Pablo y las Mentiras de su viaje a Pisidia (Jesús no Existió)

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Luego de los maravillosos (y seguramente falsos) sucesos acontecidos en Chipre, Pablo y su colega Bernabé se enfilan hacia Pisidia para proseguir con su estela de evangelizaciones y conversiones.

En Chipre, Pablo pudo ganar un converso en Cristo (nada menos que el gobernador de la provincia) cegando a un mago rival. Pero extrañamente en la provincia costera de Panfilia, ciudades civilizadas y ricas como Perga, Aspendos, Side y Atalia, los apóstoles no pudieron hacer milagros ni signos. Hechos no tiene nada que reportar sobre “el buen trabajo” en estas ciudades grandes, pero los envía (implícitamente) a lo largo del valle del río Kestros (Aksu Çayı), a través de las montañas, más allá de las (no mencionadas) ciudades de Cremna y Sagaloso, para situarlos en una sinagoga en la antioquía de Pisidia, donde, bizarramente, son invitados a hablar. Bizarramente porque ellos son extraños a la ciudad… y ¡vean lo que pasa cuando un rabino condescendiente les permite hablar a los extraños!

Pablo usa la oportunidad para descargar una diatriba de 600 palabras (tan falsaria como la más hallada en toda la Biblia). Todo es un asunto planeado,  "necesario", un veloz ofrecimiento a los judíos a abrazar la nueva fe de inmediato o perecer.

El discurso de Pablo complementa la historia de Esteban de Hechos 7 (copiado más bien). Esteban, llegando casi al martirio, repitió la sagrada historia de los judíos desde Abraham hasta Salomón y terminó usando las palabras del profeta para denunciar "a los judíos". Pablo ahora añade a la historia de los judíos la conquista de Canaán, el período de los Jueces, la preparación de Juan, y la venida de Jesús. Pablo, también, concluye con una advertencia de los profetas. Como “copiado” de Esteban, Pablo remata su lectura insultando a su audiencia judía

Hechos 13,41

Mirad, oh menospreciadores, y asombraos, y desapareced

El texto original cortado y pegado en dos capítulos separados de Hechos, en ambos sitios donde era necesaria una “advertencia a los judíos”.

En fuerte contraste con los judíos, los Gentiles “rogaron” que estas palabras fueran predicadas a ellos el siguiente Sabbath (Hechos 13,42) y "casi la ciudad completa" (¿Cuántos, unos cien mil?) acudió a oír al carismático provocador y "los judíos envidiaban" el poder de convicción de Pablo. Hubo conversiones instantáneas, numerosas, y "por toda la región". Como si nada.

Aquí hay que hacer una pequeña observación. Vemos en este versículo:

Hechos 13,42

Cuando salieron ellos de la sinagoga de los judíos, los gentiles les rogaron que el siguiente día de reposo les hablasen de estas cosas.

¿Qué hacían los Gentiles metidos en la sinagoga escuchando el sermón de Pablo? Y lo que es peor… ¿Cómo permitieron estos Judíos (a todas luces celosos con sus doctrinas) que entrasen “Gentiles” a la sinagoga?... ¿Qué estaba pensando el escritor de Hechos o los copistas posteriores?... ¡verdaderamente sorprendente!

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Alcanzamos entonces un punto crucial en la epopeya cristiana: "Nos volvemos hacia los gentiles ", dice Pablo.

Hechos 13,46-47

46Entonces Pablo y Bernabé, hablando con denuedo, dijeron: A vosotros a la verdad era necesario que se os hablase primero la palabra de Dios; mas puesto que la desecháis, y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles.

47Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo:

Te he puesto para luz de los gentiles,

A fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra.

Entonces los gentiles de Antioquía, asombrosamente abandonaron su fe ancestral y se unieron a la nueva secta de Pablo (Hechos 13,44), ¡A pesar a no haber sido obsequiados con espectáculo mágico de enceguecimiento instantáneo como a nuestro querido amigo Sergio Paulo!

Pero Luego y de una forma muy extraña “los judíos” hicieron expulsar de la ciudad a Pablo y Barrabás. Entiéndase; esta ciudad, Romana y llena de gentiles que habían dejado atrás sus ancestrales creencias paganas luego del discurso de Pablo, y luego de manera asombrosa se dejan influenciar por un grupo de Judíos y expulsan a Pablo y Bernabé de la ciudad… ¡Increíble!

Hechos 13,48-50

48Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna.

49Y la palabra del Señor se difundía por toda aquella provincia.

50Pero los judíos instigaron a mujeres piadosas y distinguidas, y a los principales de la ciudad, y levantaron persecución contra Pablo y Bernabé, y los expulsaron de sus límites.

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La Antioquía Pisidia fue originalmente una colonización Seléucida del Siglo 3 a.C. Fue colonizada por griegos de Magnesia-en-el-Maeandro, con la intención de repeler ataques de los Gálatas. Localizada en la frontera entre Pisidia y Licaonia la ciudad retenía un status fronterizo en la lucha entre Roma y Antíoco III de Siria. Era la mayor y más romanizada de las colonias de la región. A Antíoco le fue concedido el “Ius Italicum” (Derechos Latinos), un honor procedente del descubrimiento de un epitafio de Augusto “Res Gestae Divi Augusti", cerca del santuario imperial en el centro de la ciudad. Aunque muchos hablaban griego, el idioma oficial siguió siendo el latín hasta fines del siglo 3.

En tal ciudad, ¿podría Pablo realmente haber tomado la ciudad en forma sobrepujante, el mismo apóstol quien no tuvo impacto alguno en tantas otras ciudades por las que debe haber pasado? ¿Podría realmente un religioso radical y andariego haber competido con el teatro, el estadio, las tabernas, y los baños (aparte de los religiosos rivales) excepto en las zonas más marginales?

Solo el lente distorsionante de las creencias del cristianismo estimula la tonta noción de que el apóstol pasó por la ciudad como un torbellino, tumbando cultos paganos y sinagogas judías por igual. En Antioquía Pisidia, como en muchas otras oportunidades, Pablo apalanca su condición judía para reclutar a no judíos.

¿Pero, realmente existían judíos en la ciudad? ¿Habrían judíos desconocidos en Antioquía, como para realmente haber celebrado una reunión impresionante en el centro de una colonia latina, a solo cinco minutos del Santuario Imperial?

     

¿Iglesia de Pablo? No, pero fue una iglesia nombrada por San Pablo, del Siglo 5. Supuestamente construida sobre la sinagoga en la cual Pablo predicó.

Hace más de un siglo, Sir William Ramsay, reverenciado aún por algunos cristianos como “el más grande arqueólogo de todos los tiempos” (por supuesto, porque llegó a las conclusiones cristianas “correctas”) llegó a similares suposiciones dudosas a partir de escasos hallazgos. Una lápida hallada en otra ciudad, a cincuenta millas de distancia, inscrita con el nombre “Débora” y refiriéndose a ancestros de Antioquía fue considerada prueba suficiente de "una comunidad judía" en Antioquía (¿Acaso no existe la posibilidad de que un pagano pudiera haberle dado ese nombre judío a su hija?). El esposo de Débora tenía el nombre de Panfilio, puramente griego; aunque en éste caso, dice Ramsay, ¡debe haber sido un judío disfrazado!

"La inscripción... un epitafio de Apolonia... de Débora... sin duda judía por su nombre... casada con Panfilio (nombre que suponemos judío, probablemente)... es la única indicación cierta de una colonia en Antioquía."

Sir William Ramsay, Cities of St Paul, p256/7.

Pero como mínimo nos preguntamos si existía en esa ciudad y tiempo un grupo significativo de judíos residentes. Pero en el ensueño cristiano, por supuesto había una influyente comunidad judía establecida en ésta colonia romana, completa con una gran sinagoga en el centro, décadas antes de que ocurriera la dispersión causada por la guerra judía. Es simplemente cuestión de esperar que la evidencia aparezca.

Pero es realmente Hechos quien exclusivamente apoya la idea de que existía no solo una comunidad judía, sino que era influyente. Hechos sostiene que los judíos alborotaron a “mujeres prominentes y los principales varones” (Hechos 13,50), quienes echaron luego a Pablo y Bernabé fuera de la ciudad.

Hechos 13,50

Pero los judíos instigaron a mujeres piadosas y distinguidas, y a los principales de la ciudad, y levantaron persecución contra Pablo y Bernabé, y los expulsaron de sus límites.

Algunas versiones como la King James Version en lugar de “límites” utilizan la palabra “Costas”. El uso de la palabra "costas" para una ciudad interior (cambiada a "región, límites, territorios, distritos”" en traducciones recientes) es curioso, como es la referencia a mujeres de autoridad. Siguiendo el método Ramsay, lo que aquí tenemos puede referirse a otra ciudad ¡y apuntar a una fecha del Siglo 2 para éste “detalle” (la versión en griego utiliza el término “ὁρίων” que es comúnmente utilizado para “límites”)

Si los judíos realmente estuvieran tan bien establecidos y fueran tan influyentes en Antioquía, ¿necesitarían realmente acudir a las autoridades de la ciudad para expulsar a dos advenedizos agitadores?

¿Y de qué valía la “ciudadanía romana de Pablo” en ésta oportunidad?

¿No será este realmente, el método estándar de engrandecimiento cristiano de sus héroes, ya sea intimando o en conflicto con aquellos “con autoridad”?

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De nuevo vemos con alarma que esta “segunda estación” en Pisidia de Pablo y Bernabé en su viaje evangelizador no es más que otro conjunto de contradicciones históricas y descaradas mentiras. Al parecer nuestros dos aventureros no hacen más que hundirse en el fango de las falsedades con cada ficticio kilómetro que recorren.

 

Fuentes:
- Sir W. M. Ramsay, Cities of St Paul 
- Stephen Mitchell, Geoffrey Greatrex, Ethnicity and Culture in Late Antiquity
- J. Murphy-O'Connor, Paul, His Story 
- A. N. Wilson, Paul, Mind of the Apostle 
- N. H. Sitwell, Roman Roads of Europe 
- J. Murphy-O'Connor, Paul, a Critical Life 
- Livy, History of Rome 
- Casius Dio, Roman History

.                 Ver: Pablo; Conclusiones desde el Ateismo

                     Ver Artículos sobre: Pablo de Tarso 

                            Ver: Pablo, El Falso Apóstol 

                       Ver: Jesús no Existió. Introducción.               

                              Ver Sección: Análisis Bíblico.

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"Yo no creo en nada. Para mí la fe es algo tan odioso como lo es pecado para los creyentes. El que sabe, no puede creer. El que cree, no puede saber. El término "fe ciega" es una redundancia, pues la fe es siempre ciega"       Ernest Bornemann

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