Ya hemos visto en anteriores artículos la forma como Dios castiga, no solamente a la persona involucrada en actos de pecado y desobediencia, sino que también castiga como daño colateral a personas totalmente inocentes y que su único pecado es ser familia de un trasgresor Bíblico.
El mejor ejemplo de este tipo de injusticias lo tenemos con los hijos de Job que fueron asesinados brutalmente por Dios (¿O Satanás?) para zanjar una apuesta. Esta horrible historia puede leerse en el articulo:
Hoy veremos un caso muy puntual y similar donde el ser familiares de un pecador... se paga con la vida.
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Josué 7
7:1 Pero los hijos de Israel cometieron una prevaricación en cuanto al anatema; porque Acán hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zera, de la tribu de Judá, tomó del anatema; y la ira de Jehová se encendió contra los hijos de Israel.7:2 Después Josué envió hombres desde Jericó a Hai, que estaba junto a Bet-avén hacia el oriente de Bet-el; y les habló diciendo: Subid y reconoced la tierra. Y ellos subieron y reconocieron a Hai.7:3 Y volviendo a Josué, le dijeron: No suba todo el pueblo, sino suban como dos mil o tres mil hombres, y tomarán a Hai; no fatigues a todo el pueblo yendo allí, porque son pocos.7:4 Y subieron allá del pueblo como tres mil hombres, los cuales huyeron delante de los de Hai.7:5 Y los de Hai mataron de ellos a unos treinta y seis hombres, y los siguieron desde la puerta hasta Sebarim, y los derrotaron en la bajada; por lo cual el corazón del pueblo desfalleció y vino a ser como agua.7:6 Entonces Josué rompió sus vestidos, y se postró en tierra sobre su rostro delante del arca de Jehová hasta caer la tarde, él y los ancianos de Israel; y echaron polvo sobre sus cabezas.7:7 Y Josué dijo: ¡Ah, Señor Jehová! ¿Por qué hiciste pasar a este pueblo el Jordán, para entregarnos en las manos de los amorreos, para que nos destruyan? ¡Ojalá nos hubiéramos quedado al otro lado del Jordán!7:8 ¡Ay, Señor! ¿qué diré, ya que Israel ha vuelto la espalda delante de sus enemigos?7:9 Porque los cananeos y todos los moradores de la tierra oirán, y nos rodearán, y borrarán nuestro nombre de sobre la tierra; y entonces, ¿qué harás tú a tu grande nombre?7:10 Y Jehová dijo a Josué: Levántate; ¿por qué te postras así sobre tu rostro?7:11 Israel ha pecado, y aun han quebrantado mi pacto que yo les mandé; y también han tomado del anatema, y hasta han hurtado, han mentido, y aun lo han guardado entre sus enseres.7:12 Por esto los hijos de Israel no podrán hacer frente a sus enemigos, sino que delante de sus enemigos volverán la espalda, por cuanto han venido a ser anatema; ni estaré más con vosotros, si no destruyereis el anatema de en medio de vosotros.7:13 Levántate, santifica al pueblo, y di: Santificaos para mañana; porque Jehová el Dios de Israel dice así: Anatema hay en medio de ti, Israel; no podrás hacer frente a tus enemigos, hasta que hayáis quitado el anatema de en medio de vosotros.7:14 Os acercaréis, pues, mañana por vuestras tribus; y la tribu que Jehová tomare, se acercará por sus familias; y la familia que Jehová tomare, se acercará por sus casas; y la casa que Jehová tomare, se acercará por los varones;7:15 y el que fuere sorprendido en el anatema, será quemado, él y todo lo que tiene, por cuanto ha quebrantado el pacto de Jehová, y ha cometido maldad en Israel.7:16 Josué, pues, levantándose de mañana, hizo acercar a Israel por sus tribus; y fue tomada la tribu de Judá.7:17 Y haciendo acercar a la tribu de Judá, fue tomada la familia de los de Zera; y haciendo luego acercar a la familia de los de Zera por los varones, fue tomado Zabdi.7:18 Hizo acercar su casa por los varones, y fue tomado Acán hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zera, de la tribu de Judá.7:19 Entonces Josué dijo a Acán: Hijo mío, da gloria a Jehová el Dios de Israel, y dale alabanza, y declárame ahora lo que has hecho; no me lo encubras.7:20 Y Acán respondió a Josué diciendo: Verdaderamente yo he pecado contra Jehová el Dios de Israel, y así y así he hecho.7:21 Pues vi entre los despojos un manto babilónico muy bueno, y doscientos siclos de plata, y un lingote de oro de peso de cincuenta siclos, lo cual codicié y tomé; y he aquí que está escondido bajo tierra en medio de mi tienda, y el dinero debajo de ello.7:22 Josué entonces envió mensajeros, los cuales fueron corriendo a la tienda; y he aquí estaba escondido en su tienda, y el dinero debajo de ello.7:23 Y tomándolo de en medio de la tienda, lo trajeron a Josué y a todos los hijos de Israel, y lo pusieron delante de Jehová.7:24 Entonces Josué, y todo Israel con él, tomaron a Acán hijo de Zera, el dinero, el manto, el lingote de oro, sus hijos, sus hijas, sus bueyes, sus asnos, sus ovejas, su tienda y todo cuanto tenía, y lo llevaron todo al valle de Acor.7:25 Y le dijo Josué: ¿Por qué nos has turbado? Túrbete Jehová en este día. Y todos los israelitas los apedrearon, y los quemaron después de apedrearlos.7:26 Y levantaron sobre él un gran montón de piedras, que permanece hasta hoy. Y Jehová se volvió del ardor de su ira. Y por esto aquel lugar se llama el Valle de Acor, hasta hoy.
Una historia sencilla y aberrante.
Dios se enfurece locamente con Israel porque uno de sus ciudadanos robó y ocultó algunas cosas. Por culpa de este señor llamado Acán, Dios no permite que el pueblo de Israel gane más batallas.
Josué al no poder vencer en sus batallas (y no saciar su sed de conquista en tierras enemigas) se humilla ante Dios preguntándole el por qué no los deja destruir y masacrar a sus enemigos como lo venían haciendo regularmente.
Dios le dice claramente algo interesante: “Israel ha pecado” (7,11)
En realidad es solo un hombre que se ha robado un manto, unos siclos y un lingote de oro; pero Dios ni tardo ni perezoso acusa de pecadores a todo el pueblo de Israel. Ya por aquí podemos ir notando lo injusto que puede ser ese “Dios de Amor”
Acán (el supuesto ladrón declara que tomó esas cosas porque las vio “Entre los despojos” (7,21). Según esto, Acán notó esas cosas entre los restos de algún ataque o batalla y las tomó sin decir nada. Parece que es obligatorio declarar las cosas que se encuentran por ahí (sobretodo si son de valor)... en fin; el caso es que Acán es acusado de ladrón e inclusive el mismo lo admite claramente (7,20). Y claro, hacer tal cosa es castigado con el apedreamiento.
Y aquí viene lo injusto de todo este asunto: No solo Acán es sentenciado a morir bajo una lluvia de piedras, sino también “Sus hijos, sus hijas, sus bueyes, sus asnos, sus ovejas,” sucumbieron ante las rocas; lo cual queda muy claro en 7,25 donde dice muy claramente “Y todos los israelitas los apedrearon, y los quemaron después de apedrearlos”.
Nótese la saña y la intención de crueldad y venganza cuando no solo son apedreados, sino que también son quemados (supongo que para estar aun más seguros de su muerte)
Y por supuesto, después de cometer este ajusticiamiento, Dios se siente satisfecho al ver la carne chamuscada y aplastada por las piedras y es cuando deja de “castigar” a su pueblo y permite que sigan masacrando y robando pueblos vecinos (7,26).
Así de bueno y justo es Dios.
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Pero lo importante aquí es:
¿Qué culpa tenían los hijos e hijas de Acán por las transgresiones y pecados de sus padres?
En ningún momento el relato nos sugiere siquiera que estas personas son malas, pecadoras o que siquiera estén relacionadas con las actividades delictivas de su padre.
¿Por qué personas inocentes, que no tienen nada que ver con el suceso del robo son castigadas por el solo hecho de ser parientes del pecador?
¿Donde está la justicia de Dios?
¿De qué les hubiese servido a los hijos e hijas de Acán el ser buenos y cumplir con las leyes de Dios si al fin y al cabo terminaron bajo una pila de piedras por los problemas de su padre?
Ya lo sabe amigo lector Creyente... tenga cuidado. No solo se tiene que preocupar por no cometer faltas y cumplir la palabra de Dios; también debe cuidar y vigilar a sus padres por que la cumplan también, ya que si ellos meten la pata... usted va al agujero con ellos sin importar su buen comportamiento.
Podemos asumir con esta historia que todos los hijos de los delincuentes y pecadores serán sin remedio castigados por Dios por las faltas de sus padres.
Esta clara y horrenda injusticia tiene apoyo inclusive en los mismísimos 10 mandamientos:
Éxodo 20, 5
“porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen”
Este Mandamiento es muy claro: Si un padre comete algún mal, Dios “visita” hasta la cuarta generación de los hijos del pecador. Llámese castigar a “visitar” (por si no quedó claro).
Definitivamente la historia de Acán y sus hijos lo ha dejado bien en claro: Dios es injusto y cruel al castigar personas inocentes solo por ser familia de un pecador.
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Pero la ira e injusticia de Dios no termina solo con los familiares del culpable; también castiga a sus “Bueyes, asnos y ovejas”, seres que ni siquiera tienen relación familiar o sanguínea con Acán. A Dios le importa un comino eso... también deben ser castigados.
Esto nos recuerda mucho a la ya nombrada historia de los hijos de Job, donde inclusive los sirvientes de los descendientes de Job también son víctimas de los caprichos y sed de sangre de Dios.
La injusticia divina no hace distinción alguna. Es repartida por igual.
También es importante notar algo curioso, absurdo e irrisorio: en Josué 7,25 dice que: “Todos los Israelitas los apedrearon”
¿Todos?
Según esto hasta los niños de pecho contribuyeron con alguna piedrita lanzada hacia los pecadores. ¿Se imagina usted a todas las personas de un pueblo cayéndole a piedras a unas personas... ¡el montón de piedras sobre los desgraciados pecadores debió ser enorme!
¿O es que acaso aquí el escritor cometió un error de escritura y en realidad solo se refiere a los hombres de la tribu dejando a las mujeres, niños y ancianos fuera de la diversión con las piedras? No sería de extrañar. A Dios no le agradan mucho las mujeres y los niños. Ver:
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Como hemos podido notar aquí amigo Creyente lector, una vez más Dios manifiesta de forma muy clara que su injusticia es tal que le encanta ver morir a los familiares de los pecadores así no exista evidencia de su complicidad ni estén relacionados con los delitos principales.
Y también es conveniente recordar una vez más que todo este asunto de acusación delito y castigo se debe a que Dios no permitía a los guerreros Israelitas el seguir masacrando, hurtando y conquistando tierras vecinas con las consiguientes matanzas de inocentes.
En resumen... en pocas palabras, todo esto viene así:
- Josué: Dios, ¿Por qué no nos dejas seguir masacrando y humillando a los pueblos vecinos?
- Dios: ¡Porque hay un ladrón entre tu pueblo!... Hasta que no lo mates a el y sus inocentes hijos y animales, no te permitiré seguir derramando sangre entre tus vecinos.- Josué: Ahh ok, creo que ya entendí; ¿Necesitas ver sangre para permitirnos seguir derramando sangre?- Dios: ¡Exacto!... ¿Ves porque te aprecio tanto mi querido Josué...? Haría cualquier cosa por ti para que sigas matando en mi nombre; hasta detener el Sol si me lo pides...
Ver Sección: Análisis Bíblico.
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