Cómo los grupos religiosos pueden estigmatizar, maltratar y causar problemas de salud mental
Por Andrew Jasko |
19 de enero de 2022
Los grupos religiosos aspiran a ser agentes de sanación psicológica y espiritual. Sin embargo, con frecuencia estigmatizan a las personas que padecen afecciones o problemas de salud mental, calificándolas de pecadoras, demoníacas y débiles de voluntad. La depresión, la ansiedad, la psicosis y la adicción se tratan como síntomas de pecado, y a quienes las padecen se les ofrecen remedios religiosos que a menudo son de poca ayuda, o incluso empeoran la situación, porque no abordan las causas psicológicas o médicas subyacentes. Además, las enseñanzas religiosas basadas en el miedo y el control pueden ser tan dañinas psicológicamente que pueden crear trastornos de salud mental en personas por lo demás sanas o exacerbar afecciones latentes y preexistentes en personas vulnerables y sensibles.
Crecí como cristiano pentecostal y evangélico, y sufrí ansiedad desde la infancia. A los 5 años, me aterraba quedarme dormido por la noche porque podría olvidarme de confesar algún pecado menor y despertar ardiendo en el infierno. Me atormentaban ensoñaciones y pesadillas con imágenes y descripciones horripilantes del infierno que veía en los sermones de la iglesia y en los medios de comunicación, y rezaba la oración del pecador (una oración de confesión de pecados para salvarme del infierno) obsesivamente, cientos de veces al día. La ansiedad intensa y la rumia mental obsesiva llegaron a caracterizar gran parte de mi vida mental, tanto en mi enfoque de la espiritualidad como en otros ámbitos.
Años después, tras trabajar con muchos clientes que sufren daños religiosos de forma similar, he aprendido que esta respuesta particular a las enseñanzas basadas en el miedo es muy común; de hecho, podría considerarse una respuesta racional y proporcionada al terror extremo que se les enseñaba. Sin embargo, no todos los que son adoctrinados con estas enseñanzas desarrollan altos niveles de ansiedad crónica (aunque la mayoría sí la padece, aunque sea inconscientemente). A día de hoy, no sé si mi ansiedad desordenada fue causada por enseñanzas religiosas psicológicamente abusivas y basadas en el miedo, o si tenía una predisposición a la ansiedad que las enseñanzas religiosas desencadenaron y exacerbaron. Es imposible determinarlo, y cualquier distinción de este tipo apenas influye. En cualquier caso, las enseñanzas religiosas me causaron un daño psicológico tremendo e innecesario.
Mi religión no solo causó gran parte de mi angustia mental, sino que también me culpó. Los grupos religiosos suelen culpar a la persona que sufre de los problemas de salud mental, presentándolos como un fracaso moral y volitivo (pecado) que la persona puede superar mediante los rituales del grupo religioso (oración, lectura de las Escrituras, confesiones, etc.). Cuando busqué ayuda en la Iglesia para mi ansiedad, me enseñaron que preocuparse es un pecado y que la ansiedad es síntoma de una mente incrédula y rebelde. La solución fue confesar y renunciar a mi pecado de preocupación, orar para que Dios me sanara y meditar en pasajes bíblicos sobre la confianza. En mi adolescencia, cuando experimenté síntomas de depresión, mis mentores religiosos inicialmente me ofrecieron consuelo y aliento, pero cuando el tiempo de gracia inevitablemente se agotó, fui reprendido por mi incredulidad y me ordenaron mejorar mi práctica religiosa, para no sufrir la ira de Dios (o "disciplina amorosa", como a menudo la llamaban) y las reprimendas de ministros frustrados y psicológicamente sin capacitación que intentaban, sin éxito, tratar problemas de salud mental con remedios pseudocientíficos.
Era muy sincero con mi religión y tomaba estas advertencias muy en serio. Esto solo sirvió para aumentar mi desesperación y me generó sentimientos de vergüenza, autodesprecio y dudas, porque nada de lo que intentaba funcionaba. Para colmo, no solo me sentía miserable por mis problemas de salud mental, sino que ahora también me estigmatizaban como un fracaso espiritual y moral, e internalicé este estigma. Era mi culpa estar ansioso y deprimido, y merecía el sufrimiento que experimentaba porque lo había causado con mi pecado. Además, mi incapacidad para superar mis dificultades a través de la religión me hizo cuestionarme profundamente. ¿Por qué estas prácticas religiosas parecían funcionar para todos los demás y no para mí? ¡Sin duda, algo andaba mal conmigo! (Más tarde me di cuenta de que las personas religiosas suelen decir que su religión les funciona aunque no sea así, a menudo para intentar convencerse a sí mismas y a los demás, o como un ejercicio de fe).
¿La culpa es del diablo?
Muchas religiones tienen una solución para cuando sus remedios típicos resultan ineficaces: culpar al diablo (a menudo también lo intentan como tratamiento de primera línea). Los grupos religiosos suelen considerar que los problemas de salud mental son causados, principal o parcialmente, por demonios. Dentro del cristianismo, los pentecostales y carismáticos tienden a mantener esta perspectiva. En el Nuevo Testamento, la enfermedad y los trastornos mentales se asocian con frecuencia estrechamente con los demonios o se consideran causados por ellos. Jesús sentó un precedente para que una de las principales actividades de sus seguidores fuera el exorcismo: «Jesús llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y para sanar toda enfermedad y dolencia… [Jesús ordenó a sus discípulos]: Sanad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, expulsad demonios» (Mateo 10:1, 8, NVI).
En los Evangelios, Jesús y sus seguidores expulsaban con frecuencia demonios que causaban enfermedades y trastornos mentales. Por ejemplo, un hombre, conocido popularmente por los cristianos como el endemoniado, que aparece en el texto bíblico Lucas 8:26-39, vivía en los sepulcros, lejos de la gente, desnudo, histérico y sin estar en su sano juicio (v. 35). Según el texto, Jesús expulsó muchos demonios de él y recuperó la salud mental. (Desafortunadamente, las personas con problemas de salud mental que se someten a ceremonias de exorcismo rara vez se curan y a menudo sufren daños). En la sociedad moderna, a una persona así se le podría diagnosticar un trastorno psicótico y recibir el tratamiento correspondiente. Sin embargo, en la época de Jesús, no existía un marco conceptual para la psicopatología. Por lo tanto, en la Biblia, los problemas de salud mental a menudo se consideraban únicamente aflicciones espirituales. La mayoría de las religiones fueron concebidas para abordar los problemas más profundos de la condición humana y el sufrimiento. Sus perspectivas premodernas y precientíficas se basaban en información considerada como revelación divina, que a menudo ubicaba las causas del sufrimiento en causas sobrenaturales, como los malos espíritus y una naturaleza humana maldita y defectuosa. Si bien hoy contamos con el beneficio de la investigación y la práctica psicológicas modernas, muchas personas religiosas aún se basan exclusivamente o principalmente en textos antiguos que no contaban con una visión desarrollada de la psicología para sus opiniones sobre los problemas de salud mental.
Como resultado de la lectura de pasajes bíblicos y preceptos que vinculan la angustia mental con la actividad demoníaca, muchos cristianos, incluyendo psicoterapeutas colegiados, intentan tratar las enfermedades mentales como si fueran causadas por demonios. Las personas que padecen trastornos con alteraciones significativas de la consciencia y la percepción, como trastornos psicóticos, esquizofrenia, psicosis inducida por fármacos y medicamentos, y trastorno bipolar, son especialmente propensas a ser tratadas como si estuvieran poseídas por demonios. Síntomas como oír voces o ver personas y cosas inexistentes (alucinaciones verbales y auditivas), pensamientos intrusivos de autolesión o de daño a otros, múltiples estados del yo (trastorno de identidad disociativo) y tendencias suicidas a menudo se consideran provenientes de fuerzas sobrenaturales siniestras. Podemos ver cómo, desde una perspectiva precientífica, la creencia religiosa de que tales síntomas son resultado de demonios podría parecer una explicación plausible, ya que muchos de estos síntomas se experimentan como misteriosos, intrusivos y hostiles, como si provinieran de fuerzas siniestras externas al yo. Sin embargo, esta perspectiva ya no es justificable ya que la psicología y la psiquiatría modernas (así como muchas tradiciones y prácticas psicoespirituales) tienen explicaciones racionales y tratamientos basados en evidencia para estos síntomas y afecciones.
No obstante, muchas personas religiosas priorizan sus textos bíblicos sobre la investigación, pues los consideran la palabra infalible de Dios, incluso cuando la evidencia los contradice abiertamente. Dado que la psicología (y la ciencia en general) a menudo contradice sus profundas convicciones religiosas, los grupos religiosos suelen verla con recelo y advierten a sus seguidores contra la educación en psicología secular y el tratamiento por parte de profesionales seculares (lo cual, según advierten, podría conducir a la apostasía), aconsejándoles que busquen tratamiento únicamente con profesionales religiosos. Como excristiano, yo mismo recibí terapia de un consejero cristiano, que combinó métodos psicoterapéuticos con meditaciones sobre versículos bíblicos. Obtuve cierto beneficio de este apoyo, pero me encontré con los mismos problemas; a saber, que las directrices bíblicas de confiar en Dios y arrepentirse fueron ineficaces para tratar mis problemas de salud mental.
Cuando nada más funcionó, me recomendaron ministerios de liberación, es decir, ritualistas de exorcismo. Me enseñaron que aún era responsable de mi sufrimiento, ya que preocuparse es pecaminoso, pero también podía ser causado por fuerzas demoníacas sobrenaturales que usaban mi pecado como una oportunidad para afianzarse en mi vida y atormentarme. O podía estar sufriendo algún pecado desconocido heredado de mis antepasados, que creaba una oportunidad para el acoso demoníaco hasta que renunciara a él. En cualquier caso, cuando la influencia o posesión demoníaca está en juego, los esfuerzos espirituales regulares y la mera fuerza de voluntad son insuficientes: hay que confrontar a los demonios directamente. Me reuní con ministros que oraron fervientemente por mí para expulsar cualquier demonio que pudiera estar secuestrando mi mente. Me instruyeron a buscar en mi vida cualquier pecado, incluyendo la ira y la falta de perdón, que pudiera estar causando influencia demoníaca, a renunciar a él y a rezar oraciones específicas para combatirlos. Para mi consternación, el demonio de la ansiedad que cargaba era inmune a la oración y a la autoridad de Jesús porque estos rituales no surtían efecto. Sin embargo, solo me decepcioné un poco, ya que a esa altura no esperaba ningún resultado excepcional y era algo escéptico sobre la influencia de los demonios.
Sin embargo, muchas personas experimentan los rituales de exorcismo como eventos traumáticos. Las oraciones y las reprimendas pueden ser fuertes y agresivas, y los exorcistas a veces empujan o sacuden físicamente al receptor. Esto puede incluso desencadenar un episodio psicótico en personas con psicosis no diagnosticada. Por otro lado, quienes reciben exorcismos pueden hablar con una voz alterada debido a la sugestibilidad, creyendo estar poseídos por un demonio y deseando beneficiarse del ritual. Esta voz alterada también podría representar el afloramiento de la ira reprimida, la aparición de un estado de personalidad alternativo, la entrada de la persona en un estado alterado de conciencia debido a la intensidad del ritual y la experiencia emocional, o incluso fingiendo para complacer a los exorcistas y finalizar el ritual. Los exorcistas inevitablemente interpretan estos casos como evidencia de su suposición de que el problema tiene una causa demoníaca.
El resultado final es que las personas con problemas de salud mental no reciben servicios que realmente puedan tratar sus afecciones subyacentes, ya que creen que su condición tiene causas sobrenaturales, no naturales. Además, si el problema de salud mental reaparece después del tratamiento, la persona creerá que está siendo atormentada por un demonio por un pecado desconocido. Como resultado, se le derivará a rituales de exorcismo adicionales, lo que puede causarle un trauma aún mayor.
Creer estar poseído por un demonio tiene consecuencias. Puede provocar niveles de ansiedad paranoica. En muchas sectas religiosas, se enseña a los fieles a expulsar demonios de forma proactiva cuando se sospecha su influencia en sus propias vidas o en las de sus hermanos en la fe: "¡Te reprendo en el nombre de Jesús; no tienes autoridad aquí!". (Los gritos fuertes y los movimientos físicos espasmódicos aparentemente aumentan la eficacia de esta intervención). Esto puede resultar en rituales religiosos obsesivo-compulsivos de lucha contra el diablo, mental y verbalmente, para alejar (suprimir) pensamientos, emociones y experiencias indeseables cuando surgen, y en la tendencia supersticiosa y temerosa de ver lo demoníaco en casi todo lo desagradable que ocurre en la vida.
Como resultado de este tipo de enseñanza, yo, como muchos, desarrollé fobia a los espíritus malignos. Creía que mi angustia mental no solo era culpa mía, sino que también podía causar que una entidad extraña aterradora me dominara o me acosara. Esto me generó ansiedad secundaria: ansiedad por sentir ansiedad, ya que la mera experiencia de ansiedad podría llevarme a un tormento demoníaco, ya que es pecaminosa. Además, me llevó a fantasías aterradoras sobre cómo sería sentirme impotente y abrumada por una presencia atormentadora. Si bien las iglesias suelen enseñar que los cristianos no pueden ser poseídos por espíritus malignos (aunque muchas enseñan que sí pueden), dejan lagunas, como la enseñanza de que los cristianos aún pueden ser atormentados o acosados por espíritus malignos debido al pecado. Por lo tanto, cualquier protección que prometan Jesús y la Iglesia es incierta, ya que el creyente siempre continúa pecando. Además, los predicadores constantemente socavan los mensajes de seguridad y consuelo con mensajes amenazantes sobre el poder de Satanás y el peligro de tener pecados no confesados.
Las personas con fobia a los demonios (muchas de las personas en sectas religiosas que las enfatizan, así como quienes han abandonado una religión pero aún se están recuperando de su influencia) suelen interpretar eventos como ver sombras durante episodios ocasionales de parálisis del sueño y escuchar ruidos en sus casas por la noche como acoso demoníaco. Irónicamente, la creencia de que un demonio causa problemas de salud mental puede resultar en una especie de psicosis religiosa, alterando la percepción e interpretación de los datos sensoriales de una persona para que se ajusten a su esquema de acoso demoníaco. Como anécdota, muchas personas informan que una vez que dejan de creer en demonios, también dejan de experimentar fenómenos de apariencia demoníaca.
¿Qué pasaría si los demonios realmente existieran?
Para quienes creen en un dios o en el misticismo (la consciencia y entidades conscientes que existen fuera del cerebro humano y que pueden experimentarse mediante prácticas psicoespirituales), la idea de que entidades siniestras puedan existir y causar problemas de salud mental puede parecer plausible. Quienes sostienen esta perspectiva deben ser extremadamente cautelosos al concluir que esto es así en cualquier caso individual y sugerirle a la persona en cuestión que podría ser así. Solo profesionales de la salud mental capacitados pueden diagnosticar legalmente enfermedades mentales por una buena razón: los problemas de salud mental son complejos y llegar a conclusiones erróneas sobre su causa y tratamiento puede tener efectos perjudiciales. Además, creerse poseído por un demonio tiende a generar un miedo tremendo e impide que la persona explore todas las opciones que realmente podrían ayudarla. Las personas espirituales que creen en entidades malignas también deben tener en cuenta que los problemas psicológicos pueden aparecer y sentirse como si tuvieran causas sobrenaturales. Por ejemplo, en el caso de los delirios paranoicos, una persona puede incluso ver entidades demoníacas, pero estas podrían ser una manifestación de un trauma y temor graves o un problema neurobiológico. La experiencia mental, especialmente en estados alterados de conciencia, es a menudo simbólica y arquetípica, no literal.
Incluso si, por el bien del argumento, existiera una entidad maligna involucrada en trastornos de salud mental (lo cual sería difícil de probar), una persona que sufriera dichos trastornos se liberaría sanando sus traumas y abordando las causas psicológicas subyacentes, no mediante exorcismos religiosos forzados y ceremonias que no las abordan. Las prácticas psicoespirituales efectivas y basadas en la evidencia, como los viajes chamánicos, los tratamientos psicodélicos y la meditación, no ofrecen soluciones mágicas ni apelan a la fe ciega. Al igual que la psicoterapia, funcionan llevando a las personas al origen traumático de los problemas, ayudándolas a liberar emociones reprimidas y creando una ventana de oportunidad para que surja un nuevo significado. Con o sin demonio, las causas deben tratarse, o el problema persistirá.
Cuestiones de confianza (o “fe”) y salud mental
Para las personas religiosas y espirituales, la idea de que los problemas de salud mental puedan derivar de la falta de confianza en Dios, el universo o la vida sigue siendo una posibilidad. Sin embargo, esto aplica no solo a la espiritualidad, sino también a la psicología secular, que enseña que una mentalidad similar a la confianza es beneficiosa. Es decir, tener una orientación hacia uno mismo, las personas y la vida abierta, optimista y positiva, pero no ingenua, es beneficioso, si no esencial, para la salud mental. Cultivar este tipo de mentalidad dentro del marco de la propia cosmovisión, religiosa o no, puede ayudar a mejorar la salud mental. Por el contrario, la desconfianza y las mentalidades excesivamente negativas generan angustia psicológica. Sin embargo, no se debe asumir que los problemas de salud mental de una persona tengan su raíz en problemas de confianza, incluso si esta muestra desconfianza. Las causas de los problemas de salud mental son variadas y complejas, y los profesionales religiosos no deben diagnosticar problemas de salud mental a menos que sean médicos colegiados que utilicen evaluaciones psicológicas (no religiosas).
Es importante reconocer que, contrario al enfoque punitivo de muchos grupos religiosos, la falta de confianza no es una cuestión de culpa, pecado o juicio, y culpar a las personas por sus problemas de confianza es contraproducente. Por el contrario, para que se produzca la sanación, es necesaria una actitud de aceptación, amabilidad, no juzgar y compasión. Una mentalidad de desconfianza, cerrada o pesimista suele representar un intento de la psique por evitar que una persona reviva traumas pasados o experiencias negativas. La sanación suele requerir un profundo trabajo interior e implica sentir emociones reprimidas, integrar recuerdos reprimidos y formular nuevas narrativas y mentalidades. Los remedios religiosos, como meditar en las Escrituras sobre la confianza o recitar afirmaciones, pueden proporcionar cierto alivio temporal, pero generalmente no logran acceder a las profundidades de la psique, lo cual es necesario para sanar traumas profundamente arraigados. Las intervenciones psicoterapéuticas y otras modalidades de curación están diseñadas para llegar a estas profundidades y son aceptadas en la práctica porque se ha demostrado que son efectivas, a diferencia de muchos remedios religiosos, que a menudo se aceptan simplemente por la tradición y las apelaciones a la revelación divina.
Estigma
La enseñanza religiosa de que los problemas de salud mental son resultado de la posesión demoníaca o del pecado también es perjudicial porque constituye estigmatización, que es discriminación. Culpa a las personas por un sufrimiento que no es su culpa, les impide recibir atención médica y degrada su dignidad. Llevar la etiqueta de poseído o pecador puede tener consecuencias sociales reales y, por lo general, genera vergüenza y autocrítica. Los problemas de salud mental son complejos y pueden deberse a diversos factores, como traumas, experiencias adversas en la infancia, condicionamientos y biología. Si bien nuestras decisiones imprudentes e ineptas pueden reforzar y agravar nuestros patrones psicológicos no saludables, no elegimos conscientemente desarrollar trastornos de salud mental, y tiene poco sentido conceptualizarlos en términos de castigo, fracaso moral o falta de voluntad. Son trágicos, consecuencia del sufrimiento que caracteriza gran parte de la experiencia humana, y todos los que sufren deben ser tratados con compasión, no con juicio.
Sin embargo, es una triste realidad que, en el siglo XXI , las personas seguirán buscando tratamiento de salud mental de profesionales religiosos que carecen de formación psicológica o que se oponen rotundamente a la psicología. ¿Qué se puede hacer? Principalmente, los grupos religiosos deberían actualizar su teología con una comprensión de la psicología y la ciencia modernas y cambiar las creencias erróneas y obsoletas. Deberían educar a sus miembros sobre los estigmas comunes de la salud mental para crear un espacio seguro para quienes la sufren. Además, deberían reconocer el alcance de su práctica y las limitaciones de su experiencia, y educar a sus líderes sobre los principios psicológicos básicos y los signos de las enfermedades mentales, colaborando con agencias de salud mental y profesionales clínicos, y derivando a personas con dificultades a su atención. Cualquier persona que sufra problemas de salud mental y forme parte de una comunidad religiosa que estigmatiza las enfermedades mentales podría considerar unirse a un grupo diferente que afirme perspectivas más saludables.
Desafortunadamente, muchas personas con problemas de salud mental siguen sufriendo los estigmas y prácticas religiosas que experimentaron (o continúan experimentando). Además, muchas personas, por lo demás sanas, han desarrollado problemas de salud mental como depresión, disfunción sexual, problemas de pareja, ansiedad y adicción como respuesta a doctrinas religiosas abusivas y controladoras. Afortunadamente, la recuperación es posible para quienes se involucran en el proceso de sanación con apoyo (abandonar grupos y enseñanzas controladoras, conectar con nuevas comunidades, trabajar con profesionales de tratamiento informados, aprender sobre los efectos del trauma religioso, etc.). A medida que la investigación y el tratamiento del trauma religioso continúan creciendo, el acceso a tratamientos eficaces para estas afecciones será cada vez mayor.
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Soy Andrew Jasko, Máster en Divinidad (M.Div.), Máster en Psicología de Consejería en Curso, y trabajo para ayudarte a transformar tu trauma en un lugar de poder y a conectar con una espiritualidad sana y auténtica que funcione para ti (ya seas una persona espiritual no religiosa, atea, religiosa, en transición o agnóstica). Nací en una familia de ministros y me convertí en predicador y misionero en la India, después de estudiar teología en Wheaton College y Princeton Seminary. Como cristiano, mi relación con Dios era mi pasión, pero las enseñanzas religiosas poco saludables me causaron un trastorno de ansiedad, represión sexual y desilusión espiritual. Me sentí solo, traumatizado y abandonado por lo divino. Después de una agonizante crisis de fe, rechacé la religión y la espiritualidad. Luego, reintegré una espiritualidad sana a través de prácticas místicas, humanistas y holísticas. Mi pasión es ayudarte a sanar y conectar con tu auténtico sentido de espiritualidad o propósito.
Traducido del original:
https://lifeafterdogma.org/2022/01/19/religion-stigma-mental-illness/
Los 5 Suicidios Religiosos Colectivos más trágicos de la historia.
Ver:
Como garantizar el Paraíso para usted y su familia
Lemuel K. Washburn
Un ejemplo 💯 de fanatismo religioso es frollo del jorobado de note dame
ResponderEliminarLa pregunta es, ¿de dónde sacan las religiones la prerrogativa de tener autoridad, potestad, poder, capacidad, facultad, jurisdicción, competencia, mando, atribución e incumbencia de denigrar a sus feligreses, a tal grado de causarles daños posiblemente irreparables?
ResponderEliminarObviamente no es ningún ente etéreo, sino el mismo feligrés es quien se lo permite a la religión; ya lo dijo el escritor y filósofo irlandés Edmund Burke "Para que triunfe el mal, sólo es necesario que los buenos no hagan nada."
Lo peor, no es que no hagan nada, sino que lo que la religión dice, es ley, pues supuestamente tiene autoridad divina, pero quien le da esa autoridad, sin estar consciente de ello, es el feligrés.
El colmo de las religiones es que lleguen a anteponer guías y prácticas religiosas y bíblicas, como tratamientos, a verdaderos tratamientos médicos para atender problemas que las religiones mismas generan.
La prerrogativa se la "sacan" del programa de "lavado de cerebro" que ejecutan para tener a todos obsesionados con el miedo, pecado, condenación, el diablo, el infierno, etc...
EliminarRecuerdo en mis tiempos de "crío", yendo a catequesis para preparar mi "Primera Comunión", dicho programa, enre otras cosas te exigía, confesar, comulgar regularmente, oración, etc... porque son "diez mandamientos que forman como un "puente hacia el cielo" y si cometes pecado, se rompe un pilar y caes al agua, (o infierno). La única manera de repararlo era esa y cumplir penitencia.
¿Pero entonces?...preguntábamos, "si vivo en gracia toda mi vida y tengo la mala suerte que en pecado me atropella un coche y me mata sin confesar..¿me condeno?"..
"O si soy un malvado toda mi vida y a la hora de la muerte me arrepiento y confieso, ¿Entonces me salvo? Y mira que éramos críos, de 7-10 años y ya muchos veíamos el caso "algo raro".
Pues sí, en los dos casos...la mala suerte de pillarte "sin confesar" y en "gracia de dios", por lo que siempre hay que estar preparado y en el segundo , la suerte del psicópata asesino, (eso de psicópata asesino, no lo decían, era muy fuerte) que se arrepiente y "Dios nuestro Señor" en su "misericordia" le concede el perdón y se salva...
¡Pues vaya plan!...¿Os fijáis que ladinos son?...te obligan a estar toda tu vida pendiente, así que no me extraña que alguien coja "trastorno obsesivo compulsivo", ansiedad o demás trastornos mentales. Eso si no te pillan los "representantes de "Dios".(añado) y abusan sexualmente de tí.
Ésto no va solamente por la Iglesia Católica, sino por "otras" también que no se quedan a la zaga precisamente.
Solo comento, que desde que "espabilé" me instruí, leí, comparé y razoné, me quité de encima todo este "lodo" que me echaron encima, pues me siento liberado.
¡No os creáis nada de lo que os digan, sea quien sea!...primero hay que examinar bien "la moto" antes de comprarla.
Saludos.
Claro es que TODA la vida la tenían cubierta los curas: Nacía uno en un hospital administrado por las hermanitas Carmelitas, con parteras vistiendo hábitos, la educación primaria y secundaria se hacía en las granjas de los hermanos calasancios o padres escolapios. Si uno se enfermaba tocaba ir al hospital de la Javeriana y al morir terminaba uno en el cementerio al lado de la parroquia (en donde unos se casaba, bautizaba los hijos y llamaba al cura para los santos óleos de un progenitor agonizante), todo evento de vida estaba ligado a los curas. Incluso en tiempos de desempleo el cura ofrecía para llenar el tiempo de ocio hacerle labores como barrer la parroquia o trabajar en las granjas. Nunca pude escapar a los curas y monjas (que también administraban las cárceles y los manicomios) es por ello que sigo siendo católico.
EliminarPD: El orfanato en el que me crie... también era manejado por las hermanitas del buen pastor. Y menos mal fue así, porque sé dé otros huérfanos que fueron recogidos en asilos administrados por los sacerdotes eudistas y las historias que cuentan son de horror.
EliminarSin ir muy lejos, aquí tenemos el ejemplo de los Danieles, en que es patente el daño causado por las ideas religiosas, estamos, pues ante casos dignos de aparecer en los libros de siquiatría más prestigiosos. Desde esta tribuna atea, pues solo queda enviarles mis bendiciones y esperar que se recuperen ese par de caballeros. No importa quienes sean todos, merecemos tener paz y salud mental, sin colosos y sin "seres inmutables".
ResponderEliminarLas religiones organizadas están dirigidas por personas con distintos grados (tirando a bajos) de comprensión espiritual, y pueden exacerbar en sus fieles el fanatismo partidario religioso, o en casos extremos, como se muestra en este artículo, generar distintos problemas de la personalidad y de salud mental.
ResponderEliminarEso con suerte y no se trata de personas directamente deshonestas, que se aprovechan de los fieles para enriquecerse u obtener otros beneficios.
(Ahora me acordé de que tengo que reclamar el frasco de "Agua del Jordán" que compré hace poco y aun no me llegó)...
Y bueno, es lo que hay, valor...
No soy muy simpatizante de las religiones, y nunca formé parte de ninguna. Con todo, entiendo que, si están dirigidas por personas bien intencionadas, cumplen un rol social importante, y al menos rescatan un poco, y por un rato, a sus fieles de la vida materialista extrema moderna, del mundo y sus espejitos de colores efímeros, y abren un espacio para que se exprese, aun cuando sea de formas imperfectas, las aspiraciones espirituales que están siempre presentes, y pugnando por expresarse, en el fondo del corazón humano.
Ah, de modo que ¿hay "grados de evolución espiritual"? ¿Siendo los famosos colosos los grado 33 y personas ateas que comentan en el blog el grado 7? ¿No es esta graduación otro sistema de etiquetamiento humano? En ese tipo de discriminación espiritual, se han generado CASTAS, en donde los colosos reciben toda adoración y gloria y al hijo del vecino lo tratan de paria espiritual.
EliminarPor Dios, ¿hasta cuando APC va a tolerar las ofensas de Franz?
Para ser concreto los ateos NO creemos que Jesús o Budai hayan sido mejores personas que digamos como Carl Sagan o el filósofo Hegel o Nadia Comăneci o el rey pele.
Dado que NO HAY ningún mundo espiritual, todos desde el punto de vista ateo somos grado 0.
Casagrande: Grados de COMPRENSIÓN espiritual dije, no de "evolución"... no me cambie las palabras...
EliminarY sí, hay distintos grados de comprensión en todas las áreas, como por ejemplo en comprensión lectora, de lo que ud nos ha dado un ejemplo ahora mismo...
No veo por qué no lo iría a haber en el terreno de la espiritualidad...
Las religiones que aun sacrifican animales y hacen ritos mágicos para atraer dinero, o para enamorar a tal o cual persona, etc, representan un grado de comprensión espiritual... es innecesario decir que hay mejores...
¿cuál es el "grado de comprensión espiritual" de un Teólogo Católico como Gazerro o Boecio? ¿Cuanto le pones a Pablo de Tarso?
EliminarLos católicos tenemos al Papa Benedicto XVI como un gran teólogo ¿cuál fue su grado de "comprensión espiritual" según los estandartes colosistas?
EliminarEl Señor Solar me ha enseñado que Lutero y Calvino son los más grandes colosos espirituales que la humanidad ha parido. Nadie tiene mayor comprensión espiritual que esas dos eminencias.
Eliminar4c 4d y 4e nos demuestra que "el grado de comprensión espiritual" viene dado con la vara según se mida. Si Franz es el que otorga dicho grado, todas las aleluyas se las lleva el Budai y baños de agua fría y risas destempladas para los teólogos católicos.
EliminarHe is just asking questions
EliminarNo nos vayamos pro las ramas, que Franz indique el "grado de comprensión espiritual" de cada uno de los comentaristas de APC. ¿qué grado le otorga al buen PacoB? ¿Cuánto para Daniel Isu?, etc.
EliminarSi un día nos topamos con alguien de "grado de comprensión espiritual" particularmente bajo ¿cómo hemos de proceder? ¿Cambiamos de acera? ¿Volteamos la cara y fingimos que la grotesca creatura no existe?
Eliminarde deepseek:
EliminarEn este marco, la "comprensión" que FRANZ llama "espiritual" podría ser reinterpretada como un nivel de inteligencia emocional o social, o la habilidad para manipular o inspirar a otros. Lo que Franz describe como la "expresión de las aspiraciones espirituales" podría verse como la necesidad psicológica humana de encontrar significado, pertenencia y comunidad..
de deepseek
Eliminarnteligencia emocional
La inteligencia emocional (IE) es la capacidad de reconocer, comprender y gestionar las emociones propias y las de los demás. Se centra en el individuo y su mundo interior, y se divide en varias habilidades clave:
Autoconciencia: Entender tus propias emociones, fortalezas, debilidades y valores. Por ejemplo, saber que te sientes frustrado y por qué.
Autorregulación: La habilidad de controlar tus impulsos y emociones, evitando reaccionar de forma desproporcionada.
Automotivación: Usar tus emociones para alcanzar metas, ser optimista y perseverar a pesar de los obstáculos.
Empatía: La capacidad de ponerse en el lugar de los demás y comprender sus sentimientos. Es la base de la conexión con otras personas.
Inteligencia social
La inteligencia social (IS) se enfoca en cómo usas tu inteligencia emocional en la interacción con otros. Es la capacidad de comprender y gestionar las relaciones sociales de manera efectiva. Implica:
Conciencia social: La habilidad de percibir las señales no verbales, entender las dinámicas de un grupo y captar el estado de ánimo de un ambiente social.
Manejo de relaciones: La capacidad de comunicarse de forma clara, resolver conflictos, construir confianza y trabajar en equipo.
Adaptabilidad: Ser flexible y ajustar tu comportamiento para encajar en diferentes contextos sociales.
Tengo leído por ahí, que no hay que hacer mucho caso a las diversas "I.As" que existen, pues éstas, parece ser son unas "pelotas" y te contestan en su mayoría lo que quieres leer.
EliminarHasta han sufrido una denuncia, creo que fue "DeepSeek" por aconsejar debidamente los trámites para suicidarse, cosa que hizo.
Aparte, se aprovechan de las preguntas que hacemos para aprender y perfeccionarse....
De aquí a "Skynet" falta ya poco...
Saludos.
Quise decir "aconsejar debidamente a un chico a suicidarse, cosa que hizo".
EliminarDisculpas, se me subió la "DeepSeek" al cielo"
PacoB, ¿entonces dejamos que Franz.IA nos ponga grado de "comprensión espiritual" a diestra y siniestra?
EliminarSe sabe que los adeptos al colosismo cada 24 meses son evaluados por los Gurus a fin de otorgarles un nuevo grado de "comprensión espiritual". Es por esas fechas que los índices de deserción religiosa se incrementan, ya que NUNCA nadie logra avanzar del grado "Buen Muchacho". De hecho solo 2 personas han logrado tener título de Coloso, me parecen fueron Budai y Pablo de Tarso, pero habría que preguntarle a Franz exactamente como renuevan el grado, ya que él es el “experto” de planta de APC en "comprensión espiritual"
Eliminar¡Noelio, Noelio, Noelio!...una canción, pero en femenino de nuestro querido y desaparecido cantante Nino Bravo. Me lo ha recordado.
EliminarPue como bien dices...¿Por que no?..yo, personalmente soy totalmente escéptico en los comentarios de las I.As. ¡Que digan lo que quieran!...en la persona en sí, está si hacer caso o no de ello.
el dichoso "Grado de Comprensión Espiritual", pues la verdad..."como el que oye llover", jaja.
Salu2.
¿No se les hace que, desde que Franz comenta aquí, no ha cambiado mucho nuestro "grado de comprensión espiritual"?
EliminarPues la gente sigue confundiendo al Buda con el Budai.
Que yo sepa ningún comentarista en APC ha podido hacerse UNO con el SER de Parménides.
Bien, bien, bien, "excelente" artículo.
ResponderEliminarPodríamos también publicar un artículo donde se hable de la cantidad de fallecidos por accidentes automovilísticos cada semana y a partir de esto, aconsejar la prohibición de venta de automóviles en todo el mundo.
También podríamos hablar de los riesgos asociados a la corriente eléctrica, de los niños que mueren electrocutados...y a partir de esto, abandonar el uso de energía eléctrica y utilizar candelabros.
Ni que hablemos de Internet: hay estafas de todo tipo, delincuentes cibernéticos, y demás. ¡No usemos más Internet!
Este comentario irónico está lleno de ilógica si lo tomáramos en serio.
También es completamente ilógico decir que el cristianismo genera problemas mentales, por lo que hagan unos pocos.
Dios les bendiga.
Estimado Señor Cárdenas,
EliminarMe parece que ha dado usted en el blanco de la discusión. Si bien se puede generalizar en grado extremo y decir que la Religión es "mala y perjudicial" porque pone ideas que cambian el estado mental de las personas, pues coincido que otro tanto lo hacen las ideologías políticas o los sentimientos deportivos.
Básicamente, el ateísmo también pone “ideas” en la mente que no son naturales al ser humano y también pueden llevar a horrendos fanatismos como lo comprueba la dolorosa historia del siglo XX.
Filosofías, ciencias, etc., todas nos llenan de “algo” el cerebro alterando el estado primitivo y natural y todo ello también tienden a sacar fanatismos y extremismos en la sociedad.
Tal vez la solución sea, pues ponernos sombreros de aluminio para evitar el bombardeo de ideas que fluye en la humanidad.
Hay quienes pretenden hacer pasar gato por liebre. ¿Por qué hay accidentes automovilísticos? Porque para el diario vivir, en estos tiempos, es indispensable transportarse. ¿Se puede comparar la “indispensabilidad” de la religión con la indispensabilidad del transporte hoy día? Entonces, no vale la comparación, porque se puede vivir, hoy en día, sin religión. ¿Qué pasaría en el mundo si no hubiera, por un día, ni un tan solo medio de transporte?
EliminarDe la misma manera, ¿es coherente comparar la “indispensabilidad” de la religión con la indispensabilidad, en estos tiempos, de la corriente eléctrica? Todo cae por su propio peso; el mundo en gran medida se mueve, desde la industrialización, por la fuerza eléctrica. ¿Qué progreso ofrece la religión a tal grado de arriesgar la salud mental por ella?
El internet es algo masivo, que así como genera riesgos también genera beneficios. Se debe sopesar el riesgo/beneficio. Queda a responsabilidad y a la inteligencia de quien lo use. A pesar de los riesgos del internet, tiene más beneficios que los supuestos beneficios que ofrece la religión.
Hasta es penoso tener que aclararlo, porque hay comparaciones que son absurdas de solo pensarlas, más allá de mencionarlas.
El maestro Franz (que es el colosista de planta en APC y experto en estos temas) nos dice que no se trata de religiosísmo o teologismo, que todo ello cae en la categoría de hojarasca; sin embargo, nos exhorta a tener "mayor grado de comprensión espiritual."
EliminarPor ende lo indispensable en el mundo son esos grados, (que el mismo otorga).
A ver, a ver, a ver...
EliminarDifiero completamente con (5) y me explico:
Los automóviles son neutros...salvo alguna avería, que se demuestra es un ínfimo porcentaje de los accidentes, son los conductores/as, los/las causantes de éstos.
La energía eléctrica, ahí está...es la falta de prevención, cuidado de los utensilios eléctricos y la falta de vigilancia en los niños los causentes de los accidentes. Es muy raro en una instalación eléctrica, debidamente conservada un cortocircuito que origine un accidente.
De todos modos, el fuego que conlleva una vela, o candelabro, tambien es peligroso y puede originar quemaduras y no pocos incendios también. No del fuego en sí, sino por imprudencia y mala manipulación.
Sin embargo, en el asunto religioso, por lo general cambia, ya que son "legiones" de seguidores y sobre todo "altas jerarquías" empeñadas en que el "negocio" no se agote, los que se dedican a "comerle el coco" a la gente.
El ateísmo, por lo general, se llega por convencimiento propio y que un creyente llegue a tal estado es difícil, pero bueno, también hay líderes ateístas que se dedican a predicar y convencen a los demás, pero si te abren los ojos, diciendo una serie de verdades que una persona entiende, efectivamente, son ciertas, puede cambiar de parecer.
Pero finalmente, el asunto está en la propia persona en sí...como dije antes "Que no te vendan la moto"...primero hay que investigar la situación real y estado de la misma.
Salu2
La Religión no se puede medir con la misma vara que otros elementos del mundo material que contribuyen a mejorar nuestra calidad de vida, como el automóvil, la electricidad, internet, etc.
EliminarLa Religión no es un fin en sí mismo; es un medio o camino para descubrir la Verdad del Universo, la Vida y nuestro Ser.
¿Qué beneficios trae conocer la Verdad? En el plano material, ninguno en absoluto. El que busque fines materiales en la Religión, sería mejor que vocara sus esfuerzos en otra cosa.
En otro sentido, es inexpresable, indescriptible e inmedible.
Casagrande: ¿"Colosista de planta"? Qué imaginación la suya...
Eliminar5e... Cito
EliminarLa Religión no es un fin en sí mismo; es un medio o camino para descubrir la Verdad del Universo, la Vida y nuestro Ser.
[SIC]
¿Sigue Franz lavándoles el cerebro a los ateos?
La Verdad es una entelequia imaginaria, no nos cansamos de repetir:
La Verdad no es una persona, ni un SER aparte habitando esferas inaccesibles para la mente, La Verdad es un valor lingüístico que damos para indicar al que nos escucha el grado de comprensión de la realidad que tenemos.
La espiritualidad es un mundo de mentira y engaños, precisamente porque lo único que existe es lo material, lo físico, lo natural.
¿A que se deberá la cobardía atea y nunca le presentan oposición al tal Franz?
Casagrande: Cierto, "la Verdad" es una expresión lingüística vaga e imprecisa que en sí tiene escaso valor, excepto en cuanto APUNTA a LA VERDAD, que no tiene nada de vaga e imprecisa, tanto así que es lo único real...
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