Nota Inicial:
La presente
publicación fue escrita y elaborada por un colaborador y amable lector de este
Blog. Este artículo NO fue escrito por el habitual escritor y responsable de
este sitio Noé Molina. (*)
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... Y el hombre creó a Dios.
La curiosidad es una
cualidad aparente en varios animales, pero les faltan el entendimiento de causa
y efecto. En el hombre, aliado al raciocinio, no solo se contenta con mirar más
cerca, palpar, necesita también investiga las causas y sus consecuencias.
No se trata solamente
de curiosidades gratuitas, es también una cuestión de sobrevivencia. Sobre lo
que es la lluvia y por qué llueve ayudará a responder las preguntas más
cruciales para la agricultura: ¿cuándo lloverá otra vez? ¡O querer saber hasta
quién hace llover…! Prevenir el futuro para evitar una guerra perdida; alterar
el curso y el resultado de los acontecimientos…, en una primitiva tentativa de
resolver esas cuestiones el hombre creó métodos para intentar prevenir el
futuro, como fue la astrología, quiromancia, necromancia, métodos estos para
alterar el futuro aún como la magia, brujería, encantamientos...
Así pues, tan innata
al igual que la curiosidad es la necesidad de buscar una explicación a los fenómenos
aún no comprendidos. Él, al presenciar un fenómeno cuyas causas no son
comprendidas, deduce que, si un hombre no es responsable por tal o cual hecho,
debe haber alguna otra causa. Comprendía que un hombre con una rudimental hacha
de piedra podía solamente romper las ramas de los árboles, por ejemplo. Pero un
rayo que destruía total o parcialmente un frondoso árbol debería haber sido
producido por algún ser con mucha más fuerzas que el hombre. De esa manera posiblemente
pudo haber surgido la idea de uno o muchísimos dioses que controlasen los
fenómenos meteorológicos.
Por procesos
similares surgen también las ideas de los dioses de la guerra, la caza, el amor
y toda una gama de factores que tienen importancias en la vida humana. La idea
básica es siempre la misma, la incapacidad de comprendes fenómenos complejos,
por lo que el hombre los atribuye a una o más divinidad, pero con algunas
limitaciones, una en particular es la dificultad de imaginar entidades sin una
apariencia física. Esa dificultad lo estimula a crear representaciones
antropomorfas de esas entidades. Ante esas características el hombre imagina
sus dioses, en principio, con apariencias de algún animal que admirarse.
Posteriormente los imaginaría con su propia apariencia.
Esa idea de un dios
con las apariencias humanas encaja perfectamente con las suposiciones de que el
hombre es el único animal que reacciona, es decir, el hombre en su propia
opinión es superior a todas las otras formas de vida, por lo tanto, es el ápice
de la perfección. Es así que el hombre creó a dios a su exclusiva imagen y
semejanza, salvo para poder creerse que fue creado a esa imagen de su dios para
justificar su pretendida superioridad y reivindicar la propiedad del planeta.
Habiendo inventado
unos dioses con formas humanas para atribuirles cualidades humanas a ese dios:
“si dios creó al hombre, debe ser fundamentalmente bueno, como un padre, pero
tiene momentos de ira, principalmente cuando sus hijos erran, por lo que es
necesario castigarlos para enseñarles a ser obedientes”.
Existen otros
procesos a nivel individual que llevan a las mismas ideas. Todos los niñ@s
creen que sus papás son extraordinariamente poderosos y pueden protegerlos de
todos los peligros; creen que lo ven todo y lo saben todo; que son perfectos y
eternos. Posteriormente conforme van creciendo, perciben que sus padres no son
perfectos, ni indestructibles, y lo peos, no son eternos. Esos descubrimientos,
al igual que el papa Noel de que tampoco existe, llevan a una decepción y gran
necesidad de imaginarse a unos padres
eternos, súper poderosos que satisfagan todas nuestras creencias y miedos. La
idea de unos padres eternos está latente en el hombre y eso es un verdadero
factor. La idea de un dios como padre de todos y la madre de dios como la madre
de los seres humanos ha sido el resultado de una necesidad.
El paso siguiente es
la creación de un método, la religión, para actuar recíprocamente con su dios,
de interceder en su propio beneficio, conseguir favores: lluvias, buenas
cosechas, vitorias en las guerras, riquezas, etc. Esos conceptos serían una
evolución en relación a los primitivos métodos de prevención del futuro y
alteraciones de sucesos. De la misma manera que los líderes de una aldea pueden
fácilmente conceder favores a cambio de algunos regalos, generalmente cosas de
valor, como comidas, joyas, piedras preciosas, su propia sangre, sacrificios
humanos… Un avance conveniente de esas prácticas es la idea de ofrecer
oraciones y promesas al contrario de bienes materiales, pues estos son más
prácticos y eso también da cierta coherencia al proceso, al final, un dios
inmaterial no necesita de bienes materiales. De esta manera los métodos para
actuar como un dios, como son los rituales de oraciones, eso debería dejarlo
contento, consultarlo sobre el futuro obtener favores especiales, etc., dio
orígenes a las religiones.
Posteriormente
surgieron los “especialistas” en religiones, los cuales actuarían como
intermediarios entre el dios y las personas comunes. Bastante interesante y
conveniente, pues se crea una clase privilegiada, rica y poderosa, eso en
muchas culturas con poderes paralelos y hasta superiores al de las clases
políticas y militares en cada momento de la historia, las mismas que han
prevalecido hasta la actualidad.
Para conseguir
riquezas y poderes, la nueva clase sacerdotal necesita crear técnicas para
manipular y controlar los seguidores y también para conquistar nuevos adeptos.
Así pues, para llevar a buen término esas conquistas inventan las reglas
(mandamientos) y enseñamientos que bajo ningún concepto pueden ser cuestionados
(dogmas), cuyas transgresiones (pecados) están sujetas a puniciones. Para
conquistar nuevos adeptos (fieles) se usa el proselitismo (evangelización) y en
último caso la fuerza, inclusive las guerras según las situaciones y el
momento. Las conversiones sirven a los propios intereses de los líderes
religiosos, pero también refuerza la fe de los seguidores actuando como un reto
positivo, pues resulta que en esas conversiones de los infieles es una
demostración del poder de sus respectivos dioses.
Después de milenios
de “perfeccionamiento” hasta llegar a nuestros días, las técnicas de manipulación,
controle y conversiones desenvolvieron unos refinamientos dignos de muchos
personajes maquiavélicos destacándose:
1 – La creación de un
otro antagonista de dios (el demonio) que representa y explica la existencia
del mal y sirve para aterrorizar a los propios seguidores. El expediente es
particularmente eficaz para anular ataques contra la religión y el propio dios,
pues cualquier tentativa de disuadir a los creyentes será atribuida a personas
que estarían al servicio del mal. Los creyentes no pueden ser desafiados a
comprobar la existencia de ese ser superior, pues uno de los trucos del “señor
del mal” es “hacer que los hombres duden de la existencia de eso u otro dios”.
Bastante ingenioso nos han salido todos los cleros…
2 – La perpetuación
de la religión, además del tiempo de vida de sus idealizadores, lo cual es solo
posible con un compromiso de fidelidad incondicional y eterna de sus
seguidores, conseguido atreves del terrorismo y lavados de cerebros por lo que
deben ser iniciados así que una persona nace, es en el ritual del bautismo, en
el caso del catolicismo, marca el inicio del proceso de lavado cerebral y mismo
que la criatura no tenga aún los mínimos conocimientos de la vida. Esto puede
durar años y será casi imposible, en muchos casos, que la víctima abandone las
creencias en las cuales fue educado. Uno de los hechos más eficientes,
ingeniosos y crueles por parte del clero fue el conseguir convencer a los
padres a violentar intelectualmente a sus propios hijos y usarlos para
perpetuar el poder de la religión, el obscurantismo y la ignorancia, esa misma
que ha llegado hasta la actualidad, por eso es que no dejamos de denunciar
tales barbaridades.
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(*) Nota Final:
El autor de esta
publicación es "Zerimar Ilosit", fiel seguidor y colaborador de este
Blog; quien amablemente me solicitó el compartir este artículo con el resto de
los lectores; y al no estar en contra de la filosofía del Blog, es un honor
para mí el poder publicarlo.
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"Yo no creo en nada. Para mí la fe es algo tan odioso como lo es pecado para los creyentes. El que sabe, no puede creer. El que cree, no puede saber. El término "fe ciega" es una redundancia, pues la fe es siempre ciega"
Ernest Bornemann