miércoles, 28 de enero de 2015

Niña calla al Papa Francisco con la pregunta: "¿Por qué sufren los niños?" (Noticia)




La pregunta de una niña filipina que el papa no supo responder




Publicado: 18/01/2015 12:11 CET



Se llama Glyzelle Palomar, es filipina y tiene 12 años, fue una niña de la calle y sus lágrimas y preguntas al papa Francisco inspiraron el discurso que el pontífice improvisó durante el encuentro con los jóvenes en la universidad de Santo Tomas de Manila.



Glyzelle se presentó ante el papa acompañada de Jun Chura, otro exniño de la calle de 14 años, quien leyó un conmovedor testimonio sobre la vida de los pequeños filipinos abandonados y que afrontan abusos, drogas y prostitución.



Ambos fueron salvados de la calle por la asociación Tulay Kabataan, la ONG que gestionaba la casa de acogida que visitó el papa el pasado jueves por sorpresa. Después tocó el turno a Glyzelle de hacer las preguntas al papa y mientras leía se echó a llorar.



"Hay muchos niños abandonados por sus propios padres, muchos víctimas de muchas cosas terribles como las drogas o las prostitución. ¿Por qué Dios permite estas cosas, aunque no es culpa de los niños? y ¿Por qué tan poca gente nos viene a ayudar?", preguntó la niña entre lágrimas.



Los dos niños se acercaron después a dar al pontífice un libro con fotografías y una pulsera de su asociación y entonces Francisco la acarició para consolarla y la niña se fundió con él en un fuerte abrazo.



El testimonio de los dos niños y las lágrimas de Glyzelle fueron de inspiración al pontífice, que dejó de lado el discurso que tenía preparado y pidió permiso para improvisar en español.



"LA ÚNICA PREGUNTA QUE NO TIENE RESPUESTA"



"Ella hoy ha hecho la única pregunta que no tiene respuesta y no le alcanzaron las palabras y tuvo que decirlas con lágrimas", dijo.



"Cuando nos hagan la pregunta de por qué sufren los niños (...) que nuestra respuesta sea o el silencio o las palabras que nacen de las lágrimas", les dijo. E instó a los cerca 30.000 fieles que se reunieron en el campus de la universidad a "no tener miedo de llorar".



Y después dirigiéndose a los chicos y chicas presentes les dijo: "Al mundo de hoy le falta llorar, lloran los marginados, lloran los que son dejados de lado, lloran los despreciados, pero aquellos que llevamos una vida más o menos sin necesidades no sabemos llorar".



"Solo ciertas realidades de la vida se ven con los ojos limpiados por las lágrimas", afirmó. El papa finalizó su discurso pidiendo perdón por no haber leído el discurso, pero se justificó: "La realidad que me plantearon fue superior a lo que había preparado".



Fuente:

http://www.elpais.com.uy/mundo/pregunta-que-papa-francisco-no.html



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La pregunta que el Papa Francisco no pudo responder a una niña de 12 años




Francisco fue conmovido por la pregunta de una niña de 12 años en el marco de una misa en Filipinas que, por su concurrencia, se convirtió en histórica.



ManilaReutersdom ene 18 2015 14:34



El Papa Francisco recibió hoy en medio de una histórica misa, por su concurrencia, una pregunta de una niña de 12 años la cual no pudo contestar.



"Muchos niños son abandonados por sus padres. Muchos de ellos acaban siendo víctimas y les han pasado cosas malas, como adicción a las drogas o prostitución ¿Por qué Dios permite esto, incluso si los niños no tienen culpa? ¿Por qué sólo unos pocos nos ayudan?" preguntó la niña, Glyzelle Iris Palomar.



La niña, que encontró refugio en una comunidad eclesiástica, rompió a llorar y no pudo terminar su discurso de bienvenida. El Papa la abrazó y comenzó su propia alocución, más preparada.



"Ella es la única que ha planteado una pregunta para la que no hay respuesta y ni siquiera es capaz de expresarlo con palabras, sino con lágrimas", dijo, visiblemente emocionado.



"¿Por qué sufren los niños?", dijo el argentino en español. Un intérprete traducía su discurso al inglés para las más de 30.000 personas congregadas en los campos de la universidad.



"Invito a cada uno a que se pregunte a sí mismo '¿He aprendido a llorar... cuando veo un niño hambriento, un niño en la calle que se droga, un niño sin casa, un niño abandonado, un niño del que abusan, un niño que la sociedad usa como esclavo?'", dijo.



Es habitual ver niños en las calles de las ciudades filipinas, como suele ocurrir en los países asiáticos, viviendo de la caridad y de lo que encuentran entre la basura.



En su homilía, durante la misa, en donde el Papa improvisó un sermón en español a partir de la anécdota con la niña dijo: "Necesitamos ver a cada niño como un regalo que hay que agradecer, cuidar y proteger. Y necesitamos ocuparnos de los jóvenes, no permitir que les roben la ilusión y les condenen a una vida en las calles".



Previamente, el Papa Francisco dijo el domingo que los hombres deberían escuchar más a las ideas de las mujeres y no ser machistas.



"Las mujeres tienen mucho que decirnos en la sociedad de hoy. A veces nosotros los hombres somos muy machistas", agregó.



"No damos espacio a las mujeres, pero las mujeres son capaces de ver las cosas con un ángulo diferente a nosotros, con un ojo diferente. Las mujeres son capaces de plantear preguntas que nosotros los hombres no somos capaces de entender", agregó ante más aplausos de la concurrencia.



La misa.



A la misa del Papa celebrada en Manila participaron alrededor de siete millones de personas, afirmaron fuentes de la presidencia de Filipinas citadas por el vocero Vaticano, Federico Lombardi, quien precisó que se trata del mayor encuentro en la historia de los Pontífices.



Más allá de los datos exactos sobre la multitud que participó de la misa conclusiva del viaje en Filipinas, en el Rizal Park de esta capital, se trató de una verdadera marea humana, precisó el arzobispo Luis Tagle.



En su saludo al Papa, el cardenal filipino destacó el concepto de 'periferias' subrayado por Jorge Bergoglio desde el inicio de su pontificado y citó "a los niños de la calle, los huérfanos, las viudas, los sin vivienda, los obreros, los campesinos, los pueblos de los pescadores, los enfermos, los ancianos abandonados".



También recordó "a las familias de las personas desaparecidas, las víctimas de las discriminaciones, las violencias y los abusos, la trata de seres humanos, los sobrevivientes a las calamidades naturales y conflictos armados".



El 'Rizal Park', añadió, es el lugar donde los presidentes del país toman posesión del cargo, el lugar -añadió- "de los nuevos comienzos".



La misa, que impresionó también por la belleza de los cantos y el talento de la orquesta, marcó para el papa Francisco el saludo de su visita a las Filipinas, el mayor de los países católicos del continente asiático.



La nación cuenta con una fuerte religiosidad que se manifiesta a través de gestos y ceremonias populares, como por ejemplo la devoción por el 'Santo Niño', una pequeña estatua donada por el conquistador español Fernando Magallanes, y grandes procesiones que acaparan la devoción de millones de fieles.



El entusiasmo con el que Filipinas recibió en estos días al Papa, que mañana emprenderá el regreso a Roma, fue incontenible así como fueron imponentes también las medidas de seguridad.



En las sitios visitados por Bergoglio, tanto en Manila como en la isla de Tacloban, hubo en total alrededor de 50 mil policías.



Las muchedumbres fueron de todos modos muy disciplinadas además de resistentes, sobre todo hoy frente a la lluvia en esta última jornada de Bergoglio en el país.



Los asistentes de la presidencia del país que ayudan al protocolo vaticano estimaron "en siete millones las personas que participaron" en la misa de hoy en Manila, destacó a la prensa el vocero de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi.



"Nosotros no somos capaces" de evaluar la cantidad de gente presente en la misa, precisó el padre Lombardi, citando los datos de las fuentes locales.



"Digamos que había una muchedumbre increíble. Se trata de todos modos del mayor encuentro en la historia de los pueblos, porque en 1995 había aquí cinco millones de personas", añadió el vocero, refiriéndose a la visita realizada ese año en Manila por Juan Pablo II.



"Por lo tanto -bromeó Lombardi- la próxima vez para superar el récord debemos regresar a Manila".



Fuente:

http://www.elpais.com.uy/mundo/pregunta-que-papa-francisco-no.html



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La difícil historia de vida de la niña filipina que lloró al hacerle una pregunta a Francisco




Por Jethro Mullen, CNN



(CNN) – Hace algunos años, Glyzelle Palomar mendigaba comida en las calles al norte de Manila. Esta semana, la niña de 12 años estuvo en el escenario frente a decenas de miles de personas, y le preguntó al papa Francisco por qué Dios permite que los niños sufran.



"Hay muchos niños que son desatendidos por sus propios padres", dijo Glyzelle el domingo en un ceremonia que se llevó a cabo en la Universidad Católica de Manila, de 400 años de antigüedad. "También hay muchos que se convirtieron en víctimas y muchas cosas terribles les pasaron como las drogas o la prostitución".



Si estás viendo esta nota en tu móvil, mira aquí la galería.



"¿Por qué Dios permite que sucedan semejantes cosas, aunque no sea culpa de los niños?", le preguntó al papa, y rompió en llanto mientras hablaba.



Vivir de 'lo que encuentro en la basura'



Otro niño que vivió en la calle, Jun Chura, le habló al papa Francisco sobre su lucha por sobrevivir sin hogar.



"Me alimentaba de lo que encontraba en la basura", dijo Jun, de 14 años de edad. "No sabía a dónde ir y dormía en la acera".



"Cuando estaba en la calle, también vi cosas que no me gustan, cosas terribles que le sucedieron a mis compañeros en la calle", dijo Jun. "Vi que les enseñaban a robar, a matar, y que ya no tienen respeto por los adultos".



El papa Francisco respondió a la pregunta de Glyzelle y al testimonio de Jun con un gran abrazo para ambos niños.



"Ella es la única que ha hecho una pregunta que no tiene respuesta y no ha podido expresarla con palabras sino con lágrimas", le dijo el papa de 78 años de edad a la multitud.



'Las cosas terribles que pueden suceder en la calle' 



Glyzelle y Jun se encuentran al cuidado de la fundación Tulay ng Kabaaan, una organización no gubernamental que atiende a los niños de la calle de Manila.



La fundación encontró a Glyzelle y a su hermana mayor hace algunos años, dijo Alexandra Chapeleau, la gerente de comunicación del grupo.



El papa Francisco se despide mientras sale de la Base Aérea Villamor en Manila en dirección hacia Roma el 19 de enero. El papa Francisco ha concluido su visita de cinco días a las Filipinas. La visita atrajo a millones de filipinos católicos que acudieron a ver al líder de la Iglesia Católica. Fue la primera visita de un papa a ese país desde 1995.



Las niñas se habían ido de casa, donde sus empobrecidos padres no podían mantenerlas o darles una educación, y se valían por sí mismas en la calle, dijo.



Inicialmente asistieron a uno de los centros transitorios de la fundación antes de trasladarse a un complejo residencial y asistir a la escuela. En noviembre, su hermano menor se unió a ellas en la fundación.



Glyzelle sigue en contacto con su madre y va a casa a visitarla para Navidad, dijo Chapeleau.



El centro de la fundación donde Glyzelle vive es el hogar de más o menos 40 niños más que vivieron en la calle.



"La mayoría de ellos son víctimas de las cosas terribles que pueden suceder en la calle", por ejemplo el abuso físico y sexual, dijo Chapeleau.



'Debemos ver a cada niño como un regalo' 



Sin embargo, las lágrimas de Glyzelle frente al papa el domingo aparentemente fueron provocadas por la intensidad del momento, no debido a sus propias experiencias.



Ella hizo la pregunta "en nombre de todos los niños que cuidamos", no por "algo personal en relación a su propia historia", dijo Chapeleau.



El papa trató el tema de los niños de la calle nuevamente el domingo cuando oficiaba una misa en un parque de Manila con millones de personas, a pesar de la lluvia torrencial.



"Debemos ver a cada niño como un regalo que debe ser recibido, valorado y protegido", le dijo a la enorme multitud. "Y debemos cuidar a nuestros jóvenes, no permitiendo que sean condenados a una vida en las calles".



'Me di cuenta de que no todas las personas no tienen corazón' 



El viernes, el papa había visitado el centro donde Glyzelle y otros viven después de oficiar una misa en la Catedral de Manila, y supuestamente estaba "muy conmovido" por lo que vio.



Se calcula que hay más de 1,5 millones de niños de la calle en Filipinas, aproximadamente 70.000 de ellos en el área metropolitana de Manila, de acuerdo con la fundación He Cares, otro grupo que se ocupa de ellos.



En su relato, Jun describió haber visto cómo algunos de sus amigos olían pegamento y tomaban otras drogas. Él dijo que aprendió a desconfiar de los adultos que ofrecían dinero o ayuda, ya que a menudo era una trampa para explotar a los niños.



Inicialmente rechazó una oferta de apoyo por parte de la fundación Tulay ng Kabataan, pero después se dio cuenta de que la organización realmente trataba de ayudarlo.



"Me di cuenta de que no todas las personas no tienen corazón", dijo.



Fuente:

http://cnnespanol.cnn.com/2015/01/19/la-dificil-historia-de-la-nina-filipina-que-lloro-al-hablar-con-francisco/



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«Dios no quiere el sufrimiento de sus criaturas; mucho menos el de los niños»



abc.es / madrid

Día 20/01/2015 - 17.09h


El teólogo de la Universidad Pontificia Comillas Ángel Cordovilla Pérez reflexiona sobre la pregunta que le hizo la exniña filipina de la calle al Papa durante su viaje al país asiático





Se llama Glyzelle Palomar, es filipina y tiene 12 años, fue una niña de la calle y sus lágrimas y preguntas al Papa Francisco conmovieron al Santo Padre, y al mundo entero. Glyzelle se echó a llorar mientras trataba de leer su discurso durante el encuentro del Papa con los jóvenes en la Universidad de Santo Tomás de Manila. «Hay muchos niños abandonados por sus propios padres, muchas víctimas de muchas cosas terribles, como las drogas o la prostitución. ¿Por qué Dios permite estas cosas, aunque no es culpa de los niños? Y ¿por qué tan poca gente nos viene a ayudar?», preguntó la niña entre lágrimas.



Francisco la acarició para consolarla y la niña se fundió con él en un fuerte abrazo. Después, el Papa dejó de lado el discurso que tenía preparado y dijo en español: «Ella hoy ha hecho la única pregunta que no tiene respuesta, y no le alcanzaron las palabras y tuvo que decirlas con lágrimas. Al mundo de hoy le falta llorar, lloran los marginados, lloran los que son dejados de lado, lloran los despreciados, pero aquellos que llevamos una vida más o menos sin necesidades no sabemos llorar».



Ángel Cordovilla Pérez es doctor en teología por la Universidad Gregoriana de Roma y profesor en la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia Comillas. Con toda la complejidad que implica responder a la pregunta de la pequeña Glyzelle, el doctor Cordovilla responde a ABC con un texto que reproducimos en su totalidad por su interés.



«Ante la pregunta de un niño por el sufrimiento de tantos niños inocentes víctimas de la injusticia o del infortunio la primera respuesta es el silencio respetuoso con el dolor del prójimo para así mostrar nuestra compasión y solidaridad. Este silencio respetuoso expresa a su vez una cierta incomprensibilidad del misterio del mal como un eco lejano de la incomprensibilidad del misterio de Dios y del hombre que hace que sea imposible verter del todo este acontecimiento único y singular que es el dolor en un lenguaje conceptual o en un sistema teológico y filosófico. Dicho esto. ¿La teología cristiana a la luz de la revelación de la Sagrada Escritura no puede decir algo sobre esto?



Ante todo hay que afirmar con claridad que Dios no quiere el dolor ni el sufrimiento de sus criaturas; ni mucho menos el de los niños inocentes. Él nos ha creado para la felicidad, es decir, para comunicarnos su amor y su vida en plenitud y él con su omnipotencia es el garante último de este proceso. Pero entonces, ¿por qué Dios permite que suframos? ¿Por qué permite el sufrimiento del inocente? Para responder a esta cuestión debemos pensar en la acción creadora de Dios. La creación como realidad distinta de Dios es libre y finita; así la ha querido su Creador, pues si no fuera así no podría haber una verdadera comunicación entre Dios y la criatura. Instaurada de esta manera la relación entre ambos Dios respeta la libertad de su creación, contando con los límites de ésta, e incluyendo aquí la posibilidad del mal y del pecado como origen del sufrimiento del inocente.



¿Pero no hemos dicho que Dios es omnipotente? Cuando aplicamos este atributo a Dios no hay que entenderlo como un poder arbitrario y abstracto contra la criatura y la estructura de la creación, sino más bien como un poder personal que otorga espacio a la libertad del hombre en la creación, aceptando así también la posibilidad del mal y el sufrimiento de sus criaturas. Otorgar espacio y aceptar los límites es la forma de ejercicio de la omnipotencia amorosa de Dios y el reverso desgraciado de la vocación al amor a la que Dios ha llamado a su creación.



No obstante, si Dios se ha arriesgado a realizar una creación así es porque a su vez ha decidido asumir él mismo los riesgos y las consecuencias de esta libertad y de este pecado en la persona de su Hijo (encarnación). Así, desde dentro del dolor y del sufrimiento de los hombres (cruz), lo ha querido transformar y vencer (resurrección) de forma incipiente ya en la historia y de manera definitiva en el futuro escatológico. Desde aquí los seguidores e imitadores de este Dios (cristianos) están llamados a compartir el dolor identificándose con las víctimas desde el silencio compasivo y encuentran aliento y esperanza para luchar con todas sus fuerzas para destruir las causas del mal y de la injusticia que provoca el sufrimiento de tantos inocentes.



Fuente:

http://www.abc.es/sociedad/20150120/abci-sufrimiento-ninos-doctrina-iglesia-201501201246.html






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“Las iglesias fueron el caldo de cultivo del ateísmo. Las religiones organizadas escandalizaron y disgustaron profundamente la conciencia occidental. Las iglesias y las sectas habían devastado Europa, habían perpetrado masacres, habían exigido la resistencia o la revolución religiosa y habían intentado excomulgar o deponer monarcas”

Michael J. Buckley