lunes, 26 de octubre de 2020

Fallece James Randi. Escéptico, Ateo y perseguidor de Farsantes (Actualidad y Noticias)

 



Fallece el "Sorprendente Randi", gran enemigo de farsantes


Associated Press 
Oct 22, 2020 
Updated Oct 22, 2020 

Fue un popular mago que renegó de su oficio y cuestionó a quienes doblan cucharas, leen la mente y curan a partir de la fe. Lo hizo con tanta fuerza que pasó a ser conocido como el escéptico más renombrado de Estados Unidos.

James Randi, el “Sorprendente Randi”, falleció el martes a los 92 años de causas naturales "asociadas con su edad", según la Fundación Educativa que lleva su nombre.

Artista, genio, desmitificador, ateo. Randi era todo eso y más. Se dio a conocer poco después de dejar la secundaria y unirse a un espectáculo ambulante. Escapó de un ataúd cerrado con llave bajo el agua y de un chaleco de fuerza mientras colgaba de sogas en las cataratas del Niágara.

Alcanzó fama como mago, hasta que un buen día puso fin a sus presentaciones por todo el mundo y dijo en un breve comunicado que no tenía poder sobrehumano alguno.

“Son todos trucos”, afirmó. “No hay nada sobrenatural”.

Pasó a ser el mayor escéptico del país. Su presentación más memorable en ese papel fue tal vez la primera que hizo.

En un episodio de “The Tonight Show” de 1972, ayudó al conductor Johnny Carson a engañar a Uri Geller, el israelí que decía que doblaba cucharas con la mente. Randi se aseguró de que Geller no tenía contacto alguno con cucharas ni con ningún otro elemento a ser usado en su acto.

El resultado de esto fueron 22 minutos inacabables en los que Geller no pudo completar un solo truco.

Randi tenía nutridas cejas y barba blancas, era pelado y usaba anteojos con marco dorado. Hasta sus últimos días fue muy vital. Trató de desenmascarar no solo a los lectores de mentes y manos, sino también a quiroprácticos, homeópatas y otros que según él engañaban a personas inocentes para llevarse su dinero.

La emprendió contra todo aquél que consideraba un farsante. Decía que estaba obsesionado con esa causa. Sus esfuerzos se parecieron un poco a los del gran Harry Houdini, quien dedicó parte de su tiempo a desmitificar a espiritistas.

“Veo que la gente es embaucada todos los días por curanderos, farsantes de todo tipo, médicos y sus líneas telefónicas, gente que dice que encontró niños desaparecidos o que ayuda a invertir dinero”, declaró Randi a la Associated Press en 1998. “Sé que están metiendo cuentos porque conozco sus métodos”.

Una vez se pasó días en su auto a la espera de poder revisar la basura de un curandero.

“Es una obsesión, siento que esto que hago es importante”, explicó en otra entrevista con la AP en el 2007.

En una ocasión demostró que los mensajes que el curandero televisivo Peter Popoff decía recibir de Dios le llegaban de su esposa a través de un audífono. Pero la mayor parte de las personas que desenmascaró como embaucadores eran gente poco conocida, a la que la Fundación Educativa James Randi convenció de que demostrasen sus poderes.

La organización ofrecía un millón de dólares a quien demostrase que tenían poderes naturales o la presencia de un ser sobrenatural.

Sus detractores decían que la fundación no tenía ese dinero, pero Randi ofreció documentación bancaria y, además, nadie estuvo ni siquiera cerca de ganárselo.

Randi, cuyo nombre verdadero era Randall James Hamilton Zwinge, nació en Toronto el 7 de agosto de 1928. De pequeño cuestionaba todo. Se aburría en la escuela y sus maestros decían que era un prodigio, muy adelantado a sus compañeros. Nunca terminó la secundaria ni cursó estudios universitarios, pero en 1986 recibió un fellowship MacArthur, conocido como un “reconocimiento para genios”.

Hablaba con autoridad. Decía que no dudaba de sus creencias, pero que siempre existiría la posibilidad de que estuviese equivocado.

“Probablemente esté en lo cierto. Solo probablemente”, afirmó. “Cuesta mucho encontrar absolutos”.

Por más que se tomase muy en serio el tema de los engaños, disfrutaba viendo actos de magia que sabía eran cuento o viendo películas que eran pura fantasía. Habló del dolor que sintió al ver morir a un amigo y de la magia del amor. En el 2010 anunció que era gay y se casó con su compañero de años, Deyvi Peña, en una ceremonia en Washington. En el 2014 se distribuyó un documental sobre él, “An Honest Liar”, o “Un mentiroso honesto”.

Randi dijo que le irritaba el que la gente que fingía escapes seguía atrayendo público y ganando dinero. Quería que los embaucadores fuesen castigados, aunque al mismo tiempo reconocía que la gente quiere creer en estas cosas fantásticas.

“Los que creen de verdad”, decía, “no prestan atención a la evidencia que indica que aquello en lo que ellos creen no es cierto”.

Sentía un auténtico rencor hacia quienes tildaba de farsantes. Cuando lo expresaba, lo hacía con una cierta gracia, como cuando se le preguntó qué le gustaría que hiciesen con sus cenizas una vez muerto.

“La pedí a mi mejor amigo que se las tire en los ojos a Uri Geller", respondió. “Me encantaría que se le llenasen los ojos con mis cenizas. Sería lo más apropiado”.

Fuente:
https://lancasteronline.com/lavoz/entretenimiento/fallece-el-sorprendente-randi-gran-enemigo-de-farsantes/article_9f2dacfe-918d-5a01-afc6-1cba470ebe55.html

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Muere James Randi, el ilusionista que luchaba contra las supersticiones y la pseudociencia


El canadiense James Randi ha fallecido a los 92 años. Su labor para promover el humanismo científico fue muy valiosa y por ella le recordaremos.

OCT 22, 2020, 3:01 (CET)
 

Las personas que albergan ciertas inquietudes suelen contar con referentes intelectuales, hombres y mujeres cuya trayectoria siguen y a los que admiran por sus aportaciones impagables a la sociedad. Para algunos es así simplemente porque la de ellos coincide con su propia mentalidad y por el estatus de la fama, al margen de si sus ideas tienen fundamentos probados. Pero, para muchos otros, el respeto que demuestran por un individuo relevante específico se debe tanto al rigor de sus consideraciones como a su talento para expresarlas. Y no hay duda de que James Randi (1928-2020) merecía y sigue mereciendo ser uno de nuestros referentes.

Todos sus años de experiencia como ilusionista le fueron muy útiles a James Randi para desenmascarar a charlatanes de medio pelo

Nacido en la localidad de Toronto, su nombre real era Randall Zwinge, pero lo cambió por el de James Randi debido a su carrera como ilusionista. Su interés por dicha actividad se gestó cuando, tras un accidente de bicicleta que le tuvo más de un año con una pierna escayolada, vio al mago Harry Blackstone Sr. y decidió leer cuantos libros del asunto cayeron en sus manos. Fue prestidigitador en giras regionales, mentalista en clubes nocturnos de distintos continentes y falso astrólogo, valga la redundancia. Y toda la experiencia que adquirió a partir de 1946 le fue muy útil para desenmascarar a charlatanes de medio pelo.

En febrero de 1956, rebasó el record de Harry Houdini —otro brillante escéptico como el mismo James Randi— al permanecer en un ataúd sumergido en una piscina durante 104 minutos en el programa The Today Show (Sylvester Weaver, desde 1952), emitido por la NBC estadounidense. Le invitaban con frecuencia a participar en la emisión radiofónica de Long John Nebel en la estación neoyorkina WOR, y dirigió allí su propio espacio, The Amazing Randi Show, entre 1967 y 1968, del que tuvo que despedirse tras las quejas del arzobispo de Nueva York por unas supuestas declaraciones religiosas suyas.

Fundó el Comité de Investigación Escéptica con Ray Hyman, Martin Gardner, Paul Kurtz, Isaac Asimov y Carl Sagan en 1976

Sin embargo, no alcanzó notoriedad internacional hasta su señalamiento en 1972 del célebre doblador de cucharas Uri Geller, autoproclamado psíquico, al que dejó en evidencia al año siguiente en The Tonight Show (Steve Allen, Dwight Hemion, William O. Harbach y Weaver, desde 1954), con Johnny Carson como presentador: “El resultado fue una inmolación legendaria, en la que Geller ofreció excusas nerviosas a su anfitrión cuando sus habilidades le fallaron una y otra vez”, según las palabras de Adam Higginbotham en The New York Times Magazine. Pero este absoluto ridículo no fue suficiente.

Muy pronto, ficharon al pillo israelí en The Merv Griffin Show (1962-1986), lo que empujó a James Randi a acercarse en 1976 al psicólogo Ray Hyman, muy crítico con las descuidadas pruebas que le hicieron a Geller en la Universidad de Stanford, y le propuso instituir una organización que se dedicase a combatir las pseudociencias. Y el resultado fue el Comité de Investigación Científica de Afirmaciones de lo Paranormal (CSICOP), con Martin Gardner, columnista de Scientific American, el filósofo Paul Kurtz y dos monstruos de la divulgación racionalista como Isaac Asimov y Carl Sagan de miembros fundadores.

La Fundación Educativa James Randi ha ofrecido hasta un millón de dólares por la demostración de algún hecho paranormal, un desafío aún vigente tras más de 50 años

Hoy se la conoce como Comité de Investigación Escéptica, y desde muy temprano editó su propia revista, Skeptical Inquirer. Y dos décadas más tarde, el ilusionista creó la Fundación Educativa James Randi (JREF) para difundir la obligación del rigor científico, apoyar incluso legalmente a los que sufren ataques por cuestionamiento de las pseudociencias y ofrecer hasta un millón de dólares a cualquier persona que demuestre algún hecho paranormal, un desafío del que nadie ha salido airoso nunca en más de cincuenta años. Y es que ni tan siquiera han podido pasar las pruebas preliminares.

James Randi ayudó a desacreditar los experimentos prohomeopatía de Jacques Benveniste para la revista Nature en 1988

Otro de los momentos en los que James Randi demostró lo imprescindible que era fue cuando John Maddox, jefe de la revista Nature, le pidió en 1988 que supervisara las revisiones de los experimentos que había realizado el bioquímico Jacques Benveniste sobre homeopatía con resultados supuestamente favorables. Y, oh, no pudieron replicarlos. Así que hemos perdido a una de las luces de la razón más populares y luminosas con la muerte de James Randi, que además escribió una decena de libros y fue galardonado y objeto de numerosos homenajes, y hasta un asteroide, el 3163, se llama como él desde 1981. Pero cuanto hizo por nuestra cultura en vida fue tan contundente que su legado perdurará. O algunos estamos dispuestos a asegurarnos de que sea así.

Fuente:
https://hipertextual.com/2020/10/james-randi

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La extraordinaria influencia de James "The Amazing" Randi


Por Hemant Metha
 22 DE OCTUBRE DE 2020

En 2010, durante The Amazing Meeting 8 en Las Vegas, tuve la oportunidad de entrevistar a James Randi . Hay una grabación de eso en alguna parte, estoy seguro, pero ya no está. Lo que tengo es una transcripción. Y en esa transcripción, cometí un error de novato al sugerirle a Randi que era un legendario "desacreditador".

Randi me corrigió eso de inmediato: “No aceptamos el término, 'desacreditar'… No somos desacreditadores. Somos investigadores ”. (Es una declaración que ha hecho muchas otras veces ).

Él tenia razón, por supuesto. Llamarse a sí mismo un "desacreditador" sugiere que ya ha llegado a una conclusión sin investigar el asunto. Eso no es lo que hizo. Eso no es lo que deberíamos hacer. Lo que convirtió a Randi en una leyenda fue que, cuando se enfrentaba a una afirmación extraordinaria, sugería una explicación ordinaria y luego trabajaba para confirmarla. Se tomó a la otra parte lo suficientemente en serio como para investigar sus afirmaciones. En cierto modo, mostró al otro lado un tipo de respeto que normalmente no recibían de los no creyentes.

Dudo que se sintieran así por mucho tiempo. Rompió las afirmaciones sobrenaturales de psíquicos y televangelistas con tal precisión que se quedaron luchando por la credibilidad. Es una de las razones por las que su Million Dollar Challenge era tan atractivo: estaba dispuesto a separarse de todo ese dinero, y ese dinero realmente se quedó en la cuenta bancaria de su fundación, si los psíquicos demostraban que podían hacer lo que decían que podían hacer.

Nadie estuvo cerca de ganar. Nadie que proclamó poderes sobrenaturales y se cruzó en el camino de Randi pudo salirse con la suya por mucho tiempo. Pregúntele a Peter Popoff y Uri Geller, dos vendedores ambulantes cuyos propios obituarios eventuales seguramente incluirán secciones largas sobre cómo Randi, al menos temporalmente, paralizó sus carreras.

Randi murió el lunes a la edad de 92 años. El público se enteró ayer. Y en las últimas 24 horas, he visto a innumerables personas expresar lo mucho que él significó para ellos o los influenció, a veces directamente.

El mago Penn Jillette lo dijo sin rodeos: "Tú nos inventaste".

Randi también fundó la organización que luego se convirtió en el Centro de Investigación. CFI emitió este comunicado lamentando su muerte:

Mucho antes de su asociación con CSICOP, Randi era la cara pública de la investigación escéptica, aportando un sentido de diversión y picardía a una misión seria. Ya sea exponiendo psíquicos fraudulentos y curanderos por la fe o revelando las falsas promesas de la medicina alternativa, su habilidad para el espectáculo y su experiencia en la ilusión lo convirtieron en un mensajero extraordinariamente eficaz para la promoción del pensamiento crítico sobre el pensamiento mágico .

Más allá de su propio trabajo pionero, James Randi es responsable de inspirar a varias generaciones de escépticos y comunicadores de la ciencia que rechazan las falsas afirmaciones de la pseudociencia, lo paranormal y lo sobrenatural, así como a quienes se benefician de ellas. Lo que comenzó como un comité de intelectuales y una revista ahora se ha expandido a un universo de activistas, académicos, animadores, plataformas de medios e instituciones, como CFI, que comparten la misión y la pasión de Randi.

Si no está familiarizado con él, intente ver la película "An Honest Liar" o lea su libro de 1982 "Flim-Flam!" 

Dadas todas las formas en que sabía que Randi había inspirado a otras personas, le pregunté en nuestra entrevista si había algo que lo inspirara. Simplemente señaló a todos los que asistieron a TAM ese año:

No sabes cuántas personas me han llevado a un lado y se han echado a llorar, en muchos casos en mis brazos, y han dicho: “Sr. Randi, has hecho una gran diferencia en mi vida ". [Si tuviera eso] tal vez dos veces al año, [es todo lo que necesitaría] para seguir adelante. Pero lo entiendo, oh, cien veces al año... Necesito que la gente me diga estas cosas de vez en cuando, y lo encuentro muy refrescante.

Espero que no suene arrogante porque no estaba destinado a serlo. El hecho de que tanta gente le dijera, con especificidad, cómo les dio las herramientas para cambiar su forma de pensar, significó mucho para él, y le encantaba escuchar esas historias. Le dio la energía para seguir haciendo su trabajo. Y seguramente alentaría a todos ahora a continuar difundiendo el evangelio del pensamiento crítico.

Traducido del original:
https://friendlyatheist.patheos.com/2020/10/22/the-extraordinary-influence-of-james-the-amazing-randi/



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jueves, 22 de octubre de 2020

Sobornos, nepotismo y espías: la trama que hace temblar al Vaticano (Actualidad y Noticias)

 

Sobornos, nepotismo y espías: la trama que hace temblar al Vaticano


Las diferentes facciones de la Santa Sede ajustan cuentas a plena luz del día por las intrigas alrededor de las finanzas y del poderoso cardenal Becciu, desposeído por el Papa de sus derechos como purpurado

Daniel Verdú
Roma - 
14 OCT 2020 - 19:30 ART

El Vaticano ha convertido sus últimos escándalos en un auténtico reality show protagonizado por cardenales, tiburones financieros y misteriosas damas que juegan a los espías y gastan miles de euros de la Santa Sede destinados a ayudas a países en desarrollo en artículos de lujo. En el centro de la intriga se encuentra esta vez el cardenal Giovanni Angelo Becciu, quien fuera uno de los hombres más poderosos del Vaticano —estaba en todas las quinielas para el próximo cónclave— y custodio de gran parte de los secretos de la milenaria institución. Son ahora sus miserias las que están saliendo a la luz en una cacería a tumba abierta: nepotismo, un presunto soborno a un grupo de víctimas para que acusasen a un cardenal rival de abusos a menores, malversación… Pero el ventilador se ha activado y Becciu no es cualquier prelado. Nadie sabe cómo puede acabar una investigación y un violento fuego cruzado que amenaza con dejar en papel mojado el proceso de intrigas y corrupción, conocido como Vatileaks, que terminó costando la dimisión del anterior pontífice, Benedicto XVI.


Los cuervos han vuelto al Vaticano y sobrevuelan esta vez alrededor de la birreta roja de Giovanni Angelo Becciu (Pattada, 72 años), quien fue sustituto de la Secretaría de Estado en tiempos de Ratzinger y sobrevivió a la purga de Francisco a su llegada. Un cargo de enorme relevancia -equivalente al número 3 en la jerarquía- que se ocupa del funcionamiento de la sala de máquinas del Vaticano y que da acceso a todos los secretos de la Santa Sede. Francisco liquidó a su llegada en 2013 al número uno de ese departamento, el polémico secretario de Estado de Benedicto XVI, Tarcisio Bertone (que entre otras cosas se construyó un ático de 700 metros cuadrados en 2014 que se pagó con fondos de un hospital infantil), y a parte de su entorno. Todos ellos quedaron señalados como causantes de parte de los escándalos; Ratzinger llegó a calificarlos como “lobos”. Pero Becciu, de una finura y sutileza muy por encima de la media, exquisito fontanero de la Santa Sede, sobrevivió como número dos de la Secretaría de Estado y se convirtió en una de las personas de máxima confianza de Francisco. “Era el único que le decía las cosas tal y como eran. Y el Papa confiaba mucho en él”, señala una fuente vaticana que trató mucho con ambos.

Becciu se ocupó desde 2013 a 2018 de los asuntos más delicados de la Secretaría de Estado y lidió con los mayores escándalos del siglo XX, incluida la histórica renuncia de Benedicto XVI. Preparado, listo, rápido y con un sentido político extremadamente flexible entrenado en distintas nunciaturas, creó una legión de fieles intramuros que siguen defendiéndole en privado. Pero también se granjeó grandes enemigos que esperaban una oportunidad como esta para la vendetta final. Becciu controló las cuentas, impidió que algunos husmearan demasiado cuando no le convino -como el auditor Libero Milone, ex presidente de Deloitte contratado por Francisco para poner orden en las finanzas y despedido en extrañas circunstancias- y cuidó con celo la comunicación vaticana desde la Secretaría de Estado. Pero Francisco lo relevó en 2018 antes de convertirlo en cardenal —nombró en su lugar al venezolano Edgar Peña Parra— y lo situó como prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos. Una suerte de patada hacia arriba que le restaba poder, pero le mantenía con posibilidades de ser objeto de deseo de la divina providencia en el siguiente cónclave. Y es que en la curia romana muchos consideran que el próximo Papa, después de más de 40 años, debería ser italiano (el último fue Juan Pablo I, muerto en extrañas circunstancias en 1978, tras 33 días de papado. Becciu era uno de los mejores situados hasta que comenzaron los escándalos.


El primer problema llegó cuando el año pasado se conoció su intervención en la compraventa de un inmueble en Sloane Square, el barrio londinense de Chelsea. La Secretaría de Estado autorizó en 2013 la inversión en un fondo que poseía un edificio que había sido sede de los grandes almacenes Harrod’s, pero el entramado financiero obligó a lo largo de los años a ampliar el capital para no perder lo invertido. La suma llegó hasta los 300 millones de euros, un incremento que el Banco del Vaticano —otro de los órganos en guerra con la vieja Secretaría de Estado— tuvo que autorizar y denunció cuando saltaron las alarmas de un posible blanqueo de capitales. Fuentes cercanas a Becciu explican que el cardenal siempre obró de buena fe para que los ahorros de la Santa Sede tuvieran un rendimiento. Cayó el jefe de la Gendarmería, el histórico Domenico Giani, que había cuidado las espaldas de tres papas. También cinco de sus colaboradores más estrechos fueron detenidos y despedidos fulminantemente sin esperar un juicio. Uno de ellos, monseñor Alberto Perlasca, decidió colaborar con la justicia del Vaticano y ha empezado a revelar presuntas operaciones corruptas de quien fuera su jefe. De esta fuente emanan los nuevos escándalos.

La llamada al orden del Papa a Becciu se produjo el 24 de septiembre por motivos hasta entonces desconocidos. El Papa le pidió explicaciones en una audiencia de alta tensión, pero no quedó convencido y le pidió que renunciase a los derechos cardenalicios —algo solo sucedido tres veces en 120 años— y a la titularidad de su dicasterio. Según las revelaciones, presuntamente hechas por sus colaboradores, el purpurado había favorecido a varios hermanos encargando trabajos en las nunciaturas de las que fue responsable (en Angola y Cuba) y autorizando la transferencia de unos 100.000 euros a la cooperativa de uno de sus hermanos. Según la versión del purpurado, el dinero fue entregado por una urgencia, pero todavía sigue en la caja de la ONG. El departamento de comunicación de la Santa Sede no dio ni una sola explicación y esperó a que los cuervos, con las debidas filtraciones, devorasen al prelado.


Posible soborno

Los motivos reales, sin embargo, iban más allá de lo relatado. El martes por la noche, bajo un mandato de arresto internacional coordinado por Interpol, fue detenida la ya conocida en los medios italianos como “dama del cardenal”. Se trata de Cecilia Marogna, de 39 años y titular de una agencia de inteligencia con sede en Eslovenia a quien Becciu había contratado y transferido hasta 500.000 euros para supuestas misiones de diplomacia e inteligencia. Parte de ese dinero, ha reconocido ella misma, fue utilizado para comprar artículos de lujo: 12.000 euros para un sillón de la marca Frau; 2.200 euros en productos de Prada, 1.400 en Tod’s u 8.000 en Chanel. “Tal vez el bolso era para la esposa de un amigo nigeriano que podía hablar con el presidente de Burkina Faso”, se defendió ella. En el diario Domani, Marogna aseguró también que parte de ese dinero eran sus honorarios y que los gastó como quiso: “Yo no soy una misionera, no trabajo gratis”.

La virulenta caza de Becciu no ha terminado. Sus viejos rivales, como el cesado prefecto para la Comunicación, monseñor Dario Viganó, celebraron sin rubor su caída en un comunicado. Otros, como el cardenal George Pell, a quien el Papa había encargado la reforma de las finanzas vaticanas y que siempre consideró que el prelado sardo obstaculizaba su misión, lanzaron la artillería pesada. El cardenal australiano, a través de su abogado, ha pedido que se investigue el presunto envío de fondos desde el Vaticano para comprar la voluntad de algunos de los testigos que le acusaron de abusos a menores y que provocaron su encarcelamiento durante más de un año (al final fue absuelto). Becciu, por supuesto, lo ha negado. Pero se trata de una vuelta de tuerca más a las encarnizadas luchas de poder en el Vaticano, que si se confirmase, sentaría un precedente jamás visto en una institución que ha asistido a todo tipo de conspiraciones, presuntos asesinatos y que, 40 años después, incluso sigue buscando los huesos de una niña desaparecida dentro de sus muros.


Cardenal Angelo Giovanni Becciu

Exsustituto de la Secretaría de Estado del Vaticano (el segundo de la sala de máquinas de la Santa Sede), es el protagonista de la historia que ha hecho temblar al Vaticano. Fue desposeído por el Papa de todos sus derechos como purpurado el pasado 24 de septiembre (no podrá participar en el cónclave que elija al siguiente Papa). Se le acusa, sin un juicio todavía y con pruebas solo filtradas a la prensa, de haber malversado fondos, de nepotismo y de favorecer una misteriosa mujer que contrató para montar una diplomacia paralela. Además, participó en la costosa compraventa de un inmueble de lujo en Londres con fondos destinados a la caridad. Era uno de los cardenales más poderosos y su nombre estaba en las quinielas del siguiente cónclave.


Cecilia Marogna

Experta en relaciones internacionales de 39 años y sarda como el cardenal Becciu. El purpurado le transfirió, presuntamente, hasta 600.000 euros en fondos reservados para llevar a cabo misiones diplomáticas secretas y proteger nunciaturas en zonas de riesgo. Parte de ese dinero se lo gastó en artículos de lujo como bolsos de Prada o un sillón de 12.000 euros, según ella misma reconoció.


Cardenal George Pell

Gran rival de Becciu, fue nombrado por Francisco para reformar las finanzas vaticanas. No terminó su mandato al ser acusado, juzgado y condenado en Australia por abusos a menores. Finalmente un jurado le absolvió tras pasar varios meses en la cárcel. Hay una investigación abierta para saber si alguien desde el Vaticano (su entorno sospecha de Becciu) transfirió dinero a Australia para sobornar a los testigos del juicio que le acusaron de los abusos. Ha sido rehabilitado por el Papa.


Libero Milone

El Papa contrató a un auditor externo (expresidente de Deloitte) para que vigilase las cuentas del Vaticano en mayo de 2015. Dos años después fue detenido y despedido abruptamente después de haber intentado husmear en las cuentas de la Secretaría de Estado que controlaba con mano de hierro el cardenal Becciu. Fue acusado de espionaje. El propio purpurado aseguró hace dos semanas que Milone traspasó algunos límites, como las cuentas de la Secretaría de Estado, donde tenía prohibido entrar.


Monseñor Alberto Perlasca

Fue el custodio durante años de la caja fuerte de la Secretaría de Estado (la sala de máquinas del Vaticano). Brazo derecho del cardenal Becciu fue arrestado -junto a otros cuatro hombres de la Secretaría de Estado- en el marco de la operación por la compraventa ruinosa de un inmueble en Londres. Ahora ha decidido aportar documentación y confesiones a la historia.


Raffaele Mincione

Tiburón financiero vinculado a un fondo llamado Athena Capital al que el Vaticano transfirió unos 200 millones de euros del Óbolo de San Pedro destinados a la caridad. El cardenal Becciu aprobó la operación, que pretendía ser una inversión para rentabilizar los fondos acumulados.


Gianluigi Torzi

Broker que intermedió entre el Vaticano y la propiedad del inmueble en Londres que la Santa Sede terminó comprando por más de 300 millones de euros con fondos, presuntamente, destinados a la caridad. Está acusado de extorsionar al Vaticano y fue arrestado durante ocho días. Se embolsó 15 millones de la Santa Sede por la intermediación.



Fuente:
https://elpais.com/internacional/2020-10-14/sobornos-nepotismo-y-espias-la-trama-que-hace-temblar-al-vaticano.html




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Señor, mi Dios, ¿quién soy yo para que me abandones? […] “Si no hay Dios, no hay alma, si no hay alma, entonces, Jesús, tú tampoco eres verdadero”. El silencio y el vacío es tan grande que miro y no veo, escucho y no oigo.

Teresa de Calcuta 




lunes, 19 de octubre de 2020

A la mujer que oró por mi esposa: La reflexión de un Ateo

 



A la mujer que oró por mi esposa: la reflexión de un ateo


Por Hemant Mehta
14 octubre de 2020
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Querida mujer agradable y bien intencionada que vimos recientemente en una cálida noche de septiembre:

Estoy seguro de que nos recuerda: mi esposa y yo acabábamos de salir de nuestro automóvil y nos dirigíamos hacia la zona cubierta de hierba y arbolada para nuestro paseo nocturno.

Notaste el estado debilitado de mi esposa. Tuvo un derrame cerebral hace siete meses, perdiendo todo movimiento en sus extremidades derechas. Ha mejorado desde entonces, gracias a una rehabilitación intensa, toneladas de fisioterapia, terapia ocupacional, terapia del habla, medicamentos y a su buena salud antes del accidente cerebrovascular. De hecho, ha mejorado tanto que ahora camina, aunque de manera precaria y con la necesidad de un bastón.

Al ver su estado comprometido, querías expresar tu simpatía. Y querías ayudar. Supongo que por eso se acercó a nosotros y nos preguntó si podía orar por ella.

Ahora, aquí está la cosa: mi esposa y yo somos ateos. No vemos ninguna evidencia o prueba de la existencia de Dios, ni creemos que la oración funcione.

Pero claramente no pretendías hacer daño. Entonces, cuando preguntaste: "¿Puedo orar por su esposa?" Pensé, ¿por qué no? ¿Qué puede doler? "Claro", dije, "adelante".

Fue entonces cuando te pusiste rígida y apuntaste con el dedo directamente a mi esposa con determinación imponente, y declaraste gritando: “¡Dios mío, en el nombre de Jesús, sana a esta mujer! ¡Restaurala, Señor! Te pido que la sanes, Dios, en el nombre de Jesús; ¡haz que recupere su salud completa, Señor, ahora! "

Y luego usted y su esposo siguieron su camino alegremente.




Mi esposa y yo tratamos de apreciar su oración. Pero, al final, no lo hicimos. Lamento ser ingrato, pero la verdad es que todo se sintió como un espectáculo, como una fanfarronada. Como si se tratara más de hacerte sentir bien, en lugar de expresar un apoyo genuino o un interés altruista por mí y mi esposa.

Siento que no has pensado realmente en lo que hiciste.

En primer lugar, ¿cree usted, en cuanto a la oración, que la proximidad aumenta la eficacia? Es decir, ¿cree que una oración funciona mejor si se hace más cerca de la persona por la que se ora? Por ejemplo, si estuviera a dos metros de distancia de mi esposa, ¿la oración tendría más posibilidades de funcionar que si estuviera a cincuenta metros de distancia? En caso afirmativo, la proximidad sí importa, ¿por qué sería ese el caso? Y si no, la proximidad no aumenta la eficacia, entonces ¿por qué decidiste hacerlo bien cerca de nuestras caras? ¿Por qué no quedarse en su lado de la calle, o incluso esperar hasta que hayamos pasado un poco, para decir su oración desde la distancia?

En segundo lugar, ¿cree que el volumen y la entonación aumentan la eficacia de la oración? Si es así, ¿por qué sería ese el caso? Y si no, ¿por qué no rezar en silencio por mi esposa?

En tercer lugar, si realmente querías ayudarnos a mí y a mi esposa, ¿por qué no ofrecer algo tangible? Por ejemplo, podría haberse ofrecido a cocinar o pedirnos una comida una noche; podría haberse ofrecido a recogernos algo del supermercado; podría haber preguntado si necesitábamos una mano con algún trabajo de jardín; podría haberse ofrecido a donar diez dólares a nuestra cuenta de GoFundMe. O simplemente podrías haber sonreído y dicho: “¡Sigue así! Lo estás haciendo genial." En cambio, rezaste por nosotros, o más bien, en lugar de nosotros, y eso fue todo.

Creo que lo hiciste porque te hizo sentir bien contigo misma. Está bien; muchos de nosotros, incluido yo mismo, hacemos obras de caridad porque nos hace sentir bien ayudar a los demás. ¿Pero realmente nos ayudaste?

Si cree que su oración funcionó, entonces eso significa que cree en una deidad que podría no haber ayudado a mi esposa si no hubiera rezado por nosotros. ¿Eso te parece razonable? ¿Qué clase de Dios se debe pedir para aliviar el sufrimiento de los demás?

Mi esposa y yo no nos sentimos mejor por su oración. Sentimos que nos utilizó a nosotros y nuestras difíciles circunstancias para inflar su propio espíritu, para demostrar su propio fervor religioso, para imponernos su versión personal de Dios mientras salíamos a caminar.

Cierto, preguntaste si estaría bien. Lo aprecio. Y lo consentí.

Pero la próxima vez que alguien se acerque y nos pregunte si puede orarnos, creo que lo rechazaremos.

Son libres de rezar por nosotros de todos modos. Estoy seguro de que los hará sentir mejor consigo mismos, lo cual es bueno, sin duda.

...



Traducido del original:
https://friendlyatheist.patheos.com/2020/10/14/to-the-woman-who-prayed-for-my-wife-an-atheists-reflection/

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"Un mito es una religión en la que ya nadie cree"

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