Nota Inicial:
La presente publicación fue escrita y elaborada por un colaborador y amable lector de este Blog. Este artículo NO fue escrito por el habitual escritor y responsable de este sitio Noé Molina. (*)
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Si alguien hoy, casi presto a cumplirse los dos primeros decenios del siglo XXI, viniera hacia nosotros y nos dijera: “Yo soy Dios”, ¿qué haríais? Obviamente, inmediatamente pedirían una prueba sólida, contundente y sin engaños. ¡Por supuesto que todos los harían! E insistirían en no aceptar unas pruebas vanas. Querríais hechos sólidos, tangibles.
Ciertamente ninguna persona normal (aunque tanto hoy como ayer se puede esperar de todo en esta cuestión y otras muchas), querríais unas pruebas como rocas de esa persona que alega ser Dios.
Entonces, ¿por qué es diferente este concepto en relación con Jesús, el denominado hijo de Dios? Jesús insistió, eso dicen los escritos ocurridos mucho tiempo de su asesinato, que sí lo era.
Entonces, es lícito de que si él es Dios tiene el obligatorio y el deber de probarlo de manera real e inimitable. Por otro lado, si él no puede probarlo, entonces está claro y rotundamente que no es Dios.
Los seguidores de las distintas ramas del cristianismo a unísono proclamaran: “¡pero Jesús probó que era Dios!” ¡Vean todos los milagros que él hizo y que constan en los evangelios! ¡Él curó a los enfermos! ¡Él transformó el agua en vino! ¡Eso prueba que jesús es el único Dios!
Ante esas simplonas respuestas: ¿eso tiene algún significado sólido para vosotros? Lo que es para nosotros, por supuesto que ¡NO! Imaginemos, porque en estas cuestiones todo depende de la imaginación que el “iluminado” nos quiera encajar, viene éste y nos dice: “¡Yo soy Dios y lo voy a probar delante de todos vosotros al demostraros que puedo transformar el agua en vino!”. ¿Qué diréis a esto? ¡Sed honestos en la respuesta! Vosotros continuareis NO creyendo en esa persona por-que:
1 – Muchas gentes han visto todo tipo de “curanderos” que pueden curar milagrosamente a los enfermos. Y resulta que todos nosotros sabemos que esos tipos de “curar” son charlatanismo. Si eso fuese verdad, entonces no necesitaríamos a los médicos, hospitales, ni laboratorios donde los científicos se queman las pestañas en la busca de fármacos medicinales, instrumentos para cirugía, etc.
2 – Transformar el agua en vino… ¿No suena como algo que un mágico de quinta categoría haciéndolo en un espectáculo de un determinado club nocturno? Existen docenas de maneras donde podría ponerse en escena cosas para hacer creer que el agua se está convirtiendo en vino. No hay razones para que una persona normal, o millones, puedan aceptar un truco de magia como prueba de que ese alguien es Dios.
3 – Ninguno de esos milagros pueden ser probados científicamente hoy, por lo que nos lleva a la conclusión de que ninguno de los “milagros” de Jesús (suponiendo de que hubiera existido, que eso es lo más importante) dejaron pruebas tangibles de que pudieran ser estudiados por los científicos actuales.
Siempre ha sido y continúa siendo así. Si alguien hoy nos viene alegando ser Dios (o en los casos de ser uno de sus muchos representantes e iluminados), no lo crean nunca, más aún, si la evidencia consistiera en curas milagrosas o los trucos de magias tipo Jesús, para así probar que él es Dios, o ellos, en este caso sus acólitos, le podéis decir aquello de: “apártate Satanás…”.
Pero profundicemos un algo más la cuestión “milagros” y vamos a imaginar, eso sí, solamente imaginar que ya lo es mucho, de que Jesús hubiese sido ese Dios que tanto insisten hasta la saciedad. Él podría haber empezado por una de sus famosas citaciones del evangelio, Mateo 17:20: “Por causa de vuestra poca fe; pues en verdad os digo que si tuvieseis fe como un grano de mostaza diréis a este monto: pasa de aquí para allá, y él ha de pasar, y nada os será imposible”.
En consecuencias, para probar que el era Dios, Jesús podría haber movido una montaña. Aún más, siendo que para él sería una cosa muy fácil. El propio Jesús-Dios podría haber empezado su historia o paso por la Tierra escribiéndola un libro (evangelios) de puño y letra. Veamos a nuestro juicio y razonamientos como podría haber sido la primera página de ese libro de Jesús y no esa cantidad de evangelios escritos supuestamente por un sin fin de escritores que ninguno lo conocieron personalmente y debido a sus incongruencias lo resumieron en 4 dudosos escritores y ya conocemos el berenjenal en que ha quedado. Este es a lo que nos referimos y diría así:
“Me llamo Jesús, y soy Dios y al mismo tiempo soy su hijo. Yo se que hay una infinidad de personas que dudan de que yo lo sea, entonces déjeme empezar mi relato comunicándoles a vosotros lo siguiente. Den una mirada al Monte Sinaí. Todos sabéis que hasta ahora ese accidente geográfico no queda muy lejos de Jerusalén. Es la montaña donde mi padre, Dios (y yo también), le entregó las tablas de la ley a Moisés con los 10 mandamientos. Pero os digo que ese mítico Monte Sinaí desapareció esta misma mañana y lo que ha quedado en su lugar ha sido una base de piedra perfectamente lisa midiendo seis kilómetros cuadrados. Cientos de años posteriores a partir de estos momentos, otras personas encontraran el Monte Sinaí carca de un lugar que será llamado selva Amazónica. Así pues, cuando los científicos estudien la montaña descubrirán que su base también está completamente lisa y que esa montaña encaja perfectamente en la planicie de la región de la Península de Arabia. Los científicos conseguirán alinear la montaña y la planicie, analizarán cada uno de los cristales de roca en potentes microscopios. Yo he dicho muchas veces que si vosotros tuvierais fe, podríais mover montañas. Yo he movido el Monte Sinaí para demostrar como es fácil, y por supuesto, para probar que yo soy Dios.
Como yo sé que esto puede no ser suficiente, aún dejarte una segunda prueba de que yo soy el único Dios. Si vosotros diseñáis un círculo, aunque lo dudo que lo sepáis hacer, hay una distancia a través del círculo. Esto se llama diámetro. Habrá también la medida a través del círculo llamémosle circunferencia. Si se divide la circunferencia por el diámetro, se consigue otro número. Llamémosle de Pi, y sus primeros seis dígitos son 3,14159. Pi es un número irracional. Es un número hecho de infinitas secuencias de dígitos que no se repiten.
Habrá un día, cuando las máquinas denominadas computadores, ellas calcularan billones de dígitos del Pi. Si calcula Pi hasta el millonésimo trillonésimo dígito, será esto lo que encontraran:
3,141592653589793238462643383279502884197163993751…
Ahora, habiendo probado que yo soy Dios para cualquier ser racional, atreves del desplaza-miento documentable de una famosa montaña y aún de mis conocimientos sobre el Pi hasta el millonésimo trillonésimo dígito, aquí está pues lo que yo quiero decirle a la raza humana como su creador y como el creador del universo…”.
Señores creyentes, ¿no sería esto impresionante y fascinante? Si nosotros tuviésemos “ese tal libro” y no los absurdos de la denominada Biblia y Evangelios, si el Monte Sinaí se hubiese movido verdaderamente, entonces no tendríamos dudas sobre la existencia de Jesús. Todos nosotros creeríamos que él es Dios. Imaginemos lo que el tal libro diría en sus otras páginas. Un libro como ese, tenemos seguridad, nos dejaría maravillados.
¿Por qué el personaje de Jesús no hizo algo semejante o parecido al relato? Pero lo que “hizo” y nos vienen insistiendo que el Dios judío-cristiano supuestamente escribió la Biblia. Dios, sin pruebas concluyentes separó las aguas del Mar Rojo y en dos tablas de piedra escribió los “Diez Mandamientos”. Posteriormente se tomó la molestia de encarnarse como humano para posterior-mente ser asesinado como un vulgar bandido. Entonces, que no nos vengan con misteriosos dogmas que ya no cuelan… ¿Por qué Jesús no escribió su propia vida (hasta el momento de la muerte), en ese supuesto libro y hoy tendríamos pruebas tangibles de que existió?
Para cuales quieras personas normales y racionales, conocidas como “el tener dos dedos de frente” las razones son obvias, primordiales: ¡DIOS NO EXISTE! ¡EL PERSONAJE DE JESÚS TAMPOCO! Nosotros no creemos y hoy por hoy nos podemos manifestar, pero los creyentes no tienen lo que deben tener para hacer lo mismo y por eso insisten en divulgar unos librillos diciendo en ellos que Dios los escribió y sin unas pruebas contundentes. Los seguidores de Jesús no pueden disculparse en que él hubiese vivido hace dos mil años atrás; aún más en que aquellos tiempos de oscurantismos en que no nos pueden demostrar la realidad sabiendo nosotros que sí existían unas culturas y personas que la desarrollaban. Es pues que las conclusiones son obvias; Jesús, si es que existió, fue un personaje humano, lo mismo que todos nosotros, con virtudes y defectos. Todas las historias contenidas en la Biblia y su continuación en los Evangelios son apenas eso, ¡LEYENDAS DE ÉPOCAS PASADAS!, corregidas y aumentadas según las circunstancias de cada momento.
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(*) Nota Final:
El autor de esta publicación es "Zerimar Ilosit", fiel seguidor y colaborador de este Blog; quien amablemente me solicitó el compartir este artículo con el resto de los lectores; y al no estar en contra de la filosofía del Blog, es un honor para mí el poder publicarlo.
Ver:
El Misterio de la Trinidad
(Colaboración)
Ver:
Ateísmo… ¿Eso qué es?
(Colaboración)
Ver:
Quien es Dios?
Ver:
¿Existió Jesús?
¡Claro, existieron muchos!
Ver:
Top 10 “Metidas de Pata” de la Biblia.
Ver:
Top 10 Características Indeseables de Dios.
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"Yo no creo en nada. Para mí la fe es algo tan odioso como lo es pecado para los creyentes. El que sabe, no puede creer. El que cree, no puede saber. El término "fe ciega" es una redundancia, pues la fe es siempre ciega"
Ernest Bornemann