lunes, 18 de noviembre de 2024

Warren Jeffs: La secta que proponía rezar y obedecer, pero escondía promiscuidad y pedofilia




La oscura secta que proponía rezar y obedecer, pero escondía una trama macabra de promiscuidad y pedofilia


Sus sedes principales estaban en Arizona y Utah, en Estados Unidos. Sus miembros practicaban la poligamia, pero no podían ir al mundo exterior ni saber nada sobre él. El líder obligaba a nenas de 14 años a casarse y tener sexo con sus seguidores más fieles.

Ricardo Canaletti

16 de noviembre 2024, 06:36hs


Rulon Jeffs, el octavo profeta de la Iglesia Fundamentalista de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, un desprendimiento de la Iglesia Mormona, murió en 2002, a los 92 años. La Iglesia Fundamentalista, o FLDS en sus siglas en inglés, acepta y promueve la poligamia, incluso las uniones entre varones adultos y chicas que no han llegado a los 18 años, circunstancia esta que los mormones tradicionales prohibieron en 1890 (antes la aceptaba). Por tal motivo, cuando Rulon murió, hubo muchas lágrimas: dejó al menos a 20 esposas, 60 hijos y una cantidad de nietos que supera la centena.

Este “profeta” alentó a sus seguidores varones a tomar múltiples esposas, inspirando la práctica, concretada por su hijo y sucesor, Warren, de “regalar” nenas como esposas.

Warren Jeffs fue digno hijo de su padre. Asumió como “presidente y profeta” de la FLDS. Tuvo numerosas esposas y tomó el control de las finanzas de los miembros de la comunidad, a quienes esquilmó sin miramientos y ante la absoluta pasividad de las víctimas (que no se sentían tales). Para cumplir sus planes, los aisló del mundo exterior. Hizo más: violó a chicas y entregó a muchas a sus seguidores masculinos, mayores, para que se “casaran” con ellas a cambio de su lealtad incondicional. Todos obedecían, rezaban y obedecían, de lo contrario el destierro sería seguro.

En 12 años, Warren dio el ejemplo y se casó 78 veces; 24 de sus esposas estaban muy lejos de cumplir los 18 años. La menor de sus mujeres tenía 14 años. Al igual que su padre, no era un líder espiritual sino un explotador de mujeres, pedófilo consumado, escondido detrás del disfraz de líder espiritual de una congregación a cuyos convirtió en adictos más que en fieles.


Parejas a discreción

Elissa Wall, una exintegrante de la organización, contó que fue obligada a casarse con su primo hermano cuando tenía 13 años. Y Rebecca, la hermana de Elissa, fue constreñida a casarse con el mismísimo Rulon Jeffs cuando este tenía 83 años y ella 19. “Hacía lo que fuera para que se durmiera y me dejara de tocar”, relató.

A su vez, cuando Warren Jeffs sucedió a su padre, forzó a Briell Drecker a casarse con él. Ella tenía 18 años. “Estaba aterrorizada -dijo la joven-. Tuvimos nuestra ceremonia y me pidió que viniera y me sentara en su regazo”. Warren le dio “algunos malos entrenamientos celestiales”, un eufemismo que se repetía en la secta, que solía incluír actos sexuales perversos que según los líderes eran ordenados por Dios.

Charlene Wall Jeffs fue la esposa de Lyle Jeffs, hermano de Warren. Su matrimonio fue arreglado cuando ella tenía 17 años. Charlene y Lyle tuvieron 10 hijos. Se escapó de su marido y contó que la vida en la comunidad empeoró desde que su cuñado Warren asumió el liderazgo. Una de las primeras medidas que tomó fue prohibir que marido y mujer tuvieran relaciones sexuales. Los hombres y las mujeres debían estar separados y él era el que decidía cuándo podían tener sexo, pero no siempre con sus cónyuges.

Formaba parejas para una noche o para una período entre varones y mujeres que no habían sido esposos. Warren usaba este mecanismo para castigar a los varones que no se le sometían completamente (obligando a sus mujeres a acostarse con otros) y para premiar a aquellos de fe inquebrantable, a quienes llamaba “portadores de la semilla”. A estos les permitía copular con la mujer que Warren les indicaba.

En la FLDS, se creía que con cuantas más mujeres se casara un hombre, más se acercaba a Dios. Dentro de la secta, las mujeres eran obligadas a vestir igual: vestidos largos y el cabello recogido en un moño. Ellas debían orar cada hora (el ladrillo de uno de los edificios principales de las sedes en Arizona y Texas, tiene escrito “orar y obedecer”) y a todos los miembros se les prohibía completamente ir al mundo exterior o saber algo sobre él.


Un líder millonario y una investigación en curso

Warren Jeffs se convirtió en millonario especialmente por sus inversiones en bienes raíces. En 2006, tenía 100 millones de dólares en propiedades en ciudades de Arizona y Utah. También obtuvo mano de obra gratuita o de bajo costo de sus propios seguidores, incluidos hombres y chicos que los ponía a trabajar en sus proyectos de construcción. Además, los miembros de la comunidad polígama pagaban cuotas mensuales de 500 a 1000 dólares. Todos estaban bajo la amenaza de perder su trabajo, su hogar y ser expulsados de la secta si no complacían a Warren Jeffs.

El líder comenzó a ser investigado por el gobierno de Arizona por estafas con el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria, que tenía por finalidad ayudar a que los más necesitados puedan comprar alimentos por medio de una tarjeta de crédito que les proporcionaba el gobierno estatal. La fiscalía general de Utah tenía pruebas de que Jeffs envió a personas que no eran beneficiarias del plan a retirar dinero para alimentos con tarjetas falsas. Una vez realizadas las compras, la mercadería era guardada en un depósito y luego distribuida a comercios por empresas administradas por la propia secta. A su vez, los fieles eran obligados a comprar en esos negocios, es decir que Warren obtenía alimentos gratis y los vendía, sea a miembros de la comunidad o a otros compradores, a precios de mercado para no despertar sospechas.


La acusación formal

En 2005, la fiscalía general de Arizona acusó a Warren Jeffs de violar a una nena y de planear el abuso de otra. Las averiguaciones derivaron en dos cargos de violación contra una de sus hijas de 14 años. En Utah, tenía una causa abierta por arreglar el matrimonio entre una nena de 14 años y de su prima de 19. Jeffs, entonces, desapareció.

En mayo de 2006, Warren fue incluido en la lista de los diez fugitivos más buscados del FBI y se ofrecía una recompensa de 100.000 dólares por información útil que permitiera su arresto. Tres meses después, Warren fue detenido por la policía caminera del estado de Nevada (vecino de Utah). Llevaba en su automóvil varios teléfonos celulares, pelucas, disfraces y 55.000 dólares en efectivo. Iba acompañado por Isaac Steve, uno de sus hermanos, de 32 años, y por Naomi, una de sus tantas esposas.

Después de tantos recursos y apelaciones dilatorias, recién en 2011 y en San Angelo, Texas, se realizó el juicio porque en San Angelo se asentaba la comunidad a la época de los delitos que le atribuían. Warren, soberbio, se defendió a sí mismo. Así le fue. El jurado de diez mujeres y dos hombres lo encontró culpable de agresiones sexuales contra una nena de 12 años y otra de 14, que eran consideradas en la secta como sus “esposas espirituales”. La condena fue de 99 años de cárcel por uno de los hechos y de 20 por el segundo.

La justicia ha llegado para Warren Steed Jeffs”, dijo luego del veredicto el fiscal Eric Nichols. “Esperemos que pase el resto de su vida en prisión”.


Warren Jeffs hoy

Según Rachel, una de sus hijas, Jeffs todavía tiene el control total de Iglesia Fundamentalista de Jesucristo de los Santos de los Últimos Dias. Se le permiten visitas de miembros de la familia y enviar cartas a contactos aprobados. Sin embargo, las autoridades creen que podría estar enviando mensajes codificados a sus seguidores. También sospechan que podría estar usando las visitas con sus muchos hermanos para instruirlos sobre cómo mantener unida la organización.

Actualmente se cree que el número total de miembros de la secta podría ascender a 10.000 personas.

Los fieles que siguen creyendo en Warren Jeffs, están convencidos de que esa “locura” de sexo, dinero y poder tiene un sentido. Los miembros más antiguos quieren quedarse en la iglesia y seguir las tradiciones religiosas de sus padres, abuelos y bisabuelos. Ellos y los novatos sostienen firmemente que los espantos que han ocurrido en la secta no son cosas horribles sino una prueba que se les está imponiendo Dios.

Warren Jeffs tiene ahora 70 años.

Fuente:

https://tn.com.ar/policiales/2024/11/16/la-oscura-secta-que-proponia-rezar-y-obedecer-pero-escondia-una-trama-macabra-de-promiscuidad-y-pedofilia/


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El líder del culto polígamo que tenía 25 esposas menores de edad: secuestros, abusos atroces y violaciones


Warren Jeffs era el líder de la Iglesia Fundamentalista de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, un culto derivado de la iglesia mormona con sede en Utah. El hombre que se hacía llamar profeta, que les hacía creer a sus fieles que transmitía la palabra de Dios es un peligroso delincuente sexual condenado a prisión perpetua por violar a niñas y adolescentes y por facilitar decenas de abusos sexuales

Por Matías Bauso

02 May, 2024 00:56 a.m. AR


Un hombre delgado, de mirada hueca, con la piel traslúcida pegada a los pómulos. Se lo podría confundir con un empleado bancario, con un escribano, con un burócrata gris. Pero él se hacía llamar profeta. Era el líder de la Iglesia Fundamentalista de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (IFSUD), un culto derivado de la iglesia mormona con sede en Utah. Dominaba la vida de decenas de miles de fieles. Decidía casamientos, podía quitarle la esposa y los hijos a un hombre y asignárselos a otros. Manejaba su comunidad mormona con mano dura. También manejaba millones de dólares. Tomaba como esposa a cada mujer, sin importarle la edad, que le gustara. Llegó a tener 78 esposas, 25 de ellas menores de edad.

También llegó a ser uno de los 10 hombres más buscados por el FBI. Compartía la lista con Osama Bin Laden

Warren Jeffs, el hombre que se hacía llamar profeta, que les hacía creer a sus fieles que transmitía la palabra de Dios, es un peligroso delincuente sexual condenado a prisión perpetua por violar a niñas y adolescentes y por facilitar decenas de abusos sexuales.

La IFSUD surgió a fines del Siglo XIX a raíz de un cisma en la iglesia mormona. La principal diferencia no fue de dogma. La principal causa de la separación fue que los miembros de la IFSUD no aceptaron el fin de la poligamia. Cada hombre podía tener muchas esposas, al menos tres. Y el profeta cuántas quisiera.

Sus miembros se mantuvieron aislados del resto de la sociedad, de sus avances tecnológicos, del relajamiento paulatino de las costumbres. Regidos por los mandatos del líder máximo, el profeta, porque su palabra era infalible, Dios hablaba a través suyo.

Las mujeres son relegadas. Deben ser sumisas y aceptar su destino. No se les permite elegir una vocación, ejercer un oficio o una profesión, ni siquiera pueden aspirar a la curiosidad. Su misión es procrear y satisfacer a su marido. Ir, a la edad que sea (aún antes de convertirse en mujeres), con quien el profeta indique. La poligamia como una herramienta de dominación.

Sin contacto con el exterior, en un aislamiento casi perfecto, detenida en el tiempo, la sociedad de la IFSUD tiene dos guías: el temor a la divinidad y la palabra irrefutable del profeta.


Una sociedad cerrada, injusta, distópica.

Rulon Jeffs, padre de Warren, fue ungido profeta en 1986. Construyó su poder con buenos modales y un hablar suave. Cada frase salida de su boca parecía una plegaria, como si en ningún momento dejara de predicar. El lema que dirigía a su comunidad, el mandato que bajaba, era Keep Sweet. Les pedía que actuaran con suavidad, gentilmente, reclamaba docilidad.

Lo suyo no eran sólo modos amables. Llegó a acumular 80 esposas y tuvo 62 hijos. También forjó una gran fortuna y le proporcionó a su iglesia, a través de promover enormes donaciones y arriesgadas inversiones, una fortuna.

Desde muy chico Warren se dio cuenta que se tenía que hacer notar, de alguna manera destacarse del resto, sobresalir y diferenciarse de sus 61 hermanos. Lo logró. Muy pronto se convirtió en el favorito de su padre. Saliendo de la adolescencia, Jeffs empezó a aparecer muy cerca de su padre, en cada una de sus apariciones. Cuando a fines de los noventa Rulon tuvo un ACV, Jeffs se convirtió en su reemplazo natural. Se puso al mando y continuó usando los modos suaves del padre aunque endureció algunas reglas de conducta. Todo cambió cuando en 2002 murió Rulon tras una larga agonía y su hijo Jeffs pasó a ser su sucesor, el líder máximo de la iglesia, el profeta. A partir de ese momento, además de ejercer la jefatura adquirió status divino (al menos para sus seguidores). Parece un típico caso de sucesión obvia y pacífica, un nepotismo suave e inevitable, pero lo de Jeffs tiene su mérito. Logró imponerse a otros 61 hermanos.

Su primera medida fue alejar a todos los hombres que acechaban a la veintena de esposas del padre que subsistían. Descartó a dos mujeres muy mayores y al resto las convirtió en sus esposas. A partir de ese momento comenzó a alimentar su harén con desenfreno. Muchas de sus nuevas esposas eran niñas.

El profeta, ya sea Rulon o sus antecesores, siempre impartió directivas a sus seguidores, siempre impuso las normas de conductas de la comunidad. Pero a partir de Jeffs las órdenes fueron cada vez más terminantes, restrictivas y arbitrarias.

Jeffs prohibió las películas, la música pop, la televisión, los libros de ficción. Las normas de conducta eran muy estrictas. Lo mismo sucedía con la vestimenta. Todas las mujeres debían vestirse y peinarse del mismo modo.

El Keep Sweet, esa docilidad exigida, significaba en realidad que las mujeres suprimieran sus emociones, que no expresaran sus sentimientos, que obedecieran siempre a sus maridos pero en especial a Jeffs, el profeta infalible.

La única emoción que le estaba permitida a las mujeres era la dulzura y dirigida sólo hacia quien Jeffs señalara.

Jeffs era mucho más enérgico y rígido que el padre. Ya la docilidad no bastaba. Ahora la regla era rezar y obedecer. La obediencia, ciega y sin resistencia, pasó a ser la norma; tanto que la frase estaba tallada en la entrada de la sede de la IFSUD. El profeta era un dictador, un déspota a la luz del día. Sus seguidores debían temerle no sólo a Dios.

Tener múltiples esposas era una orden de Dios. Y de las tres permitidas inicialmente se pasó a un número indefinido, sólo fijado por Warren Jeffs. Él fue generoso consigo mismo ya que llegó a tener 78.

El dogma de la IFSUD indicaba que cuantas más esposas más cerca se estaba del cielo: las mujeres como peldaños de la ascensión. Sostenía que mantener relaciones con menores era un entrenamiento celestial, una actividad que lo acercaba a la divinidad.

Aquellos que se le oponían perdían a sus esposas y a sus hijos y eran relegados a trabajos ingratos, una especie de ostracismo dentro de la comunidad. A Warren no le temblaba el pulso. Convencía a las familias que entregar una hija a él, a su harén, era un halago, un honor, una disposición divina. Pero sólo se ocupaba de él.

Elissa Wall, una joven que tiempo después logró escapar de la comunidad y lo denunció ante la justicia lo acusó de haberla obligado a casarse con un primo suyo cuando ella tenía 14 años. Fue violada durante años. En el medio tuvo dos embarazos espontáneos. Warren Jeffs determinó que eso había sucedido porque era impura, porque se resistía y desafiaba a la divinidad y le impuso severos castigos por impía.

Construyó Yearning For Zion Ranch, un lujoso complejo en Texas, cerca de El Dorado, de más de cuarenta habitaciones en el que vivía junto a sus esposas, sus hijos y unos pocos elegidos. 700 hectáreas para 700 elegidos. Allí tenía amplias comodidades y él se permitía gustos fastuosos y hedónicos que estaban completamente vedados para cualquiera de sus seguidores.

La excusa para la mudanza la encontró ante la cercanía de los Juegos Olímpicos de Salt Lake City. Dijo que ellos implicaría un aceleramiento de la destrucción del mundo que era inminente (anunció el fin del mundo en más de una oportunidad; ya en prisión dijo que acaecería en 2013: por lo visto el presagio fue errado); que el mundo centrara su atención en Utah iba a traer, afirmaba, muchos males a sus habitantes y ellos debían salir de allí para evitarlo. En realidad utilizó la gran cita deportiva como excusa para dejar Utah en la que los grupos contra la poligamia eran muy activos, los investigadores policiales lo acosaban y los vecinos miraban mal hacía tiempo a los integrantes de la IFSUD.

Las denuncias por abusos, matrimonios obligados, violaciones e incestos se acumulaban sobre él. La primera que tuvo gran repercusión fue la de Brent, un sobrino de Jeffs, que lo acusó de abusar de él y de varios de sus hermanos desde que tenían 5 años. Brent contó que debido a esos abusos uno de sus hermanos se había suicidado. Luego muchos más se presentaron ante la justicia.

La historia de Warren Jeffs cautivó a periodistas y documentalistas. Se han escrito varios libros y se han filmado varios documentales que narran la vida en la IFSUD y los crímenes cometidos por Warren Jeffs; el más célebre tal vez sea la serie documental que hace unos años estrenó Netflix, Keep Sweet: Pray and Obey.

Tras la fuga de alguno de sus miembros y la pesquisa implacable de Jon Krakauer y otros periodistas, Warren Jeffs supo que la policía iría tras él y de madrugada escapó de Yearning For Zion Ranch. Vivió varios meses en la clandestinidad. A pesar de su poderío económico y de la larga red de cómplices y encubridores, la fuga no podía ser eterna. La policía, después de semanas de seguimiento, lo encontró a mediados de 2006 en el estado de Nevada. En su auto encontraron una valija repleta de pelucas y bigotes falsos, disfraces, varios anteojos oscuros, gorras y maquillaje para modificar su apariencia y desorientar a sus perseguidores. Llevaba también casi 60.000 dólares, 4 computadoras y 16 celulares.

En un primer juicio, en el originado en la denuncia de Elissa Wall y otras jóvenes que acusaban de entregarlas para ser violadas cuando eran menores de edad, fue condenado a 10 años de prisión. Los testimonios de varios miembros que se escaparon de su iglesia y de varios arrepentidos fueron estremecedores. Sin embargo, la condena fue declarada nula en 2010. No importó. Al año siguiente recibió otra cadena a prisión perpetua por la violación de dos niñas de 12 y 15 años. De una de ellas había una grabación de audio en la que se escuchaba a Warren Jeffs afirmando que de esa manera la chica expiaría sus pecados y diciéndoles a las otras esposas (presentes mientras él violaba a la chica) que debían someterse a las prácticas que él les requería porque se trataba de una actividad sanadora y espiritual, virtuosa ante los ojos de Dios.

Warren Jeffs, durante sus primeros años de reclusión, intentó suicidarse dos veces. Trató de colgarse y también quiso lastimarse fatalmente al golpear con fuerza y reiteradamente la cabeza contra la pared.

Desde la prisión siguió manejando la IFSUD. Todavía quedan más de 10.000 fieles que creen en él y que se convencieron de que el juicio fue una patraña de algún poder para perjudicar a su líder; los que aún persisten, los que cierran los ojos ante las pruebas y las condenas contundentes, ahora además de un profeta, ven en él a un mártir. Mientras el resto de la sociedad considera a Warren Jeffs como un peligroso delincuente.


Fuente:

https://www.infobae.com/historias/2024/05/02/el-lider-del-culto-poligamo-que-tenia-25-esposas-menores-de-edad-secuestros-abusos-atroces-y-violaciones/

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