«Si existe Auschwitz,
no puede existir Dios»:
un manido argumento ateo que tiene réplica
¿Dónde estaba Dios mientras millones de judíos eran exterminados? La pregunta es legítima, y se ha empleado con asiduidad como arma arrojadiza contra los creyentes. Pero hay respuestas
Por: Álex Navajas
28/01/2025
Actualizada 04:30
La celebración de 80º aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz por las tropas soviéticas ha traído a colación un argumento del que suelen echar mano los ateos para justificar su increencia: «Si existe Auschwitz, no puede existir Dios». Se trata, en realidad, del título de un opúsculo de Primo Levi, escritor italiano de origen judío sefardí, que recoge las respuestas del literato a Fernando Camon poco antes de morir.
La argumentación es sencilla y tiene su lógica: si el mal se puede hacer tan presente en el mundo como ocurrió en aquella localidad polaca que se ha convertido en sinónimo del horror nazi, es por la inexistencia de un Dios que proteja a sus criaturas. ¿Qué Dios, que estuviese mínimamente interesado en sus hijos, habría podido permitir semejante barbarie, semejante crueldad y sadismo? Es evidente: si Dios no intervino para detener tamaña atrocidad es, sencillamente, porque no existe.
Esta objeción, sin embargo, no es nueva. Su origen se pierde en el origen de los tiempos. Epicuro ya se planteó esta duda, y cada era ha tenido su propio Auschwitz que ha propiciado el retorno de la duda existencial. «En el terremoto de Lisboa de 1755, en el que murieron miles de personas y que tuvo una enorme repercusión, produjo toda una sacudida intelectual sobre el tema de la Providencia divina», explica David Galcerà, Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad de Barcelona. «Pensemos que estamos en plena Ilustración. Ante el desastre de Lisboa, Voltaire, en un poema escrito para dicha ocasión, abandona su fe deísta en la Providencia y afirma que no se puede admitir que el mal contribuye al bien general en la gran cadena del ser».
El Doctor en Filosofía añade un detalle interesante: «Hay que tener presente que el ateísmo de Primo Levi no va vinculado exclusivamente a su experiencia en Auschwitz». «Él mismo confirma su falta de interés por lo trascendente, aunque confiesa a veces que la naturaleza le despertaba ese sentido de algo que sobrepasa lo natural mismo. Pero, días antes de morir, en lo que parece un suicidio, habló con un rabino al que le expresó su angustia y malestar. Y Primo Levi confesaba, en palabras añadidas al final de la entrevista, que seguía preguntándose por la existencia de Dios, aunque no encontraba respuesta a ese dilema. Sólo Dios sabe si lo resolvió», apunta Galcerà, que tiene varios libros publicados sobre la existencia de Dios.
«No encuentro una solución al dilema»
José Ángel Agejas, catedrático de Ética y Deontología de la Universidad Francisco de Vitoria de Madrid y Doctor en Filosofía, reconoce que «no tengo ninguna duda de que, si el corazón humano es un misterio, el de un superviviente de Auschwitz debe albergar más interrogantes todavía». «Es el caso de Primo Levi, quien sin ser especialmente religioso y con una alta formación científica, sobrevivió y escribió una famosa trilogía narrando los horrores vividos. La frase que da título al libro-entrevista con el escritor católico Fernando Camon hay que enmarcarla, precisamente, en ese contexto: no es una frase escrita directamente como afirmación», puntualiza.
«Es una confesión, hacia el final de su vida, dentro de la respuesta a la pregunta de su interlocutor sobre si Auschwitz era la prueba de la no existencia de Dios. De hecho, Levi añade a esa afirmación este matiz: 'No encuentro una solución al dilema. La busco, pero no la encuentro'», aclara el catedrático. «Tampoco podemos alejarnos del contexto cultural en el que ambos escritores italianos están hablando. Yo diría que no se trata una afirmación rotunda —que es la impresión que da cuando se ha utilizado luego como título para el libro, que es con lo que se quedan muchos— como si fuera la conclusión apodíctica de un silogismo disyuntivo, sino una propuesta reflexiva acerca del abismo del mal, que sufrió de manera directa en sus carnes, unida al tremendo desconcierto de una supervivencia inexplicable (¿por qué yo sí y otros no?)», añade Agejas.
El catedrático de Ética y Deontología también recoge el ejemplo del terremoto de la capital portuguesa: «Como supuso para los ilustrados de la Modernidad el desastre provocado por el terremoto de Lisboa, las dimensiones del mal moral suponen el gran escándalo de nuestro tiempo». «Ya sabemos que, por más poderosos que nos creamos, ni la técnica ni la tecnología nos hacen imbatibles ante los desastres naturales. Pero tampoco la información y el avance de las ciencias nos hacen mejores ni más responsables en el uso de nuestra libertad», advierte.
«Si existe Auschwitz, tiene que existir Dios»
«Hay que usar la misma contundencia del título del libro de Levi para rebatirlo», propone el sacerdote Roberto López Montero, profesor de la Universidad Pontificia Comillas (Madrid) y Doctor en Teología y Filología Clásica. «Al osado título, por tanto, se le puede dar la vuelta: 'Si existe Auschwitz, tiene que existir Dios', pues, en caso contrario, el hombre no sería sino un fracaso. Graves palabras para clamar por su Redención», observa. «Surge, en primer lugar, la cuestión de la libertad con la que el hombre fue dotado en su Creación por parte de Dios. Una libertad que no ha de entenderse como un escape imprevisible, sino más bien como una prerrogativa explícita que trae del haber sido creado a Su imagen. Si Dios es libre y el hombre es imagen de Dios, entonces el ser humano no puede sino hacer uso de su libertad, sea bueno o sea malo», argumenta el profesor de la Universidad Pontificia de Comillas.
«En segundo lugar, no todo lo que acaece es voluntad de Dios. Sí que entra dentro de su permisividad, pero ambos términos no son equivalentes», recalca. «La permisividad con el sufrimiento –que no deja de ser un misterio–, posibilita la consecución de bienes, materiales y espirituales. El ejemplo más claro, como nos recuerda San Juan Pablo II en Salvifici Doloris, es la salvación operada por Jesucristo a través de su sufrimiento», concluye.
La filosofía colapsa
Ángel Barahona, catedrático de Teología de la Universidad Francisco de Vitoria y Doctor en Filosofía, reconoce que «el Holocausto aparece, en estos textos, como un atentado contra la razón, como un misterio indescriptible e incomunicable; los que han escrito sobre él o han sobrevivido al confinamiento, consideran que es imposible comprender el fenómeno o explicarlo». Ante tal grado de barbarie y crueldad, «el lenguaje se queda corto, la filosofía colapsa, la ética se muestra impotente, la razón sobrepasada». «Si hay algo rescatable es lo que nos enseña la experiencia que cuenta Premio Levi y que recoge Francesco Voltaggio en su libro Nella tempesta, Dio. Sul dolore, tra Bibbia e filosofia. Se trata de la esperanza posible en un mundo sin esperanza. Entronca con la oportunidad que nos da la bula del jubileo del Papa Francisco: Spes non confundit…La esperanza contra toda esperanza no defrauda», explica el catedrático.
«Primo Levi decía que el lager (el depósito donde se depositaba a los muertos) murió cuando unos judíos, al intuir con 'esperanza' que se acercaban los rusos a liberar los campos, y que antes de ayer se mataban entre ellos por un trozo de pan, decidieron compartir sus chuscos con otros más débiles y enfermos para que resistieran hasta la llegada de los aliados (extraído del libro de Shmuel Yosef Agnon, Racconti di Gerusalemme)», observa Barahona. Por eso, «la generosidad brota de la esperanza: ya llegan los rescatadores, y queda abatido el absurdo». «Rosenzweig, Levinas, Neher, encuentran la solución al absurdo en la 'generosidad ilimitada', hacia el prójimo. Pero esta solo es posible si se da la esperanza», prosigue el catedrático de Teología.
«Ahora bien, si una esperanza tan precaria descansa en la posibilidad de resistir al mal y al absurdo gracias a un chusco de pan, imaginemos qué tipo de esperanza no sería aquella en la que unos testigos nos asegurasen que un hombre ha vencido la muerte», señala Barahona. «La resurrección de Cristo transciende la filosofía, la ética, el compromiso o las expectativas de aliados de cualquier tipo. Obviamente aquí hay algo más que generosidad, que ética, que compromiso solidario. El amor en la dimensión de la cruz es lo que inaugura la esperanza contra toda esperanza en un mundo sombrío», concluye.
Fuente:
https://www.eldebate.com/religion/20250128/existe-auschwitz-no-puede-existir-dios-manido-argumento-ateo-tiene-replica_264608.html
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Primo Levi: Sobre Auschwitz
y la existencia de Dios
Posted on 12/04/2024 by David Galcerá
Recientemente se ha publicado en castellano un librito de Primo Levi titulado Si Auschwitz existe, Dios no existe. En realidad, esta es una frase pronunciada por el malogrado superviviente de Auschwitz en una entrevista con Fernando Camon, Conversazione con Primo Levi, poco antes de morir. En la reedición de la obra se añadió este subtítulo, “Si Auschwitz é, Dio no é”, que también se ha conservado en la traducción. Levi, en la entrevista realizada poco antes de morir, expresaba, casi como en un silogismo que, si existió Auschwitz, no podía existir Dios.
Primo Levi no había crecido en una familia estrictamente religiosa en el judaísmo, aunque hizo su ceremonia de Mitzvah. También tuvo contacto con la atmósfera valdense del Piamonte. Así, él mismo destaca las canciones que escuchaba por la radio; y en el relato “Oro”, de El sistema periódico, recuerda como otro judío, Silvio Ortona, cantaba canciones de sus amigos valdenses a Levi y otros amigos turinenses, los cuales, a su vez, las cantaban también con alegría. Se escondió en las montañas habitadas por aquellos en la etapa de militancia en la Resistencia en el grupo “Justicia y Libertad”. Y escribió para la revista, La luce, de los seguidores de Valdo, sobre sus experiencias concentracionarias.
Pero el superviviente de Auschwitz partía de un argumento similar al que ya formuló Epicuro. Si el mal existe, no puede existir un Dios compatible con los atributos como el de omnipotencia y el de bondad. Y, para Levi, como deja entrever en la entrevista, la idea de Dios no puede separarse de esos atributos. Primo Levi ejercía el pensamiento sobre este tema desde una posición agnóstica clásica, y ligaba el mal de Auschwitz con todas las atrocidades de la historia del hombre. Por ello, Levi, inaugura su antología de textos de otros autores, titulada La búsqueda de las raíces, con una selección de pasajes del libro de Job, porque “este libro encierra las preguntas de todos los tiempos, cuyas respuestas el ser humano necesita para vivir, para entenderse a sí mismo y al mundo”.
En los debates filosóficos sobre el mal, hay dos momentos estelares en los que predominan dos formas de mal: el natural y el moral. El primero es el del terremoto de Lisboa de 1755, en el que murieron miles de personas, y que tuvo una enorme repercusión (sería lo que hoy catalogaríamos como “fenómeno global”); produjo toda una sacudida intelectual sobre el tema de la Providencia divina. Pensemos que estamos en plena Ilustración. Ante el desastre de Lisboa, Voltaire, en un poema escrito para dicha ocasión, abandona su fe deísta en la Providencia y afirma que no se puede admitir que el mal contribuye al bien general en la gran cadena del ser.
El ser humano europeo piensa entonces que, ya que no podemos controlar el mal natural, al menos en lo moral hemos de ser legisladores de nuestro destino. Esto es a lo que aspira una Ilustración como la de Kant, para quien el hombre ya ha llegado a su mayoría de edad. El objetivo es que sepamos crear un mundo con leyes morales que tengan la misma fuerza que la que tienen las leyes naturales en el mundo físico. Pero lo que trae a colación el segundo gran momento en la reflexión sobre el mal, Auschwitz, es el fin de ese sueño. Puede que sea difícil creer en un Dios que no se ha visto, como dicen los ateos, pero lo que ya no es sostenible, después de Auschwitz, es creer en el hombre a quien sí hemos visto con sus hechos. De hecho, Levi no se escuda en Dios para someter a juicio a quienes perpetraron Auschwitz.
Pero en lo que respeta a Dios, Levi rechazaba apelar a la Providencia. Le parecía que ello sería olvidar quienes no habían sido acogidos por ella. En Si esto es un hombre, contaba el autor que se indignó por la oración de Kuhn, quien agradecía a Dios el haber sido salvado y no haber sido seleccionado para morir; aunque, como él mismo Levi afirma, también él tuvo ese impulso de rogar a Dios en las mismas circunstancias. Y cuando los prisioneros fueron liberados, sintió que la Providencia estaba actuando.
Levi cuenta en la entrevista que un amigo le dijo que si había sobrevivido es porque había sido salvado para testimoniar de cuánto había sucedido. Era Nicolò Dallaporta, renombrado científico en Italia, quien le ayudó en su tesis doctoral, cuando el fascismo perseguía a los judíos. Este comentario indignó a Primo Levi. Dallaporta, en una entrevista, bastantes años después de muerto Primo Levi, comenta el sentido de su afirmación. Él, alguien criado en el catolicismo, aunque con derivas posteriores al hinduismo, creía en la bondad de Dios y que era el ser humano el responsable de lo que hacía con su libertad. Pero Levi rechaza ese privilegio de ser escogido para testimoniar porque, aparte de considerar que eso es injusto (la salvación de unos y el hundimiento de otros), el superviviente no es el testigo verdadero, en el sentido de que no es un testigo completo, porque la historia de los supervivientes no es la verdadera historia del Lager. Los que se hundieron, los que no volvieron, son los únicos que pueden contar toda la historia de la destrucción que el nazismo ejerció sobre los cuerpos y las almas de sus víctimas.
Primo Levi establece la suerte, la Fortuna, no la Providencia, como uno de los caminos de salvación principales de quienes no han sido hundidos. Aunque en esa categoría entran factores tan diversos como el saber alemán (lo que le permitió entrar a trabajar en el laboratorio del campo y ser eximido de condiciones más duras), el haber podido salvarse de las famosas marchas de la muerte en el derrumbe de los campos por haber contraído una enfermedad que lo dejó allí, la pura suerte de librarse de las selecciones para las cámaras de gas o tener un número de calzado que te permitiera no llagarte los pies y no ser considerado inútil para trabajar y ser liquidado. En definitiva, la categoría de los hundidos/salvados, que da título a su última gran obra, puede entenderse como afortunados/desafortunados. A diferencia de quienes, como Bruno Bettelheim o Victor Frankl, pensaban que los que resistieron lo hicieron porque eran mejores moralmente, muchos sobrevivieron porque colaboraron con el enemigo, se embrutecieron, en lo que Levi denominó “zona gris”. Los mejores moralmente, en su mayoría, no volvieron. Y quienes sí lo hicieron, aunque no se hubieran manchado moralmente, muchas veces no podían quitarse de sus conciencias la carga, injustificada, pero vivida como real, de que estaban viviendo en lugar de otros, porque en un mundo totalitario muchas veces la vida de unos es al precio de la muerte de otros: el único mendrugo de pan para uno es la muerte por hambre de otro.
El nazismo creó un mundo de dolor, en el que la vida y la muerte, incluso la condición moral, no podían ser regidas por ninguna ley, sólo por la arbitrariedad; un mundo en que la moral y la ética dependen de la suerte de la diosa Fortuna que reparte como quiere. En definitiva, hay un componente religioso pagano en el nazismo que es lo opuesto a un mundo con sentido y justicia. ¿Acaso no es esto también el capitalismo? Un sistema en que las víctimas no tienen a quien pedir responsabilidades, en que la injustica es explicada como mala suerte, como inadaptación, y en donde el bienestar de unos es el malestar de otros. Además, el capitalismo se presenta con carácter de dios con el que siempre estamos endeudados, real y metafóricamente. El nazismo es una deriva que, sin duda, tiene estrecha relación con este sistema económico explotador.
Hay que reconocer que es difícil responder satisfactoriamente a alguien que ha sufrido tanto. Levi parece entender la Providencia en términos de todo o nada, de todos salvados o todos condenados, como Ivan Karamazov en la novela de Dostoievski o Albert Camus en La peste. Es decir, si hay Providencia ha de intervenir en todo momento. En todo caso, acontecimientos como Auschwitz ponen en cuestión la simplicidad de muchas teodiceas que vuelven a tomar protagonismo hoy en día, como la del “bien mayor” respecto al mal, o la basada en la libertad del ser humano que es también un bien. El problema de las teodiceas es que parecen sugerir que el mal es necesario para tales bienes, de modo que el mal deja de ser mal y se convierte en un bien.
En los últimos años, ha surgido una tendencia (que considero positiva, aunque hay muchos matices y posturas dentro de ella) que se llama anti-teodicea: el rechazo de esas explicaciones tradicionales para optar, en cambio, por una actitud de súplica a Dios y de lucha y esperanza por un mundo mejor, aunque no tengamos las respuestas a los porqués de muchos acontecimientos. Dentro de esos matices está la mirada a la resurrección como la única solución válida y como motivo propulsor de cambio ahora. Como señala Dan Cohn-Sherbok, especialista en el tema del pensamiento teológico tras Auschwitz, muchos judíos, incluso judíos en el sentido religioso, carecieron de lo único que abre esperanzas: la creencia en la resurrección, que la última palabra no esté escrita. Como decía Max Horkheimer, el filósofo de la Escuela de Frankfurt, esto es lo único que puede llenar el anhelo de justicia de las víctimas.
De hecho, para el superviviente italiano, quienes tenían una esperanza tendían a afrontar mejor la vida en los campos. No por ser mejores moralmente, sino por la perspectiva futura puesta en sus mentes. Es cierto que aquí no sólo incluye a cristianos, sino también a quienes, como los comunistas, soñaban con un mundo mejor. Ambos grupos compartían el anhelo de un paraíso futuro; unos en la tierra y otros en el cielo. En el caso de los primeros, muchos descubrieron después que el paraíso que esperaban era un infierno, y que Auschwitz no acababa allí, sino que también había el Gulag o el capitalismo explotador como alternativa. Entre los segundos, muchos aprendieron a vivir con más realismo en lo que toca al ser humano y a entender que, a pesar de eso, había que colaborar con la Providencia para que los horrores del siglo XX no se volvieran a repetir.
Para terminar, y volviendo al título de la obra, hay que tener presente que el ateísmo de Primo Levi no va vinculado exclusivamente a su experiencia en Auschwitz. El mismo confirma su falta de interés por lo trascendente, aunque confiesa a veces que la naturaleza le despertaba ese sentido de algo que sobrepasa lo natural mismo. Pero días antes de morir, en lo que parece un suicidio, habló con un rabino, donde le expresaba su angustia y malestar. Y Primo Levi confesaba, en palabras añadidas al final de la entrevista, que seguía preguntándose por la existencia de Dios, aunque no encontraba respuesta a ese dilema. Sólo Dios sabe si lo resolvió.
Fuente:
https://www.lupaprotestante.com/primo-levi-sobre-auschwitz-y-la-existencia-de-dios-david-galcera/
Ver:
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Bueno, pero no es de extrañarse que el dios bíblico podría verse complacido con Auschwitz, porque recordemos los episodios en la biblia en que el dios hebreo ordena, a sus lugartenientes y sicarios, efectuar genocidios y arrasar poblados enteros sin dejar sobrevivientes, es decir, nada que envidiarle a la mortandad de los campos de concentración. Con la salvedad, que en los campos de concentración hubieron sobrevivientes, en las masacres ordenadas por dios, no.
ResponderEliminarEl genocidio de 6 millones de seres humanos.... es un evento tan grande que no deberia pasar desapercibido a las "profecias" del antiguo testamento.
Eliminar¿en que libro del AT o del nuevo.... esta profetizado que iba a ocurrir una guerra tan grande que serviria de encubrimiento al genocidio judio?
Para ser sincero, NO HAY ningun libro que profetizara un hecho tan notable.
a lo mas abran citas vagas .... multiproposito, como eso de que : "abran guerras antes de la segunda venida del mesias....etc"
donde dice abran (sic) escribro habran.... pero el autocrrector cambio todo
EliminarLa biblia “profetiza” generalidades, como guerras, desastres, delitos, pestes, etc., etc., etc. pero esas cosas han sucedido desde que la humanidad es tal. La biblia no profetiza eventos específicos.
EliminarBien hubiera hecho la biblia, profetizar la erupción del Vesuvio en el año 79 de la Era Común, un hecho tan cercano en el tiempo de cuando se escribieron algunos evangelios, y así salvar un aproximado de 5,000 vidas, salvándolos de una muerte tan horrenda. Pero sabemos que la biblia no funciona así, por su naturaleza humana, no divina.
Hace unos años, una mujer que fue víctima de violacion por parte del líder de la iglesia de la luz del mundo, decidió suicidarse para reclamar a dios directamente por permitir tanta maldad...
ResponderEliminarDespués qué se dictó una sentencia de solo 16 años de cárcel...
Es tarea vana devanarse los sesos sobre el por qué del mal en el mundo; por qué Auschwitz, por qué Hitler, por qué Stalin, Mao, Putin y demás personajes siniestros y nefastos de la historia.
ResponderEliminarAntes de entender el por qué del mal en el mundo, hay que entender QUÉ ES el mundo, y qué somos nosotros en él.
Dicen los grandes espirituales: conozcamos o realicemos la Verdad, y conoceremos la Realidad tal como es, y no como aparece ante nuestra mente y sentidos.
Entonces veremos el mundo, y el real o aparente bien y mal en él, en su justa dimensión...
Oiga Franz....
EliminarEstamos en el siglo XXI, despues de Cristo.
¿Y todavia NADIE sabe que es el mundo?
Lo a actualizo desde COPERNICO se ha venido trabajando cientificamente esa idea,
la verdad es que hoy en dia cualquier niño que sepa leer sabe perfectamente que es el mundo.
Ya que los misticos quieran rodear de enigmas y misterios la idea de mundo, ya eso es otra cosa.
Existen volcanes que al estallar queman hormigueros.
ResponderEliminarBueno hay cientos de desastres naturales que destruyen hormigueros.
Millones de ellas en un segundo.
Tambien un asteroide quemo e incinero a los dinosaurios y de hecho esos asteorides que causaban extinciones no eran infrecuentes.
Todas esas catastrofes...
¿prueban o desprueban que hay Dioses?
Es mas: Alfa centauri, una de las estrellas tiene un planeta girando alrededor, muy similar a la tierra.... y localizado en la zona de posibilidad de vida
Eliminarsin embargo por varios fenomenos de la estrella "Proxima" NO permite que haya vida en ese planeta como aqui en la tierra...
¿eso prueba o desprueba la existencia de los dioses?
PD: es decir alli la catastrofe es que ocurre algo tan violento y grave que NO permite la aparicion de vida en un planeta que podria ser fertil como el nuestro.
EliminarEso es algo aterrador.
¿que los dioses mantengan planetas y galaxias esteriles, prueba que existen?
Casagrande: Quién sabe si ese planeta del que ud se mofa, calificándolo de "estéril", no sea la "primer escala" de la raza humana cuando salte fuera del sistema solar, luego de haber arruinado y agotado los recursos de su "madre patria" la Tierra, luego los de Marte, y luego los de todo planeta o planetoide posible de hacer habitable dentro de su "barrio cósmico", incluyendo el despreciado y vituperado Plutón, del que intuyo se podrán extraer valiosos minerales.
EliminarYa para ese entonces, seguramente tendremos bien conocido el "know how" de cómo hacer habitables los planetas más "difíciles", y viajaremos a velocidades mucho mayores de las actuales.
Así que no se precipite ud a descalificar la utilidad de los elementos del Universo, que por algo está ahí cada piedrita...
Mejor preocúpese de conocer mejor su propio peculio espiritual, ésto es, su mundo interior, y esa misteriosa chispa de Conciencia que lo anima...
No sabemos si es posible viajar a otra estrella, hasta ahora es cosa de ciencia ficción.
EliminarEl "viaje interior" tambien lo han imaginado los literatos:
Se trataba de miniaturizar un submarino para ser inyectado en el torrente humano.
Viaje Fantastico.
Dejo aqui la reseña de youtbe para su disfrute.
https://www.youtube.com/watch?v=dO5E4wkg0hA
desde que se hizo la película.... eventualmente a hoy la ciencia ha progresado, pues puede insertar nanites en el torrente sanguineo y explorar el interior del ser humano.
Estamos en una era en la que TODAS LAS RESPUESTA HAN SIDO CONTESTADAS.
El hombre del siglo XXI, no nececita Budas o Jesuses, tan solo se requiere fármacos y redes sociales.
También hubo gitanos, homosexuales, disidentes políticos, discapacitados... y los mayores olvidados del holocausto:
ResponderEliminarLos testigos de Jehová.
Aun asi, no veo la relacion para tomar como base de prueba (o refutación) la existencia de campos de concentración.
EliminarEs como decir:
La supernova del Cisne.....
(un desastre capaz de irradiar toda la galaxia).... prueba que los Dioses no existen.
(o prueba que existen)
Supongo yo que los teologos y los antiteologos agarran hechos normales y los retuercen en temas religiosos.
Jejejeje
ResponderEliminarEl argumento ateo más absurdo
Si el Señor Jesús sufrió
No habremos de sufrir nosotros??????????????????????????????
Dios les bendiga ricamente
El Senor Buda....
EliminarTAMBIEN SUFRIO.
Si contaramos todos los sufrimientos que ha padecido el señor Buda, los angeles no pararian de llorar.
Los judíos mataron a jesús Se merecen lo que les pasó en el holocausto
ResponderEliminarDios no olvida