Josué y el Sol. O como romper todas las leyes de la física.

Josué es para muchos el primer juez de Israel, además de ser el “delfín” o discípulo preferido de Moisés; y según se dice, el único de la generación que partió de Egipto que logró entrar a la tierra prometida. Guerrero y devoto de Dios. Un claro ejemplo de lo que Dios desea en un siervo; hasta tal punto que Josué tenía la potestad (con el amparo de Dios) de modificar casi a voluntad las leyes de la física y la naturaleza.

Josué fue capaz de dominar las leyes de la acústica (recordemos como derrumbó las murallas de Jericó con el sonido de los cuernos, sometía hasta tal punto esta ley que era capaz de seleccionar que segmentos del muro no se caerían); también controlaba las leyes de la hidráulica y los fluidos (cuando emulando a su tutor detuvo el caudal del río Jordán para poder atravesarlo), pero su mayor proeza fue sin duda el modificar las leyes de la gravitación universal al detener la rotación de la tierra por un día… perdón, perdón, no fue la tierra, fue el sol lo que se detuvo. Disculpen mi lapsus.

Precisamente de este caso hablaremos en este artículo; y de la imposibilidad que un ser humano (probablemente ficticio) sea capaz de realizar semejante proeza aun contando con la ayuda de algún nuevo Dios del desierto.

Leamos como nos lo cuenta la Biblia en el libro que lleva el nombre precisamente del autor de este fenómeno:

Después de la derrota de Hai, cinco reyes de Canaán unieron sus fuerzas para atacar la ciudad de Gabaón por aliarse con los israelitas. Al oír de este intento, Josué y sus hombres marcharon en la noche desde Gilgal a Gabaón donde, con la ayuda de Dios, comenzaron la batalla.

Josué 10,8-14

10:8 Y Jehová dijo a Josué: No tengas temor de ellos; porque yo los he entregado en tu mano, y ninguno de ellos prevalecerá delante de ti.

10:9 Y Josué vino a ellos de repente, habiendo subido toda la noche desde Gilgal.

10:10 Y Jehová los llenó de consternación delante de Israel, y los hirió con gran mortandad en Gabaón; y los siguió por el camino que sube a Bet-horón, y los hirió hasta Azeca y Maceda.

10:11 Y mientras iban huyendo de los israelitas, a la bajada de Bet-horón, Jehová arrojó desde el cielo grandes piedras sobre ellos hasta Azeca, y murieron; y fueron más los que murieron por las piedras del granizo, que los que los hijos de Israel mataron a espada.

10:12 Entonces Josué habló a Jehová el día en que Jehová entregó al amorreo delante de los hijos de Israel, y dijo en presencia de los israelitas:

Sol, detente en Gabaón;

Y tú, luna, en el valle de Ajalón.

10:13 Y el sol se detuvo y la luna se paró,

Hasta que la gente se hubo vengado de sus enemigos.

¿No está escrito esto en el libro de Jaser? Y el sol se paró en medio del cielo, y no se apresuró a ponerse casi un día entero.

10:14 Y no hubo día como aquel, ni antes ni después de él, habiendo atendido Jehová a la voz de un hombre; porque Jehová peleaba por Israel.

A manera de resumen para nuestro análisis: Josué con la finalidad de ganar una batalla de pidió a Dios que detuviera el Sol y la Luna. Y esto mismo ocurrió. Asumo que la intención de esta petición era tener más luz para poder ver bien a quienes asesinaban en la batalla.

Mucho… muchísimo que objetar.

 “Josué” Gustav Doré

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- Lo primero que inmediatamente notamos es lo poco sensato de la concepción que tienen Dios y sus siervos sobre la tierra y el Sol. Para Dios y la Biblia la tierra es estática e inmóvil y el Sol es el que se mueve alrededor de ella. Esta es una idea muy frecuente que poseían la mayoría de las culturas del pasado: Una tierra plana y el resto de los pequeños astros girando en torno a ella. Solo muy pocos y privilegiadamente inteligentes individuos conocían la realidad. Dios, Josué y la Biblia tenían claramente esta falaz concepción de la arquitectura estelar. ¿Dónde está la perfecta sabiduría de Dios cuando en su “inspirado” libro permite errores de esta naturaleza? Cuando Josué le pidió a Dios “¡Sol detente!”, Dios debió haber respondido con un sonoro grito celestial: “¡No seas idiota Josué!, es la tierra la que se mueve no el Sol”

Si Dios y la Biblia tienen esta idea tan errada en algo que hasta un niño sabe hoy en día… ¿Cómo podemos confiar en el resto de la Biblia? ¿Cómo obedecer lo que este Dios nos exige cuando ni siquiera sebe que es la tierra la que se mueve?

- Supongamos que si, que Dios detuvo LA TIERRA por un día y que lo plasmado en la Biblia es solo un “confusión” por parte de los protagonistas. Desde el punto de vista de la física terrestre es imposible que un hecho como el que nos describe la Biblia pueda haber ocurrido. Lo primero es que hubiera violado la primera ley de la termodinámica que nos dice a manera de resumen: “La energía no se crea ni se destruye, solo se transforma y se recicla”. Usted amigo lector debe entender que la tierra utiliza una enorme cantidad de energía para girar constantemente día a día tal y como lo ha hecho desde sus inicios. Si la tierra se llegase a detener (y sobretodo si lo hace de forma inmediata y súbita), y cumpliendo la primera ley de la termodinámica, toda esta energía que se utilizaba para la rotación terrestre se debe decantar o transformar de alguna manera, y esta es generalmente en forma de calor. Esto es simplemente un mecanismo de conservación de energía. De manera que nuestro planeta podría fundirse en una gigantesca bola de magma incandescente al hacer esto. Sin embargo, la energía necesaria para detener la rotación de la tierra de acuerdo a periodo que indica la Biblia de 24 horas, no sería suficiente para provocar la fusión del planeta, aunque tal aportación energética si va a traducirse en un incremento de la temperatura perfectamente apreciable; el agua de los océanos alcanzaría el punto de ebullición, fenómeno que no ocurrió y que parecen desconocer todos los defensores de la Biblia.

- Y claro, también está el pequeño detalle de “La inercia”. Al detenerse la tierra de forma inmediata y precipitada, los objetos que están sobre ella (nosotros incluidos) conservaríamos ese movimiento en forma de inercia (recordemos que la tierra se mueve a una velocidad de 1670 Km/Hr). Imagínese usted viajando en un vehículo a esta velocidad y que de pronto se detenga de manera sorpresiva. Los objetos no anclados sólidamente a la superficie del planeta seguirán moviéndose como de costumbre, y en consecuencia, abandonan la Tierra a la velocidad antes mencionada. La única manera de que teóricamente pudiese ocurrir esta detención sin que afecte de manera notable las estructuras terrestres es a través de una desaceleración gradual en un orden aproximado de 10 – 2 g durante un periodo de 24 horas. De esta manera no saldría nada volando por los aires y seguiría conservándose a la perfección incluso las estalactitas y otras formaciones geomorfológicas similares. Pero recordemos que la Biblia nos dice que la detención fue inmediata y no gradual.

- Pero amigo Creyente lector, el gran problema no es detener la tierra, lo realmente difícil sería lo contrario: Emprender nuevamente su movimiento de rotación a una velocidad de giro aproximadamente idéntica. Y claro, el hacer esto es prácticamente imposible debido a la obtención de la cantidad de energía para realizarlo y a causa de la Ley de la Conservación del momento angular.

- Pero lo que más entierra esta historia de Josué y el sol no es precisamente los “detallitos” de física y termodinámica; sino la ausencia de datos históricos. No hay ningún registro en otras culturas que atestigüen la prolongación del día o de la noche durante ese período histórico. Recordemos que en esa época existían sociedades que basaban su vida en los cálculos astronómicos y que literalmente se pasaban todo el tiempo “mirando al cielo”. Si la tierra se hubiese detenido por un periodo de 24 horas, de seguro estas otras personas en diferentes lugares del mundo hubiesen notado este asombroso e inusual fenómeno y habría algún registro escrito. No hay absolutamente nada. Al parecer el único libro lo suficientemente insensato y con lectores tan ingenuos que se tragarían una historia como esta, es la Biblia.

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Yo comprendo perfectamente que para que el Creyente Cristiano pueda tener fe debe creer y confiar en algunos milagros y hechos inexplicables. Pero el pretender que éste en particular pueda ser verídico y creíble se sale de todas las reglas de la razón y el sentido común.

Algunas de las excusas que suelen utilizar los Creyentes para justificar la presencia de esta historia en la Biblia son:

- Algunos sugieren que se debe entender el texto en un sentido figurado y que el evento no involucró un milagro. Por ende, se sugiere que el Señor ayudó a Israel a ganar la batalla en un tiempo increíblemente corto tanto que Israel sintió como si el día hubiera sido prolongado.

Para los Creyentes existe una regla fundamental de la interpretación y es que se debe considerar un pasaje como literal hasta que se pruebe que es figurativo. En este caso particular, en ningún momento se insinúa que no fue real o que fue algo aparente. Josué 10 simplemente tiene el aspecto de una narración histórica. El texto dice que “el sol se detuvo y la luna se paró, hasta que la gente se hubo vengado de sus enemigos” (Josué 10:13). La historia contada en la Biblia es un hecho histórico literal.

- Algunos eruditos toman el lenguaje figurativamente y adjuntan una explicación puramente naturalista. Donald Patten y sus colegas creen que el planeta Marte pasó por la Tierra en una órbita inusualmente cercana que causó que la Tierra se inclinara en su eje (1973, pp. 172-198). Visto desde una ubicación geográficamente correcta, el Sol permanecería en el cielo más tiempo de lo normal.

De este argumento no hay absolutamente ninguna evidencia y no es más que un patético intento de justificar ese escrito y lo que logra es que el cuestionamiento aumente.

- Otros sugieren que se realizó un milagro local. Por ende, los rayos del Sol pueden haber sido refractados milagrosamente para dar una apariencia de iluminación diurna en Palestina, cuando en realidad el Sol ya había “desaparecido” en el horizonte (Davis, 1980, p. 69).

En este caso la respuesta de “milagros locales” es tan cuestionable como la del milagro literal. Y tampoco hay la más mínima evidencia de que un fenómeno de esta naturaleza pudiese ocurrir.

- Otros toman el lenguaje literalmente y aceptan que el Sol fue realmente detenido milagrosamente. Henry Morris explica que esto pudo implicar mucho más: “Ya que el relato dice que la luna también se detuvo (Josué 10:13), puede ser que todo el sistema solar se detuvo en sus trayectorias por un día, suspendiendo simplemente todas sus posiciones y movimientos relativos”

Esta es para muchos la respuesta más probable; Simplemente “Fue un milagro. Dios es todopoderoso y este milagro confirma su divinidad”… en pocas palabras: Dios es el creador y dueño del mundo y puede hacer lo que le plazca y detener los planetas que desee.

Veamos algunas conclusiones Cristianas.

¿Qué hombre neciamente diría que el Dios del Universo no tiene el poder de parar la Tierra, la Luna y el Sol, y todavía mantener cualquier otro cuerpo celeste en orden? Por definición, Dios está más allá del alcance de tal criticismo. Es necedad desechar la Biblia porque contiene relatos de eventos “imposibles”. Con Dios nada es imposible, exceptuando, desde luego, aquellas cosas que son opuestas a Su naturaleza (e.g., Él no puede mentir—Tito 1:2). Como con todos los milagros, no se da explicación de cómo se realizó la hazaña en Josué 10. El hecho que estas cosas pasaron es suficiente para el hombre que acepta la omnipotencia de Dios. Puede ser que el Sol (y por ende todo el sistema solar) fuera suspendido milagrosamente por un día. No se declara específicamente en el texto si el milagro fue local o universal. De cualquier manera, “no hubo día como aquel, ni antes ni después de él” (Josué 10:14). (*)

En pocas palabras, desde el punto de vista Cristiano la explicación de todos estos inconvenientes de este milagro es “Dios lo puede hacer todo”, y no solo eso, sino que hace lo que le da la gana y rompe las leyes físicas y naturales que desee; para eso es Dios. Siendo así, con esta respuesta los Creyentes pueden responder todas las dudas e interrogantes sobre las cosas asombrosas y milagrosas que nos muestra la Biblia. ¿Para qué preocuparse? ¿Para qué estudiar e investigar? Incluso, ¿Para qué dudar? Si los cristianos tienen dos respuestas para casi todo: “Los caminos de Dios son misteriosos” y “Dios es todopoderoso y puede hacer los milagros que desee”

Amigo lector… ¿Se imagina un mundo, una sociedad basada en un razonamiento como ese?...

Fuente:
(*) http://apologeticspress.org/espanol/articulos/3028
http://www.sindioses.org/examenreligiones/josue.html

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Ver: Mentiras en Internet. Falta un día en la historia.

Ver: Los 10 Libros más crueles y polémicos de la Biblia

Ver Sección: Análisis Bíblico.

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“¿Cuál es el único ser que genera una necesidad de evadirse de la realidad inventando mentiras? aquel al que la realidad le produce sufrimiento”             Friedrich Nietzsche

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