología y fundamento teórico de la lógica, como disciplina, evitando así incurrir en errores sintácticos. Parafraseando a Antônio Luís Carvalho: "mi opinión vale lo que tú crees que vale".

Primero, creo que es imperativo ilustrar cuál es el argumento ontológico:

1- Todo lo que existe en realidad es más grande de lo que podemos concebir en nuestra mente;
2- En consecuencia, por lo tanto, existen realmente "versiones" más grandes de cualquier cosa que podamos concebir mediante la lógica pura;
3- Es concebible, por supuesto, la existencia de un ser perfecto, mayor que todos los demás seres concebibles;
4- Suponiendo "2", hay, entonces, un ser perfecto, mayor que todos los demás, en realidad;
5- Si no hay un ser como lo concebimos, entonces hay un ser mayor que aún no hemos concebido, pero que es necesariamente concebible;
6- Por tanto, si es concebible en la mente, hay, por tanto, un ser perfecto y más grande que todos los demás en la realidad, porque, si no fuera el más grande, habría un ser "más perfecto" por concebir;
7- Este ser perfecto, más grande que cualquier otro concebible por nuestra mente y en realidad, lo llamamos "Dios".

Este es el argumento ontológico "original", concebido por San Anselmo. Vivió en el siglo XI y presentó el argumento por primera vez en su "Proslogium" de 1077.

A continuación, abordaremos otras proposiciones, que difieren de la de Anselmo, así como las refutaciones de estas nuevas proposiciones. Por limitaciones cronológicas, algunos de los grandes lógicos no tuvieron contacto con otras proposiciones, estando restringidos a su tiempo, habiendo podido buscar solo la refutación de la misma.

Por lo tanto, presentaré algunos que refutaron el argumento ontológico original:


Santo Tomás de Aquino

Santo Tomás de Aquino fue uno de los más grandes de la Edad Media, junto con el propio San Anselmo. Es interesante notar que es uno de los críticos del argumento ontológico.

Tomás de Aquino vivió en el siglo XIII, por tanto, dos siglos después de Anselmo. Esto en sí mismo ilustra cuán poderoso fue su argumento de apertura. Al tratar de refutar el argumento ontológico, uno no debería pensar que Santo Tomás no creía en Dios. Al contrario. En su pensamiento, presentó cinco formas que, según él, prueban lógicamente la existencia de Dios.

Su refutación del argumento es sucinta, pero contundente. Dice que podemos concebir, de hecho, la existencia del ser más grande de todos los seres, y así llamarlo "Dios"; sin embargo, dado que ven a Dios como un cuerpo, como algo con limitaciones físicas, por así decirlo, aceptando que la capacidad de concebir en nuestra mente al más grande de los seres no garantiza que, a través del poder de nuestra inteligencia únicamente, podamos alcanzar el grado de perfección necesario. para concluir que existe la máxima perfección en la realidad.

Dejaré aquí, al criterio de la curiosidad (y un poco de crítica irónica), la cuarta vía para llegar a la existencia de Dios, propuesta por Aquino, ya que me parece cercana al argumento original:

1- Todo lo que pensamos, desde los sentimientos hasta las acciones, es inherentemente juzgado por grados de perfección;
2- Si los juzgamos por este parámetro, concluimos que existe el máximo de perfección, o lo "perfecto", en cualquiera de las categorías que tratamos de clasificar;
3- Si existe el perfecto para todas las categorías de existencia, también existe el perfecto para la existencia misma, que generó la existencia imperfecta que presenciamos en todas y cada una de las cosas;
4- La causa perfecta de la existencia de todo lo que observamos es el ser perfecto, por definición, al que llamamos "Dios".




David Hume

En mi absurdamente humilde opinión, es uno de los más importantes. En 1779, argumentó, básicamente, que para que algo sea indiscutiblemente concebible a priori (antes de la demostración), no puede haber contradicción para tal cosa. Nosotros, por mucho que concibamos un ser perfecto, eso no implica contradicción per se, también tenemos la no existencia del mismo ser, también, sin que ello implique contradicción. Como no podemos demostrar la existencia de tal ser, y como su opuesto parece igualmente válido, el argumento ontológico es falaz. Leí este desarrollo sólo en "Diálogos sobre religión natural"; si lo hizo en otro, no lo sé.

A discreción de la curiosidad (y un poco de crítica irónica), cabe señalar que, en lógica, hay una clara y pertinente diferenciación entre existencia (∃) y existencia necesaria (E). El argumento ontológico postula E, no ∃.


Immanuel Kant

En 1781, buscó argumentar, en su primera obra crítica, y quizás la más grande, "Crítica de la razón pura", que el argumento de Anselmo era erróneo y por tanto refutable, creer en la existencia como algo que tiene propiedades, como lo bello, por ejemplo. La belleza, al tener propiedades y designaciones, se puede extrapolar a la máxima belleza o perfectamente bella. La existencia, al no mantener tal posibilidad, no puede, por definición, llevarse a su grado máximo teórico de perfección. No podemos, por tanto, con sólo concebir un ser perfecto, extrapolarlo a la realidad y postular su existencia real.

A discreción de la curiosidad (y un poco de crítica irónica), antes de ser ahogado por el argumento de este maestro, se puede dejar escapar que el simple hecho de concebirlo en nuestra mente lo hace, por definición, más pequeño que su versión real, ya que existe, como el mismo Kant argumentó, la diferenciación entre mental y real. Si concebimos un ser perfecto, podemos derivar, o asumir, su existencia real, por definición.

Vale la pena mencionar, quizás, que Bertrand Russell, uno de los más grandes, también en el comienzo de su vida aceptó el argumento, pero, al final, lo rechazó, sin ofrecer, sin embargo, un argumento en contra.

Ahora, vayamos a quienes lo defendieron y en ocasiones ofrecieron revisiones y argumentos adicionales para componer su contenido:


Friedrich Hegel

Lo pongo aquí por un simple argumento, que impregna, quizás, toda la obra de Hegel, haciendo, por extensión, el encaje entre los defensores del argumento: "todo lo que es racional es real, tanto como todo lo que es real es racional". Así, la concepción racional del ser perfecto implica necesariamente su mayor existencia, en la realidad. Sencillo, ¿no?

A discreción de la curiosidad (y de la crítica irónica) cabe señalar que, siendo el pensamiento de Hegel ontológico per se, un argumento contenido en sí mismo no puede probar el argumento ontológico original, ya que su propio pensamiento se basó en el argumento original.


Gottfried Leibniz

Quizás, solo quizás, el más grande. Nuevamente, en mi humilde y nada académica opinión. Confieso que este es el filósofo lógico al que más temo al intentar interpretar y resumir, así que no me haré daño si ignoro este párrafo. Argumenta, más o menos, lo siguiente: la existencia solo tiene predicados positivos (características), porque es observable y real, por lo tanto no contiene predicados negativos, ni contradicciones. "La existencia existe"; hay, posteriormente, la unión primordial, entre lo existente y lo contenido en la existencia, su potencialidad o esencia, especificando sus términos. El principio, que todo era y contenía todo, haciendo posible todas las "microexistencias" y "microesencias", es Dios.

A discreción de la curiosidad (e ironía crítica), cabe señalar que, como Anselmo, implica en el argumento que la existencia de lo perfecto es necesaria, cuando, en realidad, es posible, no exigente.


Baruch Spinoza

Valoro más su argumento, porque fue el único de los filósofos que logró traer una noción de Dios que me era cercana y, al menos, razonable. El Dios de Spinoza es uno de los más completos y mejor estructurados que he visto. El mismo Spinoza ofreció algunos argumentos ontológicos, como "la existencia implica poder (existir), la no existencia implica falta de poder (existir); si existimos, tenemos el poder (de existir), aunque sean imperfectos; es predicativo que un el ser perfecto tiene poder (de existir), por lo tanto, el ser perfecto existe, y es Dios ".

A discreción de la curiosidad (y la ironía crítica) la noción de Spinoza es que Dios es todo, y todo es parte de Dios. Spinoza es "panteísta"; va en contra de toda religión formal, porque al tratar de asumir que Dios hizo algo para agradarnos, o que tenemos la capacidad y / o el deber de agradar a Dios, llegamos a la conclusión de que Él es imperfecto, porque hay que hacer algo para él (el agradecimiento). Dado que Spinoza es un "creyente" de que Dios es la sustancia que lo impregna todo, anterior a toda existencia, sería absurdo no asumir el argumento ontológico, ya que si todo es perfecto (porque si no lo fuera no sería Dios), y venimos de una primera sustancia (que es Dios), luego está el ser perfecto, el único capaz de crear la perfección de sí mismo.

Hay otros defensores y refutadores del argumento ontológico original, muchos de los cuales encajarían juntos o en el lugar de los que he citado. Como dije al principio, la respuesta en sí misma está cargada de mis propios prejuicios.

Si tanto la refutación como la confirmación del argumento ontológico tienen a grandes maestros a su lado, es lo suficientemente complicado, en sí mismo, para confirmarnos o refutarnos. ¿Entiendes lo que quiero decir?

El mejor consejo que puedo darte es que busques, en la medida de lo posible, comprender de qué se trata el argumento, cómo está formulado, y encontrar en ti, apoyado por las ideas de los grandes, lo que tenga más sentido.


Traducido del original:
https://pt.quora.com/Como-refutar-o-Argumento-Ontol%C3%B3gico-da-Exist%C3%AAncia-de-Deus

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Contraargumentos del Argumento ontológico


La isla de Gaunilo

Una de las primeras refutaciones del argumento de Anselmo fue planteada por uno de sus contemporáneos, Gaunilo de Marmoutiers, quien invitó a sus lectores a concebir la mayor y más perfecta isla. Dicha isla, según Gaunilo, es muy probable que no exista. Sin embargo, de acuerdo con el argumento de Anselmo, en tal caso no estaríamos concibiendo la mayor y más perfecta isla concebible, ya que la mayor isla existiría en la realidad, y además debería tener todos los demás atributos de perfección y grandeza que se puedan concebir. Aun así, el Universo insiste en no albergar tal isla. Y aunque, según Gaunilo, este argumento pueda parecer absurdo y contrario a la realidad, no lo es más que el de Anselmo.

Este argumento se engloba en las llamadas objeciones por saturación: no pretenden mostrar dónde o cómo falla el argumento, sino que simplemente razonan que si se acepta como válida la forma de razonar del argumento ontológico, entonces se habrán de aceptar las conclusiones de todos aquellos razonamientos que siendo formalmente análogos a aquel llevan a conclusiones absurdas e incluso contrarias a la más directa experiencia; tales argumentos, en efecto, saturarían al universo con un número indefinidamente grande de islas perfectas necesariamente existentes, lagartijas perfectas, lapiceros perfectos, etcétera. Además, el contraarguumento de Gaunilo viene a señalar la que se ha visto como principal debilidad del argumento ontológico, el que algo sea más perfecto existiendo que no existiendo, lo cual se ha señalado como escurridizo y carente de sentido, ya que supone comparar algo que existe con algo que no es.


Objeción de Tomás de Aquino

Santo Tomás de Aquino fue uno de los primeros teólogos en rechazar el argumento ontológico.

Tomás de Aquino, en su Summa Theologica, acepta que Dios es a lo que se denomina como el fundamento de lo que es, luego la proposición "Dios existe" es necesariamente verdadera, porque en ella el sujeto y el predicado son lo mismo (como se lee en el Éxodo, capítulo 3, versículo 14, Dios le dice a Moisés: "Yo soy el que soy".​ Esto es a lo que el filósofo Brian Davies llama "el argumento de la existencia".6

"Pues si las cosas, entre sí diversas, coinciden en algo, es necesario que haya alguna causa de tal coincidencia, ya que las cosas diversas no coinciden entre sí por sí mismas. Por eso, cuando entre cosas diversas se encuentra algo común, es necesario que este algo tenga alguna causa. [...] Por lo tanto, es necesario que haya un principio del ser por el que tengan ser las cosas, incluso las más diversas, tanto si son invisibles y espirituales como si son visibles y corporales."

Suma teológica, Parte I, Cuestión 65, Artículo 1

No obstante, se opuso al argumento de Anselmo. Sugirió que las personas no pueden conocer la naturaleza de Dios y, por lo tanto, no pueden concebir a Dios de la manera que Anselmo propuso.

«Por consiguiente, digo: La proposición Dios existe, considerada en sí misma, es evidente por sí misma, ya que en ella sujeto y predicado son lo mismo, pues Dios es su mismo ser, como veremos (q.3 a.4). Pero, puesto que no sabemos en qué consiste Dios, para nosotros no es evidente, sino que necesitamos demostrarlo a través de aquello que es más evidente para nosotros y menos por su naturaleza, esto es, por los efectos.»

Suma teológica, Parte I, Cuestión 2, Artículo 1

La prueba de Anselmo parte de que Dios es concebible. Santo Tomás razonó que Dios es evidente en sí (quoad se), pero no para nosotros (quoad nos). Solo se puede conocer a Dios mediante su esencia, y como solo Dios puede conocer completamente su esencia, solo Él podría usar el argumento. Hasta el mismo Albert Einstein explica esta situación sobre la incomprensión de los atributos de Dios:

«La mente humana es incapaz de concebir las cuatro dimensiones. ¿Cómo puede concebir un Dios, ante quien mil años y mil dimensiones son como una? »

Albert Einstein, Cosmic Religion

Según Tomás, se deduce que la existencia de Dios, aun cuando en sí misma no se nos presenta como evidente (a priori), es demostrable por los efectos (a posteriori) con que nos encontramos. Tomás concluye que aun si la palabra Dios se entiende como el ser más perfecto, no se sigue que este se dé en la realidad, sino tan solo en la comprensión del entendimiento. Tampoco se puede deducir que exista en la realidad sin que se presuponga que en la realidad exista tal ser. Su rechazo del argumento ontológico causó que otros teólogos católicos también rechazaran el argumento.​ No obstante, la posición de Tomás ha sido vista como contradictoria porque si el argumento ontológico se rechaza, partiendo de la idea de Dios como un ser posible no se podría concluir que es un ser necesario, cosa que afirma desde su tercera vía, volviendo absurdo la identificación de la esencia de Dios con su existencia. Leibniz sostendrá la armonía del argumento ontológico con la tercera vía.


Respuesta de Ockham

Guillermo de Ockham rechazó tanto la prueba ontológica de Anselmo y la cosmológica de Aquino, cada una con sus versiones diferentes. Ockham cree que cada uno se reduce a un argumento acerca de la imposibilidad de una regresión infinita. Es decir, si la inexistencia de Dios implica una regresión infinita, entonces se aceptaría la conclusión de su existencia. Sin embargo, Ockham niega que la inexistencia de Dios implica algo así según la distinción aristotélica entre infinito extensivo e intensivo:

- Un infinito extenso es una cantidad incontable de cosas existentes. Los platonistas matemáticos creen que el conjunto de números como es un infinito extenso. Ockham considera contradictoria la idea de una cantidad incontable ya que Dios podría contarlos. Con esto también niega las regresiones infinitas.

- Un infinito intensivo, por otro lado, es solo una falta de limitación. Como nominalista, Ockham entiende que el conjunto de los números enteros es un infinito intensivo en el sentido de que no existe un límite alcista sobre cuán lejos puede contar alguien. Esto no significa que el conjunto de números enteros sea una cantidad incontable de cosas realmente existentes.

La respuesta de Ockham al argumento es que no prueba que haya una sola entidad más grande. Ockham adopta la doctrina medieval Gran Cadena del Ser, en la que la naturaleza puede clasificarse en una jerarquía de seres en la que implica que la grandeza es una cualidad objetivamente existente. Teniendo en cuenta la Gran Cadena del Ser si Dios y los ángeles no existen, los seres humanos serían las entidades más grandes, y si hubiera un solo mejor ente entre los seres humanos, él o ella sería un "dios".


Críticas de John Locke

Uno de los primeros filósofos modernos en criticar el argumento ontológico es el fundador del empirismo, John Locke. Luego de refutar la teoría de las ideas innatas de Descartes en su Ensayo sobre el entendimiento humano, donde afirma que todas las ideas derivan de la experiencia. Locke considera que:74​

"Si se formara una comunidad de niños en una isla en la que no hubiera fuego, no tendría ni la noción ni el nombre para tal cosa a pesar de que fuera conocida y recibida en el resto del mundo de manera universal. Y también, quizá, estarían lejos de tener un nombre o una noción de Dios hasta que alguno de ellos reflexionara sobre el origen y las causas de las cosas, lo cual le llevaría fácilmente a la noción de Dios. Una vez enseñada esa noción, la razón y la tendencia natural de los pensamientos la extenderían después y la conservarían entre ellos."

Ensayo sobre el entendimiento humano. Capítulo III , 11. La idea de Dios no es innata

En un opúsculo posterior, Locke analiza la versión cartesiana del argumento, centrándose en la idea de existencia necesaria. Esta idea, según Locke, favorece tanto a quien quiera probar la existencia de un Dios inmaterial y creador (que llama el Dios teísta) como a la de una materia primigenia y sin conocimiento (que llama la materia de los ateos), ya que si se puede agregar la idea de existencia necesaria a Dios, también se la puede agregar a la materia de los ateos.

Hacia el final del opúsculo, Locke concluye que no se puede pasar del plano de las ideas al de la existencia en una argumentación que pretenda ser válida:

“...agregar en nuestros pensamientos la idea de existencia necesaria a una idea de una sustancia material sin sentido, o a la idea de un espíritu de conocimiento inmaterial, no hace que ninguno de ellos exista, ni altera nada en la realidad de su existencia. [...] Por las ideas del espíritu discernimos el acuerdo o desacuerdo de las ideas que tienen una existencia ideal semejante en nuestros espíritus […] Pero cualquier idea, simple o compleja, por el mero hecho de estar en nuestros espíritus, no es evidencia de la existencia real de una cosa exterior a nuestros espíritus que corresponde a aquella idea. La existencia real sólo puede probarse por la existencia real; y, por tanto, la existencia real de Dios sólo puede probarse por la existencia real de otras cosas”

The life of John Locke, with extracts from his correspondence, journals, and common-place books, pag 137-138



Contraargumento de Hume

Para Hume, todas las proposiciones existenciales son contingentes.

Uno de los principales ataques contra el argumento ontológico es su apriorismo: al contrario de, por ejemplo, las cinco vías de Santo Tomás, el argumento ontológico parte de la existencia de Dios a priori para demostrarla. El filósofo escocés David Hume produjo, en ese sentido, una refutación del argumento bajo un empirismo extremo de Locke, en virtud de la cual trataba de demostrar que nada puede probarse como existente a partir de un argumento racional a priori. En sus Dialogues concerning Natural Religion (Diálogos sobre la religión natural) escribió:

Es un absurdo evidente pretender demostrar un hecho como necesario, o pretender demostrarlo con cualesquiera argumentos a priori. Nada es demostrable salvo si su contrario implica una contradicción. Nada que sea distintivamente concebible implica una contradicción. Cualquier cosa que concebimos como existente igualmente la podemos concebir como inexistente. No hay, por tanto, ser alguno cuya inexistencia implique una contradicción. En consecuencia, no hay ser alguno cuya existencia sea demostrable a priori.

Este razonamiento podría resumirse en:

1- La única manera de probar algo a priori es si su opuesto implica una contradicción.
2- Si algo implica una contradicción, entonces es inconcebible.
3- Todo puede ser concebido como inexistente.
4- Por tanto, nada puede ser demostrado como existente a priori.


Razonamiento de Kant

Immanuel Kant planteó que "la existencia de la cosa está en conexión con nuestras percepciones".

Existe un cierto consenso en que fue Immanuel Kant el que vino a clarificar la polémica que rodea al argumento ontológico. A lo largo de su Crítica de la razón pura, distinguió tres tipos de argumentos para la existencia de Dios: ontológico, cosmológico y teleológico. Kant intentó demostrar la inconsistencia de una prueba ontológica, tratándola en la dialéctica trascendental.

Ofreció una serie de argumentos separados pero interconectados en contra del argumento ontológico, apoyándose en los conceptos de juicios sintéticos y analíticos. En un juicio analítico, el predicado expresa de un concepto algo que ya está contenido en el concepto, y por tanto es una tautología (ej: un triángulo tiene tres lados); en un juicio sintético, el predicado liga el concepto con algo externo a él que no se colegía lógicamente del mismo (ej: la Tierra es un esferoide): el conocimiento nuevo se construye a partir de juicios sintéticos.

1- Primeramente, Kant razona que no está nada claro que la idea de un ser absolutamente necesario signifique algo en realidad: señala como escurridiza la afirmación de que la existencia es mejor que la inexistencia.

2- Segundo, Kant arguye que si incluimos la existencia en la definición de algo, entonces afirmar que ese algo existe es una tautología. Si decimos que la existencia es parte de la definición de Dios (lo cual tomamos por un juicio analítico), entonces simplemente nos estamos repitiendo al afirmar que Dios existe, sin aportar juicio sintético alguno que pudiera añadir nueva información respecto a la existencia de Dios.

3- Tercero, Kant afirma que «existir no es obviamente una afirmación real», y que no puede ser parte del concepto de algo. Esto es, que decir que algo es o existe no es decir algo de un concepto, sino que por el contrario indica que hay un objeto que se corresponde con el concepto, y que «el objeto, como realmente existe, no está analíticamente contenido en mi concepto, sino que se añade al mismo». Es decir, cualquiera que sea el concepto de un objeto, se ha de salir del concepto si se quiere atribuirle existencia al objeto.​ Con respecto a los objetos sensibles, decir que algo existe no implica que tiene una propiedad adicional que es parte de su concepto, sino que será encontrado fuera de nuestros pensamientos y que tenemos la percepción empírica del mismo en el espacio y el tiempo. Una cosa realmente existente carece de cualquier propiedad que pudiera predicarse de ella y que la diferenciara del concepto de la misma. De este modo, lo real no contiene más que lo posible.

"De este modo, lo real no contiene más que lo posible. Cien táleros reales no poseen en absoluto mayor contenido que cien táleros posibles. En efecto, si los primeros contuvieran más que los últimos y tenemos, además, en cuenta que los últimos significan el concepto, mientras que los primeros indican el objeto y su posición, entonces mi concepto no expresaría el objeto entero ni sería, consiguientemente, el concepto adecuado del mismo."

Crítica de la razón Pura, Ed. Alfaguara, Madrid, 1978, pp.504

Lo que distingue el objeto del concepto es que los experimentamos: tendrá, por ejemplo, una forma, una situación determinada, y una duración. Como ejemplo de esto, propone: la razón por la que decimos que los caballos existen y los unicornios no, no es que el concepto de caballo tenga la propiedad de la existencia y el de unicornio no; no hay diferencia entre ambos conceptos en este sentido, y tampoco la hay entre el concepto de un caballo y de un caballo realmente existente: ambos conceptos son iguales. La razón por la que decimos que los caballos existen es que tenemos una experiencia espacio-temporal de los mismos: son objetos que se corresponden al concepto. Así, cualquier demostración de la existencia de algo, incluyendo a Dios, que se base en afirmar (predicar) una propiedad (en este caso la existencia) de ese algo es falaz: la definición de algo no implica su existencia.

Charles Hartshorne dijo que, para Anselmo, "la existencia necesaria es una forma de existencia superior a la existencia ordinaria y contingente, y que la existencia ordinaria y contingente es un defecto". Para Hartshorne, tanto Hume como Kant se centraron solo en si lo que existe es mayor que lo que no existe. Sin embargo, "el punto de Anselmo es que lo que existe y no puede no existir es mayor que lo que existe y no puede existir". Esto evitaría la pregunta de si la existencia es o no un predicado.


Burlas de Schopenhauer

Arthur Schopenhauer declara que «examinado con claridad y despreocupadamente, este célebre argumento ontológico, es un delicioso cuento».

El filósofo alemán Arthur Schopenhauer, muy influenciado por la filosofía kantiana, criticó paródicamente el argumento ontológico.

Según él, este argumento es comparable a un truco de magia. Similarmente cuando un mago oculta en lugar conveniente de su sombrero un conejo, San Anselmo y Descartes ocultan dentro de las premisas la conclusión del argumento (que Dios existe), volviéndolo en una falacia de petición de principio. Schopenhauer dice lo mismo diciendo que el argumento ontológico hace lo mismo que "el pollo dentro del huevo que ha sido largamente empollado". Al salir el pollo del cascarón, no surge milagrosamente de un huevo vacío, sino que ya estaba dentro desde el principio.​

Para Schopenhauer, la respuesta más simple a tal demostración ontológica (de que un objeto correspondiente al concepto debe existir en la realidad, independiente del concepto mismo) es la siguiente:

«Todo estriba en saber de dónde te viene tu concepto: ¿le has tomado de la experiencia? A la bonne heure! Entonces en ella existirá su correspondiente objeto, y no necesita de más demostración. Por el contrario, ¿le has fraguado en tu mollera? Entonces no le sirven de nada todos sus predicados: es una ficción»

Sobre la cuádruple raíz del principio de razón suficiente (1813) CAPÍTULO II. 7. 
Descartes

Schopenhauer cita a Aristóteles en el capítulo 7 del libro II de Analytica Posteriora. En este fragmento Schopenhauer señala que la definición de una cosa y la prueba de su existencia son dos materias distintas y que nunca deben confundirse, pues por la primera de ellas sabemos lo que se menciona, y por la otra que esta cosa existe. Es decir, "la existencia no forma parte de la esencia: el existir de las cosas no pertenece a su quididad.»

Ahora bien, el ser no es la entidad de nada: pues lo que es no es un género.

Segundos analíticos, II, VII, 92b, 10 - 1481
Con esto, Schopenhauer se burla y critica duramente a los filósofos Schelling y Hegel por defender tal argumento.



Pensamientos de Bertrand Russell

Russell afirma que no se puede aplicar las mismas reglas lógicas a cosas cuya existencia es incierta.

Bertrand Russell, durante su primera fase hegeliana, aceptó el argumento; confiesa en su autobiografía que una vez exclamó: «¡Cáspita, el argumento ontológico es sólido!». Sin embargo, más tarde criticó el argumento, afirmando que "el argumento, para una mente moderna, no parece muy convincente, pero es más fácil sentirse convencido de que debe ser falaz que descubrir precisamente dónde está la falacia."

Russell hizo una distinción entre la existencia y la esencia, argumentando que la esencia de una persona puede describirse y su existencia aún permanece en cuestión.

La verdadera pregunta es: ¿hay algo que podamos pensar que, por el mero hecho de que podemos pensar en ello, parezca posible existir fuera de nuestro pensamiento? A los filósofo les gustaría decir que sí, porque el trabajo de un filósofo es averiguar cosas sobre el mundo mediante el pensamiento en lugar de la observación. Si la respuesta correcta es "sí", existe un puente desde el pensamiento puro a las cosas. Si no, no.

Bertrand Russell: Historia de la filosofía occidental (1946)

Russell rechaza el argumento ontológico, siguiendo la misma crítica propuesta por Kant, argumentando que la existencia no es un predicado. Russell lo resume diciendo que todos los argumentos ontológicos son " casos de mala gramática ". Si la existencia se considerase como una propiedad, el siguiente silogismo sería válido.

1- Los hombres existen.
2- Papá Noel es un hombre.
3- Papá Noel existe.

Al ser padre de la filosofía del lenguaje, Russell en su teoría descriptiva distingue dos tipos de declaración:

- Predicativa, que se agrega a una descripción de algo;
- y existencial, que muestra que algo existe.

Es posible usar declaraciones predicativas para describir algo, pero ese algo no tiene que ser una declaración existencial. Russell argumentó que el uso cotidiano del lenguaje hace posible hablar de cosas inexistentes con un significado aparente. Por ejemplo, al hablar de unicornios, se habla de la misma manera que con vacas. En silogismo anterior, Papá Noel pertenece a un grupo distinto al del hombre de la primera premisa.

Russell distingue lo que es o esencia (transmitido por lo que "hay") y la existencia (transmitida por "existe"). En otras palabra, Russell piensa que: Algunas cosas son y existen (un hombre); y otras son y no existen (Papá Noel). Él lo ejemplifica con la frase "el actual rey de Francia es calvo", ya que Francia es una república y no tiene rey. Las descripción puede ser comprensible, pero no corresponden a un estado real de las cosas. Por lo tanto, no tienen un significado real. Russell era un realista respecto al lenguaje, y este debe corresponder a estados reales para ser verdadero o falso. El lenguaje que no corresponde a la realidad es un sin sentido. El argumento ontológico cae en esta categoría.

Él está de acuerdo con Anselmo al definir Dios como "un ser tal que no se puede imaginar algo más grande", sin embargo no está de acuerdo que esto prueba su existencia en la realidad. Por supuesto, en la vista de Russell en su Principia, no hay una propiedad de existencia y de no existencia, pero aún si lo son, el argumento también fallaría.​ Russell fue más lejos al sugerir que la "existencia", en lugar de ser un predicado, indica que algo está instanciado si hay ejemplos de este en el espacio y tiempo.​ Otra forma de expresarlo es que la existencia es la extensión de la intención (concepto de un término) buscando dentro de las cosas reales pragmáticamente. La intención de "un ser tal que no se puede imaginar algo más grande" posee una extensión en cuanto a una idea, pero no físicamente. El punto de vista de Russell se refleja en el tratamiento lógico moderno estándar de la existencia. Según Mario Bunge, la concepción actualmente aceptada es que la existencia no es un predicado sino un cuantificador llamado "cuantificador existencial" en lugar de un predicado.

También Russell propuso una refutación del argumento ontológico​. Muestra que la existencia de Dios se supone implícitamente como una premisa inicial del argumento. En su libro "Sobre la denotación", Russel reformula la primera premisa del argumento ontológico con: "Hay una y única entidad x que es la más perfecta, esa tiene todas las perfecciones", pero esto es exactamente lo que se intenta probar y el argumento no prueba nada.​ Si se reformulase el argumento usando la forma "Si el Ser más perfecto existe, entonces ese Ser tiene todas las perfecciones, la existencia es una perfección, por lo tanto ...". A partir de aquí, la única conclusión que podemos extraer es: Si existe el Ser más perfecto, entonces existe el Ser más perfecto.​

Además, Russell considera el concepto de un "Ser Necesario" como un sin sentido en su debate de radio con Frederick Copleston. Reconoce que las definiciones y las pruebas lógicas pueden ser necesariamente ciertas, pero no que existan necesariamente.

Suponga que usted toma como su sujeto "el existente cuadrado redondo", se vería como una propuesta analítica que "el existente cuadrado redondo existe", pero no existe.

Bertrand Russell

Para él, una propuesta necesaria debe ser analítica (verdaderas por definición) pero según él, un "ser necesario" es una noción contradictoria, como un "cuadrado redondo". Este contra-argumento lo usó contra la teoría de los objetos de Alexius Meinong, y por consiguiente, contra los argumento ontológicos meinongianos.


Parodias del argumento

Desde los tiempos de Gaunilón, se han presentado varias parodias del argumento basadas en la reducción al absurdo de Gaunilón que ejemplificó con su Gran Isla. Michael Martin propuso parodias del argumento, sugiriendo que la existencia de cualquier cosa se puede demostrar con el argumento de Plantinga o Kordig, siempre que se defina como perfecto o especial en todos los mundos posibles.​ El objetivo es construir argumentos con la misma estructura lógica que los no teístas puedan razonablemente negar y por consiguiente afirmar que estos argumentos no tienen más razones para ser aceptados que los argumentos ontológicos originales. La principal defensa de los teístas es sostener que los argumentos originales son sólidos y las parodias no.



Perfecta inexistencia

Una parodia popular del argumento ontológico es la de Richard Dawkins, en su best-seller "The God Delusion". Su parodia es una versión del argumento que intenta demostrar que Dios no existe. Es similar en el enfoque de Gaunilo, ya que también requiere un Dios que puede hacer lo lógicamente imposible, llegando a conclusiones absurdas. En la versión de Dawkins, tomada del filósofo australiano Douglas Gasking, la grandeza de Dios queda demostrada por su creación del mundo. Un ser que de alguna manera supera la gran desventaja de no existir y continúa creando el mundo sin duda será más grande que un ser que existe y crea el mundo. Por lo tanto, Dios, quien por definición es "aquello de lo que nada más grande puede ser concebido", no debe existir.

Gasking afirmó que la creación del mundo es el logro más maravilloso que se pueda imaginar. El mérito de tal logro es el producto de su calidad y la discapacidad del creador: cuanto mayor sea la discapacidad del creador, más impresionante es el logro. La inexistencia, afirma Gasking, sería la mayor desventaja. Por lo tanto, si el universo es el producto de un creador existente, podríamos concebir un ser mayor, uno que no existe. Un creador inexistente es mayor que uno que existe, entonces Dios no existe. La proposición de Gasking de que la mayor discapacidad sería la no existencia es una respuesta a la suposición de Anselmo de que la existencia es un predicado y la perfección. Gasking usa esta lógica para suponer que la no existencia debe ser una discapacidad.

Oppy criticó el argumento, viéndolo como una parodia débil. Afirmó que, aunque puede aceptarse que sería un mayor logro para un creador inexistente crear algo que un creador que existe, no hay ninguna razón para suponer que un creador inexistente sea un ser superior, que no hay razón para ver la creación del mundo "el logro más maravilloso que se pueda imaginar" y que puede ser inconcebible que un ser inexistente cree algo en absoluto.


Argumento ontológico invertido

J. L. Mackie argumentó que si Dios tiene una necesidad metafísica, la existencia de Dios es lógicamente contingente. Es decir, si Dios existe necesariamente en el sentido de que si existe, entonces existe en todos los mundos posibles, lógicamente sigue siendo posible que Dios no exista en alguno de los mundos posibles (y por consiguiente, en todos).​ Varias parodias han intentado usar el mismo argumento invirtiendo las premisas para demostrar la inexistencia de Dios.
​ 
Ejemplificado en el argumento modal:

1- Es posible que no exista un gran ser máximo.
2- Si es posible que no exista un ser máximo, entonces no existe un ser máximo en algún mundo posible.
3- Si no existe un ser máximo en algún mundo posible, entonces no existe en todos los mundos posibles.
4- Si no existe un ser máximo en todos los mundos posibles, entonces no existe en el mundo real.
5- Si no existe un ser máximo en el mundo real, entonces no existe un ser máximo.
6- Por lo tanto, no existe un gran ser máximo.

La principal objeción es la negación de la primera premisa, argumentando que es más probable la solidez del argumento original apelando a otros argumentos a posteriori de la existencia de Dios. William Lane Craig señala que el argumento ontológico puede servir para un caso acumulativo para la existencia de Dios. No obstante, basarse en evidencia a posteriori es admitir que el argumento ontológico no es en sí suficiente a priori, es decir, no se puede inferir a Dios solo mediante la razón o su concepto, por lo que Craig dice que Anselmo se equivocó al pensar que encontró un argumento que pudo demostrar a Dios por si solo.95​ Por otro lado, también se puede defender el argumento invertido apelando a argumentos en contra de la existencia de Dios.


Argumento del Gran demonio

La parodia clásica de la Gran Isla se podría objetar apelando que las cosas materiales no pueden ser "necesarias". Luego la parodia se ha cambiado por la de un "gran demonio" de necesaria maldad:

1- Un ser tiene la máxima depravación en un mundo posible dado W si y solo si es omnipotente, omnisciente y completamente malo en W; y
2- Un ser tiene una maldad máxima si tiene una depravación máxima en cada mundo posible.
3- Es posible que haya un ser que tenga la maldad máxima. (Premisa)
4- Por lo tanto, posiblemente, es necesariamente cierto que existe un ser omnisciente, omnipotente y perfectamente malo.
5- Por lo tanto, (por el axioma S5) es necesariamente cierto que existe un ser omnisciente, omnipotente y perfectamente malo.
6- Por lo tanto, existe un ser omnisciente, omnipotente y perfectamente malo.


Argumento de la conjetura de Goldbach

Unas parodias intentan mostrar que es absurdo otorgar la posibilidad de algo que es metafísicamente necesario bajo la lógica modal S5. Por ejemplo, el plantonismo matemático y realismo modal sostiene que las objetos matemáticos (números, figuras geométricas, funciones, etc.) son metafísicamente necesarias. Por ejemplo, si 2+2=4 es posible en este mundo actual, tiene que serlo en todos los mundos posibles necesariamente.

La "Conjetura de Goldbach" en matemáticas es un problema no resuelto en la teoría de números que indica que "Cada entero par mayor que 2 se puede expresar como la suma de dos números primos". Entonces:

1- Si la conjetura de Goldbach es correcta, entonces es necesariamente cierta.
2- Es posible que la conjetura de Goldbach sea correcta.
3- Por lo tanto, es posible que sea necesariamente cierto que la conjetura de Goldbach es correcta.
4- Por lo tanto (por el axioma S5) es necesariamente cierto que la conjetura de Goldbach es correcta.
5- Por lo tanto, la conjetura de Goldbach es correcta.

Esto convertiría cualquier área "no probada" de las matemáticas que "podría ser verdad" en algo que "debe ser verdad". Este argumento no solo no prueba la conjetura de Goldbach, sino que no proporciona ninguna demostración para pensar que la conjetura sea necesariamente cierta, ya que no hay razón para pensar que la conjetura de Goldbach sea posiblemente cierta desde el principio, a no ser que ya se presuponga que lo es. El filósofo Timothy O'Connor está de acuerdo con el áxioma S5, pero niega que esto invoque el argumento ontológico, ya que "no da ninguna razón para pensar que la naturaleza de este ser en cuestión es realmente posible y no aparentemente lógico".



Problemas con el concepto de Dios

Muchos filósofos intentaron demostrar la coherencia de un ser supremamente perfecto bajo la definición de Dios pretendida por el teísmo clásico: Dios es omnipotente, omnisciente y moralmente perfecto, sin embargo, uno de los principales contra-argumentos, es demostrar que la existencia de Dios implique una contradicción y por consiguiente sea lógicamente imposible (como un soltero casado o un círculo cuadrado). Michael Martin argumentó que, si ciertos componentes de la perfección son contradictorios, como la omnipotencia y la omnisciencia, entonces la primera premisa del argumento no es razonable.

Esta definición trae varios problemas como planteados desde hace siglos como: El problema del mal, atribuido a Epicuro, que establece que una deidad omnipotente y omnibelevolente no puede existir en un mundo con mal, y la paradoja de la omnipotencia, atribuida a Averroes, planteando si un ser omnipotente podría realizar una acción que limitara su propia habilidad para realizar acciones.

C.D. Broad lo expresa diciendo con el ejemplo que si solo hubiese tres propiedades positivas X, Y y Z, pero dos de ellas son compatibles entre las dos, y la presencia de las dos excluye a la restante. Entonces habría tres seres posibles:

1- Uno que combine X e Y,
2- uno que combine Y y Z,
3- y uno que combine Z y X.

El único tipo de ser superior a cualquiera de estos sería uno que tuviera las tres propiedades, X, Y y Z; y, por hipótesis, esta combinación es lógicamente imposible volviendo a la frase "un ser que no puede ser imaginado ninguno más grande" es simplemente un sin sentido, como la frase "el mayor número posible".​ El problema del mal serviría como argumento un "ontológico contra la existencia de Dios", ya que si Dios existe necesariamente, la mera posibilidad de un mundo incompatible con las cualidades esenciales de Dios hace que Dios sea imposible.​

Kenneth Einar Himma afirmó que la omnisciencia y la omnipotencia son incompatibles con el concepto del libre albedrío:

1- Si Dios es omnisciente, entonces Dios sabe lo que cada persona va a hacer en cada momento t.
2- Una persona p tiene libre albedrío
3- Una persona tiene libre albedrío si hay al menos un momento t en el que p hace una acción A pero podría haber hecho otra que A.
4- Si una persona p que hace A en t , tiene la capacidad de hacer otra cosa A en t.
5- Entonces p tiene la capacidad de lograr que un Dios omnisciente tenga una creencia falsa, y esto es claramente imposible.

Esto cae en contradicción. La omnipotencia implica el poder de crear seres libres, pero la omnisciencia excluye la posibilidad de que tales seres existan. Por lo tanto, un ser que es omnisciente carece de la capacidad de crear seres libres y, por lo tanto, no es omnipotente. Por el contrario, un ser que es omnipotente tiene el poder de crear seres libres y, por lo tanto, no sabe lo que esos seres harían si existieran.​ Esta paradoja, llamada argumento del libre albedrío, haría que el argumento ontológico fuera incoherente, ya que las características requeridas de un ser máximo no pueden coexistir en un solo ser, y por lo que tal ser no podría existir.

El filósofo John Niemeyer Findlay, después de que Gödel defendiera el argumento ontológico, publicó en 1948 en la revista Mind un artículo llamado Can God´s existence be disproved? (¿Puede la existencia de Dios ser demostrada?). Findlay sostiene que Dios debe poseer sus perfecciones y su existencia necesariamente, pero como a partir de la crítica kantiana, la existencia no es un predicado de la esencia, la idea de Dios es en sí misma contradictoria ya que pretende implicar a la existencia como una característica más de su esencia. Dado que la noción de Dios es contradictoria, su existencia es imposible. Esta crítica se le llama la "refutación ontológica", la cual argumenta que Dios debe existir necesariamente y la existencia necesaria es imposible.​ Findlay declaró:

“Fue de veras un mal día para Anselmo cuando dio con su famosa prueba. Porque en ese día no sólo descubrió algo que es de la esencia de un adecuado objeto religioso, sino también algo que supone su necesaria no existencia”.

Findman desarrolló lo que Hartshorne llamaría más tarde "la paradoja de Findlay":

1- Un ser contingente no merecería culto.
2- Un ser necesario es una contradicción lógica.

Charles Hartshorne criticó a Findlay por si tiene sentido hablar de inexistencia necesaria, tiene sentido hablar de existencia necesaria; y que todas las proposiciones existenciales son contingentes no es una suposición universalmente aceptada.

El controversial artículo puso de relieve nuevamente la cuestión de la existencia de Dios sepultada por la crítica kantiana. Entre las primeras reacciones se encuentra Faith and Logic de 1958, y Faith and Philosophers de 1966 que contó con la participación de los más importantes exponentes del teísmo norteamericanos: Hartshorne, Malcolm y Plantinga, todos defensores del argumento ontológico.

Otras opiniones

El filósofo y político teórico Robert Nozick llamó al argumento ontológico como "el más famoso de todos los argumentos filosóficos sospechosos ". Nozick jugó con la idea de que Dios lo necesitaría para probar su propia existencia a sí mismo en su libro Invariances: The Structure of the Objective World y también usó la idea de un meta-argumento ontológico para mostrar la existencia de tal argumento.

El filósofo de la religión Theodore Drange fue más crítico declarando que:

"La mayoría de filósofos se le refieren [al argumento ontológico] ya sea como un sin sentido absurdo cognitivo o un juego de palabras, un puzzle semántico para resolver si alguien tiene tiempo libre. Apenas hay alguien que sea teísta teniendo como base el argumento ontológico. Enseño filosofía a miles de estudiantes, y ni siquiera uno de ellos ha puesto algún valor en él".

Drange (2006)
Peter Millican ofreció una objeción nueva y elaborada al argumento ontológico de Anselmo. Millican, piensa que su objeción es más poderosa que cualquier otra porque no disputa las "profundas teorías filosóficas" contenciosas que subyacen al argumento. Peter Millican escribe sobre la doctrina kantiana que "la existencia es no es un predicado'':

"Esta objeción más popular para el argumento no se ha mantenido del todo convincente bajo escrutinio crítico, en parte debido a que nunca se ha sido totalmente satisfactoria y defendida, pero también en parte debido a sus implicaciones para el argumento son de todos modos bastante oscuras: supongamos que aceptamos que 'existe' no es 'lógicamente' un predicado, ¿cómo es que esto socava el razonamiento de Anselmo: qué paso en particular no puede pasar [...]?"

En cambio, trata de revelar el "defecto fatal" del argumento al considerar sus "detalles lógicos poco profundos". La objeción de Millican se basa en su interpretación del argumento, según el cual Anselmo se basa en lo que llamó el “principio de la superioridad de la existencia”. En resumen, según Millican, el argumento ontológico no establece la existencia de Dios, pero en la versión de Anselmo, al menos, sigue siendo un enigma lógico fascinante.

El empirista del siglo XVII Pierre Gassendi confrontó a Descartes con esta crítica en un conjunto de objeciones (y merece crédito por ser el primero en enunciarlo): “la existencia no es una perfección ni en Dios ni en ninguna otra cosa; es aquello sin lo cual no puede haber perfecciones”.

En cuanto a la afirmación que incluso si concediéramos que la existencia necesaria es inseparable de la idea de Dios (en los términos de Kant, incluso si la existencia necesaria fuera analítica del concepto "Dios"), nada se deduce de esto sobre lo que existe o no existe. Johannes Caterus, el autor del primer conjunto de objeciones a las meditaciones, expresa el siguiente punto:

"Incluso si se concede que un ser supremamente perfecto conlleva la implicación de la existencia en virtud de su propio título, todavía no se sigue que la existencia en cuestión sea algo real en el mundo real; todo lo que sigue es que el concepto de existencia está inseparablemente vinculado al concepto de un ser supremo. Así que no puedes inferir que la existencia de Dios es algo real a menos que supongas que el ser supremo existe realmente; para entonces, en realidad contendrá todas las perfecciones, incluida la perfección de la existencia real".

En Sobre la existencia de Dios y la existencia de los unicornios, el filósofo y científico informático Gilles Dowek objetó al argumento ontológico utilizando el teorema de corrección (recíproco del Teorema de completitud de Gödel). Expresó que "Definir a Dios como existente no es suficiente para demostrar que Él existe. Por otro lado, definir unicornios como imaginarios es suficiente para mostrar que no existen".

Richard Swinburne, siguiendo a J. L. Mackie, señala que Dios es un ser lógicamente contingente, por lo que podría no haber existido y la necesidad de Dios no es lógica, no habiendo así contradicción en negar que tal ser existe.​ Swinburne cree que los argumentos ontológicos no dan ninguna razón para creer en Dios, ya que los argumentos deductivos si bien sus premisas pueden ser verdaderas, no se sabe que estas premisas sean ciertas por quienes discuten sobre ellas, y por consiguiente, son rechazadas. Sin embargo, para Swinburne, la existencia de Dios si es metafísicamente necesaria.

El filósofo Brian Davies criticó el argumento ontológico de Anselmo señalando que la comparación de "un ser tal que no se puede imaginar algo más grande" existiendo en la mente y en la realidad no es válida, porque no hay nada con lo que comparar. Preguntar si es algo que existe es más perfecto con algo que no existe es un sinsentido. “Si algo está en la mente (en intelecto) pero no en la realidad (en Re), ¿se puede pensar en algo más grande? "

Posteriormente también objetó al de Malcolm por su uso de la palabra "is" en inglés ("es" en español). Él indica que hay dos usos de la palabra:

1- Para definir algo: "una reina es una mujer monarca" (a queen is a female monarch).
2- Para explicar que hay algo en realidad: "existe tal cosa como un vampiro" (there is such a thing as a vampire).

Según Davies, el uso de esta palabra por parte de Malcolm se puede usar para definir el concepto de Dios, pero no para demostralo, ya que presupone su existencia sin ninguna razón lógica, es decir, Malcom no le dice al lector absolutamente nada sobre el tema y se basa en gran medida en la suposición de los lectores de la existencia de Dios. Davies dice que Malcolm está haciendo lo mismo con la "existencia necesaria". Además, Davies criticó argumento modal de Plantiga al señalar que simplemente que un Dios existiendo es posible y no implica que una que exista realidad física como algo probable.

Gottlob Frege, padre de la lógica matemática y de la filosofía analítica, critica al argumento con sus teorías del lenguaje, al igual que Russell. Él no se refiere a las propiedades que se afirman en un concepto como las características que lo constituyen. Frege define la existencia como la negación del número cero. La propiedad "rectangular" no es una propiedad del concepto "triángulo rectangular"; pero la proposición de que no existe un "triángulo rectangular" establece una propiedad ese concepto; se le asigna el número 0.

En este sentido, la existencia es análoga al número. Decir que x existe, es decir que hay un número distinto de cero de x. Debido a que la existencia es una propiedad de los conceptos, el argumento ontológico de la existencia de Dios se rompe. La unidad no es un componente característico del concepto "Dios" más de lo que lo es la existencia.

Frege diferencia predicados de primer y segundo orden. Argumentó que al hacer afirmaciones sobre la existencia, atribuimos (o negamos) la propiedad de segundo nivel, "no estar vacío", a un concepto de primer nivel. De esto se deduce que la existencia es una propiedad de segundo nivel, la propiedad "no está vacía". Por lo tanto, rechazó la prueba ontológica de la existencia de Dios porque depende de la suposición de que la existencia es una propiedad de primer nivel, y no de segundo nivel.

La mayor parte de la críticas al trabajo de Leibniz, incluso entre los defensores del argumento ontológico, fue su incapacidad de probar la compatibilidad de todos los atributos posibles de Dios. Por un lado, se rechaza la suposición de que tiene algunas cualidades son esencialmente "positiva" y otras "negativas", ya que puede ser el caso de que algunas sean de una forma en un contexto y de otra manera en otro. La segunda objeción rechaza la noción de que algunas cualidades son intrínsecamente simple, el cual fue demostrado por Ludwig Wittgenstein como siendo falso: lo simple en un sistema conceptual puede ser complejo en otro.

Fuente:
https://es.wikipedia.org/wiki/Argumento_ontol%C3%B3gico#Contraargumentos

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