El libro que ha incendiado Francia
«Dios existe y tenemos las pruebas»
“Dios-La ciencia-Las pruebas”, así se titula el libro que se ha convertido en superventas en un país que presume de laicismo. Sus autores, ingenieros, aseguran que existen sólidos argumentos científicos para demostrar la existencia de un creador. El libro y la polémica llegan ahora a España.
Por Carlos Manuel Sánchez
Viernes, 06 de Octubre de 2023, 11:21
Puede la ciencia demostrar la existencia de Dios? Es la pregunta que intentan responder dos empresarios con formación de ingenieros, Michel-Yves Bolloré y Olivier Bonnassies, que han escrito Dios- La ciencia-Las pruebas, todo un fenómeno editorial en Francia, cuya traducción publica ahora la editorial Funambulista en España. Michel pertenece a una de las mayores dinastías industriales del país galo, el grupo Bolloré, que llegó a dirigir. Y Olivier, que también es teólogo e impulsor de la web católica Aleteia, fue ateo en su juventud. Ambos son creyentes, pero aseguran que en su libro abordan la cuestión de Dios de una manera racional y ateniéndose a los últimos avances de la física, la cosmología, la biología... Este enfoque ha despertado adhesiones entusiastas y críticas feroces en un país que presume de laicismo. Pero que los autores han dado con la tecla lo prueban los 220.000 ejemplares vendidos, 200 conferencias, debates televisados, portadas… La cita es en París, una mañana benditamente lluviosa.
XLSemanal. El éxito de su libro es una de las mayores sorpresas editoriales de los últimos años en Francia, ¿cuál es el secreto?
Olivier Bonnassies. El libro se vende muy bien, pero esa no es la cuestión. Sócrates decía: «Si conoces lo que es justo y no lo divulgas, eres injusto». Si sabemos que Dios y ciencia no son incompatibles y no lo divulgamos, estaríamos siendo injustos. Es una buena noticia. Y hoy las buenas noticias escasean.
Michel-Yves Bolloré. Defendemos que los descubrimientos científicos del siglo XX, que han revolucionado por completo nuestro mundo, han hecho necesaria la existencia de un creador para explicar el universo.
XL. Pero se les ha reprochado que hablen de pruebas científicas para tratar de algo que es indemostrable, por lo menos en un laboratorio.
M.Y.B. Queremos aclarar que no estamos tratando de proporcionar una demostración científica o matemática definitiva de la existencia de Dios, sino más bien presentar un conjunto de indicios entrelazados que permitan al lector tener una opinión informada. La palabra 'prueba' se utiliza en un sentido amplio, como lo haría un abogado presentando evidencias ante un tribunal. Al final, la decisión de creer o no recae en el lector.
XL. También han tenido críticas por parte de religiosos que consideran que pretender una demostración de la existencia de Dios es innecesario para un creyente.
M.Y.B. Son críticas que surgen de un malentendido. Hay una confusión entre el conocimiento de la existencia de Dios y la fe en Dios, que son dos nociones diferentes. Nuestro libro no se centra en la fe, que es un acto de adhesión libre. Tú puedes conocer la existencia de Dios y no adherirte.
O.B. Me gustaría añadir que también hemos recibido decenas de apoyos, tanto de científicos como de teólogos. Y que el libro fue revisado nada menos que por Robert Wilson, el Premio Nobel de Física que descubrió el eco del Big Bang y que, además, ha escrito el prólogo. Wilson, por cierto, es agnóstico.
XL. ¿Pero qué motiva al público a leer su libro?
M.Y.B. Una razón es que muchos creyentes nos hemos sentido en una situación de inferioridad frente a los avances científicos. Parecía que, si creíamos en la ciencia, automáticamente Dios se quedaba fuera, o debíamos esconder nuestra fe en la intimidad. El materialismo parecía haber ganado el debate. Pero la ciencia ha avanzado en direcciones sorprendentes, abriendo el terreno para otras explicaciones.
O.B. Nuestro libro no se centra ni en la fe ni en la religión, sino en la cuestión de la existencia o no de un creador. Este enfoque ha permitido que lectores sin prejuicios se interesen en el libro: no solo cristianos, también judíos, musulmanes, agnósticos…
«Los dos males de nuestra época son los fundamentalistas, que niegan los hallazgos científicos, y los materialistas, que rechazan sus implicaciones»
Michel-Yves Bolloré
XL. ¿Les ha sorprendido un perfil de lector tan variado?
O.B. ¡Por supuesto! Pero es una cuestión que nos afecta a todos y que está relacionada con otras preguntas que se han hecho todas las civilizaciones: ¿existe vida después de esta vida? ¿Volveremos a ver a los que amamos? Si Dios no existiera, está claro que no. Pero nuestra conclusión es que la ciencia no puede descartar la existencia de Dios.
XL. Una afirmación que no deja a nadie indiferente…
M.Y.B. Vivimos en una sociedad muy polarizada. Nuestro país, Francia, está dividido casi al 50 por ciento entre los que creen y los que no. Esta división atraviesa familias, ciudades y empresas. Crea mucha ansiedad y una necesidad de saber más.
O.B. De hecho, nos cuentan nuestros lectores que en familias donde mencionar a Dios en las reuniones era poco menos que tabú, más o menos como hablar de política, ahora vuelve a estar sobre la mesa. Muchos creyentes regalan el libro a amigos y familiares que no creen.
XL. ¿Para convertirlos?
M.Y.B. No necesariamente. Para debatir. Es bueno que la gente salga de su caparazón. Vivimos demasiado encajonados por nuestras propias opiniones.
«El libro ha sido revisado por Robert Wilson, el Premio Nobel de Física que descubrió el eco del Big Bang y que es agnóstico»
Olivier Bonnassies
XL. Sin embargo, ciencia y religión no suelen mezclarse…
O.B. ¡Pero combinan perfectamente! Le contaré una historia. Una niña le preguntó a Einstein si creía en Dios. Einstein, que por entonces ya era famoso, se quedó sorprendido. Le dijo: «Es una pregunta importante. Dame tu dirección y te responderé por escrito».
XL. ¿Y le respondió?
O.B. Sí, aunque se tomó su tiempo. Al cabo de diez días le envió una carta en la que le decía: «Toda persona involucrada en la ciencia acaba descubriendo que una inteligencia superior, infinitamente más grande que el hombre, se manifiesta en las leyes del universo». Esta idea es muy potente y resume los últimos cien años que han transformado la ciencia.
XL. ¿Qué nos sugieren los descubrimientos de esos cien años?
M.Y.B. Permítame que antes de responder añada un poco de contexto. Si observamos la historia, hubo ciencia en Grecia, en el mundo árabe, en China... Sin embargo, fue en el mundo cristiano occidental donde la ciencia moderna se desarrolló. En Europa se crearon las universidades. Durante cuatro siglos, desde Copérnico y Newton hasta Darwin, todo eran certezas. Entonces se pensaba que la ciencia respondería a todas las preguntas y, al hacerlo, no necesitaría la hipótesis de Dios. No obstante, la ciencia no estaba en contra de la religión…
XL. Pero quizá la religión estaba en contra de la ciencia. Le recuerdo que Galileo tuvo que retractarse por decir que la Tierra giraba alrededor del Sol.
M.Y.B. Para el creyente tradicional es difícil adaptarse a cambios que suponen una nueva manera de ver el mundo. Era una humillación pensar que el hombre no es el centro del universo. O que desciende del mono. Le cuesta aceptarlo, pero al final lo hace.
XL. No todos. Hay escuelas en Estados Unidos donde no se enseñan las teorías de la evolución o el Big Bang.
M.Y.B. Pero son corrientes minoritarias. Y precisamente el Big Bang tiene implicaciones que son muy poco conocidas por el gran público y que van justo en la dirección contraria. Por eso hemos procurado evitar dos males de nuestra época. Por un lado, están los fundamentalistas, que, desde una perspectiva religiosa, niegan los descubrimientos científicos y se aferran a creencias fantásticas. Por otro lado, están los materialistas, que se niegan a aceptar las implicaciones de esos hallazgos.
«Los últimos hallazgos científicos hacen necesaria la existencia de un creador para explicar el universo»
Olivier Bonnassies y Michel-Yves Bolloré
XL. ¿A qué hallazgos concretos se refieren?
O.B. A las grandes revoluciones científicas, como la termodinámica, la mecánica cuántica, la relatividad, el Big Bang, la expansión del universo y la extraordinaria complejidad de la biología. Todo ello confluye hacia dos conclusiones.
XL. ¿Cuáles?
O.B. En primer lugar, que el tiempo, el espacio y la materia, que están interconectados, como demostró Einstein, tuvieron un comienzo y tendrán un final.
XL. ¿Y la segunda conclusión?
O.B. Que este comienzo provino de una causa externa al universo, que no forma parte de él ni se rige por sus leyes –pues la materia, el tiempo y el espacio solo comenzaron a existir a partir del Big Bang–. Esto se acerca a la definición de Dios en todas las filosofías y religiones.
XL. ¿Habrá que ir pensando en canonizar a Einstein?
O.B. [Ríe]. El propio Einstein admite que no quería la teoría de la expansión del universo porque no era religioso y le molestaba. Para él, se parecía demasiado a la Creación. Muchos otros científicos estaban a disgusto. Hasta que las pruebas se fueron acumulando…
XL. ¿Pero qué cambia si el universo tiene un principio o si es eterno?
M.Y.B. Recordemos la famosa frase de Parménides: «Nada puede venir de la nada». El universo existe. Por tanto, hay dos posibilidades: o es eterno y siempre estuvo ahí, o ha salido de las manos de un creador. El pensamiento ateo necesita que sea eterno. En la Unión Soviética se persiguió a los matemáticos y físicos que investigaban el Big Bang porque iban en contra del marxismo. Algunos acabaron en el gulag.
XL. La inteligencia artificial está adquiriendo una categoría casi mesiánica. Hay quien la ve como una fuerza benevolente que va a solucionar nuestros problemas, incluida la muerte o el cambio climático, y hay quien la teme como a un Dios que nos castigará cuando sea más inteligente que nosotros…
O.B. El mundo es más peligroso que nunca. La tecnología lo puede destruir de muchas maneras: una catástrofe ecológica, el colapso de la sociedad, una guerra nuclear, un virus… Y nos podemos extinguir. Como seres humanos, estamos desconcertados. Pero que Dios no sea un elemento de confrontación, sino de esperanza, nos puede ayudar a recobrar la sabiduría y la confianza perdidas.
M.Y.B. Vivimos en una época de gran incertidumbre. La tecnología siempre tiene esa doble cara. Pero resulta muy revelador, por ejemplo, que se prefiera consagrar mucho tiempo y dinero a la búsqueda de exoplanetas y vida extraterrestre en lugar de ocuparnos de problemas de mayor interés para nuestro propio destino. En cierto modo, Dios es un superextraterrestre. Y descubrir su existencia nos cambia la vida.
XL. También nos cambiaría la vida encontrar alienígenas...
M.Y.B. No tanto. Sería algo muy emocionante. Pero no implica un cuestionamiento existencial. Sin embargo, tomar conciencia de que Dios existe es algo que puede causar una enorme conmoción y las consecuencias son infinitamente mayores.
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«Nuestras cuatro pruebas divinas»
Desde el siglo XX, varias revoluciones han puesto nuestro conocimiento patas arriba: relatividad, mecánica cuántica, Big Bang... Según los autores de Dios-La ciencia-Las pruebas, son evidencias de que existe un creador. Las resumimos.
1
El universo no es eterno
La termodinámica predice que el universo tendrá un final. Y la expansión acelerada del cosmos lo confirma. No se apure, todavía falta mucho..., pero en un billón de años las estrellas, sin combustible, se habrán apagado. Y en 10100 años (un 1 seguido de 100 ceros) el universo se habrá estirado tanto que los átomos se romperán. Todo quedará paralizado, sin vida. La comunidad científica, Einstein incluido, se llevó un chasco porque pensaba que el universo era eterno.
2
Un génesis explosivo
Por lógica, todo lo que acaba empezó alguna vez… Hoy sabemos cuál es la fecha de nacimiento del universo. Fue hace 13.800 millones de años. Y también sabemos cuándo emitió su 'primer llanto': en la fracción de segundo 1043 después del Big Bang. Hasta ahí llegan las ecuaciones porque justo en ese instante el tiempo y el espacio, cogidos de una mano, y la materia y la energía, de la otra, echaron a andar (como predice la relatividad). El hidrógeno y el helio tardaron tres minutos en aparecer. No se hizo en seis días, como relata el Génesis, pero que haya una creación puede implicar la existencia de un creador.
3
Un parto complicado
En los años setenta se calculó que, si la tasa de expansión del universo hubiera variado en la decimoquinta cifra decimal hacia arriba o hacia abajo, no estaríamos aquí. O bien las galaxias no se habrían formado por ir demasiado rápido, o bien todo habría implosionado nada más empezar por ir muy despacio. Esto dejó a los científicos perplejos. Implicaría que la emergencia del universo pudo ser provocada y no aleatoria. El azar no serviría, por tanto, para explicarla y se necesitaría una inteligencia superior, alguien con un plan...
4
¿El gran relojero?
Si la existencia del universo es un milagro; que brote la vida ya es de traca. Los científicos han tratado de recrear las condiciones de la aparición de la vida porque saben los ingredientes de la sopa primordial. Pero no han podido. Para hacerse una idea de la dificultad, basta con comparar la molécula inerte más compleja, un trozo de proteína, con la célula viva más simple, una bacteria unicelular. La relación de complejidad es de 300.000 a 1; la misma que hay entre una pieza suelta y un coche. Pero hay más: las enzimas son esenciales para la célula. Hay unas 2000 y obtenerlas por azar implicaría una posibilidad entre 1040000. ¿Lotería? Einstein dijo que Dios no juega a los dados. Según los autores, hace falta un relojero que sepa muy bien lo que hace.
Fuente:
https://www.abc.es/xlsemanal/personajes/libro-dios-existe-francia-michel-yves-bollore-olivier-bonnassies.html
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Los autores que prueban con ciencia la
existencia de Dios:
«Cada vez es más difícil concebir la realidad sin Él»
¿Se puede reconocer a Dios a través del
método científico y de la interpretación de los signos que la realidad muestra
a la razón? Los autores han tratado de responder a estas preguntas sin
agotarlas, pero abriendo al Misterio de Dios la puerta que el materialismo,
quizá, había cerrado demasiado pronto
Ricardo Franco
Madrid 16/10/2023
Actualizada 16:19
Después de tres años de trabajo con un
equipo de veinte científicos de diferentes campos, los autores Michel-Yves
Bolloré, ingeniero y director de empresa, y Olivier Bonnassies, politécnico y
empresario, presentan en España el libro Dios. La ciencia. Las pruebas. El
albor de una revolución. Su publicación ha resultado ser todo un éxito
editorial en Francia por su temática y sus conclusiones científicas. ¿Puede
prescindir la ciencia de un universo sin alguien que lo origine y lo sostenga?
¿Puede la ciencia interpretar los signos de un orden en el universo sin una
voluntad creadora?
¿Se puede, en definitiva, reconocer a
Dios a través del método científico y de la interpretación de los signos que la
realidad muestra a la razón? Los autores han tratado de responder a estas
preguntas sin agotarlas, pero abriendo al Misterio de Dios la puerta que el
materialismo, quizá, había cerrado demasiado pronto.
–El libro ha causado furor en la laica
Francia ¿Por qué? Parece que no decae la exigencia de sentido último de la vida...
–Michel-Yves Bolloré: Sí, y es
comprensible, porque si hay una pregunta sobre la que todos debemos reflexionar
seriamente al menos una vez en la vida, es si existe o no un dios creador.
Sobre todo, porque esta pregunta está ligada a otra esencial para cada uno de
nosotros: ¿Habrá vida después de esta vida? Evidentemente, si Dios no existe,
la respuesta a esta última pregunta es «¡no!». En un momento en que el número
de no creyentes en nuestros países ha aumentado considerablemente, la necesidad
de una respuesta a esta pregunta se ha hecho mucho más acuciante que antes.
“La filosofía y la religión definen a
Dios como un ser trascendente que creó el Universo en función de la vida: la
ciencia llega a la misma conclusión”
Olivier Bonnassies
–¿Qué creen que buscan los lectores en
su demostración?
–Michel-Yves Bolloré: Lo que la gente
busca, y lo que queríamos ofrecerles, es poder disponer de todo lo que la
ciencia y otros campos del conocimiento tienen que decir hoy sobre este tema en
un libro de fácil lectura, pero muy preciso.
–¿Y cómo pueden demostrar con el método
científico, que trabaja con datos, algo que no puede medirse?
–Olivier Bonnassies: La ciencia se basa
en el principio de causalidad, que nos lleva a buscar causas a los efectos. Sin
embargo, la ciencia moderna, a través de diversas disciplinas, tiende ahora a
establecer que nuestro Universo tuvo un comienzo absoluto y que también se
beneficia de un extraordinario ajuste fino de sus datos iniciales, así como de
las constantes que determinan las leyes de nuestro mundo. Y cuando buscamos una
causa para estos asombrosos descubrimientos, llegamos naturalmente a la
cuestión de la existencia de un dios creador.
–¿Pueden relatarnos algún ejemplo de
esa evidencia científica (Dios) que hayan contado en el libro?
–Olivier Bonnassies: Einstein demostró
que el tiempo, el espacio y la materia están relacionados. Ahora bien, si
tuvieron un principio absoluto, eso significa que la causa en el origen de este
surgimiento es necesariamente no temporal, no espacial y no material, y que
también tenía el poder de regularlo todo para que los átomos pudieran ser
estables, las estrellas pudieran arder durante miles de millones de años y la
vida pudiera surgir. Todas estas cosas, ahora lo sabemos, eran infinitamente improbables.
La filosofía y la religión definen a Dios como un ser trascendente que creó el
Universo en función de la vida: la ciencia llega a la misma conclusión.
“Hoy todo converge para permitirnos
concluir que la existencia de Dios es la mejor explicación racional del mundo”
Olivier Bonnassies
–Entonces, ¿se puede encontrar a Dios
en la realidad?
–Michel-Yves Bolloré: Si Dios existe,
todos los campos del conocimiento, la ciencia, la filosofía, la moral, la
historia, etc.; deben converger necesariamente hacia la misma respuesta. Por
eso nuestro libro no se limita a la ciencia, sino que explora otros campos del
conocimiento. Si existe, debe encontrarse tanto en la belleza del mundo como en
los grandes enigmas históricos, como en el destino de los judíos, o en
acontecimientos extraordinarios, como el de Fátima al que también hacemos
referencia.
–¿Ha avanzado tanto la ciencia como
para mostrar a un Dios que trabaja en el fondo de toda la realidad?
–Olivier Bonnassies: Nuestra
investigación se centra en una sola pregunta: ¿existe o no un dios creador? Y
desde un solo enfoque: la racionalidad. Hemos abierto doce expedientes
independientes, la mayoría de carácter científico, aunque no todos. Y la
sensación que tenemos es que hoy todo converge para permitirnos concluir que la
existencia de Dios es la mejor explicación racional del mundo. Dios está
«oculto», por supuesto, como decía Blaise Pascal, porque trasciende a nuestro
Universo. Pero cada vez resulta más difícil concebir la realidad sin él de
fondo.
–¿Se puede hablar desde la unidad de
ciencia y religión de un Dios bueno y creador, que cuida el mundo?
–Olivier Bonnassies: Nuestro libro sólo
examina la cuestión de la existencia de Dios. Así que no trata de la fe ni de
la religión. Para averiguar quién es Dios y cómo se relaciona con el mundo
haría falta otra investigación que examinara la credibilidad de las distintas
revelaciones. Creemos que es posible encontrar respuestas a este interrogante,
pero ése no era el propósito de nuestro libro.
Fuente:
https://www.eldebate.com/religion/iglesia/20231016/autores-demuestran-ciencia-existencia-dios-cada-vez-mas-dificil-concebir-realidad-el-fondo_146830.html
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(Critica Cristiana del Libro)
‘Dios - La ciencia - Las pruebas:
El
albor de una revolución’: una reseña
Aparece ahora en castellano el libro
que capturó una gran atención mediática en Francia y pretende aportar pruebas
de la existencia de Dios.
14 de octubre de 2023 · 22:00
Antoine Bret
En 2021, los franceses Michel-Yves
Bolloré y Olivier Bonnassies publicaron Dieu, la science, les preuves: L'aube
d'une révolution. El libro tuvo mucha repercusión mediática en Francia. Medios de
comunicación franceses como la radio “Europe 1” o el diario “Le Figaro” hablaron de ello.
Ahora acaba de salir la traducción en
castellano: Dios - La ciencia - Las pruebas: El albor de una revolución. A ver
si “Radio Nacional de España”, “El País” o “El Mundo” se apuntan. De momento,
El Correo ya lo ha hecho.
Me alegro de que semejante tema salga
en las noticias. Desgraciadamente, los argumentos del libro me parecen flojos,
lo que me complace menos.
El libro pretende aportar pruebas de la
existencia de Dios. En cuanto a las “pruebas vinculadas a la ciencia”, se
estructura en torno a tres:
- El universo tuvo un principio
(capítulos 4-8).
- El ajuste fino del universo (capítulos
9-10).
- La aparición de la vida a partir de la
materia inerte (capítulo 12).
No soy biólogo, sino físico. Así que
sólo hablaré de las dos primeras.
Advertencia: la lectura previa del
artículo Big Bang: lo que sabemos, lo que sospechamos, lo que no sabemos, aquí
en Protestante Digital, está más que recomendada. ¿Lo más importante para
nosotros aquí? Sabemos que, en el pasado, nuestro universo salió de una época
cuya física, la gravedad cuántica, desconocemos. A veces la llaman “Época de
Planck”(1). Por eso cualquier tesis acerca del pasado lejano del universo solo
puede ser especulativa, con o sin comienzo. Como bien escribió el físico Carlo
Rovelli(2):
Ahora bien, en la física actual no
existe ninguna definición razonable de temperatura y entropía que se mantenga
en tal régimen [gravedad cuántica]. Así, cuando consideramos la temperatura y
la entropía del universo muy primitivo, es muy probable que no sepamos de qué
estamos hablando.
Rovelli escribió esto en 1993. 30 años
después, nada ha cambiado. Seguimos sin una teoría probada de gravedad
cuántica.
Ahora hablemos del libro.
- El universo tuvo un principio
(capítulos 4-8)
Se trata del denominado “argumento
cosmológico Kalam”, expuesto en la página 65:
Todo lo que tiene un comienzo tiene una
causa.
El Universo tiene un comienzo.
Por lo tanto, el Universo tiene una
causa, transcendente a su existencia (Dios).
Repasemos los argumentos de los autores
para demostrar que el universo tuvo un comienzo. Salvo omisión mía, son dos: la
muerte térmica del universo y el Big Bang.
La muerte térmica del universo
¿De qué se trata? La idea queda bien
ilustrada con el ejemplo que se da al principio del capítulo 4: el fuego de una
chimenea siempre se apaga si no se le hecha leña. Al final, sólo quedan
cenizas. El tiempo transforma el orden en desorden. En jerga científica,
decimos que la “entropía” crece.
Lo mismo podría haber pasado con
nuestro universo. Hoy tenemos estrellas. Tarde o temprano, todas morirán.
Algunas se convertirán en enanas marrones o blancas, otras en estrellas de
neutrones y otras en agujeros negros. Y si Stephen Hawking tenía razón, hasta
los agujeros negros se evaporarán y, en unos tropecientos años, el universo
estará poblado nada más que por luz y cadáveres estelares incapaces de generar
algo interesante, aunque colisionaran. En resumen, como escriben los autores en
la página 60:
Si [el universo] existiese desde
siempre, ya se habría agotado.
Tal es la tesis de los autores.
Mi comentario
Creo que algo falta en esta frase de la
página 60. Habría que decir:
Si [el universo] existiese desde
siempre, y si fuera estático, ya se habría agotado.
En efecto, si el universo hubiera
existido siempre y fuera estático, si pudiéramos compararlo con la superficie
de un globo que no se infla, entonces todo lo que acabamos de decir, estrellas
muertas, agujeros negros evaporados, etc., necesariamente ya habría ocurrido.
Pero nuestro universo no es estático.
Es dinámico. Y nada en la física conocida excluye un pasado infinito, por la
buena razón de que el universo acaba de salir de una etapa cuya física se
desconoce. Aparte de que la aplicación del segundo principio de la
termodinámica3 a un universo dinámico no es nada evidente, seguimos topándonos
con esta época pasada durante la cual, como dice Carlo Rovelli más arriba,
probablemente ni sabemos cómo definir la entropía. Y si ahora pasamos a las
especulaciones sobre esta época, podemos perfectamente concebir modelos de
universo eterno y cíclico, como el modelo de Neil Turok (Edimburgo) y Paul
Steinhardt (Princeton) en su libro Endless Universe (Universo sin Fin).
El Big Bang
Los autores dedican el capítulo 5 a la historia de la teoría
del Big Bang. Explican, creo que muy bien, cómo, observación tras observación,
la idea fue ganando aceptación hasta el punto de ser objeto de un consenso muy
amplio entre los físicos. Si no me equivoco, sólo citan en apoyo de la tesis la
expansión, el fondo cósmico de microondas y la síntesis primordial de los
elementos ligeros (páginas 85 y 89, y nota 61 en la página 92). Podríamos haber
añadido, entre otras cosas, las oscilaciones acústicas de los bariones o la
medición de la temperatura del fondo cósmico de microondas en distintas
épocas4. En resumen, estamos completamente de acuerdo.
Mi comentario
Los problemas comienzan cuando los
autores sacan la precipitada conclusión de que el Big Bang es “según el modelo
estándar, el comienzo del espacio, del tiempo y de la materia” (página 97).
Como dije antes, nuestros conocimientos actuales no nos permiten retroceder en
el tiempo tanto como quisiéramos. Así que, cuando leemos en la página 105 que
"no solo la materia y la energía, sino que también el tiempo y el espacio
vinieron a la existencia en el instante de esta singularidad cósmica
inicial", podemos concluir que los autores parecen ignorar que la
“singularidad” no es real. Es una predicción de la Relatividad General
en un ámbito en el que ya no es válida. Cuando la Relatividad General
predice una singularidad, nos está diciendo “cuidado, aquí no soy de fiar”5.
El capítulo 6, en el que los autores
discuten las alternativas al Big Bang, muestra cierta confusión. Aquí
encontramos un batiburrillo de ideas que han sido refutadas con creces y que
tienden a negar la expansión del universo (luz cansada, estado estacionario,
universo plasma), otras ideas que no tienen nada que ver con el pasado del
universo sino con su futuro (Big Crunch) y, por último, especulaciones que no
entran en conflicto con el Big Bang (bien entendido), sino que especulan sobre
lo que podría haberle precedido en base a teorías, todas especulativas sin
excepción, de la gravedad cuántica (universo sin bordes6, teoría de cuerdas,
gravedad cuántica de bucles).
Los autores vuelven sobre este punto en
el capítulo 11, hablando de un inicio del universo como una “certeza” (página
216). Pero está lejos de ser una certeza. En su apoyo, citan el teorema de
Borde-Guth-Vilenkin (BGV), que demuestra que, en condiciones muy generales, es
inevitable que haya una singularidad en el pasado (página 219). Pero aquí
volvemos a tropezar con el mismo escollo: el BGV no cuenta con efectos
cuánticos. Por cierto, aquí está Alan Guth, la ‘G’ de BGV, declarando que cree
que el universo es probablemente eterno en el pasado pero que, en cualquier
caso, nadie lo sabe7.
Entonces, ¿será Guth bipolar? No.
Simplemente sabe muy bien que "su” BGV no describe la realidad8.
Como se dice en el artículo Big Bang:
lo que sabemos, lo que sospechamos, lo que no sabemos mencionado al principio,
sabemos que hace 13.000 o 14.000 millones de años, el universo salió de una
fase muy densa y caliente y que desde entonces no ha dejado de expandirse. Todo
lo que podemos decir sobre lo que ocurrió antes es especulación, con o sin
principio. De momento, elevar la especulación “comienzo” por encima de las
demás es más ideología que ciencia.
- El ajuste fino del universo (capítulos
9-10)
El “ajuste fino” significa que, dadas
las leyes físicas que conocemos, las constantes fundamentales (9) que contienen no
pueden modificarse, por poco que sea, sin resultar en un universo inadecuado
para la vida.
Es absolutamente cierto.
No es otro delirio fundamentalista,
como pretenden algunos ateos. Martin Rees, Cambridge University Press, Review
of Modern Physics, Annual Review of Nuclear and Particle Science, Nima
Arkani-Ahmed10, pez gordo de Princeton, o Leonard Susskind11, otro de Stanford,
no tienen como costumbre escribir/publicar para complacer a los creyentes.
La explicación -que de momento no la
tenemos- es harina de otro costal. Las opciones son:
1 Somos muy afortunados.
2 Hay multitud de universos con
constantes diferentes, y estamos en uno de ellos que permite la existencia de
la vida.
3 Un dios ha ajustado las constantes para
que eso funcione.
La opción 1 es impensable, dada la
increíble improbabilidad de todo el asunto. Quedan las opciones 2 y 3. Cabe
notar que la opción 2 no implica ateísmo, ya que una explicación no niega en
absoluto la existencia de Dios. Sólo empuja un poco más lejos al “dios tapa
agujeros”. Sin embargo, los autores optan por descartarla. Por tanto, si
descartamos la opción 2, evidentemente, sólo queda la 3. Es interesante observar
que Nima Arkani-Ahmed, citado anteriormente, lo reconoce plenamente en la
conferencia cuya referencia aparece en las notas:
Ahora sabemos lo suficiente de física
como para saber qué aspecto tendría el universo si cambiáramos las constantes.
Sería una coincidencia muy interesante que los números salieran así. Si eso
ocurriera, empezaría a volverme religioso.
Mi comentario
Pero, ¿es tan fácil eliminar la opción
2? Me parece que los autores lo hacen con una prisa sospechosa en el capítulo
10, donde mencionan la teoría de cuerdas y la inflación de una forma confusa
que no hace justicia a su papel.
¿Cómo podría el tándem teoría de
cuerdas/inflación explicar el ajuste fino, de forma naturalista?
Respuesta: la teoría de cuerdas permite
valores distintos para las constantes fundamentales. Por tanto, permite
potencialmente otros universos con constantes distintas. Pero, ¿existen
realmente esos otros universos, con constantes distintas? Aquí es donde entra
en juego la teoría de la inflación, según la cual un universo puede “parir” a
otros, que paren a otros, que paren a otros…, sin que el proceso nunca se
detenga. La inflación generará multitud de universos, y la teoría de cuerdas
deja que todos sean diferentes. ¡Llueven universos! Cuerdas + inflación = multiverso
= multitud de universos con constantes diferentes.
¿Se sostiene el tándem
cuerdas/inflación? He aquí las razones por las que me parece una temeridad
descartarlo en 2023:
El multiverso no es sólo una “técnica
de evitación” ideológica, como pretenden los autores en la página 214.
Obviamente, algunos se aferran a la idea por motivos ideológicos. Pero no fue
así como surgió la teoría de cuerdas. Originalmente era una teoría de las
fuerzas nucleares. Es más, hay muy buenas razones para pensar que la Mecánica Cuántica
y la Relatividad
General deberían poder unificarse. Y la teoría de cuerdas es
una candidata excelente.
Es cierto que la inflación es
especulativa, pero menos que la teoría de cuerdas. En su versión más simple,
por ejemplo, las predicciones que hace sobre la estructura del fondo cósmico de
microondas están verificadas.
Si la teoría de cuerdas y la inflación
son ciertas, el multiverso es una consecuencia lógica inevitable. Desde las
ondas de choque hasta el bosón de Higgs, a lo largo de la historia de la física
son tantas las veces que un fenómeno predicho sobre el papel termina observado
en el mundo real, que prefiero ser prudente.
¿Le sorprende el multiverso? ¿Le parece
una idea descabellada? Según el Pesahim del Talmud de Babilonia (un libro judío
de hacia el siglo IV), “el tamaño del mundo es de seis mil parasangas” (Pesahim
94a), es decir, unos 30.000
km. Imagina la cara de su autor si le hubieran hablado
de 93.000 millones de años luz (874.200.000.000 millones de millones de km).
Imagina la cara de Newton si le hubieran dicho que el tiempo y el espacio son
elásticos, plan Einstein; la cara de René Descartes si le hubieran hablado de
Mecánica Cuántica; o la cara de Cristóbal Colón si le hubieran hablado de la
deriva continental. Y así sucesivamente. Me parece que si algo nos enseña la
historia de la ciencia, es que una hipótesis no está equivocada sólo porque
parezca descabellada.
Es cierto que la teoría de cuerdas
nunca se ha puesto a prueba. Pero, ¿y qué? Lejos de mí pensar que no lo necesita.
Pero que hoy no hayamos encontrado la forma de hacerlo no significa que nunca
la vayamos a encontrar. ¿Podría Galileo haber probado la Mecánica Cuántica
o la Relatividad
General? Ahora podemos hacerlo en un laboratorio del tamaño
de una cocina, o incluso en tu GPS, pero Galileo nunca habría sido capaz de
hacerlo ni, probablemente, de tan solo imaginar que algún día podríamos
hacerlo.
Para más información sobre el tema,
remito al lector este artículo de Tom Rudelius, cristiano y físico que hizo su
tesis doctoral sobre el tema en Harvard bajo la supervisión de Cumrun Vafa, una
eminencia en Teoría de Cuerdas. O el libro de Joseph Conlon, ¿Por qué la teoría
de cuerdas? También se puede escuchar a Don Page, físico y cristiano,
declarando en esta entrevista:
"Sí, creo que existen múltiples
universos, aunque no estoy seguro de ellos".12
Por último
Por último, me gustaría comentar dos
temas del libro. Un párrafo inquietante, y una cita de un físico llamado
Aleksandr Vilenkin.
Un párrafo inquietante
Se trata del párrafo titulado “Hugh
Everett y la teoría de los mundos múltiples”, en la página 210. Es inquietante
por dos razones. En primer lugar, los autores presentan la teoría de Everett
como una solución naturalista al enigma del ajuste fino. No lo es. Por la
sencilla razón de que los mundos múltiples de Everett tienen las mismas
constantes que nuestro mundo. En segundo lugar, y lo que es más inquietante,
Everett es presentado como un borracho cuyos delirios no han recibido ninguna
atención. Así, de nuevo en la página 210, leemos:
En 1954, Hugh Everett, hablando de las
paradojas de la física cuántica con un compañero de clase de Princeton,
formula, a modo de broma, la hipótesis de universos múltiples… pero esta teoría
iconoclasta no encuentra gran eco, aunque constituya de manera evidente una
fuente de inspiración para los autores de ciencia ficción.
Creo importante añadir que la versión
francesa de esta misma cita empieza así (13):
En 1954, durante una noche un poco
regada con jerez, Hugh Everett…
Al parecer, Everett solo bebe al norte
de los Pirineos. Dicho esto, es importante que el lector sepa lo siguiente:
El artículo de Everett se publicó en la
prestigiosa revista Review of Modern Physics, que no tiene por costumbre
publicar basura. Por ejemplo, lleva décadas publicando las conferencias del
Nobel de Física.
Que su director de tesis no era otro
que John Wheeler, uno de los físicos más importantes del siglo pasado, y
prototipo del gigante científico virtualmente incógnito del público(14).
Que John Wheeler dedicó un artículo
entero a la teoría de Everett, de nuevo en Review of Modern Physics,
concluyendo: “No parece posible escapar de esta formulación [la de Everett] de
estado relativo si se quiere tener un modelo matemático completo para la
mecánica cuántica interna a un sistema aislado”15.
Por último, hablando del eco que ha
recibido la teoría de Everett, su artículo de 1957 ha sido citado más de
1.600 veces en la literatura científica (no en “Cuarto Milenio”), y no para
burlarse de él.
¿Quieren un ejemplo de científicos
cuyas teorías no encuentran ningún eco? Los seudocientíficos hermanos
Bogdanov16, mencionados en la página 108 del libro, y en el Anexo
“Agradecimientos”, en la página 571. Sus trabajos no han recibido ningún eco.
Es fácil de comprobar. Citar a los Bogdanov y burlarse de Everett es poner el
mundo al revés. Es inquietante.
La cita de Aleksandr Vilenkin
Quiero terminar hablando de una cita
del físico Aleksandr Vilenkin, omnipresente cuando el debate ciencia y fe
navega por estas aguas17:
Con la prueba establecida [el teorema
BGV], los cosmólogos no pueden seguir escondiéndose detrás de la posibilidad de
un universo con un pasado eterno. No hay más escapatoria, tienen que encarar
los problemas de un comienzo cósmico.
Esta cita, mencionada tres veces en el
libro, en las páginas 107, 213 y 259, aparece una y otra vez en este contexto,
y el lector informado estará sin duda familiarizado con ella. Por ello, parece
oportuno dedicarle unas palabras.
Aunque ya he explicado por qué el
teorema BGV no describe el mundo real, creo que merece la pena plantearse las
siguientes preguntas antes de declarar a Vilenkin vencedor por KO:
¿Cómo es que Alan Guth, la ‘G’ de BGV,
declaró que el universo es probablemente eterno en el pasado, pero que básicamente
nadie lo sabe? (ver la foto más arriba).
Ya que estamos decidiendo que algo es
cierto porque lo dice un gran nombre, ¿por qué no seleccionar esta otra cita,
de Anna Ijjas (Universidad de Nueva York), Avi Loeb (Harvard) y Paul Steinhardt
(Princeton)?: “Aunque la mayoría de los cosmólogos asumen un bang, actualmente
no hay pruebas –cero- para decir si el evento que ocurrió hace 13.700 millones
de años fue un Bang o un Rebote”18 ¿Será que estos tres nunca han oído hablar
del BGV? ¿Acaso Harvard, Princeton y la Universidad Nueva
York tienen menos prestigio que Tufts (donde enseña Vilenkin)?
Si se ha demostrado inequívocamente que
el Big Bang fue el principio, ¿qué hacen los autores de estos 1.900 artículos
científicos estudiando la opción del “Rebote”? ¿Acaso les gusta perder el
tiempo? ¿Y qué hicieron los comités de revisión, dejando pasar 1.900 artículos
que no serían más que divagaciones si BGV fuera valido para el mundo real?
No estoy seguro de lo que Vilenkin
tenía en mente cuando escribió eso, pero está claro que exagera. Por cierto,
parece que recientemente ha puesto (un poco de) agua en su vino, con una frase
que, por cierto, nunca se cita:
La cuestión de cómo empezó el universo
sigue envuelta en un halo de misterio"19.
Conclusión
Esta reseña ya es suficientemente larga
y prefiero dejarlo así. Como ya he dicho, la historia del Big Bang me parece
bien contada. También me parece satisfactoria la explicación del ajuste fino.
También me siento cercano a otras partes del libro que no he reseñado, como el
capítulo 18, en el que se plantea la pregunta “¿Quién puede ser Jesús?”, antes
de retomar un argumento de C.S. Lewis que me estremeció cuando descubrí por
primera vez al hombre que fue “más que un carpintero”.
Desgraciadamente, el argumento científico
está contaminado de ideología. Que un argumento vaya en mi dirección no
significa que sea correcto. Quizá algún día se demuestre que el universo tuvo
un principio. Entonces estaré encantado de añadirlo a mi navaja suiza
apologética. Pero ese día no ha llegado.
Mientras tanto, prefiero que mi fe
descanse en Jesús que en otra roca que podría resultar ser arena.
Notas
1 Ya que desconocemos su física,
también desconocemos su duración.
2 “Now, in present-day physics there is no reasonable definition of
temperature and entropy that holds in such a regime. Thus, when we consider
temperature and entropy of the very early universe, it is very likely that we
do not know what we are talking about.” C Rovelli, Statistical mechanics of
gravity and the thermodynamical origin of time, Classical and Quantum Gravity,
Volume 10, Number 8, 1993.
3 Un principio que dice que la entropía
de un sistema cerrado siempre crece.
4 Ver Figura 5 de este artículo.
5 Por cierto, un artículo tan reciente
como fascinante sobre gravedad y antimateria empieza así: “Las singularidades
de la teoría general de la relatividad y la falta de una teoría cuántica de la
gravedad sugieren que nuestra imagen está incompleta” (Singularities in the
general theory of relativity and the lack of a quantum theory of gravity
suggest that our picture is incomplete.).
6 Notablemente, este escenario “sin
borde” es el de Hawking: una de las especulaciones en la cual el universo sí
tiene un comienzo.
7 “It’s very likely eternal - but nobody knows”. Ver su
intervención en el minuto 58 de esta conferencia.
8 Lo que no quiere decir que sea
inútil.
9 Velocidad de la luz, constante de
Planck, carga elemental, etc.
10 Nima Arkani-Hamed, Space-Time, Quantum Mechanics and the Multiverse,
Talk in Oxford, 3 de diciembre, 2013.
11 Leonard Susskind, the Theoretical Minimum, Statistical Mechanics,
Lecture 10.
12 “Yes I do believe that multiple universes exist although I’m not
certain about them.”
13 “En 1954, au cours d’une nuit un peu arrosée au xérès, Hugh Everett…”
(página
204 de la edición original francesa).
14 Como lo fueron, o lo son, gente como
Lev Landau, Hans Bethe, Yákov Zeldóvich, Roger Blandford, etc. La lista es
larga.
15 “No escape seems possible from this relative state formulation if one
wants to have a complete mathematical model for the quantum mechanics that is
internal to an isolated system.”
16 Prototipos de seudocientíficos muy
conocidos por el público, al menos en Francia.
17 “With the proof now in place, cosmologists can no longer hide behind
the possibility of a past-eternal universe. There is no escape: they have to
face the problem of a cosmic beginning.” Alex Vilenkin, Many Worlds in One: The
Search for Other Universes, Hill and Wang; First Edition, 2007, p. 176.
18 “Although most cosmologists assume a bang, there is currently no
evidence—zero—to say whether the event that occurred 13.7 billion years ago was
a bang or a bounce.” Anna Ijjas, Avi Loeb, Paul Steinhardt, Pop Goes the
Universe, Scientific American, January 2017. Disponible aquí.
19 “The question of how the universe began is still enveloped in a
cocoon of mystery”. Alex Vilenkin, Cosmology for the Curious, Springer 2017, p.
331.
Fuente:
https://protestantedigital.com/tubo-de-ensayo/67290/dios-la-ciencia-las-pruebas-el-albor-de-una-revolucion-una-resena